Amnesia

¿Qué es la amnesia?

La amnesia es la pérdida de memoria,  es decir, la incapacidad total o parcial de almacenar o recuperar la información recibida sobre experiencias o hechos que han podido tener lugar en el pasado o de manera más reciente. Normalmente (a pesar de lo que solemos ver en cine o TV) la persona que sufre amnesia no pierde la conciencia de su identidad, es decir, recuerda quién es.

Es un trastorno que puede producirse tras el daño o alteración de cualquiera de las regiones del cerebro involucradas en la memoria como consecuencia de un traumatismo cerebral, demencias degenerativas, enfermedades del metabolismo, convulsiones, consumo de tóxicos, alteraciones psicológicas y en algunas ocasiones sin causa orgánica aparente.

En la amnesia  se ven afectados los recuerdos (inmediatos o del pasado) pero, en general, se mantiene el juicio, la capacidad de razonar y el conocimiento de la propia identidad.

La duración de la amnesia depende de la gravedad del daño o alteración que lo ha originado. Puede ser pasajera o permanente.

El tratamiento se centra en la causa de la amnesia, aunque existen técnicas para reforzar la memoria que, junto a la asistencia psicológica, pueden ser de ayuda para las personas afectadas, especialmente por el impacto psicológico que se sufre al no recordar.


¿Cómo se produce?

La amnesia puede producirse en caso de que exista algún déficit en cualquiera de las tres fases del procesamiento de los recuerdos por parte del cerebro:

  1. 1. Registro. Captura los nuevos datos y los fija en nuestra memoria.
  2. 2. Codificación de la información. El cerebro la enlaza con los recuerdos ya almacenados, con imágenes mentales o con otros elementos que puedan ayudar a recuperarla. Así, le asigna un tiempo en el que ocurrió ese recuerdo.
  3. 3. Recuperación del recuerdo.

¿Qué tipos de amnesia hay?

Según el criterio cronológico, existen dos tipos principales de amnesia:

  • Amnesia retrógrada. Incapacidad de recordar el pasado, tanto inmediato como lejano. Suele ser más habitual no recordar los momentos previos al trastorno que originó la amnesia y sí los hechos anteriores.
  • Amnesia anterógrada. No permite memorizar nuevos datos. No se recuerda lo sucedido después del inicio del trastorno. Es decir, está afectada la memoria a corto plazo, por lo que se olvidan los hechos unos segundos después de que sucedan.

Ambos tipos de amnesia pueden combinarse. 


¿Qué causa la amnesia?

La amnesia neurológica es consecuencia de una lesión, alteración o daño cerebral que, a su vez, puede estar provocado por las siguientes causas:

  • Trastornos que reducen el suministro de sangre y de nutrientes al cerebro como los accidentes cerebrovasculares o la parada cardíaca.
  • Una inflamación del cerebro (encefalitis), consecuencia de una infección de virus como el del herpes simple o de una reacción autoinmune -en ocasiones, provocada por la presencia de un cáncer en otras partes del cuerpo-.
  • La escasez de oxígeno en el cerebro debido a razones como un ataque cardíaco, una dificultad respiratoria o una intoxicación con monóxido de carbono.
  • El abuso de alcohol que, a largo plazo, provoca deficiencia de vitamina B1 -tiamina-, lo que se conoce como síndrome de Wernicke-Kórsakov.
  • Tumores en áreas del cerebro involucradas en la memoria.
  • Enfermedades cerebrales degenerativas como el Alzheimer u otras formas de demencia. En este caso, la amnesia suele ser progresiva y aumentar conforme avanza la degeneración del cerebro.
  • Epilepsia.
  • Determinados medicamentos como algunos antidepresivos, relajantes musculares, opiáceos y el litio, especialmente su abuso o uso inadecuado.
  • Los traumatismos craneoencefálicos también pueden ser causa de amnesia, aunque, si son leves, esta suele ser transitoria.
  • El estrés mental grave y los traumas psicológicos pueden provocar igualmente alteraciones en la memoria como mecanismo de defensa, siendo más un desencadenante que una causa per se.

¿Cuánto puede durar la amnesia y qué síntomas produce?

Los síntomas y duración dependen de la causa de la amnesia.

Si nos referimos al tiempo en el que el paciente presenta amnesia (no a qué periodo afecta esta), la pérdida de la memoria puede durar minutos, horas o llegar a ser permanente.

En cuanto a los síntomas, en función de cuál ha sido el desencadenante de esa amnesia, estos pueden variar. Por ejemplo, en casos de ictus puede haber síntomas motores, o convulsiones en el caso de una epilepsia o confusión en determinadas intoxicaciones.

El principal síntoma es la pérdida de acceso al recuerdo. Puede afectar a recuerdos cercanos (que han tenido lugar hace segundos, minutos o días) o pueden ser más lejanos y remotos en el tiempo, aunque es más frecuente que se pierdan los recuerdos recientes.

La amnesia afecta con mayor frecuencia a los hechos -memoria declarativa- que a las habilidades aprendidas en el pasado -memoria de procedimiento-. Es decir, se puede olvidar quién nos enseñó a manejar, por ejemplo, el mando de la tele, pero no se suele olvidar cómo emplearlo.

En caso de que la pérdida de memoria sea grave y extensa, por el impacto psicológico que representa, podría desembocar en un comportamiento antisocial que afecte a las relaciones personales y laborales.

En función de su causa también puede haber recuerdos falsos, confusión o desorientación.

En ningún caso debe confundirse amnesia con demencia ya que, en la primera, no se deterioran otras funciones cerebrales aparte de la memoria. Por ejemplo, siguen intactas la capacidad de la persona de atender, razonar, comunicarse mediante el lenguaje, al igual que su inteligencia, identidad y personalidad.


¿Qué es la amnesia global transitoria?

Es un un tipo particular de amnesia, concretamente de  amnesia anterógrada en la que se produce amnesia de lo ocurrido desde que se inicia el incidente.En ocasiones, también puede producirse cierta amnesia retrógrada, habitualmente de los días o meses previos al episodio.

Es un trastorno relativamente frecuente en el que se recupera la memoria en un plazo máximo de 24 horas y para la que aún no se conoce la causa. Por tanto, hablamos de una entidad y no de un síntoma.  

Las principales características de esta amnesia son:

  • Es transitoria: Dura desde unos pocos minutos hasta un día. Durante ese tiempo, la persona que la sufre no puede fijar recuerdos nuevos y le cuesta recordar generalmente situaciones cercanas en el pasado. No se olvidan recuerdos más antiguos.
  • Se mantienen intactas la percepción de la propia identidad (sabe quién es), y de las personas familiares, se mantiene el lenguaje, la conciencia y la capacidad de razonar y de realizar maniobras complejas (por ejemplo conducir), aunque en ocasiones se produce desorientación temporal (qué día es).
  • Es pasajera: el paciente va recuperando poco a poco los recuerdos anteriores y recupera la capacidad de fijar los nuevos.
  • No deja secuelas aunque pueden quedar lagunas de lo que ocurrió durante el episodio.
  • No se conocen sus causas, pero existen factores desencadenantes, como el estrés, episodios de angustia, traumatismos leves o ejercicio intenso, migrañas o episodios de hipertensión. La sospecha de AGT conlleva la realización de pruebas neurológicas para descartar otro tipo de causas. Una vez descartadas, es cuando se fija este diagnóstico.
  • Es una patología rara por debajo de los 50 años (2-4 casos por cada 100.000 habitantes) y más frecuente por encima de los 50 años (20-40 casos anuales por cada 100.000 habitantes).

Cuando el paciente se ha recuperado, no hay necesariamente mayor probabilidad de que se repita que en una persona que no la ha sufrido previamente. Suele causar mucha angustia durante el episodio, repitiendo continuamente preguntas del tipo de dónde está, qué ha pasado, que se repiten de forma cíclica ya que se olvidan las respuestas. El episodio suele ceder, como se ha indicado, en minutos o 24 horas máximo (duraciones mayores indican otras causas).

¿Qué otros tipos de amnesia existen?

Existen otros tipos de amnesia menos comunes:

  • Específica de un sentido. Afecta a los hechos procesados por un solo sentido, como el oído o la vista.
  • Amnesia infantil. No se recuerdan los hechos sucedidos durante la infancia.
  • Disociativa. Impide recuperar información sobre sucesos traumáticos. La persona puede olvidar recuerdos personales e información autobiográfica, pero, por lo general, su duración es breve.
  • De fuente. Se recuerdan datos concretos como una cara o un lugar, pero se desconoce su origen o relación con un hecho determinado.
  • Inducida por drogas. Puede darse por consumo de drogas o por su administración terapéutica.

¿Cómo se trata?

En algunos casos, como la AGT y otros,  la amnesia puede mejorar de manera espontánea. Si es necesario el tratamiento, este está dirigido al trastorno o enfermedad de fondo que la ha causado. Por ejemplo,  en casos de encefalitis vírica, el tratamiento estará dirigido a disminuir la presión en el cerebro y a tratar el virus causante. En caso de traumas psicológicos, pueden ser beneficiosas la psicoterapia o la hipnosis.

¿En qué se diferencia la amnesia de la demencia?
Aunque no haya medidas específicas para la amnesia, pueden ponerse en práctica técnicas para compensar la pérdida de memoria.

En los casos en los que la memoria no se recupere totalmente o ésta se produzca con cierta frecuencia,  aunque no existen medidas específicas para la amnesia, sí pueden ponerse en práctica técnicas que ayuden a compensar la pérdida de memoria. En este sentido, puede resultar muy útil la terapia ocupacional, capaz de ayudar a la persona afectada a aprender nueva información, que reemplace la que se ha perdido, o a usar recuerdos intactos como base para asimilar nuevos datos. Pueden aprenderse también estrategias que contribuyan a organizar la información con el fin de que sea más fácil recordarla.

Asimismo, las personas con amnesia pueden recurrir a los dispositivos tecnológicos como teléfonos móviles o tabletas para realizar las tareas del día a día. Por ejemplo, pueden programarlos para que les recuerden acontecimientos importantes o el momento de la toma de medicación.

También los cuadernos, calendarios de pared, organizadores de pastillas y fotografías de personas y lugares pueden ayudarles. Por último, es muy importante el apoyo familiar.


Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.