Sarampión
De la mano de la Doctora Belén Aguirrezabalaga, pediatra del Centro de Salud de Montevil (Gijón) y miembro de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), explicamos qué es el sarampión, sus causas, síntomas y tratamiento.
Un virus que se destruye con la luz y el calor
El sarampión es una enfermedad producida por un virus, del género Morbillivirus. Se trata del único virus de este género que provoca enfermedad en el ser humano y que se destruye con los rayos ultravioleta, la luz y el calor. La enfermedad que produce se incluye dentro de las llamadas “exantemáticas”, que significa que una parte de sus manifestaciones incluye manchas en la piel.
Es posiblemente la enfermedad infecciosa más contagiosa, de manera que cada paciente puede contagiar hasta a 15-20 personas a su alrededor.
¿Cómo se contagia?
El sarampión se propaga a través de la tos y los estornudos del paciente, y su contagio se inicia un promedio de 5 días antes de la aparición de las manchas en la piel -período de máxima diseminación- y se mantiene 5 días después de ésta.
Los primeros síntomas suelen aparecer 10 días después del contagio y la manifestación en la piel, unos 14 días después.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas del sarampión se distribuyen en unas fases o períodos muy bien delimitados:
- Período de incubación: una vez que el virus entra en el organismo, se inicia la incubación de la enfermedad, que dura, por término medio, unos 10-12 días.
- Período prodrómico: se llama así a la fase en la que se inician los primeros síntomas y suele durar unos 3-4 días. En esta fase, el paciente puede presentar:
- Fiebre, que asciende con rapidez y se mantiene elevada.
- Síntomas digestivos como dolor abdominal y diarrea.
- Catarro muy característico, acompañado de conjuntivitis intensa con lagrimeo y un enrojecimiento de los ojos (incluso con secreciones purulentas).
- Tos seca, irritativa, que puede llegar a ser laríngea (la conocida como “tos perruna”).
- Cara llena de manchas (“facies sarampionosa”).
- Manchas blanquecinas en la mucosa interna de las mejillas: se asemejan a salpicaduras de azúcar que resaltan sobre la mucosa enrojecida a su alrededor y reciben el nombre de “manchas de Koplik”. Son muy fugaces y solo aparecen 1-2 días antes de las manchas en la piel, y desaparecen 1-2 días después.Durante estos días, el aspecto de la cara del enfermo es muy llamativo y se denomina “facies sarampionosa”.
- Período exantemático: en el que ya aparecen las manchas en la piel, acompañadas de:
- Fiebre alta, que alcanza los 39-40ºC.
- Manifestaciones catarrales previas, con tos seca intensa.
- “Exantema” o manchas de color rojo violado: se inician en la cara, detrás de las orejas, en las alas de la nariz, alrededor de la boca y del mentón y en la espalda. Por lo general, el primer día se mantienen en la cara, al día siguiente aparecen en el tronco y el tercer día, en las extremidades, respetando las palmas de las manos y las plantas de los pies.
A partir del segundo día de esta fase, la fiebre desciende y el estado general mejora. La duración media de la erupción de piel es de 7 días.
- Período de declinación: el estado general mejora progresivamente y en la piel aparece una típica descamación.
Cuatro de cada diez personas pueden sufrir complicaciones
Las complicaciones derivadas de esta enfermedad pueden ocurrir hasta en un 30%-40% de los casos y son más frecuentes en el lactante menor de un año y en la persona adulta.
Su severidad es variable, y van desde la otitis media o la queratoconjuntivitis, hasta otras complicaciones más importantes de tipo respiratorio y neurológico:
- Complicaciones respiratorias: el sarampión puede ocasionar neumonía de intensidad variable, provocando, en algunos casos, la hospitalización e incluso la muerte.
- Complicaciones neurológicas: se distinguen tres tipos:
- Encefalomielitis: es más frecuente en adultos y produce fiebre, convulsiones y trastornos muy variados que pueden tener una mortalidad de hasta un 30%.
- Encefalitis: es poco frecuente pero muy grave y suele aparecer en personas con las defensas bajas (inmunodeprimidos).
- Panencefalitis esclerosante subaguda: complicación muy poco frecuente que aparece años después de padecer la enfermedad. El virus se queda en el organismo, produciendo una enfermedad progresiva que lleva al coma.
¿Cuál es el tratamiento?
En el sarampión, no existe un tratamiento específico, pero sí se suelen tratar los síntomas, como la fiebre, para la que es recomendable paracetamol e ibuprofeno. Además, es necesaria una correcta higiene de la piel y los orificios (ojos, nariz…), y, en algunos casos, se puede necesitar tratamiento antibiótico si se complica con sobreinfección bacteriana
¿Se puede prevenir el sarampión?
El sarampión es una enfermedad que se puede prevenir con la vacuna triple vírica (que incluye también la prevención frente a la rubeola y la parotiditis). En el calendario de vacunación infantil de nuestro país se administran dos dosis: a los 12 meses y a los 3-4 años.
Consejos para prevenir y/o controlar la aparición del sarampión
- 1. Ten a mano el calendario de vacunación infantil.
Para vacunar a los niños del sarampión, se administran dos dosis, una a los doce meses de edad y otra a los 3-4 años. Como existen excepciones y circunstancias especiales (por ejemplo, no debe administrarse en caso de fiebre alta o enfermedad grave coincidente con la fecha de administración), sigue las recomendaciones dadas por tu profesional médico. - 2. Conoce los efectos secundarios de la vacuna.
Los efectos tras la vacuna son esperables y autolimitados y no revisten gravedad. Incluyen dolor e hinchazón en el lugar de la inyección, fiebre entre cinco y doce días tras la vacunación y manchas en la piel a los 5-12 días después. - 3. Recurre a fuentes fiables para obtener información.
Tu médico o pediatra pueden asesorarte ante cualquier duda sobre el sarampión u otras enfermedades, pero si decides buscar información por Internet, opta por las páginas oficiales de las sociedades científicas. - 4. Lávate las manos con frecuencia.
Con este hábito de higiene, reducirás las posibilidades de enfermar, ya que al igual que muchas otras infecciones, el virus del sarampión se propaga fácilmente a través de las manos. - 5. Acude al médico ante cualquier sospecha.
Si alguien de la familia ha estado en contacto con un paciente enfermo de sarampión, visita a un profesional médico, ya que, puesto que algunos adultos no han padecido “enfermedades infantiles” como el sarampión o la varicela, y no han recibido la vacunación, pueden contagiarse. Ante cualquier síntoma extraño, es importante consultar al médico, y si es necesario, proceder a la vacunación. - 6. Evita llevar a tu hijo al cole o a la guardería.
Si tu hijo ya tiene sarampión, no debe asistir a clase ni recibir visitas de familiares y amigos. Existe un alto riesgo de contagio hasta la desaparición de los síntomas. - 7. Pospón que salga a jugar hasta su completa recuperación.
Asegúrate de que tu hijo permanezca en casa hasta su completa recuperación. - 8. Aconséjale que descanse y recupere fuerzas.
Como no existe tratamiento específico, durante la enfermedad de tu hijo es conveniente guardar reposo relativo y procurar una alimentación variada. Respetar la convalecencia asimismo ayudará a la recuperación. - 9. Anímale a beber mucho líquido.
Sobre todo si tiene fiebre, es fundamental para prevenir su deshidratación durante la enfermedad. - 10. Protégelo de la luz si es necesario.
Puede que el niño reaccione de forma sensible ante la luz; en ese caso, evita los espacios muy luminosos.
Infográfico
Descubre cuáles son las principales diferencias entre la varicela y el sarampión.
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.