Alcoholismo

¿Qué es el alcohol?

El alcohol etílico o etanol es un componente de las bebidas alcohólicas, bien sean fermentadas -bebidas naturales elaboradas a partir de la fermentación de alimentos como la uva o los cereales- o espirituosas o destiladas -que se obtienen por destilación de productos fermentados, por maceración en alcohol o por adición de aromas o azúcares-.

La graduación de la bebida indica el volumen de alcohol que contiene. Por ejemplo, una botella de vino de 12º contiene un 12% de alcohol puro.

Se trata de una droga, aunque sea legal, es la  más común y produce un efecto depresor en el sistema nervioso central -formado por el cerebro y la médula espinal-. Dado que inhibe las funciones cerebrales, afecta a la capacidad de autocontrol e, inicialmente, produce euforia y desinhibición, por lo que puede confundirse con un estimulante.


¿Qué es el alcoholismo?

Aunque el alcohol es la droga legal de mayor consumo en España, la mayoría de personas no lo toman en la cantidad y con la frecuencia suficiente para que su salud y su vida diaria se vea afectada. En cambio, se considera que existe alcoholismo o un consumo problemático de alcohol cuando se observan conductas como la pérdida del control de la ingesta, se bebe en ayunas, ante acontecimientos estresantes, se recae en el consumo a pesar de los perjuicios, se producen problemas familiares, laborales o sociales o hay pérdida de conciencia de la realidad o negación.

Este patrón de consumo puede poner en riesgo la salud o seguridad de la persona alcohólica. Por ejemplo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcoholismo es el factor causal más de doscientas enfermedades, traumatismos y otros problemas de salud. Además, provoca comportamientos destructivos y graves consecuencias sociales y económicas en la persona con dependencia del alcohol y también puede perjudicar a quienes forman parte de su entorno.


¿Existe el consumo seguro de alcohol o de bajo riesgo?

Por mucho que en ocasiones se hable de las supuestas bondades de una copa de vino o de una cerveza al día, NO existe un nivel de consumo seguro de alcohol, solamente no consumir evita sus efectos perjudiciales. Según la última actualización llevada a cabo por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España, los límites de consumo promedio de bajo riesgo de alcohol en nuestro país sitúan en:

  • Veinte gramos/día* (2 UBEs – Unidad de Bebida Estándar de alcohol) para hombres.
  • Diez gramos/día (1 UBE) para mujeres.

Diez gramos de alcohol equivalen, aproximadamente, al contenido medio de un vaso de vino de cien mililitros de trece grados, un vaso de trescientos mililitros de cerveza de cuatro grados o treinta mililitros de licor de cuarenta grados.

Por encima de estos límites, se produce un incremento de la mortalidad en comparación con no beber o beber menos cantidad.

Por otra parte, no debe consumirse alcohol bajo ningún concepto en los siguientes casos:

  • Menores de 18 años.
  • Embarazo y lactancia materna.
  • Conducción de vehículos.
  • Otras actividades que requieran concentración o habilidades psicomotrices.
  • Junto a otras drogas.
  • En algunas enfermedades

Por último, se recomienda evitar el consumo y al menos consultar con un profesional sanitario en caso de ingesta de medicamentos que interaccionan con el alcohol, personas con problemas de salud mental o historia familiar de dependencia alcohólica.


¿Cuál es el consumo de alcohol en España?

Según la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES) 1995-2019/20, publicada por el Ministerio de Sanidad, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en nuestro país, de la que el 5,2% de la población de 15 a 64 años presenta un patrón de consumo de riesgo.

Por otra parte, la prevalencia es mayor entre los más jóvenes y en los hombres, aunque, en el grupo de 15 a 24 años, la diferencia entre sexos se reduce notablemente.


¿Cuáles son las causas y factores de riesgo del alcoholismo?

Aunque no se conoce a ciencia cierta qué causa los problemas con el alcohol, se piensa que puede ser una combinación de factores individuales -edad sexo, genética, factores psicológicos como una baja autoestima o elevada impulsividad, estilo de vida estresante-, ambientales -circunstancias familiares y estatus socioeconómico- y sociales -nivel de desarrollo económico y cultural del entorno, normas sociales, disponibilidad de alcohol y normativa sobre este-.

El riesgo de sufrir dependencia del alcohol es mayor también en caso de sufrir depresión y otros trastornos mentales como ansiedad, esquizofrenia o trastorno bipolar, consumo constante en el tiempo e inicio precoz del consumo.


¿Cómo afecta el alcohol al organismo?

Como se comentaba al inicio, el alcohol deprime el sistema nervioso central, integrado por el encéfalo y la médula espinal. Inicialmente, ello puede producir la sensación de mayor energía y euforia, pero, conforme se sigue bebiendo, aparecen somnolencia, dificultades congnitivas y disminución de la coordinación muscular, así como deshidratación. Si el aumento de alcohol aumenta, se agudiza la falta de coordinación, se producen dificultades para hablar y conducir, marcha inestable, pérdida de las inhibiciones de la conducta y deterioro del juicio y de la memoria.

Si la cantidad consumida es muy alta, pueden darse delirio, letargo, pérdida del conocimiento y coma, lo que pone en riesgo la vida. También pueden producirse vómitos que, en caso de aspiración (relativamente habitual si coexiste inconsciencia), pueden provocar una neumonía o, también, la muerte.

El uso nocivo del alcohol causa más de doscientas enfermedades y cada año se producen 3 millones de fallecimientos debido a esta causa.
El uso nocivo del alcohol causa más de doscientas enfermedades y 3 millones de fallecimientos.

Por otra parte, dado que reduce las habilidades de razonamiento y las inhibiciones, puede desencadenar decisiones erróneas o que den lugar a situaciones que pongan en riesgo la propia seguridad o la de otras personas como agresividad,  accidentes de tráfico, situaciones sexuales de riesgo, intentos de suicidio o consumo de otras sustancias, además de aumentar la probabilidad de cometer delitos o ser víctima de uno.


¿Con qué signos se manifiesta el trastorno asociado al consumo del alcohol?

Entre los signos y síntomas que revelan un consumo problemático de alcohol se encuentran:

  • Sentir ansia o antojo de beberlo.
  • Ser incapaz de limitar o reducir la cantidad de alcohol que se ingiere, a pesar de ser consciente de los problemas físicos, familiares, sociales y laborales que provoca.
  • Dedicar mucho tiempo a conseguirlo, beberlo o recuperarse de su ingesta.
  • Abandonar o limitar actividades laborales o de ocio para dedicarlo al consumo de alcohol.
  • Beberlo en situaciones de inseguridad, como la conducción.
  • Desarrollar tolerancia al alcohol. Es decir, necesitar una mayor cantidad para lograr los mismos efectos.

Ante el cese o la reducción del consumo, sufrir síntomas de abstinencia como ansiedad, insomnio, náuseas, menor estado de conciencia, sudoración o temblores, alucinosis alcohólica -síntomas psicóticos como alucinaciones- y delirium tremens, un estado tóxico de confusión que puede ser mortal si no se trata.


¿Qué riesgos implica para la salud?

Como se indicaba al comienzo, de acuerdo a la OMS, el uso nocivo del alcohol es un factor causal de más de doscientas enfermedades y cada año se producen 3 millones de fallecimientos debido a esta causa, lo que supone el 5,3% del total de defunciones.

A corto plazo, aumenta el riesgo de lesiones o fallecimiento por accidentes de tráfico, caídas, ahogamiento o quemaduras, así como de cometer o sufrir actos violentos -homicidio, intento de suicidio, agresiones sexuales, violencia de género, etc.-.

A largo plazo, su consumo excesivo puede ocasionar problemas de salud como:

  • Empeoramiento de trastornos mentales existentes o aparición de otros nuevos como trastornos de ansiedad y depresión.
  • Enfermedades hepáticas como esteatosis hepática -concentración de grasa en el hígado- y hepatitis -inflamación de este órgano-, que puede derivar en cirrosis e insuficiencia hepática.
  • Trastornos digestivos como hemorragias esofágicas, esofagitis, gastritis -inflamación del revestimiento del estómago- y pancreatitis -inflamación del páncreas-.
  • Déficit de tiamina, un tipo de vitamina B que puede producir encefalopatía de Wernicke y, si esta no es tratada, síndrome de Korsakoff (en ambas se dan déficits cognitivos graves, alteraciones de la marcha, alucinaciones, cambios en la visión, alteraciones cardiacas y otras), coma o, incluso, la muerte.
  • Problemas cardiovasculares como hipertensión y agrandamiento del corazón -cardiomegalia-.
  • Complicaciones de diabetes, en caso de padecerse esta enfermedad.
  • Disfunción eréctil en los hombres y problemas en la menstruación en las mujeres.
  • Osteoporosis y otros daños en los huesos.
  • Daños al cerebro, los nervios y complicaciones neurológicas como entumecimiento y dolor en manos, demencia y pérdida de la memoria a corto plazo.
  • Sistema inmunitario debilitado, lo que aumenta el riesgo de infecciones como la neumonía. Según la OMS, existe una relación causal entre el consumo nocivo de alcohol y la incidencia y desenlace de enfermedades infecciosas como el VIH/Sida y la tuberculosis.
  • Problemas oculares como nistagmo -movimiento rápido e involuntario de los ojos – o la debilidad y parálisis de los nervios oculares.
  • Mayor riesgo de sufrir un cáncer, especialmente de boca, garganta, hígado, esófago, colon y mama -este último, incluso en caso de consumo moderado-.
  • Abortos espontáneos en las mujeres embarazadas y graves problemas en el desarrollo del feto -síndrome alcohólico fetal-.
  • Posibles interacciones entre medicamentos y el alcohol, que puede aumentar o reducir su eficacia o volverlos tóxicos.

Por otra parte, aumenta también el riesgo de problemas familiares, sociales y laborales como problemas de pareja o desempleo.


¿Cómo se trata el alcoholismo?

El tratamiento inmediato de la intoxicación alcohólica, puede requerir la administración de sueros por vía intravenosa para paliar la deshidratación y de vitaminas como la tiamina que permitan corregir el déficit que produce el alcohol en el organismo-. En ocasiones, puede ser necesaria la respiración asistida.

También deben tratarse las complicaciones que haya podido producir el consumo excesivo de alcohol. Para los síntomas de la abstinencia, puede necesitarse recurrir a sedantes suaves.

Posteriormente, el tratamiento dependerá de la gravedad del consumo de alcohol y demás afecciones médicas y psiquiátricas de la persona afectada. En caso de existir dependencia, esta puede necesitar seguir programas de desintoxicación y rehabilitación, que combinan terapia psicológica con atención médica y apoyo familiar. Asimismo, puede ser beneficiosa la participación en grupos de autoayuda como Alcohólicos Anónimos.

Como medida preventiva cuando existe riesgo de alcoholismo o recaída, existen, además, medicamentos que pueden ayudar a evitar la ingesta del alcohol pero que no curan el alcoholismo ni suprimen las ganas de beber.

4 consejos para prevenir el alcoholismo

Para prevenir la dependencia del alcohol y los problemas asociados a su uso nocivo, han de tenerse en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • 1. No ingieras alcohol y si lo haces no ingieras cantidades superiores a las consideradas de riesgo bajo.
    En España, el límite recomendado es de veinte gramos al día* (2 UBE) en el caso de los hombres y diez gramos al día para mujeres, aunque recuerda que solo el consumo cero está totalmente exento de riesgos.
  • 2. Dialoga con tus hijos sobre los riesgos del consumo de alcohol.
    Dedica tiempo a hablar con ellos abiertamente sobre este tema, informarles sobre sus efectos negativos y explicarles la importancia de saber decir no si les ofrecen alcohol.
  • 3. Da ejemplo.
    Si tienes hijos adolescentes, ofréceles un modelo adecuado de conducta y, si bebes, hazlo con sobriedad.
  • 4. Pide ayuda.
    Tanto para ti como quienes aprecias. Si detectas que existe un riesgo de alcoholismo o ya estás en consumos superiores a lo recomendado, pide ayuda a tu médico. Cuanto antes se empiece más fácil será salir de esa dependencia y evitar los efectos secundarios del alcohol

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¿Es bueno tomar un vaso de vino al día?

Por mucho que se encuentre extendida la creencia de que una copa de vino o una cerveza al día no entrañan riesgo para la salud e, incluso, pueden ser beneficiosas, la realidad es que no existe un nivel de consumo seguro de alcohol: la única manera de evitar sus efectos perjudiciales es no consumirlo.Quienes, no obstante, deseen hacerlo han de tener en cuenta los límites de consumo promedio de bajo riesgo de alcohol. Según la última actualización llevada a cabo por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España, en nuestro país, estos valores se sitúan en veinte gramos/día* (2 UBEs – Unidad de Bebida Estándar de alcohol) para hombres y diez gramos/día (1 UBE) para mujeres.Diez gramos de alcohol equivalen, aproximadamente, al contenido medio de un vaso de vino de cien mililitros de trece grados, un vaso de trescientos mililitros (un tercio) de cerveza de cuatro grados o treinta mililitros (un vaso de chupito) de licor de cuarenta grados.Por encima de los anteriores límites, se produce un incremento de la mortalidad en comparación con no beber o beber menos cantidad. Por otra parte, cabe recordar que no deben consumir alcohol bajo ningún concepto los menores de edad, las mujeres embarazadas o que estén dando de amamantar y cualquier persona que conduzca un vehículo o que realice actividades que requieran concentración o habilidades psicomotrices.Tampoco debe tomarse alcohol junto a otras drogas, si se padecen determinadas enfermedades, problemas de salud mental, en caso de ingesta de medicamentos o si existe una historia familiar de dependencia alcohólica.

¿Puedo beber alcohol si he consumido paracetamol?

Combinar alcohol con paracetamol, lejos de ser inocuo, puede resultar muy nocivo para el hígado, ya que se trata de un medicamento hepatotóxico. Por este motivo, no es buena idea tomarlo para aliviar los síntomas de la resaca, ya que multiplicamos los daños que el alcohol ya ha causado a este órgano.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.