Afasia

¿Qué es la afasia?

La afasia es un trastorno neurológico consecuencia de una lesión en las partes del cerebro responsables del lenguaje, situadas en el hemisferio izquierdo en la mayoría de las personas. Este daño cerebral altera la capacidad de la persona para comunicarse con los demás y puede provocar dificultades tanto para expresarse oralmente, como para comprender, leer y escribir.

Las personas que padecen afasia pueden presentar otros problemas como la dificultad para hablar debido a un déficit de movimiento de los músculos de la boca, la cara y del sistema respiratorio (se llama disartria), así como dificultades del cerebro para coordinar los músculos necesarios para decir las palabras (se llama apraxia). Entre otros síntomas, en algunos  pacientes pueden darse, además, problemas con la deglución.


¿Qué causa la afasia?

Por tanto, la afasia no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de que se ha producido una lesión en el cerebro en alguna o varias de las áreas que controlan el lenguaje. Generalmente, estas zonas son una parte del lóbulo frontal izquierdo -denominada área de Broca-, otra parte del lóbulo temporal izquierdo -área de Wernicke-, la parte posterior e inferior del lóbulo parietal izquierdo -que se halla junto al área de Wernicke- y las conexiones entre estas regiones.

Una de las causas más frecuentes de este trastorno es el accidente cerebrovascular, que se produce cuando un vaso sanguíneo se bloquea o rompe, lo cual impide que el flujo de sangre llegue a todo el tejido cerebral. La falta de oxígeno acaba provocando la destrucción de las células del área afectada.

Otras causas comunes de afasia son los tumores cerebrales, los traumatismos craneoencefálicos causados por golpes en la cabeza y las infecciones. También puede estar provocada por trastornos neurológicos graduales como un tumor de crecimiento progresivo, la enfermedad de Alzheimer o, en algunos casos, por la afasia primaria progresiva (APP), causada por una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central. Este tipo de afasia puede evolucionar a una demencia generaliza en algunas ocasiones y también puede estar relacionada con la enfermedad de Alzheimer. En estos casos, la afasia se instaura de manera gradual conforme avanza el problema que la origina.

Algunas veces, puede haber episodios temporales de afasia producto de migrañas, convulsiones o un accidente isquémico transitorio -una alteración de la función cerebral que suele durar menos de una hora-.


¿A quién afecta y qué tipos hay?

Aunque puede sufrirse a cualquier edad, incluso en la infantil, se trata de un trastorno más habitual en personas de mediana edad o ancianos. La gravedad y el tipo de alteración del lenguaje dependerán de la ubicación y extensión de la lesión cerebral.

Existen varios tipos de afasia. Las personas afectadas suelen padecer más de uno y, en ocasiones, se solapan entre sí:

  • Afasia receptiva o de Wernicke. La persona sufre dificultades para comprender el lenguaje, tanto hablado como escrito. Aunque escucha la voz de su interlocutor o puede ver las palabras escritas en un papel, no logra entender lo que escucha o lee -lo que se conoce como alexia-. Además, suele hablar con fluidez y con un ritmo natural, pero las frases resultan confusas, sin coherencia y a veces están compuestas por palabras que no están relacionadas entre sí. Todo ello ocurre sin que la persona sea consciente de que lo que dice no tiene sentido y no se dan cuenta de que los demás no les entienden. Lo mismo sucede al escribir.
  • Afasia expresiva o de Broca. La persona afectada por este tipo de afasia suele entender el significado de las palabras y sabe qué desea responder, pero encuentra dificultades para hallar las palabras adecuadas. Habla sin fluidez ni ritmo, con mucho esfuerzo, con oraciones muy cortas y omitiendo palabras; a pesar de ello, su discurso tiene sentido para sí misma, y los oyentes suelen poder entender lo que quieren expresar. Generalmente, ellas pueden comprender mejor lo que los demás les quieren decir que lo que ellas pueden expresar. Se suelen dar cuenta de sus problemas para expresarse y pueden verse afectadas anímicamente por ello. También suelen ser incapaces de escribir. Estas personas suelen asociar una dificultad de movimiento en la parte derecha de su cuerpo.
  • Afasia anómica. Es el trastorno afásico más común, en el cual el problema estriba en recordar o adjudicar los nombres correctos a las personas, objetos o lugares. La mayor parte de las personas con afasia sufren también esta variante.
  • Afasia de conducción. Se trata de la pérdida de capacidad de repetir lo que se oye. Con frecuencia, la persona con este tipo de afasia usa palabras equivocadas o articula oraciones sin sentido.
  • Afasia global. Es la forma más grave, ya que implica la pérdida casi total de la capacidad de comprender, hablar y escribir; es decir, la persona ya no puede comunicarse por medio del lenguaje. Puede suceder que conserve la capacidad de decir palabras malsonantes, porque el hemisferio derecho del cerebro, el relativo a las emociones, no está dañado.

¿Cómo se trata la afasia?

Las posibilidades de una recuperación completa en un paciente con afasia dependerán de factores como la extensión y la ubicación del daño en el tejido cerebral, así como del grado de deterioro del lenguaje, la edad y el estado de salud de la persona.

En los tres primeros meses es cuando se produce la mayor recuperación.

También influye la motivación , si se es diestro o zurdo, y el nivel de educación. Generalmente, los jóvenes cuentan con mejor pronóstico y, por otra parte, suele ser más habitual recuperar las habilidades de comprensión del lenguaje que las de expresión.

Durante los primeros tres meses es cuando se produce la mayor parte de la recuperación, aunque a veces este proceso de mejoría puede continuar durante un año o dos.  En algunos casos, la afasia puede desaparecer completamente, incluso sin tratamiento, aunque por lo general, un poco de afasia permanece.

No obstante, a menudo es necesario llevar a cabo terapia del habla y del lenguaje tan pronto como sea posible, ya que, cuanto antes se inicia la terapia, más efectiva es. Su objetivo es ayudar al paciente a recuperar las habilidades comunicativas que ha perdido y ayudarle a usar las que ha conservado.

Este tipo de rehabilitación, que ha de adaptarse a las necesidades de cada paciente, incluye logopedia y ejercicios de lectura, escritura, seguir instrucciones y repetición de palabras. Como complemento, puede recurrirse a terapia asistida por ordenador, que puede llevarse a cabo desde el hogar.

A veces, se enseña a la persona a aprender otras formas de comunicación como, por ejemplo, por medio de gestos o imágenes o mediante aplicaciones de generación de voz desde dispositivos electrónicos como tabletas.

La terapia individual puede complementarse con la grupal, que ofrece la oportunidad de utilizar las habilidades de comunicación adquiridas o recuperadas en un grupo pequeño de personas y en un ambiente seguro.

En cualquier caso, el apoyo y participación de los familiares, que deben aprender a comunicarse con sus seres queridos, constituye una parte esencial del tratamiento. Por ejemplo, deben usar frases cortas y sencillas al hablar, repetir o escribir las palabras clave siempre que sea necesario y dar mucho tiempo para hablar a su allegado.

Se continúa investigando para complementar la terapia del habla y del lenguaje con el uso de algunos medicamentos con el fin de mejorar la recuperación de estos pacientes; sin embargo, aún se precisan más estudios para realizar recomendaciones firmes a este respecto.


Claves para afrontar y convivir con la afasia

Existen diversas maneras en que las personas con afasia pueden hacer más llevadero este trastorno en su día a día:

  • 1. Porta contigo tu identificación y los datos de tus cuidadores o familiares.
    Es conveniente que lleves siempre encima una tarjeta que indique que tienes afasia y que incluya también la información de contacto de las personas que se encargan de cuidarte.
  • 2. Lleva un lápiz y una libreta pequeña.
    Esta te permitirá comunicarte con dibujos o diagramas, si fuera necesario.
  • 3. Haz gestos o señala los objetos.
    Cuando tengas dificultades para ser comprendido verbalmente, no dudes en señalar o gesticular cuanto sea necesario.
  • 4. Cuando mantengas conversaciones, apaga la televisión o la radio.
    Ello eliminará distracciones y te facilitará comprender y participar en el diálogo. Participa en actividades fuera del hogar. Sobre todo, busca grupos de apoyo para personas con afasia y otros afectados por el trastorno. Podrás compartir cómo te sientes y aprender estrategias de afrontamiento.
  • 5. Apóyate en tu familia y amigos.
    Ellos también pueden beneficiarse de algunos consejos para relacionarse contigo, como por ejemplo, simplificando sus frases para comunicarse contigo, dándote tiempo para hablar, favoreciendo y facilitando tu participación en conversaciones lo máximo posible.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.