Disfemia

La disfemia afecta a casi medio millón de personas en España y 72 en el mundo y a un 5% de los niños.
La disfemia se caracteriza por síntomas como la dificultad para comenzar una palabra, prolongación, silencios o incluso bloqueos.

¿Qué es la disfemia?

La disfemia o tartamudez es un trastorno del habla que altera su fluidez y continuidad. La persona con tartamudez repite de manera involuntaria o prolonga sonidos, sílabas o palabras o realiza interrupciones o pausas al llegar a palabras o sonidos problemáticos para ella. Es decir, sabe con exactitud qué desea decir, pero presenta dificultades para hacerlo sin interrumpir el ritmo del habla de una manera más o menos brusca.

Estas interrupciones suelen estar acompañadas de comportamientos que muestran el esfuerzo de la persona para hablar -movimientos de cabeza, tensión facial o en el cuello, parpadeo rápido o temblor de labios-, así como emociones negativas como estrés, miedo, ansiedad, aislamiento y culpa.

Conocido también como tartamudeo, espasmofemia o disfluencia en el habla, este problema puede afectar a la comunicación y, por tanto, a las interacciones con otras personas. Puede también mermar la autoestima y el estado de ánimo, así como reducir las oportunidades laborales. Suele empeorar con el estrés, el cansancio o las emociones intensas.

No se conoce su causa exacta y no existe cura en la actualidad, aunque sí existen varios tipos de tratamientos y estrategias que pueden contribuir a mejorar la fluidez en el habla.


¿A quién afecta la disfemia?

Según la Fundación Española de la Tartamudez, casi medio millón de personas (467.000 personas) tartamudean en España, cifra que asciende a 72 millones en todo el mundo.

De acuerdo a datos publicados por la Fundación Salud Infantil, este trastorno afecta a un 5% de los niños, porcentaje que disminuye al 1% en la edad adulta. Se presenta, sobre todo, de los 2 a los 6 años, edad en la que los infantes están desarrollando sus habilidades lingüísticas, pero suelen superarlo al crecer.

Por último, según el Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD) de EEUU, los niños tienen de 2 a 3 veces más posibilidad de tartamudear que las niñas.


¿Cuáles son los tipos de disfemia según su causa?

No se conoce con exactitud qué mecanismo provoca la tartamudez, pero, según su probable causa, puede dividirse en los siguientes tipos:

  • Tartamudez del desarrollo. El más común, afecta a niños pequeños que están aprendiendo a hablar. Algunos expertos apuntan a que se produce porque las habilidades desarrolladas por el infante no son capaces de satisfacer sus demandas verbales.

    Por otra parte, diversas investigaciones apuntan a que hayimplicados enla disfemia tanto factores genéticos, que tiende a darse en familias, como fisiológicos y ambientales, como la cognición, las emociones y las habilidades motoras del niño. No dedebmos confundirla con la disfemia fisiológica. Esta es normal y es parte del proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje y afecta en tanto se van conociendo las palabras, frases y pronunciación.
  • La edad: el desgaste con el paso de los años y el envejecimiento de los cartílagos es la principal causa de la artrosis, que suele empezar a desarrollarse alrededor de los cincuenta años. Además, durante la menopausia o el embarazo, el dolor articular, como el de la rodilla, es uno de los síntomas habituales.
  • Tartamudez neurogénica. La causa es un accidente cerebrovascular, un traumatismo craneal o cualquier otro tipo de lesión que afecte al cerebro. Estas lesiones impiden a este órgano coordinar correctamente las distintas áreas implicadas en el habla, lo que puede derivar en la falta de fluidez y claridad de esta.
  • Psicogénico. Causado por un trauma emocional, es muy poco común, pero factores como el estrés o las altas expectativas de los padres podrían empeorar la disfemia ya existente

¿Con qué signos y síntomas se manifiesta la disfemia?

La disfemia se caracteriza por los siguientes signos y síntomas, que se producen de manera involuntaria y que suelen aparecer de los 2 a los 5 años de edad (la forma de presentar la tartamudez varía de una persona a otra):

  • Dificultad para comenzar una palabra, frase u oración.
  • Prolongación durante varios segundos o repetición de sonidos, sílabas o palabras.
  • Silencios tensos entre las palabras, pausas dentro de una palabra (palabras partidas) o bloqueos totales del discurso.
  • Buscar sustitutos, sinónimos o circunloquios o palabras adicionales -muletillas- como “eh”, “pero” o “pues” en caso de dificultad para continuar con la siguiente palabra.
  • Hay periodos con mayor o menor tartamudez

Por otro lado, las dificultades del habla pueden estar acompañadas por:

  • Tensión muscular en cara y cuello.
  • Parpadeo rápido.
  • Temblor de los labios y la mandíbula
  • Tics faciales.
  • Movimientos de cabeza.
  • Puños cerrados.
  • Emociones negativas como estrés, ansiedad y culpa. Con el tiempo, puede aparecer tendencia a evitar la comunicación, al aislamiento y miedo a hablar.

Los anteriores signos y síntomas pueden empeorar cuando la persona está emocionada, cansada o estresada, o cuando se siente cohibida, apurada o presionada. Por ejemplo, al tener que hablar frente a un grupo de gente o por teléfono.

Todo ello conlleva la limitación de la capacidad para comunicarse de una manera efectiva, lo que puede afectar a la autoestima y el estado de ánimo y llevar al aislamiento social.

Los casos que aparecen de forma súbita en adultos suelen deberse a un trauma psicológico o a una lesión neurológica.


¿Cómo se trata la disfemia?

Aunque no existe cura para la disfemia, sí existen diversos tipos de tratamientos y estrategias que pueden contribuir a mejorar notablemente la fluidez en el habla, a lograr una mayor eficacia en la comunicación y, por tanto, a una participación más plena en el ámbito escolar, laboral y social.

En caso de niños pequeños, es conveniente abordar el trastorno de la manera más temprana posible. Asimismo, es crucial orientar a los progenitores para que favorezcan pautas de comunicación que ayuden a su hijo a desarrollar un habla fluida.

Dispositivos electrónicos. Existen aparatos similares a audífonos que ayudan a mejorar la fluidez, aunque son necesarias investigaciones adicionales sobre su uso.

La disfemia se trata con terapia del habla con un logopeda, terapia cognitivo-conductual o incluso con dispositivos similares a los audífonos.
La disfemia se trata con terapia del habla con un logopeda, terapia cognitivo-conductual o incluso con dispositivos similares a los audífonos.
  • Terapia del habla. Comprende sesiones de logopedia para que las personas afectadas aprendan técnicas y destrezas que les permitan minimizar el tartamudeo, mejorar su comunicación oral y rebajar la tensión física. Por ejemplo, controlar la respiración y practicar con frases cortas a un ritmo más lento para, con el tiempo, lograr una expresión más natural.
  • Terapia cognitivo-conductual. Este tipo de psicoterapia contribuye a detectar las formas de pensamiento que empeoran la tartamudez, así como a reducir el estrés, la ansiedad al hablar y los problemas de autoestima ligados al trastorno.
  • Dispositivos electrónicos. Existen aparatos similares a audífonos que ayudan a mejorar la fluidez, aunque son necesarias investigaciones adicionales sobre su uso.

6 consejos para mejorar la comunicación con una persona con disfemia

Cuando se conversa con una persona con tartamudez es importante tener en cuenta las siguientes indicaciones:

  • 1. Habla de una manera pausada y relajada.
    Especialmente si se trata de un niño, le servirá como modelo y aumentará su fluidez verbal. También puede ayudar hablar con un volumen más bajo.
  • 2. Concéntrate en lo que dice y no en cómo lo dice.
    Mantén el contacto visual con la persona y hazle sentir tu interés por lo que está diciendo sin mostrar signos de incomodidad o vergüenza.
  • 3. Ten paciencia y no le interrumpas.
    Si se bloquea, mantén la calma. Si es un niño, tampoco le pidas que vuelva a comenzar el discurso o que repita algo que ha dicho. Solo conseguirás que se ponga nervioso o nerviosa y el tartamudeo se agrave.
  • 4. No le corrijas o hagas recomendaciones.
    Frases como “tranquilízate”, “habla más lento” o “respira hondo” pueden aumentar la inseguridad y complejo de la persona con disfemia.
  • 5. No acabes frases por él o le sugieras palabras.
    En vez de ayudarle, puede sentir mayor presión por terminar de hablar con rapidez.
  • 6. No acabes frases por él o le sugieras palabras. En vez de ayudarle, puede sentir mayor presión por terminar de hablar con rapidez.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.