Rubeola
De la mano de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), abordamos qué es la rubeola, qué la produce, sus síntomas, así como sus posibles complicaciones y tratamiento.
¿Qué es la rubeola y a quién afecta?
La rubeola es una enfermedad infecciosa vírica que afecta fundamentalmente a la piel en forma de erupción cutánea. Es conocida clásicamente como “tercera enfermedad exantemática”o “sarampión alemán”. Afecta preferentemente a niños y adultos jóvenes no vacunados.
¿Qué causa la rubeola?
La rubeola está causada por un virus, en concreto un togavirus, del género rubivirus. El virus se transmite por vía aérea a través de las secreciones respiratorias de la persona enferma a través de la nariz y la boca, al respirar, hablar, toser o estornudar, aunque también puede transmitirse de forma indirecta a través de objetos y personas infectadas asintomáticas.
¿Qué síntomas produce?
Previamente a la aparición de la erupción cutánea que caracteriza la rubeola, el niño suele encontrarse asintomático o con un cuadro catarral leve. Generalmente, no suele aparecer fiebre, aunque, a veces, sí puede estar presente.
Tras un período de incubación variable, de entre 12 y 23 días, se inicia esta erupción cutánea o exantema característico de la rubeola que tiene diferentes fases:
- En su inicio, el exantema se caracteriza por lesiones redondeadas de color rojo en la cara (mejillas y área peribucal).
- Posteriormente, la erupción se generaliza hacia el tronco y las extremidades con un color rosado.
- Finalmente, la erupción desaparece sin descamación en el mismo orden de su aparición, tras dos o tres días
Además de los síntomas cutáneos, suelen aparecer ganglios o adenopatías en las zonas del cuello, la nuca y detrás de las orejas.
En contadas ocasiones, pueden aparecer complicaciones como la inflamación de pequeñas articulaciones o problemas en la sangre, como anemia o disminución del número de plaquetas.
¿La rubeola es contagiosa?
La rubeola es considerada una infección moderadamente contagiosa, ya que la transmisión del virus se puede iniciar desde siete días antes del comienzo del exantema, que es un periodo en el que el niño puede estar asintomático o con síntomas catarrales leves. Una vez desaparecido el exantema, la transmisión puede prolongarse hasta 5-7 días después. Finalmente, tras superar la enfermedad, esta deja inmunidad de por vida, lo que significa que no se volverá a padecer aunque tengamos contacto directo con el virus de nuevo.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la rubeola suele ser clínico, centrado en observar las características del exantema que presente el niño y de la presencia de adenopatías en cuello, nuca y detrás de las orejas.
No obstante, existen muchas enfermedades infantiles que cursan también con este tipo o similar afectación en la piel, por lo que, en determinadas ocasiones, el diagnóstico puede no resultar sencillo. En estos casos, se realizará una analítica sanguínea para confirmarlo y, a veces, también se puede aislar el virus procedente de una muestra de la faringe o la orina.
¿Cuál es el mejor tratamiento para la rubeola?
Como en la mayoría de las enfermedades víricas, el tratamiento de la rubeola es sintomático; es decir, va dirigido a calmar o aliviar los síntomas que produce.
¿Se puede prevenir la rubeola?
La mejor forma de evitar la aparición de esta enfermedad es la prevención. La rubeola se previene con la vacunación. Actualmente, en nuestro país, se incluye dentro de la vacuna conocida como triple vírica (que cubre sarampión, rubeola y parotiditis) y consta de dos dosis, administradas a los 12 meses y a los 3-4 años.
Este virus solo afecta a las personas, por lo que la vacunación sistemática ha ayudado a disminuir muy notablemente la incidencia de esta enfermedad, tal y como ha ocurrido también con el sarampión. En España, desde el año 2013 los casos son esporádicos – desde el 1 de enero de 2019 al 10 de noviembre de 2019 se notificaron 14 casos-.
¿Qué ocurre si se contrae la rubeola durante el embarazo?
Si se contrae durante el embarazo, la rubeola puede ocasionar problemas, ya que existe un riesgo de transmisión a través de la placenta y que afecte al desarrollo del feto, originando el síndrome de la rubeola congénita o incluso la pérdida del feto.
El mayor riesgo de que el feto se vea afectado es al inicio del embarazo. Así, cuando la infección materna por el virus de la rubeola se produce en las diez primeras semanas ocasiona cardiopatía congénita y sordera en el 100% de los casos.
En líneas generales, las alteraciones del feto más habituales si se contrae rubeola durante el embarazo son:
- Problemas oculares y de audición.
- Problemas cardiacos.
- Microcefalia (cabeza con un tamaño por debajo de lo normal).
La mejor medida para prevenir estos problemas es que la mujer reciba la vacuna triple vírica, pero debe ser administrada al menos tres meses antes del embarazo, ya que durante la gestación está contraindicada.
Autoras
Eva Navia Rodilla Rojo y Laura Gómez Recio. Pediatras de Atención Primaria de Salamanca y miembros de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP).
Fuentes
- Comité Asesor de Vacunas de la AEP. Rubeola. Actualización noviembre de 2019.
- Delgado Rubio, A. Tratado de Pediatría. Volumen I. Patología prenatal y perinatal. Capítulo 5 Infecciones prenatales.
- Diagnóstico diferencial de los exantemas. Pediatría Integral 2014; XVIII(1):22-36.
- Lambert N, Strebel P, Orenstein W, Icenogle J, & Poland GA. Rubella. The Lancet. 2015;385(9984): 2297–2307.
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.