Estrés laboral
¿Qué es el estrés laboral? ¿Y el tecno estrés? Ambos…
En esta sección, nuestros expertos médicos aclaran curiosidades cotidianas relacionadas con la salud. A continuación, puedes leer todas las preguntas y respuestas o buscarlas por temas.
En esta sección no se dará respuesta a consultas médicas específicas personales, que deberán ser atendidas por el profesional médico pertinente, sino a cuestiones generales relacionadas con el autocuidado y un mejor estado de la salud general.
Los ojos no están preparados para pasar mucho tiempo mirando de cerca. Por eso, cuando trabajamos con una pantalla u ordenador, los expertos recomiendan aplicar la regla 20/6/20: descansar la vista cada 20 minutos, mirando objetos a un mínimo de 6 metros durante 20 segundos como mínimo.
También se puede relajar la vista contemplando un punto lejano a través de la ventana y/o realizando ejercicios como girar los ojos hacia arriba, hacia abajo y a derecha e izquierda.
Si debemos pasar muchas horas frente al ordenador, es muy importante adoptar una postura apropiada que contribuya a mantener una correcta alineación de la columna y, de esta manera, prevenir los dolores de espalda. En primer lugar, es necesario sentarse lo más atrás posible en la silla y que muslos y caderas queden bien apoyados. En segundo lugar, se debe mantener la espalda erguida y bien alineada, apoyada firmemente contra el respaldo. Se puede recurrir a un pequeño cojín en la zona lumbar si el respaldo no se ajusta en esta zona.
Asimismo, los talones y las puntas de los pies deben estar apoyados en el suelo y, si es posible, se ha de usar un reposapiés, mientras que las rodillas han de formar un ángulo recto con las caderas.
La mesa debe quedar próxima a la silla y estar a la altura adecuada, de manera que, al apoyarnos en ella, el brazo y el antebrazo formen un ángulo de noventa grados.
Por otra parte, el monitor del ordenador debe estar situado a una altura correcta que permita que la parte superior de la pantalla se mantenga alineada con la mirada para evitar tener que levantar o inclinar el cuello. Asimismo, el teclado debe permitir apoyar los antebrazos en la mesa e, idealmente, la silla ha de ser giratoria, adaptable en altura y tener respaldo regulable.
El único tratamiento posible para la celiaquía consiste en seguir una estricta dieta sin gluten durante toda la vida y, dado que algunos medicamentos pueden contenerlo como excipiente, es muy importante que las personas con este problema sepan identificar no solo qué alimentos contienen esta sustancia, sino también los fármacos en los que está presente.
Para ello, la normativa vigente obliga a los laboratorios farmacéuticos a declarar si hay gluten en sus fármacos. En caso de que así sea, el excipiente se hace constar en el prospecto y ficha técnica del medicamento, junto con una advertencia a los pacientes celíacos.
No obstante, cuando estos revisen la composición de los medicamentos, deben tener presente siempre que el gluten no suele aparecer como tal, sino con el nombre del excipiente que puede contenerlo. Por tanto, para que las personas con celiaquía puedan saber cuáles son, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), en colaboración con la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), ha publicado la siguiente lista de excipientes que contienen gluten:
Además, para obtener información sobre la composición de los medicamentos, también puede consultarse el Centro de Información Online de Medicamentos (CIMA), una aplicación web de la AEMPS que permite realizar consultas bajo diferentes criterios. Este buscador está disponible en https://cima.aemps.es/cima/publico/home.html
Tanto la alergia como la intolerancia alimentaria son reacciones adversas a determinados alimentos o sustancias que obligan a evitar el consumo de estos a quienes las padecen. Sin embargo, existen grandes diferencias entre una y otra. En primer lugar, la mayoría de las personas con intolerancia pueden ingerir a veces pequeñas cantidades del alimento problemático sin sufrir síntomas, lo que resulta imposible para los alérgicos.
En segundo lugar, en la intolerancia -salvo en el caso de la celiaquía-, no se produce respuesta inmunológica, sino que suele tener carácter metabólico y estar causada por el déficit o la falta de actividad de una enzima necesaria para digerir el alimento en cuestión. Los síntomas no suelen ser graves y, a menudo, se limitan a problemas digestivos.
En cambio, en la alergia sí interviene el sistema inmune, que reacciona frente al contacto con una proteína presente en ese alimento. Por ello, quienes sufren alguna alergia alimentaria pueden padecer una gran variedad de síntomas incluso con la exposición a cantidades ínfimas. Estos pueden ser cutáneos -urticaria, prurito, inflamación de los labios y párpados, conjuntivitis, dermatitis atópica…-, gastrointestinales -vómitos, náuseas, dolor abdominal, diarrea, picor en la boca y la garganta- o respiratorios -rinitis, inflamación de la nariz y garganta, dificultades para respirar y/o respiración sibilante (con “pitos”), tos, asma…-.
En el peor de los casos, la persona afectada por una alergia alimentaria podría sufrir una reacción anafiláctica denominada shock anafiláctico, que incluso podría causar la muerte, posibilidad que no existe en caso de las intolerancias. Por todo ello, es muy importante consultar al médico para que determine si los síntomas que provocan la ingesta de determinados alimentos son consecuencia de una alergia o de una intolerancia alimentaria.
La ambliopía, conocida popularmente como “ojo vago”, es una enfermedad de la vista que se origina en la infancia. Aunque consiste en la baja visión de uno o ambos ojos generalmente, no se manifiesta con síntomas evidentes, por lo que puede pasar desapercibida para los niños y sus familiares.
No obstante, sí existen algunas señales que pueden alertarnos de que nuestro hijo o hija padece este problema. La primera de ellas es que sea incapaz de identificar correctamente a sus familiares en distancias largas. También puede suceder que se acerque mucho los objetos a la cara o que tuerza el cuello para ver bien. Por último, si desvía el ojo, puede deberse igualmente a que el menor tenga “ojo vago”.
En todo caso, como la patología suele ser asintomática, se recomienda que los niños y niñas asistan a revisiones periódicas en el oftalmólogo a partir de los tres años para detectar o descartar este y otros problemas visuales.
No, la creencia de que los piojos saltan o vuelan es un falso mito: este parásito no se desplaza saltando y, dado que no tiene alas, tampoco lo hace volando. Su gran capacidad de propagación se explica porque estos insectos caminan con gran rapidez con sus tres pares de patas, adaptadas para desplazarse por los cabellos a gran velocidad y luego asirse a ellos.
Definitivamente, sí, salvo contraindicación dada por el ginecólogo/a. Es cierto que, hasta hace relativamente poco tiempo, no disponíamos de información científica fiable sobre los efectos que la práctica de los diferentes deportes durante el embarazo produce en el proceso de gestación, la salud de la madre e, incluso, en los resultados perinatales.
Por fortuna, sí existen hoy en día sólidas evidencias científicas sobre este tema. Por ejemplo, se ha comprobado que la práctica de ejercicio físico durante el embarazo no se relaciona con un incremento de aborto espontaneo y que la actividad física moderada en mujeres sin contraindicaciones obstétricas tampoco aumenta el riesgo de parto prematuro.
En cambio, la evidencia científica sí nos muestra que los beneficios del ejercicio durante la gestación son numerosos: entre otros, aumenta la incidencia de parto vaginal, ayuda a prevenir importantes trastornos relacionados con esta etapa -diabetes gestacional, trastornos hipertensivos, parto pretérmino, cesárea, bajo peso al nacer, etc.-, mejora la ansiedad, y previene la depresión postparto, así como el dolor lumbar y la incontinencia urinaria.
Eso sí, deben evitarse los deportes con alto riesgo de caídas (como esquí o equitación) y no realizar ejercicio cuando así lo haya indicado su ginecólogo/a debido a determinadas circunstancias de salud.
Durante el despegue o el aterrizaje de un vuelo puede producirse, de manera leve, lo que se conoce como barotraumatismo, una lesión en el oído provocada por un desequilibrio entre la presión del aire en el ambiente y la presión en el oído medio. Este es el motivo de que, a veces, lleguemos a sentir esa sensación de taponamiento en el conducto auditivo, así como otros síntomas como dolor moderado o molestias en el oído, sensación de congestión, pitidos o pérdida auditiva leve o moderada.
Aplicar medidas en los momentos de cambios bruscos de presión como respirar con la boca abierta, bostezar, tragar saliva o masticar chicle puede contribuir a reequilibrarla y, por tanto, a mitigar los síntomas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy la rabia está presente en más de ciento cincuenta países y territorios y provoca 59.000 defunciones anualmente, la mayoría de las cuales ocurre en Asia y África. Por este motivo, sobre todo cuando se viaja a estos continentes, no se debe tocar, alimentar o jugar con animales salvajes o callejeros. Se ha de ser especialmente precavido con los mamíferos como perros, gatos, zorros, murciélagos o monos.
Si, a pesar de las precauciones, sufriéramos una mordedura o arañazo sospechosos, se debe lavar inmediatamente la herida con agua y jabón durante al menos quince minutos. A continuación, hay que solicitar atención médica urgente. Incluso en caso de que no se esté seguro de haber estado expuesto a la rabia, es necesario consultar a un profesional sanitario para que juzgue si es necesaria la profilaxis postexposición.
Además, en caso de que nos muerda o arañe un animal que pudiera estar infectado, es conveniente retenerlo y observar si presenta signos de rabia. Si es posible, se debe obtener de su dueño toda la información posible sobre él, incluyendo las vacunas que ha recibido. En caso de que no sea posible retener al animal, es necesario contactar con las autoridades de control de animales o con la policía para que ayuden a buscarlo.
En el ámbito de los primeros auxilios, se conoce como PAS al esquema de actuación que hay que seguir cuando una o varias personas han sufrido lesiones o se encuentran en riesgo vital. Dicho en otras palabras, es la manera en que hay que reaccionar ante una emergencia para poder atender correctamente a las víctimas.
En concreto, las letras PAS son las siglas de las tres acciones que, en ese caso, habría que llevar a cabo por orden de prioridad:
Si la víctima estuviera consciente, se le debe preguntar sobre sus síntomas, antecedentes médicos y datos personales, así como toda la información posible acerca del suceso.
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