Cuidado de la piel

¿Qué es la piel?

La piel es el órgano más extenso del cuerpo. Está compuesta por tres capas diferentes:

  • Epidermis: es la capa externa, que constituye la verdadera cubierta de protección contra influencias ambientales como las toxinas, las bacterias y la pérdida de fluidos.
  • Dermis: diez veces más gruesa que la epidermis, es el tejido de sostén de la piel y responsable de su elasticidad y fortaleza.
  • Hipodermis: es la capa más interna, y protege el tejido muscular absorbiendo los impactos gracias a las aglomeraciones en forma de ‘almohadilla’ de unas células de grasa llamadas adipocitos. Éstas también aíslan el cuerpo del frío y del calor, y almacenan importantes nutrientes.
partes de la piel humana

¿Cuáles son las funciones de la piel?

No sólo es importante cuidar nuestra piel por razones de estética. Entre otras funciones, este órgano:

  • Proporciona una barrera frente a los productos químicos nocivos, el calor y el frío, los microorganismos dañinos y las radiaciones solares.
  • Nos ayuda a mantener el balance hídrico del organismo.
  • Es el encargado de la correcta percepción del tacto, la presión, la temperatura y el dolor, a través de sus receptores.

¿Qué tipos existen?

El tipo de piel de cada persona está determinado, sobre todo, por el tipo de fluido que las glándulas sudoríparas y sebáceas que la componen segregan para mantenerla húmeda.

  • Si esta secreción es más bien acuosa, estaremos hablando de una piel seca o normal.
  • Si es oleosa, se tratará de una piel grasa.
  • Cuando hay un equilibrio en estos fluidos, se habla de piel mixta.

¿Qué cuidados debe tener la piel?

Cada uno de estos tipos de piel requiere de unos cuidados específicos. También la edad, el sexo, los factores ambientales y la fisiología de cada persona resultan factores determinantes para decantarse por un tipo de productos o tratamientos cosméticos.

Además, ante problemáticas como el acné, la hipersensibilidad, el envejecimiento o patologías como la atopia, estos cuidados deben ampliarse. Anualmente, se realizan en las farmacias españolas diez millones de consultas sobre los cuidados de la piel. Acudir a ellas nos será de gran ayuda para un correcto cuidado de la piel.

10 consejos para cuidar la piel

Unas sencillas pautas de higiene y cuidado diario te permitirán disfrutar de una piel más sana y cuidada.

  • 1. Transforma en un hábito la higiene diaria de tu rostro. 
    Es fundamental que limpies tu cara dos veces al día –por la mañana y antes de acostarte-, con el fin de eliminar toxinas y maquillaje. Para que esta limpieza sea efectiva y no agresiva, debes utilizar productos específicos para el rostro.
  • 2. Nutre la piel en profundidad. 
    La hidratación constituye otra de las claves de una piel sana y elástica, no sólo en el rostro, sino en todo el cuerpo. Para hacerlo correctamente debes elegir leches hidratantes que se adapten a tu tipo y aplicarlas diariamente mediante suaves masajes.
  • 3. Bebe agua de manera abundante. 
    El agua mantiene la piel hidratada y te ayuda a eliminar toxinas. Por si fuera poco, contiene nutrientes, vitaminas y minerales excelentes para la piel como el calcio, el magnesio y el sodio. El truco está en ingerir líquidos regularmente y sin esperar a tener sed.
  • 4. La edad influye. 
    Las necesidades de tu piel evolucionan con la edad: si eres joven, demandará sobre todo hidratación y fotoprotección. Y conforme vas cumpliendo años, debes dedicarle más tiempo, cuidados antioxidantes y una buena dosis de nutrición.
  • 5. Ellos también. 
    Esta no es una cuestión exclusivamente femenina. Una piel luminosa es signo de buena salud y la población masculina también debe ser consciente de la necesidad de hidratar, nutrir y proteger del sol la piel, especialmente la del rostro.
  • 6. Fotoprotección durante todo el año. 
    No sólo en verano debes resguardar la piel de las radiaciones solares; también tienes que tomar precauciones el resto del año y en zonas de montaña. Junto a los correspondientes fotoprotectores de alta graduación, serán bienvenidas gafas de sol, gorros y sombreros. Las zonas de la cara donde más frecuentemente aparecen las lesiones provocadas por el sol son la nariz y los labios, por lo que deberás prestar especial atención para aplicar el fotoprotector y utilizar un protector labial con SPF alto.
  • 7. Vigila la aparición de manchas. 
    Frecuentemente producidas por una incorrecta exposición al sol, has de mantenerte alerta frente a las pigmentaciones con el fin de evitar su extensión u oscurecimiento. Sobre todo, no olvides que no existe mejor medicina que una buena prevención. También debes prestar atención a las pecas y lunares y, en caso de percibir variaciones importantes en su tamaño o color, acudir a un dermatólogo.
  • 8. Mima tus manos. 
    La delicada piel del dorso es una de las partes del cuerpo que más refleja la edad. Y al estar tan expuestas al sol deberás hidratar y proteger tus manos constantemente.
  • 9. Cuello y escote también existen. 
    Su piel es muy fina y está muy expuesta a las agresiones del entorno. Limpieza, hidratación, nutrición y fotoprotección constituyen de nuevo las claves para que esta parte de tu cuerpo se mantenga elástica y firme.
  • 10. Toma precauciones con piercings y tatuajes. 
    Si decides hacerte uno, siempre debes hacerlo en establecimientos que cumplan estrictas medidas de higiene para evitar infecciones y otras complicaciones. Además, deberás realizar todos los cuidados posteriores para que el tejido cicatrice de manera adecuada.

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¿Es malo ducharse todos los días?

Existen muchas opiniones acerca de este tema. Diversos estudios sostienen que ducharse o bañarse con demasiada frecuencia puede ser negativo para la salud, ya que el exceso de agua y jabón podría dañar la capa más externa de la piel y el manto lipídico que la recubre. Otros expertos señalan, en cambio, que una ducha al día es necesaria y no afecta a esta barrera defensiva natural de la piel. En todo caso, una ducha ideal debe realizarse con agua tibia y con gel de pH entre 5.5 y 6, que respete el pH de nuestro manto lipídico. En caso de realizar una segunda ducha, es mejor prescindir del jabón. Tras secarnos, debemos hidratar correctamente la piel.

¿Las estrías pueden eliminarse o reducirse de alguna manera? ¿Son las estrías ‘para siempre’?

Aunque en el mercado existen diferentes productos para eliminar las estrías -como los retinoides tópicos (contraindicados en el embarazo), el ácido hialurónico o el aceite de rosa de mosqueta-, no hay evidencia científica de que alguno funcione, ni está demostrado que el láser ayude a eliminarlas.

Las estrías están provocadas por el crecimiento, los cambios bruscos de peso (por eso son tan frecuentes en el embarazo), los cambios hormonales o algunas enfermedades, y suelen ser más comunes en mujeres, aunque también afectan a los hombres. Suelen mejorar con el tiempo, pero no pueden curarse o quitarse, ya que están provocadas por la rotura de las fibras de elastina y colágeno que proporcionan estructura a la piel. Sí se puede tratar de evitar su aparición manteniendo la piel bien hidratada mediante la ingesta abundante de agua, frutas y verduras y el uso diario de lociones hidratantes.

¿Por qué nos sonrojamos?

El rubor facial es una reacción fisiológica natural y cotidiana que se produce ante estímulos físicos o psicológicos o ante circunstancias que activan nuestro sistema de alerta. En estas situaciones, se produce la hiperactivación del sistema nervioso simpático (una parte de nuestro sistema nervioso que es autónoma y no voluntaria), que dilata los vasos sanguíneos faciales.

Aunque el enrojecimiento que provoca la dilatación de los vasos sanguíneos está asociado a sentimientos de vergüenza o culpa, también podría estar vinculado con otras emociones relacionadas con la evaluación social y la conciencia de uno mismo como la sorpresa, la ira y la alegría.

¿Por qué pica la piel y a veces sentimos alivio al rascarnos y otras no?

La piel puede picar por muchas razones distintas, como por ejemplo: reacciones alérgicas, picaduras de insectos, el contacto con sustancias irritantes, afecciones dermatológicas como el eczema o la psoriasis, enfermedades internas como algunas de las que afectan al hígado o al riñón, trastornos nerviosos, psiquiátricos como la ansiedad y la depresión, o secundariamente al consumo de algunos fármacos. También el embarazo puede provocar picazón cutáneo a la mujer.

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Y, cuando la piel pica, efectivamente, la respuesta natural de las personas es rascarse. Sin embargo, lejos de calmarse, el prurito se mantiene e, incluso, gana intensidad. Distintos estudios científicos afirman que esto ocurre porque, cuando algo irrita o altera la piel, llega al cerebro una señal que activa las ganas de rascarse. Si lo hacemos, si nos rascamos, se bloquean las terminaciones nerviosas que han enviado la señal con la información de la picazón, pero se trata solo de una manera de engañar de modo muy efímero al sistema nervioso. En realidad, rascarse inflama la epidermis y entonces aparece cierta sensación de dolor que provoca que se libere una sustancia química (llamada neurotransmisor) en el cerebro que hace que el picor reaparezca con mayor intensidad que antes. Es decir, vuelven las ganas de rascarse con más fuerza cada vez. Por ello, si no controlamos el rascado, podemos entrar en un bucle interminable de picor-rascado-picor.

¿Por qué salen manchas blancas en las uñas?

Las manchas blancas en las uñas, conocidas médicamente como leuconiquia, pueden aparecer por motivos muy variados, tanto en las uñas de las manos como en las de los pies. La causa más frecuente son los microtraumatismos en las uñas, que provocan la entrada de microburbujas de aire en ellas, y que hacen que aparezca esa mancha de color blanquecino. Lo habitual es que se den más frecuentemente en niños debido a los traumatismos pequeños constantes, y también en niños o adultos que se muerden mucho las uñas. Actividades físicas que generan traumas pequeños y repetidos también pueden causarlas, así como el uso continuado de detergentes u otros productos de limpieza.

 
Las manchas en las uñas no son una enfermedad en sí, sino que se consideran un síntoma. En algunos casos, sí pueden indicar la carencia de algún nutriente como el zinc o vitamina B12, consecuencia de una alimentación deficiente.

 
En otros casos, las manchas sí pueden estar causadas por enfermedades como la anemia, la psoriasis, la cirrosis, la insuficiencia cardíaca, la diabetes o la insuficiencia renal o determinadas alteraciones hormonales o la toma de algunos fármacos. Por último, también existe un tipo de manchas que afecta a una gran superficie de la uña -leuconiquia total-, cuya causa es genética.

 
El tratamiento dependerá de la causa de la leuconiquia.

¿Por qué se nos arrugan los dedos cuando estamos mucho tiempo en el agua?

La explicación de que los dedos se arruguen cuando pasamos mucho tiempo en el agua está relacionada con la capa grasa (lipídica), el sebo que cubre la capa más externa de la piel para lubricarla, protegerla e impermeabilizarla. Al estar en el agua mucho tiempo, esta capa se pierde, lo que lleva a que el agua penetre en la piel y hace que esta se arrugue.

Según algunos estudios, esta sería una reacción del sistema nervioso que sucede por adaptación al medio acuático, ya que es más fácil aferrar los objetos mojados con los dedos arrugados. Al parecer, las arrugas actúan como bandas de rozamiento y canalizan el agua fuera de los dedos de manos y pies cuando se mojan, lo que aumenta su capacidad de agarre.

¿Por qué y cómo salen los moratones?

Moratón es el nombre popular con que se conoce al cardenal o hematoma, el cual se produce cuando los pequeños vasos sanguíneos que hay bajo la piel -los capilares- se rompen. En consecuencia, los glóbulos rojos se derraman y se acumulan bajo la piel. Al no drenarse, la sangre se coagula y empieza a cambiar de color, formando una marca que puede ser de tono morado, rojo, negruzco o azulado. A medida que el cuerpo va metabolizando los glóbulos rojos acumulados, el moratón irá cambiando de color hasta, finalmente, desaparecer.

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La causa más frecuente suele ser un golpe, aunque, en algunos casos, pueden salir sin una razón aparente, sobre todo a partir de cierta edad y en las mujeres. Ello ocurre debido a que, con el paso de los años, la piel adelgaza y pierde una parte de la capa de grasa que protege los vasos sanguíneos de las lesiones. En este caso, un golpe leve, del que a lo mejor ni nos hemos enterado, puede producirnos un moratón.

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También algunos medicamentos como la aspirina, los medicamentos anticoagulantes o los antibióticos pueden afectar la capacidad de coagulación de la sangre, al igual que algunos suplementos dietéticos. Por eso, conviene ser cuidadoso al tomar cualquiera de ellos. Los corticosteroides (tanto los tópicos como los sistémicos) hacen que la piel se vuelva delgada, por lo que hay que utilizarlos bajo indicación y supervisión médica. Por último, tener cardenales con frecuencia podría ser también una señal de que nuestro organismo sufre por ejemplo déficit de vitaminas K, C y B12.

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En cualquier caso, si los moratones se producen con mucha frecuencia y facilidad, es recomendable consultar al médico para que descarte que existan enfermedades de la sangre graves como la leucemia o problemas de coagulación.

Fuentes

  • Departamento Médico de Laboratorios Cinfa.

Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.