Enfisema pulmonar

¿Qué es un enfisema?

Como vimos en el contenido específico, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que provoca dificultad progresiva para respirar, engloba a un diverso grupo de enfermedades pulmonares que pueden afectar a nuestra función respiratoria. Las dos afecciones más comunes que forman parte de ese grupo son principalmente dos: la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar. Ambas formas se encuentran en mayor o menor grado en todos los pacientes con EPOC. A continuación, detallamos qué ocurre cuando se da un enfisema pulmonar.

Cuando respiramos, el aire llega a través del árbol bronquial a una especie de pequeños sacos llamados alveolos, que están localizados al final de los bronquios y llenan los pulmones. Desde los pulmones, el oxígeno es transportado, a través de las arterias, a los diferentes tejidos y órganos del cuerpo. Pero, debido generalmente al tabaco, las personas con enfisema tienen dañados los alveolos: las paredes internas de estos sacos se debilitan y se rompen, lo que crea espacios de aire más grandes y, por tanto, se reduce la superficie de intercambio aéreo de los pulmones. En consecuencia, disminuye la cantidad de oxígeno que llega a la sangre y esto puede producir en el paciente una sensación de falta de aliento, que es la manifestación frecuente característica de esta patología respiratoria


¿Cuáles son sus causas más frecuentes?

La causa más frecuente del enfisema pulmonar es la exposición prolongada de los pulmones a sustancias irritantes transmitidas por el aire. Las más comunes son la nicotina y otras sustancias químicas que contiene el humo del tabaco o de la marihuana (también el exhalado por otros fumadores, aunque los riesgos del tabaquismo pasivo son menores).

La alta contaminación atmosférica es otro factor de riesgo que puede intervenir en la aparición de esta enfermedad, al igual que los vapores químicos, humos y polvo existentes en ciertos ambientes de trabajo. La utilización de carbón y leña en lugares poco ventilados también puede ser otras causas.

Por tanto, aumenta el riesgo de sufrir esta enfermedad el tabaquismo o ser fumador pasivo, vivir en una ciudad o lugar con un alto nivel de contaminación o trabajar en ambientes con exposición a diversos gases, polvos y humos tóxicos.

También existe un mínimo porcentaje de factor de riesgo genético: raramente, el enfisema está causado por un trastorno hereditario en el que está dañado el gen que regula la síntesis de una proteína llamada alfa 1 antitripsina. Esta sustancia, presente en las células del pulmón, protege la pared de los alveolos, por lo que su ausencia hace que se expandan y aumenta la probabilidad de enfisema.


¿Qué síntomas presenta el enfisema pulmonar?

Esta enfermedad puede estar presente durante muchos años sin manifestarse. Cuando lo hace, el primer síntoma del enfisema es la dificultad para respirar, que suele ser gradual: al principio, se presenta en actividades que requieren de mayor esfuerzo como subir escaleras, pero, conforme avanza, la falta de aliento puede darse incluso estando en reposo.

Otros síntomas de fases más avanzadas de enfisema son tos, sibilancias, cansancio, pérdida de peso, un tono azulado en la piel, los labios y/o uñas y tener el pecho redondo y abultado. También puede producir ansiedad, problemas para dormir y depresión. Y algunas personas con enfisema pueden contraer infecciones respiratorias frecuentes, como resfriados y gripes.

En ocasiones, con el enfisema pulmonar pueden darse complicaciones como por ejemplo, un colapso pulmonar (neumotórax) -que puede provocar la muerte- y problemas del corazón -ya que el enfisema puede aumentar la presión de las arterias que conectan el corazón y los pulmones-.

Los alveolos son una especie de sacos que llenan nuestros pulmones.

Otra complicación posible es desarrollar unos grandes orificios en los pulmones, llamados bullas. Su tamaño puede alcanzar la mitad del pulmón y aumentan el riesgo de que se produzca el neumotórax.

Puede verse además incrementado el riesgo de padecer algunas otras enfermedades como por ejemplo, osteoporosis o cáncer de pulmón.

Finalmente, según los signos y síntomas que presente el paciente, sus  antecedentes médicos y familiares y las pruebas realizadas, el médico puede diagnosticar una pérdida de función respiratoria. Según su magnitud, podría considerarse una enfermedad pulmonar obstructiva crónica ya establecida.


¿Se puede tratar o curar el enfisema pulmonar?

La medida más importante que se puede tomar para detener el avance de esta enfermedad es dejar de fumar.

Una vez se ha producido el daño en el alveolo, este es irreversible, pero sí puede tratar de evitarse que el enfisema siga avanzando y aliviar los síntomas.

En este sentido, el tratamiento farmacológico se basa, en primer lugar, en el uso de broncodilatadores que permiten mitigar la tos y la escasez de aire, ya que relajan las vías respiratorias constreñidas. Así mismo, el médico puede recetar corticoesteroides inhalados, capaces de reducir la inflamación y aliviar también la falta de aire. Por último, si existe infección bacteriana, será necesario recurrir a los antibióticos.

Será necesario vacunarse adecuadamente frente a la gripe y los gérmenes causantes de la neumonía (neumococo), ya que estos pacientes tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones si sufren dichas enfermedades.

En algunos casos de enfisema por déficit de alfa 1 antitripsina, se recomienda el tratamiento sustitutivo con alfa 1 antitripsina purificada por su efecto en enlentecer la pérdida de densidad pulmonar.

En algunos de los casos más graves, cuando la patología ya ha avanzado, puede sernecesario recurrir a bombonas de oxígeno, con las que el paciente respirará por medio de una mascarilla cuando está en casa o incluso durante las veinticuatro horas del día. También en los casos más severos, puede ser necesaria la cirugía para reducir el volumen del pulmón, mediante una operación en la que se extrae el tejido dañado. En ocasiones, puede llegar incluso a ser necesario un trasplante de este órgano.

Paralelamente, es recomendable un programa de rehabilitación pulmonar, en el que se aprenden y practican ejercicios y técnicas que ayudan a respirar mejor. Esta terapia puede incluir asesoramiento nutricional, ejercicio regular -capaz de aumentar la capacidad pulmonar- y asesoramiento psicológico.

En cualquier caso, como hemos mencionado, el tratamiento contra el enfisema deberá incluir una medida crucial: dejar de fumar. Si se trata adecuadamente y se abandona el tabaco, las personas que sufren enfisema pueden disfrutar de una buena calidad de vida en las etapas tempranas de la enfermedad, así como prevenir complicaciones y enlentecer la progresión de la  enfermedad.


10 Consejos para convivir con el enfisema pulmonar

El avance del enfisema pulmonar puede controlarse y la calidad de vida del paciente, aumentar, si este sigue las siguientes recomendaciones:

  • 1. No fumes.
    Es la única medida que puede frenar el enfisema, cuando este está causado por el tabaco. Si necesitas ayuda para dejar este hábito nocivo, pídela. Evita también que otros fumen a tu alrededor y respirar humo ambiental, así como los cigarrillos electrónicos.
  • 2. No te expongas a irritantes respiratorios.
    Si hay sustancias químicas o polvo en tu trabajo, usa mascarillas para proteger tus pulmones del polvo o productos químicos. Si la calidad del aire no es buena debido a la contaminación, permanece en el interior. Renueva los filtros de la caldera y el aire acondicionado de manera regular para mantener a raya los contaminantes.
  • 3. Protégete del aire frío.
    El frío puede provocar espasmos en los conductos bronquiales y, por tanto, aumentar las dificultades para respirar. Para evitarlo, cuando bajen las temperaturas, cúbrete la boca y la nariz con una bufanda ligera o una mascarilla para el frío. Te permitirán hacer más tibio el aire que llega a tus pulmones.
  • 4. Evita contraer infecciones respiratorias.
    Siempre que sea posible, no pases tiempo con personas con gripe o resfriadas y, si has de relacionarte con grandes grupos, usa mascarilla. Lávate las manos con frecuencia y procura llevar contigo un pequeño envase de desinfectante de manos a base de alcohol. Además, intenta evitar los cambios bruscos de temperatura.
  • 5. Vacúnate contra la gripe.
    Hazlo cada año, tan pronto como esté disponible. Ponte también la vacuna contra el neumococo, causante de la neumonía. Reducirás en gran medida el riesgo de infecciones, las cuales pueden empeorar los síntomas. En cualquier caso, consulta con tu médico lo que puede ser mejor para ti.
  • 6. Frunce los labios para respirar, si notas falta de aliento.
    Sobre todo, si vas a llevar a cabo alguna actividad que te suponga un mayor esfuerzo, pero también puedes realizar el siguiente ejercicio varias veces al día: respira hondo por la nariz mientras cuentas hasta dos y expulsa el aire por la boca lentamente con los labios levemente fruncidos.
  • 7. Duerme con la parte superior del cuerpo elevada.
    Para ello, una buena opción es usar dispositivos especiales o una cama articulada que lo permita. Recuerda que no se trata de flexionar el cuerpo por la parte alta o el cuello, sino desde la cintura.
  • 8. Haz ejercicio diariamente.
    La actividad física puede ayudarte a fortalecer los músculos que se utilizan en la respiración y a aumentar a tu capacidad pulmonar, además de mantenerte en forma. Consulta con tu médico qué tipo y plan de ejercicio es mejor para ti.
  • 9. Expresa tus sentimientos.
    En ocasiones, los problemas respiratorios pueden interferir en tus actividades cotidianas y tu vida familiar o social. Si te sientes triste o deprimido por ello, haz un esfuerzo por contárselo a tus familiares y amigos. Si es necesario, busca ayuda psicológica y/o considera unirte a un grupo de apoyo, donde conocerás a otras personas en tu misma situación y te explicarán estrategias de afrontamiento.
  • 10. Consulta a tu médico con rapidez, si los síntomas empeoran.
    El tratamiento precoz te ayudará a mejorar antes y evitar las complicaciones. Déjate ayudar por los profesionales, asegúrate de que te administras el tratamiento indicado de forma correcta, aprende a identificar de forma temprana las agudizaciones, acude a tus citas programadas e incorpora los cambios recomendados en tu estilo de vida. Una actitud proactiva te ayudará en el manejo de tu enfermedad.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.