Citomegalovirus

¿Qué es el citomegalovirus?

El citomegalovirus es un virus de la familia de los herpesvirus. Se trata de un virus muy frecuente (en España se calcula que más del 50% de la población adulta ha sufrido una infección por CMV en algún momento de su vida). No obstante es un virus que casi siempre cursa de forma asintomática y sólo es preocupante su contagio en personas inmunodeprimidas o en infección durante el embarazo. 

El citomegalovirus se transmite por fluidos corporales: saliva, leche materna, secreciones vaginales, orina,  semen, heces, sangre y otros fluidos. También la infección se puede contraer a través de trasplantes de tejidos o de órganos. Además, puede transmitirse de la madre al feto (transmisión vertical) a través de la placenta.

No es un virus muy contagioso y su diseminación requiere un contacto muy estrecho o íntimo. La transmisión ocurre por contacto con los fluidos corporales de un paciente que tiene la infección activa o que la ha tenido y aún elimina el virus. El contagio suele producirse al tocarse los ojos, el interior de la nariz o la boca tras tener contacto con los fluidos corporales de un individuo infectado o por vía sexual.

Una vez que se contrae la infección, el citomegalovirus permanece en el cuerpo de por vida en un estado de latencia y se puede reactivar posteriormente. También es posible la reinfección con una nueva cepa.

Los síntomas son muy variables. La gran mayoría de las personas infectadas por citomegalovirus son asintomáticas, aunque, en ocasiones, puede causar fiebre y/o fatiga que pasa desapercibida. Si la persona que se infecta está sana, raramente los síntomas llegan a ser graves. La principal importancia de la infección por citomegalovirus radica en la gravedad con que puede afectar a neonatos e inmunodeprimidos. Si el sistema inmune está inmaduro como es el caso de neonatos, o está debilitado como en inmunodeprimidos o trasplantados, la infección puede ser grave.  En estos casos la infección puede cursar con fiebre, inflamación del hígado (hepatomegalia), pudiendo, en ocasiones, causar retinitis y ceguera, encefalitis o neumonía. Además, en las mujeres embarazadas pueden aparecer síntomas graves en los bebés infectados antes del nacimiento.

Normalmente, no es necesario tratamiento. En caso de que sí lo sea, se suelen administrar antivirales.


¿A cuánta gente afecta?

La infección por citomegalovirus afecta a personas de todas las edades y en todas las partes del mundo. No obstante, su prevalencia es especialmente elevada en los países subdesarrollados y en las áreas con condiciones socioeconómicas deficientes como hacinamiento y falta de higiene, donde la mayoría de los niños se ha infectado antes de la pubertad.

En los países desarrollados, se calcula que más de un 50% de la población ha tenido infección por citomegalovirus en algún momento de su vida.

El citomegalovirus es la causa más frecuente de infección congénita y aparece entre un 0,3% y un 0,6% de los recién nacidos en Europa, según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

En los Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), señalan que cerca de 1 de cada 3 niños ya se ha infectado por el citomegalovirus para cuando alcanza los 5 años de edad, y más de la mitad de los adultos han contraído la infección a los 40 años.


¿Cómo se transmite?

Cuando el citomegalovirus está activo en el cuerpo, puede transmitirse por vía sexual y no sexual, ya que las personas infectadas excretan el virus por la orina, la saliva, la sangre, las secreciones vaginales, el semen, las heces y la leche materna. Por tanto, la infección suele producirse por contacto directo con fluidos contaminados.

Si no hay síntomas graves, el citomegalovirus no suele tratarse con fármacos.
Una de las vías de transmisión del citomegalovirus es de madre a hijo durante el embarazo o el parto.

Otras posibles vías de transmisión son de la madre al hijo durante el embarazo o durante el parto, así como las transfusiones de sangre y el trasplante de órganos, de médula ósea o de células madre.


¿Qué síntomas tiene el citomegalovirus?

La infección por citomegalovirus suele ser asintomática en personas con buen estado previo de salud, aunque, en adolescentes y adultos jóvenes, en ocasiones, puede causar fatiga, fiebre, dolor de garganta, dolores musculares e inflamación de los ganglios y ligera hepatomegalia (inflamación del hígado).  No existe vacuna y los síntomas de la infección muchas veces pasan desapercibidos y se resuelven espontáneamente sin tratamiento.

El riesgo de infecciones graves es mayor en los bebés infectados antes del nacimiento-citomegalovirus congénito- o en personas con el sistema inmune debilitado, por ejemplo, aquellas que han sufrido un trasplante de órganos o padecen VIH. En estos casos, suele ser la reactivación del virus latente la que provoca problemas más graves como:

  • retinitis -inflamación de la retina, que puede producir ceguera-.
  • colitis -una inflamación del colon que produce diarrea, pérdida de peso, pérdida del apetito y fiebre-.
  • encefalitis – inflamación cerebral-.
  • polirradiculopatía -inflamación de los nervios-.
  • otros órganos que pueden verse afectados son los pulmones, el hígado, el esófago y el estómago.

En el caso de los bebés infectados con citomegalovirus durante el embarazo, puede haber aborto espontáneo, nacimiento prematuro y muerte del recién nacido. En recién nacidos, la infección no sobrepasa el 0,3%-2,4%  del total en nuestro medio. Si hubiera infección, los bebés que sobreviven pueden tener bajo peso al nacer, ictericia -piel y ojos amarillentos-, daños en el hígado, manchas púrpuras en la piel, erupción cutánea, cabeza anormalmente pequeña -microcefalia-, bazo agrandado, neumonía y convulsiones.

A veces, los bebés parecen saludables al nacer, pero meses o años después, desarrollan síntomas tardíos como pérdida auditiva, retraso en el desarrollo o problemas de visión.

No obstante, como se comentaba, la infección congénita está por debajo del 2,5% en nuestro país.


¿Cómo se trata el citomegalovirus?

El tratamiento del citomegalovirus no suele ser necesario en niños y adultos sanos. Incluso en caso de fiebre, adenopatías y hepatomegalia, la persona se recupera sin necesidad de recurrir a medicación.

En el caso de los recién nacidos con citomegalovirus congénito y de las personas con el sistema inmune deprimido, el tratamiento depende de los síntomas y su gravedad. Lo más habitual es emplear fármacos antivirales y siempre bajo control médico dado el perfil de seguridad y eficacia de estos fármacos.   


Cómo prevenir el citomegalovirus

Una higiene cuidadosa basada en las siguientes precauciones es la mejor manera de prevenir el citomegalovirus, especialmente durante el embarazo:

  • 1. Lávate las manos con frecuencia.
    Hazlo minuciosamente con agua y jabón durante quince o veinte segundos, sobre todo, después de cambiar pañales o dar de comer a niños pequeños, limpiarles la nariz o la saliva o tocar sus juguetes.
  • 2. No beses en la mejilla o en la boca a niños menores de 5 o 6 años.
    Debes evitar el contacto con sus lágrimas y saliva al besarlos, por lo que es más recomendable hacerlo en la frente.
  • 3. No compartas el vaso, cubiertos y otros utensilios de cocina.
    Sobre todo, en el caso de comer con niños pequeños que acudan a algún centro infantil. Tampoco uses su cepillo de dientes ni te lleves a la boca su chupete.
  • 4. Limpia a fondo los juguetes y las mesas.
    En general, asegúrate de desinfectar adecuadamente cualquier superficie que pueda estar en contacto con la orina o la saliva de los niños.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.