Distimia
Descubrimos de la mano de la Sociedad Española para el avance de la Psicología Clínica y de la Salud (SEPCyS) las características de la distimia, cómo diferenciarla de la tristeza o la depresión y sus posibles causas y tratamiento.
¿Qué es la distimia y cómo se distingue de la tristeza?
La distimia o trastorno depresivo persistente se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo depresivo que aparece de forma continuada durante, al menos, dos años. Esto quiere decir que la persona presenta un decaimiento en su estado de ánimo habitual, una tristeza intensa, larga, que no se consuela fácilmente y que genera un importante malestar e interfiere en el normal funcionamiento y actividades cotidianas.
En el caso de los niños, no siempre se encuentra un estado de ánimo caracterizado por la tristeza, sino que el estado de ánimo depresivo puede manifestarse por la presencia de una irritabilidad generalizada.
Cuando hablamos de distimia no nos referimos a la tristeza normal que puede sentir cualquier persona en diferentes momentos de su vida. La tristeza normal es una emoción básica que todas y todos sentimos y necesitamos sentir cuando perdemos algo que es valioso o enfrentamos situaciones que son desagradables. Sentirnos tristes en estas circunstancias nos ayuda a adaptarnos a las pérdidas y a protegernos frente a situaciones que nos causan malestar. Así pues, cuando nos sentimos tristes tendemos a aislamos más, lo que nos permite analizar o reflexionar sobre lo que nos ha generado ese estado emocional, a la vez que evita que sigamos en contacto con aquello que nos ha hecho sentir mal. Del mismo modo, cuando estamos tristes buscamos más el apoyo de los demás, lo que genera consuelo.
Por el contrario, en el caso de la distimia, la tristeza es más profunda, intensa, duradera, dificulta nuestra vida y suele acompañarse de una importante reducción en el número y calidad de las actividades que realiza la persona.
Es importante matizar que este estado de ánimo depresivo y persistente propio de la distimia no desaparece más de dos semanas durante los primeros dos años del trastorno.
¿Qué síntomas presenta o cómo identificar a una persona con distimia?
Además del estado de ánimo depresivo, síntoma central de este trastorno psicológico, en la distimia se encuentran otras dificultades como:
- Notable pérdida de interés o placer por la realización de actividades que usualmente resultan gratificantes.
- Disminución de la capacidad de concentración y atención.
- Indecisión.
- Baja autoestima.
- Elevada culpa o culpa inapropiada, es decir, excesiva a la situación vivida.
- Desesperanza sobre el futuro.
- Alteraciones en el sueño (insomnio o aumento de la necesidad de dormir).
- Disminución o aumento del apetito.
- Baja energía o fatiga.
¿Qué diferencias hay entre el trastorno depresivo mayor y la distimia?
La diferencia fundamental entre la depresión y la distimia radica en la duración de los síntomas. Es decir, en el caso de la distimia, el estado de ánimo depresivo y los síntomas que le acompañan se dan la mayor parte del día y más días que menos durante dos años, sin que la persona esté libre de síntomas más de dos semanas. Sin embargo, en el caso de la depresión, la duración mínima de los síntomas es de dos sema
Asimismo, los síntomas en la distimia suelen ser más atenuados o de menor intensidad que en el caso de la depresión, aunque no por ello dejan de ser incapacitantes para la persona que los sufre.
¿Cómo surge la distimia?
Existen numerosos modelos explicativos sobre el origen de la distimia. Se considera que los factores facilitadores de la aparición de este trastorno psicológico son de naturaleza biopsicosocial. En este sentido, se hace referencia a factores psicológicos que hacen a una persona más vulnerable a la distimia como, por ejemplo:
- La visión negativa de sí mismo/a, del mundo o del futuro, que favorecen los pensamientos automáticos negativos como, por ejemplo, “No sirvo para nada”, “No tengo futuro”, “No voy a conseguir nada en la vida”.
- La vivencia de situaciones desagradables o estresantes.
- La percepción de no tener capacidad de controlar nuestra propia vida.
- El bajo acceso a potenciales reforzadores, es decir, a situaciones que nos hacen sentir emociones positivas.
- La tendencia a percibir que las cosas malas que nos suceden o nuestros errores se deben siempre a carencias personales estables, globales y que nunca van a desaparecer.
También se recoge el efecto de factores sociales o de ciertos aspectos biológicos como las alteraciones en neurotransmisores o la predisposición genética.
En cualquier caso, se considera que la distimia tiene un origen multicausal.
¿Por qué la distimia se mantiene en el tiempo?
Cuando una persona presenta un estado de ánimo depresivo persistente deja de realizar actividades que le podrían poner en contacto con emociones agradables o que podrían darle un sentido positivo a su vida. Por el contrario, ante este estado depresivo persistente la persona tiende a aislarse, muestra desinterés por lo que ocurre a su alrededor, evita ponerse en contacto con situaciones que podrían resultarles complicadas de afrontar y presta una excesiva atención a todo lo negativo que ocurre en su vida favoreciendo más pensamientos negativos. Todo ello, en último término, contribuye a generar un círculo vicioso que perpetúa la tristeza.
¿Cómo se puede curar la distimia?
Abordajes como, por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual, la activación conductual o la terapia interpersonal han mostrado ser tratamientos psicológicos eficaces y útiles para los estados depresivos propios de la distimia.
Así pues, el tratamiento de la distimia ha de contemplar la programación de actividades obligatorias y gratificantes, poniendo especial énfasis en aquellas que la persona evita, con el fin de ponerle en contacto con potenciales reforzadores y romper la apatía. Es necesario dotar a la persona de estrategias para manejar pensamientos y creencias negativas que favorecen la aparición de estados emocionales negativos. Así como, favorecer la adquisición de estrategias a través de las cuales la persona afronte mejor sus problemas y las dificultades sociales e interpersonales. Asimismo, el entrenamiento en atención plena está particularmente indicado en la prevención de recaídas en estados de ánimo depresivos.
Fuentes
- Noelia Morán Rodríguez, doctora en Psicología y Presidenta de la Sociedad Española para el avance de la Psicología Clínica y de la Salud, SEPCyS.
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.