Cuidado de los pies

Nuestros pies tienen 26 huesos, 33 articulaciones, 19 músculos y más de 100 tendones y ligamentos, y son la base de muchas de nuestras actividades cotidianas. Sin embargo, y a pesar de que se trata de una de las partes del cuerpo más delicadas, muchas veces nos olvidamos de ellos en nuestra higiene y cuidado diarios.

¿Cuáles son las dolencias podológicas más frecuentes?

Siete de cada diez personas presentan algún tipo de problema en los pies, según la Asociación Española de Medicina y Cirugía del Pie. Entre estas, los trastornos más comunes suelen ser:

  • Los callos o hiperaqueratosis (58,1%).
  • Los juanetes o Hallux Valgus (43,8%).
  • La metatarsalgia (dolores en el antepié).
  • Las ampollas y las rozaduras.
  • La sequedad cutánea o el exceso de transpiración.

¿Qué personas son más propensas a tener problemas en los pies?

Existe una gran heterogeneidad de pacientes, siendo los más susceptibles las mujeres de entre 40 y 70 años, amas de casa, deportistas, profesionales que pasan mucho tiempo de pie o personas diabéticas de tipo 2.


¿Cuáles son las causas de estas patologías?

Existen diferentes motivos por los que se pueden generar estas dolencias en los pies:

  • La edad, que debilita las articulaciones y las protecciones naturales del cuerpo (como la almohadilla plantar).
  • La herencia genética.
  • Largas estancias de pie, que incrementan el desgaste de esta zona.
  • Uso continuado de calzado inadecuado.
  • Algunas enfermedades.

¿Qué son los juanetes?

El juanete o Hallux Valgus es especialmente frecuente en mujeres y se trata de una deformación del dedo gordo que se desvía y puede llegar a colocarse debajo o encima del segundo dedo, lo que provoca una protuberancia en el lateral. Aquí tienes todos los detalles de esta patología tan común, desde sus síntomas a las claves para aliviarla.


¿Y los callos?

La hiperqueratosis o callos son un proceso generado por el aumento de la presión en zonas concretas de los dedos. Este aumento de la presión puede estar provocado por deformaciones, como los dedos de martillo; por la superposición de estos; o por el uso continuado de un calzado puntiagudo, estrecho o de tacón alto. La fricción por el uso de calcetines que no permiten la transpiración o con costuras internas también puede ser una causa.

Epidermis pie

¿Qué es la metatarsalgia o durezas?

La metatarsalgia es una fuerte dolencia en el pie que proviene del desgaste irreversible de la almohadilla plantar natural. Los motivos del desgaste suelen ser la edad y los esfuerzos realizados sobre el antepié, como estar de pie durante tiempo prolongado, llevar tacones altos, practicar deporte, etc.

Otra causa de dolor son las durezas, que son una capa de la piel endurecida y engrosada que se forma por la excesiva presión o fricción.

No obstante, es frecuente que estas dolencias se den al mismo tiempo, multiplicando por dos las molestias y el dolor.

Problemas en la pisada

¿Qué es el espolón calcáneo?

El espolón calcáneo se describe como un pequeño hueso saliente, por su dureza, pero en realidad es una calcificación secundaria del tendón del pie provocada por la inflamación. Se forma en la planta de los pies, sobre todo en la zona de atrás, y provoca un dolor persistente y agudo.

El pie tiene forma de arco invertido y los músculos de la planta podrían asimilarse a la cuerda de un arco. La tensión provocada en los músculos por distintas causas, como el sobrepeso, el ser corredor habitual, los traumatismos y los pies planos, hace que éstos se fatiguen y que se produzca una inflamación. De esta forma, el dolor de talón no siempre se produce como consecuencia del espolón, sino que se genera por la inflamación del tejido adiposo o de los nervios. En estos casos, es necesario elevar el talón para aliviar la tensión y el dolor.

Dolor al caminar

Diez consejos para cuidar tus pies

Los pies precisan de unos cuidados y una atención diarios, ya que están sometidos a grandes esfuerzos. Por eso, mantener una higiene podal adecuada y frecuente resulta básico para prevenir infecciones, porque un pie cuidado es un pie sano.

  • 1. Asea tus pies a diario.
    Asegúrate de lavar bien los tobillos, las plantas, las uñas y los espacios entre los dedos.
  • 2. Sécalos bien.
    El exceso de humedad y el calor, así como los restos de jabón, favorecen la proliferación de hongos y bacterias, por lo que es importante que prestes especial atención a los espacios entre los dedos y dediques un tiempo a dejar los pies bien secos antes de ponerte cualquier calzado.
  • 3. Hidrátalos.
    Aplica una crema hidratante después del lavado, sobre todo en los talones, la zona del pie que más se reseca y en la que pueden aparecer grietas. Emplea un producto adecuado según el estado de tu piel.
  • 4. Realiza un masaje cuando apliques la crema.
    Aprovecha el momento de aplicar la crema hidratante para realizar un pequeño masaje por todo el pie, abarcando desde el talón hasta el tobillo y con dedicación a la planta y el empeine.
  • 5. Presta atención a la pedicura.
    No dejes que las uñas crezcan en exceso y córtalas siempre con forma recta/cuadrada para evitar que produzcan problemas al crecer.
  • 6. Usa calcetines de materiales naturales.
    Apuesta por prendas elaboradas con materiales como el algodón, en lugar de los que contienen fibras sintéticas e impiden la correcta transpiración. Así mismo, haz lo posible por evitar las costuras muy marcadas que ejercen presión o roces sobre la piel.
  • 7. El calzado, cómodo y adecuado a ti.
    Utiliza un calzado flexible, transpirable, de anchura adecuada a tus pies y cómodo. Busca aquellos que tengan una planta acolchada o, en su defecto, utiliza una almohadilla plantar sintética para evitar sobrecargar tus pies. Los tacones altos y estrechos deben evitarse dentro de lo posible.
  • 8. Realiza ejercicios con regularidad.
    Es importante mantener los músculos, articulaciones y tendones de los pies activos. Para trabajarlos, estira y recoge a menudo los pies, mueve los dedos y gira los tobillos.
  • 9. Protege tus pies en espacios públicos.
    Para evitar las infecciones por hongos o verrugas, protege tus pies utilizando chancletas o escarpines de goma en zonas húmedas de uso público como las piscinas. Tampoco es recomendable compartir las herramientas para cortar las uñas, ni siquiera con otros miembros de la familia.
  • 10. Consulta a tu farmacéutico acerca de soluciones podológicas.
    Existen productos diseñados para aliviar los dolores provocados por las distintas patologías: almohadillas plantares, protectores antifricción, dediles y separadores para callos, taloneras… El farmacéutico podrá asesorarte acerca de los más adecuados a tus necesidades.

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¿Cómo debo cortarme las uñas de los pies?

Ten mucho cuidado al cortarte las uñas de los pies, porque pueden encarnarse si lo haces mal. Usa un cortaúñas o una tijera especial y córtalas con forma cuadrada, sin que queden bordes irregulares o esquinas salientes y dejando dos milímetros de distancia respecto a la zona en que la uña se adhiere a la piel. Y si las limas al terminar, el acabado será mejor.

¿Es bueno caminar descalzo por la arena de la playa?

Depende del tipo de arena y de nuestro estado de salud. En general, entre los beneficios de andar por la orilla de la playa están que mejora la circulación sanguínea, hidrata la piel, tonifica los músculos de piernas y tobillos y la arena exfolia nuestros pies de forma natural. Sin embargo, es importante tener en cuenta el tipo de arena por el que vamos a caminar o practicar deporte. La arena de la orilla de la playa, que es más compacta y firme, es más aconsejable que la arena blanda para caminar, aunque suele estar inclinada y eso hace que forcemos más un tobillo y pierna y que nos podamos resentir si hemos sufrido un esguince de tobillo recientemente o si tenemos los pies planos. En cambio, la arena blanda tiene una alta capacidad de amortiguación y hace que nuestras articulaciones sufran menos, de forma que sí que está indicada para recuperarnos de lesiones en el tobillo.

¿Hay alguna medida de tacón que sí sea recomendable?

Los podólogos desaconsejan llevar zapatos de tacón, porque este altera la postura natural del cuerpo e invierte el reparto natural del peso del cuerpo sobre los pies. Es decir, según estudios científicos, cuando estamos descalzos en el suelo, el talón soporta el 75% del peso y la parte delantera o antepié, el 25%, mientras que cuando llevamos un tacón de 3 o 4 centímetros, la proporción pasa a ser de 50%-50% y, conforme aumenta la altura del tacón, los patrones continúan alterándose hasta acabar invertidos. Por eso, es recomendable usar calzado plano –pero no con suela demasiado fina- o, en todo caso, un tacón de dos a cuatro centímetros, sin rebasarse esta altura.

¿Qué significa el dolor en la planta del pie?

Puede haber múltiples razones detrás del dolor en la planta del pie y que requieran tratamientos diferentes. Es, por tanto, fundamental consultar al médico para realizar el diagnóstico adecuado.

 
Una de los motivos más frecuentes es la fascitis plantar, que es una inflamación de la fascia. Esta es una banda de tejido elástico que va desde el calcáneo -que es el hueso que forma el talón del pie- hasta el metatarso, que es la parte de la planta justo antes del comienzo de los dedos. Por eso, cuando la fascia se inflama, sentimos un dolor agudo en la zona interna del pie, entre el arco interno y el talón. La fascitis plantar es un problema bastante habitual en personas con obesidad o sobrepeso y también en deportistas. De hecho, se trata de la lesión más común entre los corredores de fondo.

 
Otra posible causa de dolor en la planta del pie es la metatarsalgia, una afección que produce inflamación y dolor fuerte, continuo o intenso en el metatarso. También es una lesión común entre los corredores de larga distancia, aunque puede padecerla cualquier persona que practique una actividad física o entrenamiento intensos.

 
Hay más causas aunque menos habituales. El espolón calcáneo se hace más frecuente con la edad y puede dar la sensación de caminar continuamente con una piedra en el zapato. Las verrugas plantares (papilomas) también pueden causar dolor al pisar. Otras enfermedades algo menos frecuentes que pueden causar dolor en la planta del pie son la gota (exceso de ácido úrico en sangre), una degeneración del nervio digital plantar denominada neuroma de Morton, o la artrosis y artritis reumatoide. También un calzado inadecuado puede ser una causa de dolor plantar.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.