Absceso perianal

¿Qué es un absceso anal?

El absceso anal o anorrectal es una colección localizada de pus en los espacios alrededor del ano. Está provocada por una infección bacteriana de las glándulas secretoras del ano y el recto. 

Se trata de una patología relativamente frecuente, cuya principal causa es la obstrucción e infección de una de las glándulas que se hallan entre el ano y el recto, llamadas criptas anales. Suele manifestarse con intenso dolor sordo y constante, inflamación y enrojecimiento alrededor del ano y dolor a la palpación. La fiebre es infrecuente. Sin embargo, los abscesos más profundos, pueden ser menos dolorosos pero sí presentar fiebre, malestar general, fatiga y escalofríos, entre otros síntomas.

En ocasiones, el absceso drena de manera espontánea y el pus sale a través de la piel que rodea el ano, aunque también puede drenar hacia el interior del canal anal. Normalmente, es necesario realizar un drenaje quirúrgico, siendo un proceso sencillo que puede realizarse ambulatoriamente. 

No obstante, los más profundos pueden necesitar que sea drenado en quirófano. Si el paciente presenta fiebre, inmunodepresión o diabetes, o si la infección del absceso se ha propagado a la piel circundante (celulitis) y esta es marcada, pueden requerirse antibióticos.

Cuando alguno de ellos se daña, aparecen diferentes problemas que causan en el paciente dolor y dificultades para caminar.


¿A quién afecta?

De acuerdo con la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN-AP), el 2% de la población presentará un absceso anal lo largo de su vida.

Según esta institución, se trata de un problema de salud más frecuente en hombres que en mujeres y, aunque puede aparecer a cualquier edad, el pico de incidencia se estima entre los 20 y los 40 años.


¿Cuáles son las causas del absceso anal?

En el 90% de los casos, la causa es la obstrucción y sobreinfección de una de las glándulas (llamadas criptas anales) que se ubican cerca del canal anal, entre el ano y el recto. Cuando estas se obstruyen e inflaman, las bacterias proliferan y se multiplican en su interior y se acaba formando el pus.

Las principales bacterias implicadas en los abscesos anales son la Escherichia coli, el  Enterococcus faecalis, el Bacteroides fragilis, la Pseudomona aeruginosa y, en menor medida, el Staphylococcus aureus.

Otras causas menos comunes de abscesos anales son procesos como la enfermedad de Crohn, infecciones en la piel (forúnculos), enfermedades de transmisión sexual, tumores, traumas o la presencia de cuerpos extraños en el ano.


¿Cuáles son sus factores de riesgo?

La probabilidad de padecer un absceso anal aumenta si se da alguno o varios de los siguientes factores:

  • Aumento del tono del esfínter anal por estreñimiento o diarreas.
  • Presencia de glándulas anales obstruidas o una fisura anal infectada.
  • Enfermedades que comprometan la inmunidad como sufrir diabetes o, tuberculosis.
  • Enfermedades inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa.
  • Cirugía en la zona anal o rectal o, en el caso de las mujeres, en el área vaginal.
  • Recibir quimioterapia o radioterapia.
  • Practicar sexo anal.
  • Uso de corticoides
  • Alcoholismo.
  • Obesidad.

¿Qué síntomas puede provocar?

Los síntomas más comunes son dolor intenso, sordo y constante, la inflamación y el enrojecimiento alrededor del ano. A medida que el absceso va aumentando de tamaño, la persona afectada empieza a notar un bulto en esta zona muy doloroso a la palpación.

Si el absceso es profundo, otros síntomas frecuentes son fiebre, malestar general, fatiga, sudoración nocturna y escalofríos, así como estreñimiento, sensibilidad y deposiciones dolorosas.

Si el absceso evoluciona, puede formarse una fístula anal, que es una especie de túnel estrecho que une el interior del recto o del ano con la piel que rodea el exterior de este último.


¿Cómo se trata un absceso anal?

Los abscesos anales raramente desaparecen por sí mismos y normalmente es necesario realizar un drenaje quirúrgico. Esta es una intervención ambulatoria sencilla en la que se practica una incisión en la piel que recubre el absceso, drenando el pus que contiene en su interior.

Si el absceso es profundo, puede ser necesario la apertura y drenaje en quirófano. En algunos casos, la altura, extensión o profundidad del absceso puede hacer necesario colocar un drenaje o la realización de múltiples incisiones alrededor del ano.

Según SEMERGEN-AP, alrededor de la mitad de los pacientes tratados con incisión y drenaje tendrán una buena evolución y no presentarán recidiva ni fístula posterior, pero la otra mitad desarrollará una fístula crónica desde la glándula anal inflamada hasta la piel en el lugar de drenaje. Esta fístula puede ser tratada mediante una maniobra quirúrgica denominada puesta en plano.

En todo caso, la cirugía puede combinarse con la administración de antibióticos y también puede ser necesario el uso de antiinflamatorios. En ocasiones, son necesarios baños de asiento tibios para reducir la inflamación y mitigar el dolor tras la intervención quirúrgica.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.