Astenia primaveral

¿Cómo sobrellevar el cambio de estación? Evita la astenia primaveral con estos consejos. CinfaSalud
La astenia típica de la primavera no es un trastorno grave.

Tras el invierno, puede llegar una sensación de decaimiento 

Las temperaturas se tornan más cálidas y disfrutamos de más de horas de luz. Sin embargo, a veces, en la primavera se pueden experimentar algunos síntomas que, en su conjunto, se han denominado astenia primaveral. Aunque tiene carácter leve y suele remitir por sí sola al cabo de unos días –menos de dos semanas-, la palabra astenia es un término que se refiere a una sensación de fatiga o debilidad generalizada que, en algunas personas, puede hacer muy difícil llevar a cabo las tareas cotidianas con normalidad. De hecho, la palabra astenia proviene del griego “asthenia”, cuyo significado es la “cualidad de estar sin fuerza”.

La astenia puede llegar, además, acompañada de otras manifestaciones, como por ejemplo, fatiga intelectual, dificultad para concentrarse, pérdida de memoria, dolor de cabeza y problemas para dormir. También pueden darse irritabilidad y un estado de ánimo más apático o bajo de lo habitual sin que, aparentemente, haya un motivo.

Así mismo, y según la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), la astenia primaveral puede caracterizarse también por una pérdida del apetito. Según esta institución, cuatro de cada diez personas cambian su alimentación con respecto al invierno en esta época del año.


Una respuesta del organismo que no afecta a todas las personas

Debemos saber que cuando hablamos de astenia primaveral no nos referimos a un diagnóstico médico ni existe evidencia científica que demuestre su relación estricta con la primavera, sino más bien se tiende a considerarla como una respuesta de adaptación al cambio de luz, temperatura y horarios que suceden en algunas épocas del año.

De igual modo, existen diversos datos sobre la prevalencia de la astenia primaveral: algunas fuentes indican que es mayor entre las mujeres y en la franja de edad de los 30 a los 50 años, pero otros estudios hablan de una prevalencia entre hombres ligeramente superior que entre mujeres. En definitiva, y al tratarse la astenia de una entidad no reconocida como enfermedad, no se han hallado datos concluyentes al respecto.


Un trastorno persistente que puede estar asociado a problemas de salud previos

Los expertos advierten de que si los síntomas descritos como astenia persisten en el tiempo, son muy intensos o se acompañan de otras manifestaciones, pueden estar asociados a otros problemas de salud -a veces no diagnosticados con anterioridad-. Por citar un ejemplo, las alergias que se exacerban con las elevadas concentraciones de polen que se producen en esta época del año, o incluso problemas respiratorios previos pueden estar en el origen de este cuadro de astenia.

Cuando no existen enfermedades asociadas, se cree que la astenia primaveral se debe a un cambio de carácter hormonal en la regulación de nuestro organismo, con el que este intenta afrontar los cambios que tienen lugar en primavera: un mayor número de horas de luz, el cambio al horario de verano, la subida generalizada de las temperaturas, etc. Cambios que suelen llevarnos a dedicar más tiempo al ocio y a las aficiones deportivas.

En concreto, la regulación de la actividad de una región del cerebro, llamada hipotálamo, es muy sensible a las variaciones de los tiempos de luz y oscuridad, y ello provoca un cambio en la secreción de determinadas hormonas. En concreto, en las endorfinas -asociadas a la sensación de bienestar, a una mayor vitalidad y a una mejor percepción del cansancio-; en la serotonina -implicada en la regulación del estado anímico y del estrés-; o en la melatonina -la hormona que nuestro organismo segrega durante las horas de oscuridad para ayudarnos a conciliar el sueño-.

Por tanto, este delicado equilibrio en el que las horas de luz son determinantes para la regulación de nuestros ritmos biológicos puede estar en el origen de estos cambios adaptativos a las nuevas condiciones ambientales de la primavera. Por explicarlo sencillamente, es como si nuestro cuerpo despertara de la ‘hibernación’, ya que el invierno es una estación caracterizada por las pocas horas de luz y las temperaturas más bajas.

Claves para afrontar la astenia primaveral

Al no ser considerada una enfermedad, la astenia primaveral no cuenta con un tratamiento específico, pero existen determinadas pautas relacionadas con el estilo de vida que pueden ayudarnos a prevenir los síntomas o, al menos, a minimizarlos, mientras estén presentes:

  • 1. Cuida tu alimentación. 
    Llevar una alimentación equilibrada y variada es más importante que nunca en la época primaveral, en la que tu salud puede resentirse por la astenia. Por ello, evita o reduce el consumo de grasas e hidratos de carbono refinados y aumenta el de frutas y verduras. Las vitaminas y minerales que estas contienen te ayudarán a reforzar tu sistema inmune y a combatir la falta de energía. Otras sustancias, como por ejemplo el triptófano, que es un aminoácido que nuestro organismo precisa para segregar serotonina y melatonina, puede ser un factor que nos ayude a combatir este bajo tono vital. Puedes encontrarlo en el salmón, los huevos, las ostras y los lácteos como el queso, legumbres y cereales entre otros alimentos. También debes ingerir proteínas (carnes, pescados o huevos) al menos una vez al día.
  • 2. Pon orden en tu alimentación. 
    Recuerda mantener un ritmo y un horario regular de comidas. Lo aconsejable es que sean cinco al día, sin que pasen más de cuatro horas entre una y otra. Intenta no picar entre horas.
  • 3. Toma cenas ligeras. 
    Evita las comidas abundantes por la noche, para evitar que la digestión interfiera en el sueño. E intenta cenar al menos dos horas antes de irte a dormir.
  • 4. Mantente hidratado. 
    Es crucial para que tu organismo funcione correctamente. En general, se recomienda beber entre dos y dos litros y medio de líquidos –fundamentalmente, agua- a diario. Los caldos, infusiones y zumos naturales son también bienvenidos y pueden complementar la ingesta de agua. Evita, en cambio, el alcohol.
  • 5. Reduce el consumo de café. 
    Y de cualquier bebida que contenga cafeína u otras sustancias estimulantes como la teína. Toma, en su lugar infusiones digestivas o relajantes. La nicotina también debe evitarse.
  • 6. Establece un horario de sueño regular. 
    Intenta acostarte y levantarte cada día a la misma hora, a pesar de que haya aumentado el número de horas de luz, y de dormir ocho horas diarias, pues un descanso reparador ayuda a mantener altas nuestras defensas. Cuando llegue el cambio de hora, intenta anticiparte: los días anteriores puedes prepararte levantándote quince minutos antes.
  • 7. Muévete. 
    Durante esta época, realiza ejercicio físico moderado: pasea, nada, monta en bicicleta, practica yoga o pilates… Te ayudará a liberar endorfinas y, por tanto, a elevar tu estado de ánimo. También aumentarás tu resistencia al estrés.

Fuentes

Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.