Cáncer de vía biliar

De la mano de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), nos acercamos al cáncer de vía biliar, un tipo de cáncer poco frecuente.

¿Qué es el cáncer de vía biliar?

El sistema biliar abarca los conductos biliares intra y extrahepáticos, que transportan bilis desde el hígado y la vesícula biliar hasta el intestino delgado.

Los carcinomas de las vías biliares son tumores malignos infrecuentes cuyo pronóstico ha sido tradicionalmente malo a corto plazo. Ello es debido a un doble motivo: su carácter clínicamente silencioso hace que se diagnostiquen en fases tardías de la enfermedad, y su extensión es en una zona quirúrgica de difícil resección.

Los tumores biliares se dividen en tres grupos:

  • Colangiocarcinoma intra y extrahepáticos: tumores originados en la vía biliar, en su recorrido, dentro o fuera del hígado.
  • Cáncer de la vesícula biliar.
  • Tumores de la ampolla de Vater (ubicada donde el conducto colédoco y el conducto pancreático se unen y se vuelcan en el intestino delgado).

¿A quién afecta el cáncer de vía biliar?

El colangiocarcinoma, uno de estos tumores biliares, representa el 3% de todas las neoplasias digestivas (la formación de tejido tumoral en el sistema digestivo). Su incidencia ha aumentado a los largo de los últimos años, especialmente en países desarrollados. 


¿Qué factores de riesgo producen tumor de las vías biliares?

En el caso del colangiocarcinoma, en la mayoría de casos no hay unos factores claramente identificados como de riesgo, no obstante se han propuesto causas que originan inflamación en el conducto (inflamaciones, infecciones…).

En el caso del tumor de vesícula biliar, algunos de los factores de riesgo descritos son:

  • Colelitiasis: algunos estudios han relacionado la presencia de piedras en la vesícula con el desarrollo del tumor. También se ha relacionado con el tamaño de la piedra.
  • Calcificación de la vesícula biliar.
  • Pólipos en la vesícula.

¿Cuáles son los síntomas del carcinoma de las vías biliares?

Algunos de los síntomas más frecuentes del cáncer de las vías biliares son:

  • Ictericia: coloración amarillenta de la piel, especialmente en los colangiocarcinomas. Se produce debido a que la presencia del tumor, especialmente en el caso del colangiocarcinoma o del ampuloma, colapsa la salida de la bilis del hígado. Es menos frecuente en el caso del tumor de la vesícula biliar.
  • Falta de apetito: se suele dar cuando el tumor se diagnostica en un estado avanzado y con presencia de metástasis.
  • Pérdida de peso: se suele dar cuando el tumor se diagnostica en un estado avanzado y con presencia de metástasis.
  • Dolor abdominal: puede ser otro síntoma que nos puede hacer sospechar de un cáncer de la vía biliar, aunque suele ser también un síntoma común en muchas otras enfermedades.

En los últimos años, se ha aprendido que los distintos tumores biliares -los colangiocarcinomas intrahepáticos, los colangiocarcinomas extrahepáticos o el tumor de la vesícula biliar- son diferentes en cuanto a pronóstico y a nivel molecular, presentando alteraciones en genes muy diferentes.


¿Cómo se diagnostica un tumor de vía biliar?

Este tipo de tumor de la vía biliar se puede diagnosticar mediante las siguientes pruebas:

  • Analítica general: permite detectar la presencia de una alteración de la expulsión de la bilirrubina en caso de que exista, así como otras alteraciones del funcionamiento hepático.
  • TAC toracoabdominal: confirma la imagen del tumor, su localización, la posibilidad de que pueda o no ser operado (en función a su extensión o a si afecta o no a órganos vevcinos) e informa de la presencia de metástasis.
  • Colangioresonancia: define mejor la extensión local del tumor y ayuda en la valoración de si un tumor es o no quirúrgico.
  • Biopsia: no siempre es posible realizarla, por la difícil localización del tumor.

¿Qué estadios presenta el cáncer de vía biliar?

Para la estadificación de los tumores de la vía biliar y la vesícula biliar el sistema que se utiliza es el TNM, que es un tipo de clasificación que define la extensión del tumor: la T es la extensión local en la pared del órgano donde se encuentra el tumor; la N informa de la extensión de la enfermedad a ganglios vecinos; y la M indica la presencia de metástasis a distancia.


¿Cómo se trata el cáncer de vía biliar?

La opción de tratamiento curativo en el tumor de la vía biliar es la opción quirúrgica. Por desgracia, en ocasiones, cuando el tumor se diagnostica, ya es demasiado tarde porque el tumor no se puede operar, bien por la extensión local que invade estructuras vecinas o bien por la presencia de metástasis.

Existe la posibilidad de que, a pesar de realizar una cirugía que elimine todo el tumor, este vuelva a aparecer al cabo del tiempo. Con el objetivo de disminuir el riesgo de que esto ocurra se puede aplicar tratamiento complementario adyuvante a la cirugía con quimioterapia (generalmente capecitabina) durante 6 meses.

Si el tumor se diagnostica en fase avanzada el tratamiento de elección es la quimioterapia, cisplatino y gemcitabina.

El cáncer de vía biliar puede tratarse mediante la opción quirúrgica, aunque en ocasiones, cuando se diagnostica, el tumor ya no se puede operar.
La incidencia del cáncer de vía biliar ha aumentado en los últimos años, aunque sigue siendo una enfermedad poco frecuente.

Recientemente se ha publicado un estudio que ha demostrado que la combinación de la quimioterapia cisplatino y gemcitabina más inmunoterapia (durvalumab) es más eficaz que la quimioterapia sola, siendo una opción de tratamiento para estos pacientes cuando no está contraindicada la inmunoterapia.

Los pacientes en que la enfermedad se ha hecho resistente a la quimioterapia basada en cisplatino y gemcitabina, se puede plantear quimioterapia con 5-fluorouracilo y oxaliplatino (FOLFOX).

En los últimos años se han estudiado las características moleculares de este tumor. Distintos estudios han demostrado resultados muy favorables frente a distintas dianas terapéuticas. Para ello es importante hacer un estudio molecular de los tumores de la vía biliar, sobre todo cuando el tumor se origina en los conductos biliares intrahepáticos, donde el rendimiento es más alto. De las alteraciones que a día de hoy tienen tratamientos más activos son las fusiones de FGFR2, las mutaciones de IDH1, las mutaciones de BRAF V600E, la presencia de inestabilidad de microsatélites y la amplificación de HER2. En España hay programas de investigación que permiten el tratamiento dirigido a estas alteraciones.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.