Enfermedades tropicales más frecuentes

El riesgo de contagio por enfermedades tropicales no solo afecta a la población del país en que la enfermedad es endémica
El aumento de los flujos migratorios y del número de personas que viajan a estos países ha elevado el riesgo.

¿Qué es una enfermedad tropical?

Se conoce como enfermedades tropicales el grupo de patologías predominantemente infecciosas prevalentes en las regiones tropicales y subtropicales del planeta, cuyo clima húmedo y cálido favorece la reproducción y proliferación de insectos como los mosquitos. Estos actúan a menudo como vectores, portando los parásitos, bacterias o virus que son los agentes que realmente causan la infección.

También contribuye a la alta prevalencia y propagación de estas enfermedades —muchas de ellas, endémicas— el subdesarrollo económico, social y sanitario de los países tropicales. Este lleva con frecuencia a escasos servicios e infraestructuras de saneamiento y a un deficiente acceso al agua potable y a una atención médica de calidad.

Por otra parte, el riesgo de contagio no solo afecta a la población del país en que la enfermedad es endémica. Dos factores, la globalización y el cambio climático, se han reconocido como elementos clave en la propagación de estas enfermedades a regiones donde no eran prevalentes. El aumento de los flujos migratorios y del número de personas que por motivos profesionales, familiares o turísticos viajan a estos países ha elevado el riesgo de que las personas que los visitan se contagien y también de que estas enfermedades sean introducidas en otras áreas del planeta.

Por otro lado, el cambio climático está influyendo en su extensión a otras áreas.  Una revisión de más de 42.000 artículos científicos, liderada recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), concluye que el cambio climático está alterando los patrones de contagio de todas las enfermedades tropicales transmitidas por vectores, aunque también señala que todavía sabemos muy poco de cómo lo está haciendo. De acuerdo con la OMS, si se expande el rango geográfico de los mosquitos y otros vectores, aumentará el riesgo de introducir (o reintroducir) estas enfermedades en nuevos territorios que no están preparados para lidiar con ellas.

A medida que el cambio climático avanza, en países como España aumenta el riesgo de que ciertas enfermedades tropicales prosperen
A medida que el cambio climático avanza, en países como España aumenta el riesgo de que ciertas enfermedades tropicales prosperen

A medida que el cambio climático avanza, en países como España aumenta el riesgo de que ciertas enfermedades tropicales prosperen. De hecho, según el Centro Nacional de Medicina Tropical (CNMT), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, el sur de Europa podría convertirse en el futuro en una “zona caliente” de este tipo de patologías.


¿Cuáles son las enfermedades tropicales más comunes?

El número de enfermedades tropicales existentes es muy elevado. Algunas de las que presentan un mayor riesgo de contagio son:

  • Malaria (o paludismo). Se trata de una enfermedad infecciosa parasitaria grave, endémica en áreas tropicales y subtropicales del mundo, especialmente en el África subsahariana y Oceanía. En la actualidad, existen unos noventa países o zonas con riesgo de transmisión de la malaria en el mundo, de la que se contabilizan más de 225 millones de casos de anuales.
    La causa de la infección son los parásitos del género Plasmodium, que son transmitidos a los humanos por el mosquito hembra del género Anopheles. Tras un periodo de incubación de un mínimo de siete días, se manifiesta con síntomas como fiebre, escalofríos, cefalea, sudoración, malestar general, tos, molestias digestivas y diarrea.
    La gravedad de la enfermedad depende del tipo de parásito de la malaria  (algunos son más agresivos, como el plasmodium falciparum) y de factores de la propia persona infectada. La mayoría de las formas graves de esta enfermedad pueden conducir a la muerte si no se trata. En cambio, si se identifican los síntomas precozmente y se tratan apropiadamente, casi todos los casos se pueden curar completamente, a menudo, de forma ambulatoria con medicamentos por vía oral sin precisar ingreso hospitalario (o ingreso breve), aunque sí es preciso un control estricto de la evolución.
    España fue declarada libre de paludismo en 1964 y desde entonces la mayoría de los casos son importados, aunque, debido a la presencia de Anopheles atroparvus en nuestro país, existe un pequeño riesgo de casos de paludismo introducido (transmisión por vector autóctono) por P. vivax. En España, entre 2019 y 2021, 18 Comunidades Autónomas notificaron un total de 1482 casos, de los que 1477 (99,7%) fueron confirmados. Hubo 2 casos autóctonos en 2019 y ninguno en 2020 ni en 2021.
  • Cólera. El cólera es una enfermedad intestinal aguda y grave causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con la bacteria Vibrio cholerae, como consecuencia generalmente de la ingesta de alimentos o agua contaminada por contacto con heces o vómitos de personas infectadas, sintomáticas o asintomáticas. La transmisión persona a persona es poco habitual. La bacteria, una vez en el intestino, genera una toxina que causa diarrea repentina, indolora, acuosa, y muy abundante y frecuente, acompañada de vómitos. No obstante, muchos casos son asintomáticos o presentan síntomas leves.
    Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen en el mundo entre 1,3 y 4 millones de casos de cólera y entre 21.000 y 143.000 defunciones por esta causa. En la actualidad, es endémico en determinadas regiones de Asia, Oriente Medio, África, América del Sur y Centroamérica. En la actualidad, existe ya una vacuna para esta enfermedad.
    Esta infección se puede tratar eficazmente mediante la administración de antibióticos y la reposición de los líquidos perdidos, pero, en caso de cólera grave, debe recibirse tratamiento médico de manera inmediata. De lo contrario, puede provocar deshidratación severa y llevar a la muerte en pocas horas. El riesgo es mayor para quienes producen menor cantidad de ácido estomacal como los niños pequeños, ancianos y personas desnutridas. Es importante el uso de vacunas en zonas endémicas o para viajeros (profesionales o turistas) que se desplacen a estas áreas.
    En España, desde el año 2015 se notificaron 8 casos: dos en 2015, tres en 2016, uno en 2017 y dos en 2018. En uno de los casos de 2018 no fue posible determinar el lugar de infección; el resto fueron casos importados
  • Dengue. Es una enfermedad vírica provocada por el virus del dengue, de la familia Flaviviridae, que principalmente transmiten las hembras infectadas de mosquitos de la especie Aedes aegypti. Aunque hasta 1970 solo nueve países habían sufrido epidemias de dengue, en la actualidad, es una patología extendida en más de cien países del continente americano, Asia sudoriental, el Pacífico occidental, África y el Mediterráneo oriental. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mitad de la población del mundo —3.900 millones de personas— corre el riesgo de contraer esta infección en la actualidad y cada año se producen entre 100 y 400 millones de infecciones.
    La mayoría de los casos son leves y asintomáticos, sin embargo, la variante grave de la enfermedad puede causar la muerte si no se trata de manera adecuada, por lo que es crucial recibir asistencia médica de manera inmediata en caso de presentar síntomas. Los más frecuentes son similares a los de la gripe: fiebre moderada o alta, dolores fuertes de cabeza y detrás de los ojos, náuseas y vómitos, sarpullidos y dolores musculares y articulares.
    Ni el dengue ni el dengue grave cuentan con un tratamiento específico, pero el diagnóstico temprano y el acceso a una asistencia médica adecuada reduce la tasa de mortalidad a menos del 1%, según datos de la organización Médicos Sin Fronteras (MSF). Por último, aunque existe una vacuna, solo es apta para personas de zonas endémicas que ya han padecido dengue al menos una vez.
    En España, en 2023, 17 Comunidades Autónomas notificaron un total de 615 casos, de los que 398 (64,7%) fueron confirmados. Hubo 3 casos autóctonos.
  • Fiebre amarilla. La fiebre amarilla es una enfermedad infecciosa de carácter hemorrágico producida por un virus del género Flavivirus, que, en zonas urbanas, transmite a las personas principalmente el mosquitoAedes aegypti y, en zonas boscosas, los mosquitos Haemagogus o Sabethes. Estos se infectan, a su vez, al picar a primates salvajes.
    Aunque muchas de las personas infectadas no llegan a tener síntomas o estos son leves, en otros casos, la enfermedad puede ser grave y, en ocasiones, mortal. El nombre procede de uno de los síntomas, el color amarillento de la piel o ictericia, que presentan algunas de las personas que la contraen.
    En la actualidad, la fiebre amarilla solo está presente en las zonas tropicales del África subsahariana, Centroamérica y América del Sur. No obstante, en el pasado era frecuente en las zonas templadas y tropicales de todo el planeta y se produjeron grandes epidemias que ocasionaron decenas de miles de muertes. Según la OMS, representa una amenaza potencial para la seguridad sanitaria mundial.
    Los síntomas suelen ser de inicio súbito y aparecen de tres a seis días después de la picadura del mosquito infectado. Los más habituales son fiebre alta, dolor muscular, cefalea, escalofríos, falta de apetito, vómitos, la ya mencionada ictericia, dolor de abdomen y hemorragias. También puede derivar en fallo renal, hepático, y, como se comentaba anteriormente, la muerte.
    Afortunadamente, puede prevenirse mediante la vacunación y una sola dosis garantiza la protección de por vida, sin que sean necesarias otras de recuerdo. Es necesaria la vacunación cuando se visitan zonas endémicas e incluso puede ser un requisito de entrada en algunos países.
    Por tratarse de una enfermedad no endémica en España, no se ha detectado ningún caso autóctono y sólo casos importados muy esporádicos.
  • Amebiasis / disentería amebiana. La amebiasis es una infección del intestino grueso y, en ocasiones, del hígado y otros órganos, que causa la ameba Entamoeba histolytica, un parásito protozoico unicelular. Este existe en forma activa —trofozoíto— o en estado latente —quiste—.
    Cada año, cerca de 50 millones de personas desarrollan amebiasis en el mundo y hasta 100.000 personas mueren como consecuencia de la enfermedad. Aunque esta está presente en todo el planeta, las áreas en las que se producen la mayoría de las infecciones son algunas regiones de África, el subcontinente indio y en zonas de América Central y del Sur.
    Se transmite por la ingestión de agua o alimentos contaminados con material fecal de personas infectadas, aunque las amebas también pueden propagarse de persona a persona mediante sexo oral o anal. El periodo de incubación puede durar desde pocos días hasta meses o años. La infección puede ser asintomática o manifestarse con diarrea, estreñimiento, cólicos abdominales, dolor al tacto en la parte superior del abdomen, pérdida de peso y fiebre. Puede complicarse con disentería y problemas renales.
    El tratamiento para eliminar tanto las amebas activas como los quistes consiste en la administración de un amebicida —un fármaco que destruye las amebas—. La infección por E. histolytica se está convirtiendo en una infección emergente en nuestro medio.
  • Esquistosomiasis. Se trata de una infección parasitaria aguda y crónica causada por gusanos trematodos del género Schistosoma. Es prevalente en las regiones tropicales y subtropicales, principalmente en áreas de África, Asia, América y el Extremo Oriente. Según la OMS, hay constancia de la transmisión de la enfermedad en 78 países y se estima que en 2021 necesitaron tratamiento profiláctico contra ella al menos 251,4 millones de personas.
    La infección se produce cuando las formas larvarias del parásito, liberadas por caracoles de agua dulce, penetran en la piel de una persona que entra en contacto con aguas contaminada con heces humanas infectadas por el parásito, al llevar a cabo actividades habituales de carácter agrícola, doméstico, profesional o recreativo.
    Ya en el cuerpo, las larvas se convierten en esquistosomas adultos que viven en los vasos sanguíneos, donde las hembras liberan huevos. Parte de ellos sale del organismo a través de las heces o la orina y otros quedan atrapados en los tejidos corporales.
    El período de incubación dura aproximadamente de cuatro a seis semanas y los síntomas están producidos por la reacción autoinmune del organismo a los huevos del gusano. Existen dos tipos de infección, esquistosomiasis urogenital e intestinal. La esquistosomiasis intestinal se manifiesta con dolor abdominal, diarrea y sangre en las heces. Puede producirse también aumento del tamaño del hígado – hepatomegalia- y del bazo – esplenomegalia—.
    Por su parte, la esquistosomiasis urogenital se caracteriza por la hematuria (sangre en la orina) y, en los casos avanzados, puede haber complicaciones como lesiones renales, fibrosis de la vejiga y los uréteres e, incluso, cáncer de vejiga. Además, las mujeres con esquistosomiasis urogenital pueden presentar lesiones genitales, hemorragias vaginales, dispareunia —dolor durante las relaciones sexuales— y nódulos en la vulva, mientras que el hombre puede desarrollar trastornos de la vesícula seminal, la próstata y otros órganos. La enfermedad también puede llegar a causar infertilidad irreversible. El tratamiento es farmacológico. En nuestro país, hasta la fecha, no existen casos autóctonos.
  • Filariasis linfática. Conocida como elefantiasis, se trata de una infección provocada por un tipo de parásito llamado filaria. Estos son nematodos —gusanos— de la familia Filarioidea, que transmiten con su picadura varios géneros de mosquitos. Entre estos, se encuentran el Culex —muy extendido en las zonas urbanas y semiurbanas—, el Anopheles —presente principalmente en las zonas rurales— y el Aedes, que predomina en las islas del Pacífico donde esta enfermedad es endémica.
    Está presente en áreas de África, América tropical y el Océano Pacífico. Según la OMS, en 2018, había 51 millones de personas infectadas, lo que supone un descenso del 74% desde que esta institución puso en marcha en 2000 su ‘Programa Mundial para Eliminar la Filariasis Linfática’, con el que se han administrado más de 9000 millones de tratamientos —basados en el uso de dos medicamentos antihelmínticos— para detener la propagación de la infección. Aun así, más de 882 millones de personas en 44 países siguen amenazadas por esta enfermedad.
    Cuando pican a un portador infectado e ingieren su sangre, los mosquitos se infectan con microfilarias, que maduran y se convierten en larvas infecciosas. Al picar a nuevas personas, las larvas maduras del parásito se depositan en su piel y pueden penetrar en el organismo.
    La mayoría de los casos de esta infección —que puede ser aguda o crónica— no presentan signos externos, pero dañan el sistema linfático y los riñones y alteran el sistema inmunológico. Cuando se vuelve crónica, puede producir el crecimiento anormal —hipertrofia— de algunas partes del cuerpo debido a la obstrucción e inflamación del sistema linfático, lo que produce edema que, a la larga, se convierte en una inflamación crónica que hace que la piel se espese y endurezca (elefantiasis). Esto, a su vez, causa dolor, discapacidad grave y estigmatización social. En España, los casos detectados son importados.
  • Zika. es un virus de la familia de los flavivirus, al que también pertenecen otros más conocidos como el dengue, la fiebre amarilla o el chikungunya. La transmisión de este virus se produce a través de la picadura del mosquito del género aedes (aegypti, albopictus, africanus, apicoargenteus, furcifer, uteocephalus y vitattus). Este mosquito vive principalmente en áreas urbanas y periurbanas (núcleos poblados), y pica durante el día, lo que hace que la infección pueda propagarse más rápidamente.
    Causa fiebre baja o moderada, sarpullido en la piel, conjuntivitis, dolor muscular y articular, cansancio y dolor de cabeza. Los síntomas aparecen entre 3 a 12 días tras la infección. En algunos casos puede haber complicaciones y causar alteraciones neurológicas.
    La transmisión también puede ser por vía sexual, transfusiones sanguíneas y de la madre al feto durante el embarazo. En la actualidad se está estudiando la asociación a malformaciones neurológicas en recién nacidos infectados durante el embarazo. El tratamiento es sintomático, es decir, no existe un remedio específico que cure la infección.
    Hasta 2007 sólo se conocían 14 casos en humanos en todo el mundo, pero desde entonces la expansión ha ido en aumento, pasando de África y Asia al Caribe y a países latinoamericanos como Brasil y Colombia.
    En España desde 2016 a 2023 se han notificado 629 casos de enfermedad por virus Zika. Los países de contagio más frecuentes han sido República Dominicana, Colombia y Cuba. En el año 2024, hasta la fecha, se han notificado 7 casos de Zika en España, todos importados.
  • Chikungunya. El nombre de esta enfermedad es de origen makonde (un grupo étnico africano que vive en el sudeste de Tanzania y el norte de Mozambique) y significa ‘enfermedad del hombre encorvado o retorcido’, debido al fuerte dolor articular que provoca. El virus Chikungunya se transmite a través de la picadura de los mosquitos del género Aedes, tanto en su variedad aegypti como albopictus —el famoso mosquito tigre—.
    La enfermedad comienza a manifestarse súbitamente con una fiebre alta, a veces superior a los 40ºC y que se mantiene durante tres días. A continuación, aparece un eritema y dolor intenso en las articulaciones y los músculos a lo largo de unos cinco días. Y también pueden darse dolor de cabeza y náuseas. Estos primeros síntomas suelen aparecer de cuatro a siete días después de la picadura.
    En nuestro país, entre 2016 y 2023, se han notificado 441 casos de enfermedad por virus chikungunya. Todos los casos han sido importados, excepto un caso autóctono por transmisión vertical en 2015 Hasta la fecha, en 2024, se han notificado 26 casos de chikungunya en España, todos ellos importados.
  • Crimea Congo. La enfermedad de fiebre hemorrágica de Crimea‐Congo (FHCC) es una infección que se transmite al ser humano principalmente por la picadura de la garrapata —sobre todo, del género Hyalomma– infectada a su vez por un virus del género Nairovirus, de la familia Bunyaviridae. Los principales portadores de esta garrapata en nuestro país son los animales ungulados: principalmente, los ciervos y también corzos, jabalís o cabras.
    Existe una segunda vía de transmisión menos frecuente, que es el contacto directo por medio de la exposición de la piel o las mucosas a sangre, fluidos y secreciones corporales o tejidos de personas infectadas. La tercera manera sería por aerosoles, vía que afectaría principalmente al profesional sanitario.
    La enfermedad puede ser asintomática en la mayoría de los casos y, en muchos otros, presentarse cuadros febriles leves, e incluso también puede ser mortal.
    En España el primer caso se detectó en 2010 en Cáceres, probablemente por la picadura de una garrapata que entró a través de un ave migratoria. Desde entonces se han confirmado 13 casos, de los cuales 5 derivaron en fallecimiento.
  • Fiebre del Nilo Occidental. Afecta, primordialmente, a aves silvestres, incluyendo aves que migran a Europa desde África y el Medio Oriente, y se transmite de las aves a los seres humanos mediante la picadura de mosquitos. La fiebre del Nilo occidental es la enfermedad causada por el virus del mismo nombre.
    La infección por el virus del Nilo Occidental es asintomática en aproximadamente el 80% de las personas. En el caso de presentar síntomas, estos suelen ser fiebre, malestar, dolores musculares y de cabeza, vómitos, erupciones cutáneas o fatiga.
    No existe un tratamiento específico para la fiebre del Nilo Occidental. En caso de enfermedad leve, el médico indicará control de los síntomas con analgésicos, reposo e hidratación. Los casos graves requieren hospitalización, soporte y monitorización intensa.
    En España, el virus se ha detectado en algunos focos en équidos y aves mediante programas de vigilancia en animales. Durante 2023 y hasta el 31/12/2023, se notificaron 20 casos humanos de fiebre del Nilo occidental, 19 autóctonos, de los que 16 fueron confirmados y 3 probables, y 1 caso importado.

Cómo prevenir las enfermedades tropicales durante un viaje:

Los viajeros internacionales deben seguir una serie de recomendaciones para la prevención de infecciones prevalentes en las regiones tropicales y subtropicales:

1. Pide cita con suficiente antelación en un Centro de Vacunación Internacional.
En función de tu país de destino, zonas que visitarás, duración del viaje y actividades que realizarás, te informarán de qué vacunas son recomendables para ti.

2. Emplea repelentes contra insectos que contengan DEET (N.N-Dietil-meta-toluamida) al 20-30%.
Aplícalos siguiendo las instrucciones del envase sobre la piel limpia y seca o impregna tu ropa con ellos. Recuerda que no son aptos para bebés menores de dos meses de edad.

3. Usa ropa que cubra todo tu cuerpo.
Es conveniente utilizar prendas que cubran toda la piel como camisetas de manga larga, pantalones largos y calcetines, así como evitar los colores oscuros y brillantes, que atraen a los mosquitos. También es importante sacudir la ropa antes de usarla si la has tendido en exterior.

4. Evita las áreas donde los insectos acuden o tienen sus nidos. Por ejemplo, cubos de basura, balsas con agua, comidas y dulces sin tapar y jardines en flor. Si hay agua estancada en un recipiente abandonado, debe vaciarse.

5. Emplea mosquiteras.
En las zonas de riesgo, asegúrate de que tu alojamiento cuenta con ellas o llévalas contigo. Puedes ponerlas en la cama fijándolas bajo el colchón y asegurándote de que no tengan agujeros. También puedes colocarlas en puertas y ventanas. Evita pernoctar en construcciones con paredes de paja y adobe que estén sin revocar o pintar o en los que existan huecos en las paredes. 

6. Si lo hay, conecta al aire acondicionado.
El aire acondicionado impide la aparición de los mosquitos, por lo que encenderlo es una buena manera de mantenerlos a raya. También puede ser efectivo el uso de ventiladores y mantener ventilada la habitación donde vayas a dormir.

7. Sé precavido con los olores.
No utilices perfumes, jabones, cremas hidratantes o aerosoles para el pelo que desprendan olores dulces, ya que atraen a los insectos.

8. No tomes agua, bebidas o alimentos contaminados.
Bebe siempre agua embotellada o previamente hervida y evita también las bebidas con cubitos de hielo. No tomes verduras y frutas crudas o sin pelar y asegúrate, cuando ingieras pescados y mariscos, de que está suficientemente cocinados.

9. Extrema la higiene.
Lávate las manos minuciosamente con agua y jabón, sobre todo, antes de comer y después de ir al baño.

10. Evita bañarte en aguas sospechosas.
Si no estás seguro de su salubridad, es preferible que no te sumerjas en ellas para evitar contraer infecciones como la amebiasis.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.