Acrofobia

Descubrimos qué es la acrofobia y cómo se cura, de la mano de la Doctora Rocío Fausor de la Sociedad Española para el avance de la Psicología Clínica y de la Salud.

¿Qué es la acrofobia?

La acrofobia es un trastorno de ansiedad relacionado con el miedo a las alturas. Se diagnostica como fobia específica a los entornos naturales.

Las personas que presentan acrofobia experimentan miedo intenso e inmediato cuando están en lugares con elevada altura, por ejemplo, un puente o mirar por la ventana de un edificio o un balcón. Incluso sufren ansiedad anticipatoria al momento de encontrarse en estos lugares. Por esa razón, estas personas tienden a evitar encontrarse en esas situaciones relacionadas con la altura o si se ven en ellas sin poder escapar, el malestar que sienten es muy elevado.

La edad de inicio de este trastorno se sitúa de media en torno a los 10 años de edad y en los niños el miedo se puede expresar con llanto, berrinches, bloqueos de conducta o quedarse paralizados.

La sensación de alto nivel de malestar antes y durante el momento de encontrarse en un lugar alto, así como los intentos por evitar esas situaciones, interfieren en el día a día de la persona de tal manera que afecta a sus relaciones sociales, su trabajo u otras áreas de su rutina diaria. No se trata de una sensación de miedo puntual o manejable.


¿Qué síntomas presenta la acrofobia?

Los síntomas que presenta este trastorno están relacionados con la alta activación fisiológica. En concreto, los síntomas más típicos son la dificultad para respirar, taquicardia y también son frecuentes los mareos o sensación de desmayo. A su vez pueden aparecer otros signos de alta activación como:

  • Tensión muscular.
  • Sudoración.
  • Temblores.
  • Problemas digestivos.
  • Miedo a morir.
  • Respuesta de evitación de lugares altos.

¿Qué diferencia hay entre vértigo y acrofobia?

Vértigo y acrofobia son términos que con frecuencia se entremezclan y pueden confundirse, por eso es importante conocer ciertas diferencias entre los dos conceptos. Como se ha mencionado, la acrofobia hace referencia a un miedo, que como todas las fobias, se caracteriza por ser desproporcionado si se compara con el riesgo real de la situación, y se representa con los síntomas que se han descrito en el epígrafe anterior.

La terapia cognitivo conductual se aplica en el tratamiento de la acrofobia.
La terapia cognitivo conductual se aplica en el tratamiento del a acrofobia

Mientras que el vértigo, por su parte, se trata de una sensación de inestabilidad, una sensación subjetiva de movimiento alrededor de uno mismo que habitualmente se describe como mareo, aunque no es exactamente un mareo. Esta sensación ilusoria de movimiento puede aparecer en situaciones en las que nos encontremos en altura, pero también en otras, como al realizar cambios posturales -al levantarnos o acostarnos de la cama- o movimientos de cabeza, entre otros. Además, las causas del vértigo son fisiológicas, relacionadas con problemas en el oído interno -lo que se conoce como vértigo periférico- o relacionadas con problemas en el cerebro -vértigo central-.


¿Cuáles son las causas de la acrofobia?

Las causas de la acrofobia, al igual que otras fobias, son múltiples. Cabe indicar que existe una predisposición biológica en el desarrollo del miedo, de tal manera que se adquiere miedo más fácilmente a aquellos estímulos que han supuesto amenazas a lo largo de la evolución de la especie.

Existen diferentes factores de riesgo que están asociados al desarrollo de respuestas fóbica:

Algunos relacionados con factores ambientales como experiencias estresantes previas: la pérdida de algún progenitor, situaciones de maltrato o abuso, o la vivencia de experiencias negativas relacionadas con las alturas. En este sentido, vivir un acontecimiento negativo en primera persona o indirectamente, es decir, saber o ver que otra persona ha vivido un acontecimiento negativo en un lugar alto (caerse de un árbol o lesionarse bajando las escaleras) puede influir en el desarrollo de esa fobia.

Otros factores de riesgo están relacionados con la genética, con el propio temperamento, como haber sido muy nervioso desde pequeño o con la percepción sesgada de que va a ocurrir algo malo, es decir, la presencia de pensamientos que anticipan un peligro potencial “me va a pasar algo” “me voy a desmayar”. Aparecen de manera automática fomentando una vivencia aún más incontrolable.


¿Cúales son sus consecuencias?

La percepción incontrolable de miedo supone una vivencia de mucho malestar. Por ese motivo, la persona que sufre de acrofobia realiza diferentes estrategias que le ayuden a deshacerse de esas sensaciones que le resultan desagradables.

Pone en marcha respuestas de evitación, por ejemplo, dar un rodeo para no pasar por un puente andando o no subir en ascensores cuyas paredes son de cristal y desde las que se observa el cambio en altura. También activa respuestas de escape como sería el hecho de pasar por el puente corriendo o cerrar los ojos en el ascensor para no ser consciente de dónde está.

Estas y otras estrategias similares ayudan en el momento a mitigar la intensidad del miedo o a que no aparezca. Sin embargo, también contribuyen a que la persona no aprenda a regular dicha emoción, por lo que a la larga continúa apareciendo, e incluso puede generalizarse a otros estímulos, y por ende se mantiene en el tiempo generando mucho malestar en la persona.


¿Existe tratamiento para la acrofobia?

Dentro del tratamiento de la acrofobia, la terapia cognitivo conductual y la terapia de exposición han mostrado muy buenos resultados. Se trata de un procedimiento en el que profesionales cualificados informan al paciente sobre el miedo y sus consecuencias y enseñan estrategias para manejarlo y enfrentarlo. El eje central de la intervención se basa en la exposición. El objetivo principal es que la persona pueda hacer su vida sin tener que usar estrategias de seguridad para manejar su miedo y poder así hacer frente a su día a día sin interferencias.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.


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