Enfermedad de Ménière

¿Qué es la enfermedad de Ménière?

La enfermedad o síndrome de Ménière es un trastorno del oído interno que produce alteraciones en el equilibrio (de ahí su denominación también como vértigo de Ménière) y la audición. Suele afectar a un solo oído -aunque en ocasiones puede ser bilateral- y manifestarse con episodios bruscos de vértigo y mareos intensos e incapacitantes, pérdidas de audición fluctuantes y pitidos o zumbidos en el oído (llamados acúfenos o tinnitus). En ocasiones puede darse con anterioridad o durante el episodio una sensación de presión o congestión en el oído y sudoración intensa. Denominada también hidropesía endolinfática, fue descrita por primera vez por el médico francés Prosper Ménière en 1861.

La causa es una acumulación excesiva de líquido en el interior de los canales del oído interno que controlan el equilibrio -área llamada laberinto-. El motivo por el que se acumula este líquido endolinfático no se conoce con exactitud.  

Aunque es una enfermedad crónica y progresiva, en la actualidad existen diversos tratamientos que permiten aliviar los síntomas y reducir su impacto en la vida diaria. Normalmente, se basan en la reducción de sal en la dieta y el uso de diuréticos y de fármacos contra el mareo. En algunos casos, es necesario recurrir a la cirugía.


¿Cómo es nuestro oído?

El oído es el órgano que nos permite oír y mantener el equilibrio. Se compone de tres partes:

  • Oído externo: lo forman el pabellón auricular (la oreja) y el conducto auditivo externo, un estrecho canal que llega hasta el tímpano.
  • Oído medio: es una pequeña cavidad rellena de aire, en la que se encuentran el tímpano (o membrana timpánica), la cadena de huesecillos auditivos (martillo, yunque y estribo) y la trompa de Eustaquio que conecta el oído medio con la rinofaringe.
  • Oído interno: está formado por el aparato del equilibrio (sistema vestibular) y la cóclea, encargada de la audición. El sistema vestibular está formado por dos sacos y tres conductos semicirculares que contienen líquido. El desplazamiento de este líquido durante el movimiento y cambios de posición, es detectado por unas células que transmiten esta información al sistema nervioso informando sobre la posición y el sentido del movimiento permitiéndonos así mantener el equilibrio. La cóclea tiene forma de caracol y contiene también líquido. La vibración de este líquido (transmitido por los huesecillos del oído medio) es detectada por unas células que transmiten el sonido a un nervio y de ahí al cerebro, permitiéndonos oír.

En la enfermedad de Ménière el líquido que contiene el oído interno (endolinfa) está aumentado en cantidad y presión y es el causante de los síntomas de la enfermedad.


¿A quién afecta la enfermedad de Ménière?

Según la Clínica Universidad de Navarra (CUN), la enfermedad de Ménière afecta aproximadamente a 2 de cada 1.000 personas y, en España, se estiman que existen 90.000 personas con esta dolencia. 

Por su parte, el Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD) de Estados Unidos calcula que hay unas 615,000 personas con la enfermedad de Ménière en este país, donde cada año se diagnostican 45.500 nuevos casos.

Este trastorno es especialmente frecuente en el tramo de edad que oscila de los 40 a los 60 años, aunque puede aparecer a cualquiera, incluso en niños y ancianos.

Aunque la afectación mayoritaria es en un oído, en un 25% de casos se da en ambos (bilateral).

La enfermedad de Ménière no tiene cura, pero ssi hay tratamientos enfocados a reducir la frecuencia y gravedad de sus episodios.
Restringir la sal, administrarse medicamentos que alivien el vértigo o modificar la dieta y el estilo de vida son claves para frenar la progresión de la enfermedad.

¿Cuáles son las causas de Ménière?

La causa es una acumulación anormal de líquido -llamado endolinfa- en el oído interno. No se conoce la causa de esta acumulación pero podría estar relacionado con un aumento la producción de este líquido, un bloqueo en la circulación del mismo o bien porque disminuye su absorción.


¿Qué factores de riesgo existen?

Algunos de los factores que podrían influir en la aparición de la enfermedad son:

  • El drenaje inadecuado de líquido que, a su vez, podría estar causado por una obstrucción o una anomalía en la anatomía del oído.
  • La predisposición genética y/o los antecedentes familiares.
  • Traumas craneales.
  • Una alergia o una reacción autoinmune anormal.
  • Infecciones víricas del oído medio o interno y raras veces, sífilis.

El consumo de alcohol o tabaco pueden ser motivos de aparición o agravamiento de crisis, así como el estrés.


¿Con qué signos y síntomas se manifiesta?

Como se comentaba al inicio, los signos y síntomas más comunes de la enfermedad de Ménière son los siguientes:

  • Episodios de vértigo agudos y repentinos. Su frecuencia es variable y pueden durar de veinte minutos hasta varias horas -aunque en raras ocasiones pueden llegar a durar hasta veinticuatro horas-. A menudo, comienzan sin previo aviso y se acompañan generalmente de náuseas y vómitos, sudoración excesiva y, en ocasiones, diarrea. Se trata de un vértigo rotacional -hace sentir a la persona como si el mundo girara en torno a ella- tan extremo que impide permanecer de pie y, a veces, sentarse.
  • Pitidos o zumbidos en el oído, conocidos como acúfenos o tinnitus. También pueden aparecer en forma de “rugidos” en frecuencias más bajas. Suelen afectar solo a un oído y pueden ser constantes o intermitentes. Igualmente, pueden empeorar antes, durante o después del episodio de vértigo y no se modifican con el movimiento o la posición.
  • Pérdida de la audición. También afecta solamente a un oído (generalmente) y puede fluctuar, aunque, con el paso del tiempo, empeora progresivamente. Finalmente, se produce algo de pérdida auditiva permanente, sobre todo en las frecuencias bajas.
  • Sensación de presión en el oído (congestión auditiva). La persona siente que tiene el tapado el oído afectado o que nota presión en el interior del oído.

Los síntomas anteriores pueden acabar generando fatiga y estrés y generan un gran impacto psicológico, además de aumentar el riesgo de caídas y accidentes.

La enfermedad es autolimitada (los episodios ceden solos) y progresa con el tiempo empeorando la pérdida de audición.


¿Cómo se trata la enfermedad de Ménière?

Aunque no existe cura para el síndrome de Ménière, sí hay tratamientos enfocados a reducir la frecuencia y gravedad de los episodios de vértigo, aliviar los síntomas crónicos y tratar de frenar su progresión con el objetivo de retrasarla pérdida de audición y de equilibrio.

En la actualidad, existen los siguientes tipos de tratamiento:

  • Restricción de sal en la dieta y diuréticos. La dieta con bajo contenido de sodio (<1,5g día) así como el uso de diuréticos (fármacos que favorecen la eliminación de agua por orina) reducen la presión y cantidad de endolinfa y pueden ayudar a prevenir o reducir la incidencia de ataques.
  • Durante los episodios pueden administrarse medicamentos para aliviar el vértigo y las náuseas y reducir la duración de los  Son tratamientos para las crisis y no tienen utilidad como tratamiento profiláctico (preventivo) de estas. En ocasiones se pueden emplear fármacos antimigrañosos o corticoides para tratar de evitar estas crisis.
  • Pérdida de la audición. También afecta solamente a un oído (generalmente) y puede fluctuar, aunque, con el paso del tiempo, empeora progresivamente. Finalmente, se produce algo de pérdida auditiva permanente, sobre todo en las frecuencias bajas.
  • Otras modificaciones en la dieta y el estilo de vida. Es clave la eliminación de la toma de alcohol y del consumo de tabaco que se conoce que puede incrementar la frecuencia y gravedad de las crisis. También es útil reducir el consumo de chocolate y  cafeína.
  • Tratamientos conservadores de la función vestibular, mediante la descompresión quirúrgica del saco endolinfático.
  • Tratamiento con pulsos de presión. La Agencia Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó recientemente el uso de un aparato que se ajusta al oído externo y envía pulsos intermitentes depresión de aire al oído medio, que parecen actuar sobre el líquido acumulado en su interior, lo que evita los mareos.
  • Tratamientos ablativos (destruyen la conducción nerviosa del laberinto). Cuando fallan los tratamientos conservadores se puede considerar la ablación ya sea mediante procedimientos químicos o quirúrgicos.
  • Audífonos. Puede ser necesario su uso en caso de pérdida de audición.

11 consejos para prevenir o reducir los ataques de la enfermedad de Ménière

Las siguientes pautas de cuidado personal pueden ayudar a reducir el impacto de la enfermedad en el día a día:

  • 1. Elimina el alcohol de tu dieta y deja de fumar si lo hacías.
    Estas sustancias son tóxicos y están claramente relacionadas con la aparición y duración de las crisis en los pacientes afectados por la enfermedad de Ménière.
  • 2. Reduce la sal en tu dieta.
    Retira el salero de la mesa y no agregues más sal a los alimentos cuando comas. Al cocinar, sustitúyela por especias o condimentos como pimienta, ajo, hierbas y limón. En el supermercado, opta por alimentos saludables naturalmente bajos en sal como frutas y verduras frescas, carne de vacuno, pollo, pavo y pescado fresco o congelado.
  • 3. Lee las etiquetas de los alimentos.
    Así podrás saber cuánta sal hay en cada porción del alimento: menos de cien miligramos por porción es una cantidad adecuada. Evita los alimentos en los que figure la sal encabezando la lista de ingredientes y, en cambio, busca aquellos con las leyendas“bajo en sodio”, “sin sal añadida” o similares.
  • 4. Intenta tomar la misma cantidad de líquido a la misma hora todos los días.
    Esta rutina puede ayudar a reducir los cambios en el equilibrio de líquidos en el oído.
  • 5. Sé precavido con los medicamentos.
    Por ejemplo, algunos fármacos de venta libre como los antiácidos y los laxantes contienen mucha sal. En caso de necesitar tomarlos, consulta a tu médico o farmacéutico e infórmales de la enfermedad que padeces.
  • 6. Disminuye o elimina la cafeína y  la teína de tu día a día.
    Estas sustancias pueden desencadenar o agravar síntomas como los acúfenos y las migrañas.
  • 7. Duerme lo suficiente.
    La necesidad de un descanso y sueño reparador es mayor de lo habitual en las personas con síndrome de Ménière.
  • 8. Controla el estrés.
    Este puede desencadenar un ataque, por lo que es conveniente que aprendas a lidiar con él. Para ello, puedes aprender técnicas de respiración profunda o de relajación, así como practicar meditación y yoga, que pueden ayudarte tanto durante las crisis como en los días posteriores.
  • 9. Practica ejercicio físico regularmente.
    Te ayudará a aumentar tu bienestar y a gestionar el estrés. Elige la actividad más apropiada para ti como caminar, correr, nadar, bailar u otros deportes.
  • 10. Evita los movimientos bruscos y las luces brillantes durante los ataques.
    Pueden empeorar los síntomas, al igual que leer o ver la televisión.
  • 11. Protégete.
    Si comienzas a sentirte mareado, quédate quieto y busca apoyos fijos o siéntate en el suelo. También puedes tumbarte y, si tuvieras que caminar, hazlo con ayuda para evitar caídas. Mantener la vista fija en un objeto inmóvil puede ayudarte también a controlar el mareo. Si tu médico te ha recomendado la toma de un medicamento durante las crisis, pide a alguien cercano que te facilite el acceso y la toma. Recuerda llevar siempre la medicación en tus viajes o vacaciones.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.