Anorexia

¿Qué es la anorexia?

La anorexia es un trastorno de la conducta alimentaria que provoca un miedo intenso a aumentar de peso –incluso estando por debajo del peso ideal-, así como una preocupación excesiva y exagerada por la figura. La persona que sufre esta patología posee a menudo una imagen distorsionada de su propia figura o imagen corporal, por lo que se percibe a sí misma con sobrepeso, obesidad o formas desproporcionadas.

Todo ello se traduce en conductas que buscan perder peso o evitar aumentarlo, mediante restricciones de la ingesta de alimentos o la práctica exagerada o compulsiva de ejercicio físico. En consecuencia, se produce una elevada pérdida de peso que, en los casos más graves, puede derivar en malnutrición. En el caso de las anorexias purgativas, se recurre también a los vómitos, el uso de laxantes y de diuréticos para perder peso.

Se trata de un trastorno mental grave, muy relaionado con alteraciones psicológicas como una baja autoestima, que resulta más frecuente entre las mujeres jóvenes. Tiende a la cronicidad y puede repercutir muy negativamente en la vida familiar, social y académica o laboral de la persona enferma.


¿Quién padece anorexia?

La anorexia afecta a una de cada cien adolescentes, según datos de la Asociación Española de Pediatría. De acuerdo a la FEACAB (Federación Española de Asociaciones de Ayuda y Lucha contra la Anorexia y la Bulimia), el 90-95% de las personas que la sufren son mujeres con edades comprendidas entre los 12 y los 25 años. Aunque es más frecuente entre los 12 y los 17 años, puede afectar también a niños, mujeres adultas y hombres jóvenes.


¿Qué tipos de anorexia existen?

Los expertos tienden a clasificar la anorexia en dos subtipos:

  • Restrictivo: la pérdida de peso se debe exclusivamente a la restricción alimentaria o a la práctica excesiva de ejercicio.
  • Compulsivo/purgativo: la persona afectada recurre a atracones o purgas (mediantes vómitos, enemas o laxantes) para perder peso.

¿Qué provoca la anorexia?

Más que una causa concreta, factores muy diversos pueden confluir y provocar el desarrollo de esta enfermedad:

  • Factores biológicos. Ser mujer y ser joven, predisposición genética, haber padecido o padecer sobrepeso durante la infancia y/o la adolescencia, entre otros.
  • Factores personales. Tener una baja autoestima, personalidad introvertida o insegura, afán de perfeccionismo, tendencia a la introversión o padecer trastornos psiquiátricos como la ansiedad, la depresión y los trastornos de personalidad, estar a dieta.
  • Factores familiares. Vivir en un entorno familiar preocupado excesivamente por la figura o el peso o en el que se siguen dietas restrictivas sin control ni seguimiento médico, madres sobreprotectoras, obesidad de algún miembro de la familia, clima tenso o poco afectuoso, problemas de convivencia entre los padres.
  • Factores socioculturales. La cultura de la delgadez que convierte a esta en sinónimo de belleza y éxito, y la transmisión de este mensaje a través de los medios de comunicación de masas y la publicidad hacen a las jóvenes más vulnerables y susceptibles de desarrollar anorexia.

¿Cuáles son sus síntomas o signos de alarma?

Los síntomas de la anorexia, que deben servir también de señales de alarma para padres y amigos, pueden manifestarse en diversos planos:

  • Alteraciones del comportamiento:
    • Negación a mantener el peso adecuado a la edad y la altura.
    • Tendencia a afirmar y a hablar de la propia gordura, aunque se esté delgada.
    • Pesarse compulsivamente.
    • Seguimiento de dietas prolongadas e autoimpuestas. Se reducen especialmente los alimentos que contienen más grasas, azúcares o calorías.
    • Se tiende a preparar los alimentos a la plancha y a comer sin compañía.
    • Se disminuye el consumo de líquidos.
    • Conductas purgativas como vómitos autoinducidos o abuso de laxantes.
    • Práctica compulsiva de ejercicio.
    • Aislamiento social. Se tiende a pasar más horas en soledad y se pierde el interés por las actividades familiares, sociales o sentimentales.
    • Aumento de las horas de estudio.
    •  Disminución de las horas de sueño.
  • Alteraciones psicológicas y emocionales:
    • Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o vacío, desesperanza y pesimismo.
    • Baja autoestima.
    • Miedo a perder el control.
    • Irritabilidad y, a veces, agresividad.
    • Dificultades para concentrarse.
    • Índice elevado de autoexigencia y de insatisfacción personal.
    • Percepción errónea de las propias medidas corporales y trastorno severo de la imagen corporal.
    • Terror a subir de peso.
    • Desinterés sexual y por las actividades lúdicas o recreativas.
  • Alteraciones  fisiológicas:
    • Pérdida excesiva de peso.
    • Debilidad y mareos.
    • Palidez.
    • Irregularidades y pérdida de la menstruación. Alteraciones en los ovarios.
    • Sequedad de la piel.
    • Caída del cabello.Dificultad para conciliar el sueño.
    • Frío.
    • Estreñimiento.
    • En los casos más graves, se puede llegar a sufrir úlceras esofágicas, osteoporosis, bradicardias (baja frecuencia del ritmo cardíaco), dentaduras deficitarias, desnutrición o, incluso, la muerte (existe riesgo de hasta el 6% en 10 años por malnutrición o suicidio, según la Clínica Universitaria de Navarra).

¿Se puede curar la anorexia?

En general, el tratamiento incluye psicoterapia grupal, individual y familiar. También puede existir un grupo de apoyo para familiares, cuyo respaldo al equipo médico e implicación en el proceso de recuperación de la paciente es crucial. Se trata de los denominados grupos de padres que ayudan a la familia de los pacientes a comprender su enfermedad compartiendo sus experiencias con otras personas con la misma situación. El objetivo de estos grupos es formar a los padres para que ellos sean también elementos terapéuticos, ya que tal como recomienda la FEACAB, es indispensable contar con la colaboración de la familia para el tratamiento de estas enfermedades.

Los tratamientos suelen durar al menos cuatro o cinco años, aunque depende de cada paciente. Una parte importante conlleva adquirir conductas de alimentación adecuadas, pero va mucho más allá. Según la guía familiar “¿Qué podemos hacer desde casa?” de la Fundación Imagen y Autoestima (IMA), una de las mayores dificultades es la dificultad de la enferma para reconocer su problema.

La recuperación constituye un proceso en el que la persona va descubriendo qué dificultades sufre más allá de la alimentación y qué está manifestando a través de su comportamiento con la comida. De acuerdo a esta publicación, los signos emocionales de la enfermedad – baja autoestima, dificultades en las relaciones sociales, dificultad en aceptarse a sí misma, miedo a crecer…- van surgiendo y reconociéndose conforme avanza el tratamiento.

Por último, el tratamiento farmacológico está solo recomendado en el caso de que existan patologías añadidas como la depresión. Si existe riesgo para la vida de la paciente o desnutrición, puede ser necesaria la hospitalización para su realimentación.

10 consejos para prevenir y superar la anorexia

La prevención desde el seno de la familia es fundamental para evitar que nuestra hija o hijo desarrolle esta enfermedad. Una vez se ha manifestado el problema, el respaldo familiar es también fundamental para su recuperación:

  • 1. En casa, no des demasiada importancia al físico.
    El peso, la talla o la figura no deben ser temas de conversación centrales. Fomenta también una actitud reflexiva y crítica sobre los comentarios que se hacen respeto a vuestro físico y el de las personas de vuestro entorno.
  • 2. Comed en familia al menos una vez al día.
    Constituye la oportunidad perfecta para instaurar con el ejemplo hábitos de alimentación saludables y disfrutar de la comida juntos. Esta es, además, un fantástico espacio de comunicación entre padres e hijos.
  • 3. Si sospechas que existe un problema, actúa con calma.
    Es importante ponerte en marcha para atajar el problema, pero sin vivir la enfermedad como un drama. El primer paso es contactar con el médico de cabecera que, ante la sospecha, derivará a los profesionales indicados que establezcan el diagnóstico y el tratamiento adecuado.
  • 4. Gánate la confianza de tu hija o hijo.
    Es fundamental para que reconozca que tiene un problema y emprenda la recuperación. Busca un momento adecuado y un lugar tranquilo donde no puedan molestaros y escúchale con atención. No debes intentar convencerle de que está haciendo una tontería, sino hacerle sentir tu preocupación y deseo de ayudarle.
  • 5. Sugiérele ayuda profesional.
    Anímale a que acuda, primero a su médico de cabecera, y posteriormente a un psicólogo o nutricionista y acompáñale a las primeras visitas para que se sienta más tranquila/o y reconfortada/o. Las asociaciones contra los trastornos de la conducta alimentaria suelen ser disponer de servicios de asesoría gratuitos y, además, la red sanitaria pública cuenta con unidades especializadas en estas enfermedades.
  • 6. No intentes cambiar su comportamiento respecto a la comida o el peso.
    No te pelees con ella o él sobre este tema, pues son ellos mismos quienes han de tomar conciencia de su problema y cambiar su comportamiento. De lo contrario, puedes acabar frustrándote y tu hija o hijo, alejándose de ti.
  • 7. No es necesario que el enfermo acepte el término anorexia o bulimia. 
    Sí que hace falta que la persona acepte que sucede alguna cosa, que algo ha cambiado en su comportamiento, que no rinde como antes…, pero no es imprescindible que verbalice el nombre de la enfermedad que sufre.
  • 8. No le “castigues”.
    Es otro de las recomendaciones que los expertos hacen a los familiares de personas con anorexia: no le prohibas salir de casa o ir solo al baño ni le hables en un tono demasiado duro o le obligues a comer ciertas cosas. Debe ser el especialista quien indique las pautas de actuación.
  • 9. Ármate de paciencia.
    Se trata de una enfermedad psicológica, cuyo tratamiento requiere, por lo general, varios años. Trata de dosificar tus energías y ser constante en las pautas y medidas que debas adoptar para ayudar a tu hija o hijo.
  • 10. No conviertas la anorexia en el centro de la vida familiar.
    Que todo gire en torno a la enfermedad solo consigue reforzar y prolongar el problema. Intenta, por tanto, que la rutina de la familia se altere lo menos posible.

Fuentes

Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.