Nomofobia

¿Qué es la nomofobia?

La nomofobia —término acuñado en 2009 y acrónimo de la expresión en inglés no mobile phone phobia— hace referencia al miedo irracional y desproporcionado que experimenta una persona ante la posibilidad de no poder usar su teléfono móvil, bien sea porque lo pierda, lo olvide o porque se quede sin batería, cobertura, datos o señal wifi. Se trata, por tanto, de una tecnopatía o tecnoenfermedad, como se conoce a las afecciones tanto físicas como psicológicas vinculadas al uso abusivo o incorrecto de las nuevas tecnologías, entre ellas, los smartphones.

La persona con nomofobia experimenta, como decíamos, miedo desmesurado a no estar conectada, así como una sensación de incomunicación y malestar emocional cuando no puede estarlo. Suele ser más común entre adolescentes y personas que teletrabajan y se trata, en realidad, de dependencia a las aplicaciones, sobre todo a aquellas que poseen mayor potencial adictivo como las de las redes sociales o las de mensajería instantánea.

Esta dependencia puede generar síntomas como estrés, nerviosismo, ansiedad, depresión, ira y agresividad, tristeza y sentimiento de soledad, así como taquicardias, pensamientos obsesivos, trastornos del sueño, dolor de cabeza y de estómago, entre otros.

Cuando alguno de ellos se daña, aparecen diferentes problemas que causan en el paciente dolor y dificultades para caminar.


¿A quién puede afectar?

Como se indicaba en el apartado anterior, la nomofobia es más frecuente en general, en la adolescencia. También es la etapa de desarrollo en la que con mayor frecuencia se presentan problemas de adicción al uso de Internet y de tecnología.  Asimismo, es frecuente entre personas que teletrabajan.

No obstante, dado que el uso de las nuevas tecnologías está muy extendido en la sociedad española, gran parte de la población podría llegar a desarrollar una tecnopatía como la nomofobia. De hecho, de acuerdo con la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares. Año 2023, publicada en noviembre del año pasado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el teléfono móvil está presente en el 99,5% de los hogares con al menos un miembro de 16 a 74 años y el 82,6% de ellos dispone de algún tipo de ordenador (de sobremesa, portátil, tableta…).


¿Cuáles son las causas de la nomofobia?

A pesar de los datos anteriores, la sobreexposición a las pantallas no es suficiente causa como para desarrollar nomofobia, sino que suelen estar presentes otros factores como los siguientes:

  • El miedo a sentirse aislado por la pérdida de conexión y a la imposibilidad de comunicarse.
  • El temor a perderse eventos, conversaciones o tendencias actuales por no tener acceso inmediato a la información.
  • El miedo a renunciar a la comodidad que brindan los dispositivos móviles.
  • La necesidad de pertenencia al grupo, en este caso, de forma electrónica-.
  • La exigencia de mantenerse conectado por requisitos laborales.
  • Baja tolerancia a la frustración.
  • Baja autoestima y excesiva necesidad de ser aceptado y valorado por los demás.

¿Con qué síntomas se manifiesta?

La dependencia de los teléfonos móviles puede originar síntomas como:

  • miedo irracional ante la imposibilidad de usar el dispositivo
  • estrés
  • nerviosismo
  • ansiedad
  • ira y agresividad
  • taquicardias
  • trastornos del sueño
  • sudoración
  • dolor de cabeza y de estómago

Además, la nomofobia puede producir pensamientos o emociones obsesivos, dependencia anímica, tristeza y sentimiento de soledad. Asimismo, puede llegar a interferir en las relaciones interpersonales y en las rutinas diarias, lo que se traduce en una menor calidad de vida. Incluso, pueden producirse cambios en los hábitos alimenticios y de sueño y descanso.

Por último, pueden aparecer otros problemas de salud como síndrome del túnel carpiano, fobia social, hiperactividad o depresión.


¿A qué señales de alarma debemos prestar atención?

Existen diferentes signos que pueden alertarnos de que padecemos o alguien de nuestro entorno padece esta adicción. Especialmente en adolescentes, se debe estar atento a los siguientes comportamientos:

  • Tener continuamente el móvil en la mano y /o consultarlo de manera constante y compulsiva para comprobar las notificaciones.
  • Enfado excesivo ante la ausencia de conexión wifi o si se le limita el uso del dispositivo.
  • No desconectar el dispositivo en ningún momento.
  • Negarse a acudir a sitios donde no exista cobertura y malestar en caso de no poder consultar el móvil de forma constante.
  • Dormir con este muy cerca, incluso dentro de la cama o bajo de la almohada.
  • Reducción del número de horas de sueño para poder navegar en aplicaciones de redes sociales o utilizar las de mensajería.
  • Consultar el móvil nada más levantarse.
  • Nerviosismo ante la falta de respuesta a un mensaje o publicación en redes sociales.
  • Llevar consigo cargadores portátiles de batería por temor a quedarse sin esta fuera de casa.
  • Un bajo rendimiento académico y/o laboral.
  • Dificultades para socializar y para disfrutar del ocio si no es con el móvil en la mano.

¿Puede evitarse la nomofobia?

Es indispensable que las familias promuevan hábitos saludables a la hora de utilizar el teléfono móvil y otros dispositivos, así como la creación de estrategias de prevención de adicciones emergentes por un uso irresponsable o excesivo de la tecnología y teléfonos inteligentes en los entornos educativos.

Igualmente, es necesario que la propia persona realice un ejercicio de autoanálisis del tiempo diario que dedica a su dispositivo móvil, del uso que hace de las aplicaciones de redes sociales y mensajería instantánea y, en definitiva, de los fines con que utiliza su smartphone.

Por último, en algunos casos, puede ser necesario recurrir a ayuda psicológica para combatir esta adicción y aprender a manejar la ansiedad y demás síntomas que puede provocar el uso excesivo del teléfono móvil.

Claves para prevenir la nomofobia

Las siguientes medidas pueden ser útiles a la hora de evitar o lidiar con la nomofobia:

  • 1. Trata de reducir el tiempo diario que dedicas a tu móvil. Para ello, despréndete de él -no lo lleves encima- durante algunos periodos de tiempo. Podrías intentar, incluso, dejar el móvil en casa algunas veces cuando salgas. Por otra parte, existen aplicaciones que ayudan a controlar el tiempo que se dedica cada día al smartphone.
  • 2. Establece horarios para consultar el móvil. Sobre todo, trata también de no usarlo o consultarlo durante las comidas. Esta decisión puede tomarse también familia.
  • 3. Desinstala las aplicaciones no productivas. O aquellas que puedan hacerte perder tiempo como las de juegos o las que dan acceso a las redes sociales.
  • 4. Elimina las notificaciones. Si no puedes o no deseas desinstalar aplicaciones, configura tu dispositivo para evitar recibir avisos y alarmas de estas.
  • 5. No uses dispositivos electrónicos antes de irte a dormir. Se recomienda desconectar de las tecnologías entre una o dos horas antes de acostarse, así como no tener dispositivos móviles o portátiles en el dormitorio durante los periodos de sueño o descanso.
  • 6. Céntrate en lo que y en quienes tienes delante. Cuando estés realizando alguna tarea o actividades con otras personas, evita consultar tu teléfono móvil para disfrutar de un tiempo de calidad junto a ellas.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.