Enfermedad de Lyme

¿Qué es la enfermedad de Lyme?

La enfermedad de Lyme o borreliosis de Lyme es una infección que se contrae por la picadura de una garrapata infectada por bacterias del género Borrelia (principalmente por la especie Borrelia burgdorferi), tras picar a otros animales infectados como pueden ser vacas, ovejas o perros. 

Fue descubierta en 1976 y se le asignó este nombre al existir numerosos casos en la ciudad estadounidense de Lyme.

La picadura suele ser indolora y en un 60% de los casos puede aparecer una mancha característica varios días después de la picadura. Suele ser una mancha roja que crece lentamente (unos 5 cm), que se aclara en el centro (como una rosquilla) y  rodeada a menudo por varios anillos de color rojo (como una diana).

La infección se trata con antibióticos, pero algunos síntomas como el dolor en las articulaciones puede persistir posteriormente, hasta 6 meses después de haber sido curada (síndrome post-Lyme).

Suele cursar en tres etapas, que van evolucionando si no se trata. En la etapa I aparece el eritema y un cuadro similar a una gripe. Si no recibe tratamiento, puede evolucionar en unos meses a la etapa II, donde puede aparecer afectación neurológica (como una meningitis) y más raramente afectación cardiaca. Si sigue sin tratarse, evoluciona a la etapa III con artritis y encefalomielitis.

La infección suele producirse al aire libre en zonas boscosas, de pastizales altos o donde haya ganado y principalmente en primavera y verano. Por eso, aunque no se trata de una enfermedad muy frecuente, es algo más habitual en personas que trabajan en zonas con mucha vegetación como guardias forestales y jardineros, excursionistas y en los niños, porque pasan mucho tiempo al aire libre, y en personas que convivan con mascotas.  


¿Es una infección frecuente?

En España, es una enfermedad poco frecuente, con una incidencia de 1 caso por cada 400.000 habitantes y año. La mayoría de ellos tienen lugar en la mitad norte de la península, con mayor incidencia -3-5 casos/100 000 habitantes/año- en La Rioja, Navarra, el norte de Castilla y León, Asturias, Cantabria y el País Vasco.

La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), señala que se trata de la enfermedad transmitida por garrapatas con mayor prevalencia en Estados Unidos y Europa. Según  la Asociación Española de Pediatría (AEP), se han descrito casos en Estados Unidos, el norte y el centro de Europa, Rusia, China y Japón. No está presente en países tropicales de África o América Latina.


¿Cómo se transmite la enfermedad de Lyme?

La enfermedad de Lyme es una infección que transmiten las garrapatas del género Ixodes ricinus (no todos los géneros la transmiten ni todas las del género Ixodes están infectadas), al portar y transmitir con la picadura la bacteria Borrelia, a las que, por su forma de espiral, se les denomina espiroquetas. Las garrapatas transmisoras han picado anteriormente a animales -vacas, ovejas, caballos, ratones y animales domésticos, perros…- infectados con la enfermedad.

La infección se contrae por la picadura de la garrapata. Por eso es más frecuente cuando se realizan actividades que supongan un mayor riesgo de entrar en contacto con garrapatas y que éstas se fijen en nuestra piel, por ejemplo, trabajar o disfrutar de ocio en áreas boscosas o convivir con animales o mascotas. Cabe destacar que la enfermedad de Lyme solo puede contraerse si la garrapata permanece durante al menos veinticuatro horas adherida a la persona y no se transmite entre personas.

Las picaduras son más comunes a finales de primavera, durante el verano y a comienzos del otoño.


¿Cómo se detecta y cuáles son sus principales síntomas?

Dado que muchos de sus síntomas son similares a los de otras dolencias, la enfermedad de Lyme no es fácil de detectar. De hecho se le suele llamar “la gran imitadora”. Por ello, es importante saber si se ha estado en un área donde exista la enfermedad, en contacto con animales o si se ha sufrido la picadura de una garrapata previamente.

El periodo de incubación de esta infección dura de tres a treinta y dos días. Posteriormente, los síntomas se desarrollan a lo largo de tres fases diferentes, que suelen estar separadas por periodos asintomáticos:

  • Etapa I o temprana localizada. No todos los pacientes la presentan (un 60%). Comienza con una gran mancha roja en el lugar de la picadura, que suele localizarse en el muslo, la nalga, el tronco o la axila, aunque puede estar ubicada en cualquier lugar del cuerpo donde haya picado la garrapata. Suele aparecer entre tres y treinta y dos días después de la picadura en, aproximadamente, el 60-80 % de las personas infectadas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estadounidenses.

    Esta mancha, llamada eritema migratorio, se va extendiendo lentamente hasta alcanzar de cinco a cincuenta centímetros de ancho. Suele tener un área clara en el centro, aunque también puede tener un punto central de color rojo que aparece rodeado de anillos que se van aclarando, lo cual le otorga un aspecto de diana. El eritema puede sentirse caliente al tacto, pero rara vez causa picazón o dolor. Habitualmente, desaparece después de tres o cuatro semanas.

    Con más frecuencia que el eritema, suelen aparecer síntomas similares a los de la gripe (síndrome pseudogripal) como fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, fatiga, ganglios linfáticos inflamados y dolores musculares y de las articulaciones. Es importante, si se ha detectado una garrapata adherida a la piel y se observan síntomas, que se acuda al médico para realizar el diagnóstico e iniciar el tratamiento y evitar el paso a la etapa II. Pero en ocasiones se puede no ser consciente de ello ya que la picadura es indolora y la garrapata se ha desprendido o no se ha detectado. Por esa razón, la prevención de la picadura es nuestro mejor aliado.
  • Etapa II o diseminada temprana. Si la enfermedad no se ha detectado y tratado en la etapa I, se puede pasar a la etapa II. Esta fase tiene lugar cuando las bacterias se han diseminado por todo el cuerpo, días o semanas después de la picadura por una garrapata infectada. Pueden aparecer síntomas similares a una meningitis: cansancio, escalofríos y fiebre, cefalea intensa, rigidez en el cuello, dolor muscular y parálisis facial. De manera menos frecuente, pueden aparecer alteraciones cardiacas similares a una pericarditis y alteraciones del ritmo cardiaco y del electrocardiograma.

    Aunque la mayoría de los síntomas aparecen y desaparecen, el malestar y el cansancio pueden durar semanas.
  • Etapa III o tardía. Si no se trata la infección inicial, meses o años después aparecen nuevos síntomas como artritis permanente, sobre todo con manifestación en las rodillas. Suele cursar en brotes de 1 a 2 semanas con periodos de mejoría. En determinados casos, algunas personas sufren alteraciones relacionadas con el cerebro y el sistema nervioso. La afectación del SNC aparece meses o años después del inicio de la enfermedad y consiste en una encefalomielitis progresiva que provoca afasia (trastorno del lenguaje), disartria (debilidad de los músculos relacionados con el habla), pérdida de memoria, depresión, ataxia (falta de control de movimientos voluntarios) así como del estado de ánimo, el habla, la memoria y el sueño. También pueden producirse hormigueos o dolores fulgurantes en la espalda, las piernas y los brazos.

El diagnóstico de la enfermedad de Lyme es fácil si se piensa en ella: si hay antecedente de picadura de garrapata, si además la picadura se ha producido en una zona donde la enfermedad de Lyme existe y si aparece el eritema migratorio. Pero de no ser así, esta enfermedad puede simular otras como la fibromialgia, síndrome de fatiga crónica o esclerosis múltiple. Ante la sospecha, el diagnóstico se realiza por métodos de laboratorio


¿En qué consiste su tratamiento?

El tratamiento de la infección se basa en la administración de antibióticos durante varias semanas para aliviar los síntomas y, si se administran precozmente, contribuir a evitar complicaciones. Igualmente, los antibióticos pueden ayudar a tratar la artritis y la mayoría de las alteraciones neurológicas y cardiacas que genera la enfermedad de Lyme y evitar su progresión en etapas.

La enfermedad de Lyme es una infección que transmiten las garrapatas del género Ixodes ricinus.
Es conveniente acudir al centro de salud para que retiren correctamente la garrapata evitando aplastarla.

A su vez, lo antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ácido acetilsalicílico o el ibuprofeno pueden contribuir a aliviar el dolor de las articulaciones inflamadas.

Tras el tratamiento, puede quedar cansancio y dolor muscular y de las articulaciones, por lo que, mientras desaparecen los síntomas, es importante guardar reposo y evitar el ejercicio físico.


Cómo prevenir la enfermedad de Lyme

El método más eficaz para evitar la enfermedad de Lyme es tomar las siguientes precauciones que te ayudarán a evitar y/o detectar la picadura de garrapata:

  • 1. Sé precavido al caminar por zonas boscosas o pastizales.
    No salgas de los senderos y emplea ropa que cubra la totalidad de la piel: manga y pantalones largos, calcetines y zapatos cerrados. Si es posible, introduce los pantalones por dentro del calcetín. Emplea ropa de colores claros que ayuda a ver las garrapatas si se han depositado en la ropa. Evita sentarte en el suelo especialmente si hay vegetación.
  • 2. Emplea repelentes contra insectos que contengan DEET (N,N-Dietil-meta-toluamida) al 20-30%.
    Aplícalos sobre la piel limpia y seca y siguiendo las instrucciones del envase.
  • 3. Cuando vuelvas del campo, revisa tu cuerpo cuidadosamente.
    Inspecciona tu piel en busca de posibles garrapatas, especialmente en las axilas, ingles, el cabello y detrás de las rodillas. Puedes aprovechar el momento de la ducha cuando la piel esté expuesta. Haz lo mismo con tus hijos y revisa también a tus mascotas en profundidad.
  • 4. Revisa y lava la ropa que has llevado en el campo a sesenta grados.
    De esta manera, eliminarás las garrapatas que han podido permanecer ocultas en ellas. También puedes secarla en la secadora a la misma temperatura.
  • 5. Si encuentras alguna garrapata, retírala inmediatamente si es posible.
    Es importante retirarla con pinzas romas y tirando suavemente de ella en sentido perpendicular a la piel. Si no dispones de este tipo de pinzas, puedes tirar suavemente de ella pero sin aplastarla. En ese caso, es mejor que acudas a tu centro de salud donde saben retirarlas adecuadamente. El motivo es evitar que la garrapata regurgite al retirarla. Desinfecta la zona de la picadura y mantén la calma. Contacta con tu centro de salud y si puedes guarda la garrapata en un bote para que puedan ver de qué especie se trata. No emplees gasolina, petróleo, aceite o calor para retirarla.
  • 6. Mantén siempre tus mascotas sanas, revisadas y siguiendo las recomendaciones del veterinario para antiparasitarios.
    Hoy en día existen pastillas y collares que evitan que las mascotas (especialmente las que nos acompañen al campo) contraigan garrapatas. Consulta con tu veterinario para que te informe adecuadamente.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.