Efectos del cloro y la sal en los ojos

¿Por qué hay que proteger los ojos del cloro y la sal?

Si bien cuidar la salud ocular es fundamental durante todo el año, en verano se deben extremar las precauciones, ya que es habitual que se incremente la exposición a sustancias como la sal marina y el cloro de las piscinas, que pueden resultar agresivas para nuestros ojos.

Estos están recubiertos y protegidos por una superficie muy delicada compuesta por la conjuntiva y el epitelio corneal. La conjuntiva es una membrana, muy delgada y casi transparente, que recubre la parte blanca del globo ocular —llamada esclerótica—, mientras que el epitelio corneal es la capa más externa de la córnea, es extremadamente delgada para permitir el paso de la luz.

El cloro es un elemento químico que se emplea para desinfectar el agua de piscinas y otras instalaciones acuáticas. Se suele presentar en forma de hipoclorito sódico, hipoclorito de calcio, gas de cloro, hipoclorito de litio e isocianuratos clorados. Cuando se agrega al agua, forma un ácido débil llamado ácido hipocloroso, que es el elemento desinfectante, —capaz de eliminar bacterias, virus y parásitos.

Es decir, las aguas tratadas con cloro entrañan menos riesgos para la salud, pero, si llegan a penetrar en los ojos durante el baño o la natación o los abrimos cuando estamos sumergidos, pueden irritar sus capas externas, al igual que la sal del mar. En piscinas no tratadas adecuadamente se forman compuestos químicos llamados cloraminas, que son la combinación de los desinfectantes de cloro y restos orgánicos como la orina, el sudor o los restos de aceites que ingresa en las piscinas a partir del cuerpo de los bañistas. Las cloraminas son extremadamente irritantes y pueden causar sequedad ocular, irritación o conjuntivitis.


¿Qué efectos puede tener el cloro y la sal en los ojos?

Como hemos visto, ambas sustancias pueden irritar los ojos. Esta irritación puede manifestarse con signos y síntomas como enrojecimiento, picor, ardor, secreción o sensación de cuerpo extraño.

En el caso de mantener abiertos los ojos de manera prolongada dentro del agua, el cloro podría producir llegar a producir daños como sensibilidad a la luz —fotofobia—, dolor e incluso, visión borrosa transitoria leve. El agua salada, aunque es más natural que el agua dulce con cloro añadido y no contiene productos irritantes (salvo contaminación de las aguas) puede causar los mismos problemas debido a la alta concentración de sal. La sal es un desecante que reduce la lubricación y protección de la película lacrimal. También es ligeramente irritante (menos que el cloro).


¿Qué debo hacer en caso de irritación de los ojos debido al cloro y la sal?

Normalmente, los síntomas asociados a la irritación ocular, aunque incómodos, desaparecen en poco tiempo por sí solos, especialmente los debidos al agua salada. Es muy importante evitar frotarse los ojos, ya que podría erosionarse la córnea y empeorar la inflamación.  

En cambio, puede ayudar a mitigar la irritación realizar un lavado ocular con suero fisiológico o aplicar lágrima artificial. De no disponer de ellos, se puede enjuagar los ojos con agua mineral limpia —recién abierta y de la que nadie haya bebido—. A continuación, deben secarse con un paño limpio —nunca con la esquina de una toalla—.

También puede contribuir a suavizar la irritación aplicar frío en la zona, así como, una vez en casa, sustancias calmantes como bolsitas de manzanilla húmedas y tibias.

Es importante también asegurarnos de que la piscina o la zona de baño de mar donde nos sumerjamos esté limpia y libre de contaminantes. Las infecciones oculares por contaminación por microorganismos son habituales en piscinas cuyo tratamiento no es el adecuado o en el mar cerca de desembocaduras. También debemos tener en cuenta las posibles irritaciones, especialmente en párpados, por contacto con medusas en zonas de baño en el mar en que estas estén presentes.

Recomendaciones para proteger nuestros ojos del cloro y la sal

Las siguientes precauciones pueden contribuir a prevenir la irritación que ambas sustancias pueden causar en los ojos:

  • 1. Usa gafas de natación cuando te bañes.  De esta manera, evitarás que el cloro, la sal o cualquier otra sustancia o germen presente en el agua penetre en tus ojos. Intenta que las lentes de tus gafas cuenten con filtro solar, ya que, de esta manera, también los protegerás de las radiaciones solares.
  • 2. No introduzcas la cabeza en el agua si percibes un olor intenso a químicos. La clorina es una de las responsables de ese intenso olor a cloro de algunas piscinas. Tampoco te sumerjas si no pareciera limpia o estuviera turbia.
  • 3. Dúchate al salir de la piscina o el mar. De esta manera, podrás aclararte bien la cara y los ojos con agua limpia tras el baño y evitar que la sal, el cloro u otras sustancias permanezcan en tus ojos.
  • 4. No abras los ojos bajo el agua durante un tiempo excesivo. Hacerlo ocasionalmente es posible, pero abrirlos de manera prolongada no es recomendable, ya que aumenta el riesgo de desecación y daños en la conjuntiva y el epitelio corneal. Parpadea con frecuencia cuando te bañes para que nuestros ojos permanezcan lubricados y protegidos.
  • 5. No utilices las lentes de contacto cuando te bañes.  La probabilidad de irritación o lesiones aumenta si las llevas puestas al bañarte, ya que el cloro, la sal y cualquier otra sustancia o microorganismo puede quedar atrapado en la lente o entre esta y el ojo. Ello aumentaría el riesgo de infección, además de las molestias y la incomodidad.