Cuidado de los piercings

¿Qué es un piercing?
Un piercing (anglicismo para referirnos a perforación) es la práctica de perforar una parte del cuerpo humano para insertar aretes u otras piezas de joyería. Junto con los tatuajes, se ha convertido en una práctica muy habitual, sobre todo entre personas jóvenes de países occidentales. En paralelo, su fama ha ido de la mano de la aparición de complicaciones médicas, sobre todo en el caso de la piel y las mucosas.
Las complicaciones asociadas a los piercings son similares a las que se dan con los tatuajes. Sin embargo, este tipo de modificación corporal comprende algunas complicaciones propias, como la piodermitis, cuya aparición es mucho más común debido al lento proceso de cicatrización que tienen los piercings en determinadas localizaciones.
Además, en el caso del cuidado de las perforaciones o piercings, es imprescindible tener en cuenta que hay algunas complicaciones que son independientes de la localización del piercing mientras que otras son específicas y están relacionadas con el área donde se realiza la perforación.
¿Qué complicaciones puede generar un piercing?
Los piercings son seguros siempre que se ejerzan una serie de cuidados y se sigan recomendaciones. En caso contrario, y como se ha señalado, pueden existir complicaciones vinculadas al lugar en el que se realiza la perforación y otras que surgen de manera independiente. Además, cada tipo de piercing tiene un tiempo de cicatrización diferente, según el lugar en el que esté realizado, aunque por norma general, suele necesitarse unos 2-3 meses para su completa cicatrización, dependiendo de su localización. Por ello, es importante, durante todo este tiempo –y también después‑ observar posibles alteraciones, molestias, heridas…
De forma general, estas son algunas de las complicaciones que pueden observarse:
- Enfermedades que se contagian a través de la sangre. Es importante realizar los piercings en un estudio de confianza para evitar infecciones y contagios. Si el equipo usado para la perforación no se ha esterilizado, podría contener restos de sangre infectada con el consecuente riesgo de contraer enfermedades que se contagian a través de la sangre. Estas enfermedades son, por ejemplo, la hepatitis B, la hepatitis C, HIV y el tétanos. Por ello, es fundamental que acudas a un centro debidamente regulado y certificado y evites realizarte las perforaciones en centros no regulados e incluso en tu propia casa.
- Reacciones alérgicas. La joyería utilizada para las perforaciones puede generar reacciones alérgicas, especialmente si el níquel entra en su composición. Si tienes alergia a algún metal, hazlo saber en el estudio.
- Infecciones en la piel. Al realizarse una perforación en condiciones poco higiénicas o si no se cuida adecuadamente, puede producirse una infección que cause enrojecimiento, dolor e hinchazón después de la perforación. En ocasiones, puede haber pus o un líquido similar a este.
- Otros problemas de la piel. Las perforaciones, en algunos casos, pueden derivar en queloides, áreas elevadas de la piel causadas por un crecimiento excesivo del tejido de la cicatriz. Genera pequeñas protuberancias que pueden ser molestas (si rozan con la joya) o provocar incomodidad estética. Pueden quitarse con una sencilla cirugía.
- Problemas en la boca. Los piercings en la lengua, en algunas ocasiones, se pueden astillar habiendo riesgo de morderlos y romper los dientes y dañar las encías. Si aparece una inflamación en la lengua, puede impedirte masticar y tragar adecuadamente.
- Desgarro o trauma. Las joyas de las perforaciones pueden enredarse y desgarrar la piel. Este tipo de lesiones puede requerir sutura u otros tipos de tratamiento.
¿Cómo cuidar los piercings?
Es habitual que, tras la realización de una perforación, el centro te proporcione información y pautas de cuidado. Es importante que salgas de allí sin dudas sobre qué precauciones debes tener y también es imprescindible que sigas todas las pautas de cuidado para evitar posibles infecciones.
- En primer lugar, debes evitar engancharte la joyería con ropa, cadenas, bufandas, gorros, con tu pelo, etc. Durante las primeras semanas de cicatrización es útil cubrir el piercing (si es posible) y ten especial cuidado a la hora de vestirte y desvestirte para evitar desgarros.
- Sigue una rigurosa limpieza de la perforación: limpia, al menos dos veces al día, la perforación. Antes de tocar la zona, lava y seca bien tus manos para evitar contaminar la herida abierta por la perforación. Limpia la zona con agua y jabón neutro. También puedes usar una solución salina. Nunca utilices alcohol, agua oxigenada, yodo u otros productos agresivos. Tras limpiar la zona, sécala con una toalla limpia (es mejor si no tiene rizo, para evitar que se enganche).
- Si la perforación ha sido en la boca, enjuaga la boca con enjuague bucal antiséptico sin alcohol después de cada comida y antes de dormir para evitar la proliferación de bacterias.
- No te toques, rasques o muevas la pieza de joyería. Hacerlo puede acarrear que contamines la herida con las bacterias presentes en tus manos.
- Si la perforación es en las orejas, evita dormir de ese lado. Tampoco comprimas la zona, por ejemplo, hablando por teléfono y apoyándolo en esa oreja. Evita también utilizar auriculares de tipo botón que pueden aplastar la zona y, eventualmente, transmitir bacterias presentes en el auricular a la herida.
- Ten especial cuidado si te realizas la perforación en temporada de baños en piscinas, playas, etc., o si practicas alguna actividad acuática. Ten en cuenta que el agua, incluso de una piscina, puede contener bacterias. Evita durante el proceso de cicatrización bañarte o mojar en estos espacios la zona del piercing.
- Si la perforación es en zonas del rostro –nariz, labio, ceja…- evita aplicar productos como cremas hidratantes, limpiadores o maquillaje encima.
¿Qué hacer si se infecta?
Si notas que la zona se inflama, se enrojece o incluso que secreta líquido purulento, es importante que tomes precauciones para evitar que la infección se agrave. Normalmente, suelen ser infecciones leves pero es imprescindible cuidarlo.
- Lava tus manos con agua y jabón y sécalas bien con una toalla limpia.
- Retira, con una toalla pequeña limpia o una gasa, posibles restos de secreción. Puedes girar la pieza de joyería.
- Limpia la zona con agua y jabón neutro o solución salina.
- Sécalo con una toalla limpia o una gasa.
- Puedes consultar a tu farmacia para que te aconseje una crema antiséptica. Aplícala y déjala actuar.
- Hazlo tres veces cada día.
- No te quites el piercing.
Revisa el estado de la perforación y comprueba que la rojez o la inflamación mejoran. En caso contrario, consulta con tu médico o farmacéutico. Si es necesario, tu médico te podrá indicar un tratamiento tópico o general con antibióticos. En algunas ocasiones es necesario retirar el piercing para permitir que cure la infección.
Así que debemos recalcar la importancia de no solo unos cuidados adecuados de la zona perforada sino la necesidad de que las perforaciones se realicen por profesionales formados, que cumplan la regulación y mantengan las máximas condiciones de higiene, tanto del local como de los instrumentos y joyería empleada.
Fuentes
- Hospitalrosario.es, Hospital Nuestra Señora del Rosario. Piercing y cuidados posteriores. 28/11/2023
- MayoClinic. Piercings: cómo prevenir complicaciones. Publicado 15 de mayo de 2024
- Cuídate Plus, Ocho consejos para cuidar un piercing recién hecho. 17 de marzo de 2021
- MayoClinic. Cómo tratar una infección en el sitio de perforación. Publicado 29 de junio de 2021
- GAES. Piercing en la oreja infectado: todo lo que necesitas saber. Consultado el 8 de febrero de 2025.
Departamento Médico de Laboratorios Cinfa.
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.