Cefalea tensional

¿Qué es?

El dolor de cabeza más frecuente

Aunque no es grave, puede impedirnos disfrutar de una tarde de ocio o concentrarnos en el trabajo. Sin ser tan conocido como la migraña, existe otro tipo de dolor de cabeza, llamado cefalea tensional.
En general, las cefaleas se clasifican en primarias, en las que no existe otra causa que las origine, y secundarias, que son debidas, en general, a alguna enfermedad subyacente. Las cefaleas primarias son las más frecuentes y, entre ellas, se encuentran la cefalea tensional y la migraña.

Dentro de la cefalea tensional, existen dos formas de presentación: una, llamada cefalea tensional crónica, y otra, que se denomina cefalea tensional episódica (con dos variantes a su vez: frecuente e infrecuente) de presentación ocasional. La cefalea tensional afecta al 70% de algunos grupos de población, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En este contenido vamos a abordar la cefalea tensional, que constituye el primer motivo neurológico de consulta en Atención Primaria y el primero en atención especializada, así como una razón frecuente de que faltemos al trabajo. De hecho, provoca más jornadas laborales perdidas que la migraña. Además, la cefalea tensional es el dolor de cabeza del tipo primario más frecuente.


Sensación de opresión en toda la cabeza

De carácter benigno, la cefalea tensional suele comenzar en la adolescencia, aunque su pico de prevalencia se da entre los 30 y 40 años en ambos sexos, si bien, proporcionalmente, se da más entre las mujeres que entre los hombres (en una relación de tres a dos, según la OMS). De intensidad habitualmente leve o moderada, suele afectar a toda la cabeza de una manera continuada y molesta. Muchas veces, este dolor es descrito como una sensación de opresión similar a la que provocaría llevar en la cabeza un casco o una banda apretada a su alrededor.

Esta sensación puede ir acompañada también de dolor y contractura en los músculos de la frente y la nuca, el cuello y los hombros y, a menudo, la palpación de los músculos afectados puede producir dolor. A diferencia de otros tipos de dolor de cabeza, como la migraña, no se acompaña de alteraciones visuales, náuseas o vómitos. Al contrario que esta, además, la cefalea tensional no empeora con la actividad física, la luz o los ruidos, aunque sí puede padecerse una mayor sensibilidad a la luz (fotofobia) o a los sonidos (fonofobia) -aunque no a la vez- cuando se sufre una cefalea tensional.


Dolor de cabeza sin causa conocida

Hasta el momento, se desconoce qué provoca exactamente este tipo de dolor de cabeza. Se piensa que, en el origen, puede haber muchos factores que lo desencadenen, de los que, a continuación, reseñaremos sólo algunos. Por otra parte, las causas pueden variar mucho de una persona a otra e, incluso, en una misma persona, en función de la fase de la evolución de la enfermedad en la que se encuentre.

En cuanto a la cefalea tensional crónica, se han identificado algunos factores genéticos que aumentan el riesgo de padecerla en familiares de primer grado y, con mucha frecuencia, se asocia también a problemas como la depresión y la ansiedad.

Existen también algunos mecanismos relacionados con el aumento de la sensibilidad a los estímulos y con la disminución del umbral del dolor de la persona que se han identificado en el origen de este cuadro.

Entre los factores detonantes, el estrés es uno de los más habituales; también el cansancio, trastornos del sueño o estar viviendo una situación de conflicto en el entorno laboral o familiar que genere tensión mental puede desencadenar la cefalea tensional. Y se ha descrito también una fuerte asociación con la fibromialgia.

Así mismo, existen estudios que la relacionan con la latitud, por lo que se plantea su asociación con los niveles de vitamina D y se investiga en la actualidad la administración de suplementos vitamínicos.

Otros factores relacionados con el estilo de vida que con frecuencia se han mencionado como desencadenantes, como por ejemplo, el consumo de alcoholel tabaco o la escasez de actividad física están más cuestionados, porque existen discrepancias en los diferentes estudios.


Desde media hora a más de 15 días

Por otro lado, y como hemos comentado al inicio, la cefalea tensional puede aparecer de manera ocasional -episódica- o ser crónica. En el primer caso, puede durar de media hora a siete días, y podemos distinguir dos formas: la infrecuente y la frecuente.

La cefalea episódica frecuente, aunque se repita o prolongue, siempre tiene lugar durante menos de quince días al mes a lo largo de un periodo de tres meses. En cambio, cuando la cefalea es crónica, se prolonga durante quince o más días al mes durante tres meses. Es decir, puede presentarse de manera casi constante, por lo que la cefalea tensional crónica resulta más incapacitante que la episódica.


Terapias no farmacológicas y farmacológicas para tratar la cefalea tensional

Para paliar o acabar con la cefalea tensional, en los inicios resulta esencial que el paciente comente lo que le preocupa con su médico. Una buena conversación con el profesional sanitario puede resultar muy tranquilizadora y puede servir para valorar, de entrada, la utilización de terapias no farmacológicas. Biofeedback (el paciente aprende a controlar su grado de tensión muscular mediante unos electrodos que, aplicados en los músculos, aportan información al respecto); técnicas cognitivo-conductuales (psicoterapia); técnicas de relajación; fisioterapia manual (para que el paciente aprenda reeducación postural que le ayude a mejorar las contracturas musculares); acupuntura o la práctica de actividad física son algunos ejemplos de opciones no farmacológicas para enfocar el tratamiento.

En cuanto al tratamiento farmacológico, suele recurrirse al uso de analgésicos -medicamentos como los antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno), que son de primera elección y más eficaces que otros que también se pueden utilizar como el paracetamol y aspirina -, que han de combinarse con reposo en un ambiente tranquilo.
También existe otro tipo de fármacos del grupo de los antidepresivos que, utilizados a dosis menores que para tratar cuadros depresivos, son eficaces para el tratamiento preventivo de las cefaleas de tensión.


Vigilancia para prevenir complicaciones

Aunque raramente sucede, los dolores de cabeza, en general, pueden indicar una afección grave, como un tumor cerebral o la rotura de un vaso sanguíneo –aneurisma-, por lo que conviene siempre estar atento a los signos y síntomas del paciente. Por este motivo, es recomendable acudir al médico en el caso de que el dolor de cabeza no se alivie con los analgésicos habituales, sea necesario tomarlos más de dos veces a la semana, o la cefalea interfiera en la vida diaria.

Así mismo, sería necesaria una consulta médica urgente si el dolor se presentara tras un golpe en la cabeza, comenzara de una manera muy brusca e intensa, los episodios se produjeran cada vez con mayor frecuencia e intensidad, estuvieran acompañados de alteraciones en la visión, la sensibilidad o la movilidad o hubiera otros síntomas como fiebre, entumecimiento o rigidez en el cuello.

10 Consejos para prevenir la cefalea tensional

  • 1. Descansa lo suficiente.
    Mantén un horario regular de sueño y duerme siete u ocho horas al día. Si es necesario, cambia de almohada o de colchón, al igual que la postura en la que duermes.
  • 2. Cuida tu alimentación. 
    Come de manera variada y equilibrada, mantén también horarios regulares de comida y recuerda que se recomienda realizar cinco comidas diarias.
  • 3. Mantente hidratado. 
    Bebe entre dos litros y dos litros y medios de agua al día. También puedes tomar zumos naturales, caldos e infusiones.
  • 4. Limita el consumo de alcohol, cafeína y azúcar. 
    Evita también el tabaco.
  • 5. Huye del sedentarismo.
    Practicar ejercicio regularmente aumentará tu sensación de bienestar y mantendrá tu cuerpo en forma. El deporte, además, te ayudará a liberar tensiones.
  • 6. Cuida tu postura. 
    Si pasas muchas horas frente al ordenador o en la misma postura durante tu jornada laboral, cuida tu postura para evitar que la musculatura del cuello y de los hombros se sobrecargue. Realiza una pausa de vez en cuando para realizar estiramientos.
  • 7. No olvides tus gafas. 
    Si las necesitas, recuerdas llevarlas cuando conduzcas, leas veas la tele o vayas al cine. Acude a tu oftalmólogo regularmente para revisar tu vista.
  • 8. Aprende a relajarte. 
    Intenta incorporar a tu día a día técnicas de relajación progresiva y respiración profunda, o anímate a practicar disciplinas como el yoga, el pilates o el tai chi. De vez en cuando, regálate un baño caliente o un masaje.
  • 9. Lleva el control de tus dolores de cabeza. 
    Cuando son crónicos, registrar en un calendario los detalles como la frecuencia o los desencadenantes puede ayudarte a valorar si existe un patrón y a conocer mejor las circunstancias en que se originan y, por tanto, a prevenirlas.
  • 10. Busca ayuda. 
    Pregunta a tu médico y sigue sus recomendaciones en cuanto al seguimiento de los síntomas y el manejo de los fármacos y no te automediques.