Enfermedades erradicadas

¿Qué significa que una enfermedad ha sido erradicada?

Una enfermedad infecciosa se declara erradicada cuando no se encuentra ni transmite en ninguna parte del mundo y el riesgo de reintroducción es nulo o mínimo. En la actualidad, solamente han sido erradicadas a escala mundial la viruela y, en animales, la peste bovina.

Por el contrario, la eliminación es cuando la enfermedad no se da en una zona geográfica concreta o la prevalencia a nivel regional o mundial es muy baja. Pero la enfermedad sigue estando presente en algún lugar del mundo, incluso con pocos casos, a diferencia de la erradicación, donde el número de casos mundiales es cero.      

La peste bovina es una enfermedad animal que afecta al ganado, mientras que la viruela es una infección humana muy contagiosa provocada por el virus variola. Altamente letal, causó la muerte de trescientos millones de personas tan solo en el siglo XX.

Por tanto, la única enfermedad viral humana completamente erradicada en la actualidad es la viruela. La infección se produce cuando se respira el aire exhalado o expulsado al toser por una persona ya contagiada, aunque también se transmite por el contacto con fluidos u objetos contaminados.

Se manifiesta con síntomas como fiebre elevada, dolor de cabeza y calambres, dolor agudo de espalda, vómitos y, lo más característico, manchas en la piel que, en unos días, se transforman en ampollas. Generalmente, estas lesiones cutáneas dejan cicatrices. En un 30% de los casos, su variante más peligrosa provoca la muerte.

Aunque no existía una medicación eficaz contra la viruela, la vacunación en los cuatro primeros días posteriores a la exposición al virus, antes de que aparecieran las erupciones, podía reducir la gravedad de la enfermedad y de algunos de sus síntomas.


¿Por qué la viruela ha sido erradicada?

A finales de los años sesenta, la viruela era aún endémica en África y Asia. No obstante, las campañas de vacunación, la vigilancia y las medidas de prevención permitieron que se convirtiera en 1980 en la primera y única (hasta el momento) enfermedad viral humana combatida y erradicada a escala mundial.

Este hito fue posible gracias a la conjunción de diversos factores. En primer lugar, el agente infeccioso que causa la viruela —el virus variola— es fácilmente detectable en la población debido a la grave erupción cutánea que esta infección causa en el rostro y el cuerpo —al contrario que otras enfermedades infecciosas, que pueden pasar desapercibidas porque no presentan síntomas—. Ello permitió identificar a las personas infectadas o expuestas al virus y ponerlas rápidamente en cuarentena, mientras que, si la enfermedad no es reconocible con manifestaciones físicas evidentes, es necesaria una prueba de laboratorio y el proceso de aislamiento es menos veloz.

Además, se trata de un virus del que no existen varios tipos y con un perfil genético muy estable y homogéneo, mientras que los que causan otras infecciones, como el virus de la gripe, varían muy rápidamente.

Por otra parte, la vacuna contra el agente infeccioso debe ser altamente eficaz y encontrarse disponible para toda la población en riesgo de contraer la infección. Este requisito se cumplió con la de la viruela, lo que garantizó la inmunidad colectiva. Por supuesto, también fue primordial que la sociedad no rechazara la vacuna.

Por último, fue clave en la erradicación de esta enfermedad que el agente infeccioso implicado —el virus variola— no cuente con un reservorio en la naturaleza como los mosquitos u otros vectores y que, por tanto, no sea capaz de transmitirse de unas especies animales a otras.


¿Qué otras enfermedades están cercanas a ser erradicadas?

En la actualidad, gracias a la puesta en marcha de estrategias e iniciativas internacionales, se encuentran al borde de la erradicación las dos siguientes enfermedades:

  • Poliomelitis o polio. Es una infección muy contagiosa causada por el Poliovirus, virus que invade el sistema nervioso y puede causar una parálisis total en cuestión de horas. Se transmite de una persona a otra principalmente por vía fecal-oral o, con menos frecuencia, a través de la ingesta de agua o alimentos contaminados.

    Los síntomas iniciales son fiebre, cansancio, cefalea, vómitos, rigidez del cuello y dolor en las extremidades. Aunque estos pueden ser leves, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada doscientas infecciones produce una parálisis irreversible —generalmente de las piernas— y, en entre el 5% y el 10% de estos casos, la persona fallece por parálisis de los músculos respiratorios.

    Aunque esta enfermedad afecta sobre todo a los niños menores de cinco años, cualquier persona no vacunada puede contraerla a cualquier edad. No obstante, dado que no existen reservorios del virus en la naturaleza que no sean el ser humano, y existiendo una vacuna eficaz, —teóricamente es una infección cuya erradicación es factible.

    En 1988, la Asamblea Mundial de la Salud, máximo órgano decisorio de la OMS, adoptó una resolución sobre la erradicación mundial de la poliomielitis, a raíz de la cual se creó la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis (IEMP), encabezada por diferentes gobiernos e instituciones internacionales como la propia OMS.

    Desde entonces, los casos de poliovirus infantil han descendido más del 99% gracias a la vacunación, aunque esta se ha topado con obstáculos como el rechazo en algunos países debido a, entre otros, factores socioculturales.
    En la actualidad, la lucha continúa mediante la Estrategia de Erradicación de la Poliomielitis 2022—2026, que fija una hoja de ruta para erradicar de forma sostenible todos los poliovirus a nivel mundial.
  • Dracunculiasis o enfermedad del gusano de Guinea. La enfermedad del gusano de Guinea, denominada también dracunculosis, dracunculiasis o dracontiasis, es una infección que causa un gusano parásito llamado Dracunculus medinensis. Aunque rara vez es mortal, las personas infectadas quedan incapacitadas durante semanas o meses, ya que esta enfermedad genera úlceras, generalmente en pies y piernas, muy dolorosas y ardientes, que impiden al enfermo caminar normalmente de dos a cuatro meses.
    Además, si estas úlceras no se tratan adecuadamente, pueden convertirse en vías de entrada de otros patógenos que agravan la incapacidad de los enfermos y que pueden producir su fallecimiento por tétanos, gangrena, septicemia, etc.

    La dracunculosis afecta principalmente a personas de comunidades rurales, desfavorecidas y aisladas que deben obtener el agua para beber de lugares como charcas, estanques o pozos. Aunque la larva del gusano, que es la que causa la infección, no puede infectar al hombre, sí a los copépodos, unos pequeños crustáceos acuáticos de uno a tres milímetros de tamaño que habitan este tipo de aguas. Cuando las personas las beben —normalmente, familias enteras—, tragan con ella copépodos infectados por la larva del gusano y así contraen la enfermedad.  
    Además del dolor y ardor que producen las úlceras, la incapacidad que la dracunculosis provoca deteriora la economía doméstica de las personas afectadas y, en consecuencia, su nivel socioeconómico.

    Según la OMS, a mediados de los años ochenta, existían en el mundo tres millones y medio de casos en veinte países, diecisiete de los cuales eran africanos y los otros tres, asiáticos. Esa década, la Asamblea Mundial de la Salud y otras instituciones internacionales formularon la estrategia y las directrices técnicas necesarias para llevar a cabo una campaña de erradicación.

    Dado que no existe ninguna vacuna para prevenir la enfermedad ni medicamentos para tratarla, esta campaña se ha basado en diferentes estrategias preventivas como la intensificación de la vigilancia para detectar todo caso humano o animal en las veinticuatro horas siguientes a la aparición del gusano, la prevención de la transmisión del parásito mediante la limpieza periódica de las heridas y el vendaje de las zonas de piel afectadas, y la prevención de la contaminación del agua.

    Estas y otras medidas hicieron posible que el número de casos notificados disminuyera hasta situarse por debajo de 10.000 por primera vez en 2007, cifra que continuó descendiendo hasta 542 casos en 2012. En 2020, se notificaron solamente 27 casos humanos, por lo que se considera que, en la actualidad, la enfermedad ha alcanzado un punto próximo a la erradicación.

En la actualidad hay cuatro programas en curso cuyo objetivo es la erradicación de enfermedades: los dos ya mencionados referidos a polio y dracunculosis y otros dos enfocados en la malaria y el “pian”.

Se consideran además como potencialmente erradicables en el futuro la rubeola, sarampión, paperas, filariasis linfática y cisticercosis.