Miopía

De mano de Arnaldo Belzunce Manterola, Doctor en Medicina y Cirugía, y especialista en Oftalmología, desgranamos en qué consiste la miopía y cómo podemos detectarla.

¿Qué son los errores refractivos del ojo?

Son aquellas situaciones en las que, debido a un mal funcionamiento óptico, el ojo no es capaz de proporcionar una buena imagen.

En circunstancias normales, el ojo se basa en un sistema óptico convergente que forma una imagen invertida del mundo externo enfocada sobre la capa sensible de la retina, situada al fondo del globo ocular. Antes de que sea enfocada en la retina, la luz entra en el ojo a través de la córnea, que es el elemento refractivo de mayor potencia. Por tanto, el estado o potencia refractiva del ojo depende, especialmente la curvatura anterior de la córnea.

La córnea produce dos tercios de la potencia refractiva corneal, aproximadamente 48 dioptrías. El resto de las dioptrías dependen fundamentalmente del cristalino, un elemento que funciona como un objetivo, permitiendo el enfoque a diferentes distancias.

Al nacer, la longitud axial del ojo es de 14 mm, y a medida que vamos creciendo, la córnea y el cristalino se aplanan, y la longitud del ojo crece hasta los 23 mm de media de un adulto. En condiciones normales, se produce la emetropización del ojo, que es un proceso por el que el ojo queda en +0,50 dioptrías al comienzo de la adolescencia, lo que permitirá reducir el riesgo de miopía escolar o juvenil.


¿Cuáles son los más frecuentes?

Los errores refractivos del ojo más frecuentes son la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, En ocasiones, estos errores pueden darse combinados, es decir, que una misma persona puede sufrir miopía y astigmatismo a la vez, por ejemplo.


¿Qué es la miopía y cuáles son sus síntomas?

La miopía es un defecto óptico que se da porque que los rayos de luz provenientes de un objeto se enfocan por delante de la retina, cuando en realidad deberían enfocarse por detrás. Esto da lugar a una imagen desenfocada y de superficie esférica.

El síntoma típico de la miopía es la visión borrosa de lejos. Además, existe una miopía nocturna que empeora por la noche por el efecto de la dilatación de la pupila.

La incidencia de la miopía varía según la población de referencia, pero en países desarrollados se estima que la miopía afecta al  20% de los jóvenes.


¿Cuáles son las causas de la miopía?

La prevalencia de la miopía aumenta en personas con estudios superiores, debido al efecto de la proximidad a los ojos causado por el trabajo de lectura intenso. También es más frecuente en personas de raza oriental.

Así mismo, existe una tendencia genética, si bien hay una gran heterogeneidad en los genes implicados. Por tanto, no puede hablarse de la herencia de un solo gen (monogenética) sino de un origen multifactorial, con la influencia de varios factores adquiridos también importantes.

Por otro lado, existen casos de miopía inducida por el aumento de potencia dióptrica del cristalino, y que ocurre en sujetos de edad avanzada con cataratas.

También la diabetes puede ser una enfermedad con tendencia a la miopía, debido al efecto osmótico del exceso de glucosa en el cristalino. Otros factores de riesgo para este error refractivo son los fármacos como los corticoides, sulfamidas, inhibidores de anhidrasa carbónica…


¿Cómo se corrige la miopía?

La corrección óptica con lentes divergentes o bicóncavas es el tratamiento principal y primero para la miopía. Es decir, el uso de unas gafas adecuadas y graduadas a las dioptrías que presente el paciente.

Para ello, si una persona nota que padece visión borrosa de lejos, dificultad para distinguir cosas, personas, letras o números desde cierta distancia, debe acudir al médico oftalmólogo para que le realice una revisión de la vista.

Por otro lado, la cirugía refractiva corneal (LASIK) es actualmente un procedimiento seguro y de corrección de miopías de hasta 6 dioptrías, de hipermetropías de hasta 5 dioptrías y astigmatismos regulares bajos.

Así mismo, en los adultos mayores de 50 años con defectos refractivos elevados y presbicia, la implantación de lentes intraoculares es una opción, si bien los riesgos han de ser tenidos en cuenta.


¿Qué pasa si no se trata la miopía?

La miopía juvenil o escolar hasta 6 dioptrías se produce en un ojo sano. Por tanto, las complicaciones de este tipo de miopía derivan de no corregirla mediante el uso de gafas y pueden llevar, indirectamente, al fracaso escolar del niño por los problemas para ver correctamente la pizarra, distinguir las cifras desde cierta distancia, incluso falta de atención o concentración y dolores de cabeza.

La miopía degenerativa se asocia a licuefacción del vítreo, mayor riesgo de cataratas, desprendimiento de retina, glaucoma, neovascularización coroidea y maculopatía miópica atrófica. De hecho, este tipo de miopía es la causa del 5-10% de las cegueras en países desarrollados.


¿Se puede prevenir la miopía?

Cada vez hay más evidencias que apuntan a que la práctica de actividades al aire libre durante la infancia reduce la incidencia de la miopía y enlentece su progresión.

También, dado el efecto que tiene la privación visual sobre el aumento de la miopía, es recomendable aumentar la iluminación ambiental, tanto directa como indirecta en casa o en el lugar de trabajo, con el fin de asegurar una buena visión y evitar que el ojo realice más esfuerzo. Además, aunque no ha sido demostrado el efecto de la acomodación sobre la miopía, el descanso frecuente cuando se están desarrollando actividades visuales de cerca es recomendable.

Las lentes de contacto progresivas o las gafas bifocales son buenas opciones para disminuir la progresión de la miopía, pero deben utilizarse en niños mayores en los que se ha confirmado una progresión rápida y que se muestren colaboradores a llevar gafas. El efecto es pequeño   (-1,50 dioptrías frente a -0,70 dioptrías) pero puede indicarse en casos aislados.

La utilización de la atropina comercializada, un fármaco anticolinérgico, no es recomendable a largo plazo por sus efectos secundarios, pero reduciendo su concentración (0,02%) puede estar indicado si la progresión de la miopía es rápida.

La ortoqueratología, que son lentes de contacto rígidas para dormir, resultan útiles para reducir temporalmente la miopía pero exige una vigilancia por un profesional.

Consejos para los errores refractivos del ojo

Podemos señalar algunas recomendaciones generales para los errores refractivos, es decir, que pueden aplicarse en casos de miopía, hipermetropía y astigmatismo:

  • 1. Acude al oftalmólogo.
    Si ves que tu hijo o tú mismo tuerces la cabeza, los ojos, tienes dolores de cabeza o se te ponen los ojos rojos con la lectura, debes concertar una revisión con el oftalmólogo para que evalúe si sufres algún tipo de error refractivo.
  • 2. Usa las gafas.
    Si el médico te las ha recomendado, póntelas en los momentos en que así lo haya indicado (conducir, ver una película en el cine…) porque mejorarán tu visión y no aumentarán el defecto óptico.
  • 3. Mejor, fuera.
    Realiza actividades al aire libre al menos 1-2 horas al día.
  • 4. Con buena luz.
    Utiliza iluminación ambiental adecuada cuando trabajes con el ordenador o leas para no forzar ni cansar la vista.
  • 5. Descansa la vista.
    Realiza descansos frecuentes cada 45 minutos mientras lees o trabajas con el ordenador, levantando la vista del libro o la pantalla.

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¿La miopía puede llegar a corregirse?

La miopía es uno de los errores refractivos del ojo más comunes, que se produce cuando el ojo enfoca la imagen de un objeto delante de la retina en lugar de hacerlo directamente en ella. Los objetos cercanos se ven con claridad, mientras que los lejanos se ven borrosos. Suele empeorar en la infancia y la adolescencia, pero se estabiliza en la edad adulta. Se puede corregir con el uso de gafas, lentes de contacto o cirugía con láser. La operación es posible y segura en miopías de hasta 6 dioptrías, pero deberá ser siempre el oftalmólogo quien determine cómo proceder con cada paciente.

Autor y fuentes

Arnaldo Belzunce Manterola, Doctor en Medicina y Cirugía, y especialista en Oftalmología.

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.