Envejecimiento saludable

¿Qué se considera envejecimiento saludable?

Se considera ‘envejecimiento saludable’ al mantenimiento, a edades avanzadas, de las capacidades funcionales que hacen posible el bienestar de la persona y su interacción con el entorno físico, social y político.

Es decir, no se trata solo de vivir más años, sino también de disfrutar de una calidad de vida adecuada y de continuar participando de manera activa en la vida social y familiar. Aunque existe la creencia de que la enfermedad o la discapacidad son muy frecuentes al envejecer, si no inevitables, numerosos trastornos de salud –como los problemas cardiovasculares, los relacionados con el metabolismo o las dificultades de movilidad-, se pueden prevenir.

Al menos, es posible retrasar su aparición por medio del ejercicio físico, una buena alimentación y, en general, unas pautas adecuadas de autocuidado.


¿Está envejeciendo la población?

En 2030, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), habrá más de 1.400 millones de personas mayores de 60 años en el mundo frente a los 1.000 millones de 2019, lo que supone un incremento del 34% en solo diez años.

Esta tendencia también se observa en España, donde, tal como indican los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de personas mayores de 65 años aumentó un 15,1% de 2011 a 2021, hasta alcanzar los 9,3 millones (frente a los 8,1 millones de 2011).


¿Cómo lograr un envejecimiento saludable?

Seguir un estilo de vida saludable debería ser uno de los propósitos ineludibles en esta etapa. Para ello, cuidar la dieta, abandonar hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol y realizar ejercicio de manera regular constituyen los tres vértices de un triángulo en cuyo centro se halla nuestro bienestar.

Respecto al ejercicio físico, la OMS recomienda realizar, a partir de los 65 años, de ciento cincuenta a trescientos minutos de actividad aeróbica moderada, de setenta y cinco a ciento cincuenta minutos de actividad intensa o una combinación de ambas, así como ejercicios que fortalezcan todos los grupos musculares al menos tres días a la semana con el fin de mejorar la capacidad funcional, el equilibrio y prevenir las caídas.

Por ejemplo, como actividad aeróbica, se puede caminar, andar en bicicleta, nadar o bailar y, para entrenar la fuerza, pueden llevarse a cabo ejercicios anaeróbicos con pesas o estiramientos, aunque también sirven actividades cotidianas como la jardinería o la limpieza del coche.

El envejecimiento saludable se logra mediante una mente activa y actividades intelectuales como leer, escribir o realizar ejercicios de memoria.
La OMS recomienda realizar, a partir de los 65 años, de ciento cincuenta a trescientos minutos de actividad aeróbica moderada.

¿Cómo mantener la mente activa?

Si bien mantenerse activo mentalmente es importante durante toda la vida, se torna fundamental durante la tercera edad, ya que constituye el punto de partida del resto de hábitos de autocuidado como cuidar la alimentación, hacer ejercicio, evitar tóxicos como el alcohol o el tabaco e, incluso, acudir a las revisiones médicas necesarias.

Puede lograrse mediante la ejecución de actividades intelectuales como leer, escribir o realizar ejercicios de memoria u otra actividad intelectual que nos atraiga, pero también la práctica de aficiones en el tiempo libre y la implicación en la vida social y familiar contribuyen a una mejor salud cognitiva.

10 hábitos para un envejecimiento saludable

Seguir las recomendaciones puede contribuir a mantener una mejor calidad de vida en la vejez:

  • 1. Mantén tu mente activa.
    Realiza ejercicios sencillos de memoria, como recordar la lista de la compra, y lleva a cabo regularmente actividades que estimulen tu cerebro como leer, escribir o hacer pasatiempos. Amplía tus conocimientos sobre materias que te interesen, aprende nuevas aficiones y procura interesarte en tu entorno e involucrarte en el día a día de las personas que te rodean. Mantén y refuerza las relaciones sociales, incluso nuevas. El contacto con otras personas es un buen ejercicio intelectual, emocional y social y un antídoto contra el estrés.
  • 2. Aliméntate de manera saludable, variada y equilibrada.
    Tu dieta debe ser abundante en fruta, verdura y fibra, ya que, además de ayudarte a mantener tu peso bajo control, tu sistema inmune se fortalecerá. Por otra parte, ha de ser baja en grasas, azúcares refinados y sal e incorporar proteínas de calidad como pescado, legumbres y frutos secos. También resulta clave hidratarse adecuadamente, para eliminar las toxinas e incrementar tu energía.
  • 3. Haz ejercicio de manera regular.
    Te ayudará a mantener la masa muscular y la flexibilidad y movilidad de tus articulaciones y, de esta manera, a prevenir caídas y fracturas. Consulta a tu médico cuál es el ejercicio más adecuado para ti o sigue las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si te sientes perezoso a la hora de hacer ejercicio, busca a un compañero o compañera, únete a un grupo u organiza tú uno. Adapta el ejercicio a tus condiciones físicas y date tiempo: empezar poco a poco te permitirá ir incrementando la intensidad sin caer en lesiones.
  • 4. Evita los hábitos tóxicos o poco saludables.
    La alimentación equilibrada y el deporte deben acompañarse de otros hábitos como eliminar el consumo de tabaco y reducir o eliminar el alcohol, que aumentan el riesgo de sufrir múltiples enfermedades. Sobre todo, en la última franja de la tarde, intenta reducir la toma de bebidas alcohólicas, así como de sustancias estimulantes como el café o el chocolate, que podrían impedirte descansar adecuadamente.
  • 5. Mantén una rutina del sueño adecuada.
    El descanso reparador es fundamental para sentirse con energía al día siguiente y mantener las defensas altas. Por tanto, trata de dormir ocho horas al día y siguiendo siempre unos horarios regulares. Evita las siestas largas durante el día -no más de media hora- y, por la noche, cena de manera ligera y no bebas demasiados líquidos antes de ir a la cama para evitar que las ganas de ir al baño te despierten.
  • 6. Cuida tu salud bucal.
    Cepíllate los dientes después de cada comida usando pasta dentífrica con flúor y, luego, hilo dental, cepillo interproximal o irrigador. En caso de que utilices dentadura postiza, límpiala igual que tus dientes y, por la noche, deposítala en un vaso con agua. Acude al dentista al menos una vez al año.
  • 7. Mima tu piel.
    En la tercera edad, se vuelve más fina y frágil, por lo que te ayudará tomar una ducha diaria con un jabón neutro, secarte con cuidado (sin frotar intensamente) y aplicarte después una loción o crema hidratante. Protégete correctamente del sol, incluso cuando des un paseo, evita la exposición en las horas centrales del día y recurre a fotoprotectores de un factor adecuado para ti (nunca menor de 30 y preferiblemente 50+), sombrero y gafas de sol con filtro UV, incluso en días nublados.
  • 8. Vigila tu postura.
    No arrastres los pies al caminar y lleva un zapato y tacón cómodo, de entre dos y cinco centímetros. Si es posible, duerme de lado, en posición fetal y, al incorporarte de la cama, no te levantes directamente, es mejor ponerse de lado, sacar las piernas fuera de la cama y alzarse apoyándose con los dos brazos sobre el colchón. Igualmente, cuando te levantes tras un tiempo sentado, incorpórate con lentitud para evitar un descenso brusco de la presión arterial, que podría provocarte un mareo.
  • 9. Toma medidas para prevenir las caídas.
    En caso de que tengas limitaciones de movilidad, al caminar, usa bastón o andador si te hace sentir más seguro. Trata de que tu casa esté adecuadamente iluminada y evita las alfombras y objetos en el suelo, si pueden incrementar el riesgo de que tropieces. Al subir y bajar escaleras, sube con la pierna más ágil y baja con la más débil o adolorida y agarrándote a la barandilla. Instala agarraderas tanto en el inodoro como en la ducha -mejor que bañera- y coloca una goma antideslizante en el vaso.
  • 10. Chequea tu salud.
    Acude de manera regular al médico para que pueda vigilar tu estado de salud general mediante controles periódicos. En caso de enfermedad, acude a las citas y revisiones tanto en tu centro de salud como en el especialista. Asegúrate también de ponerte las vacunas correspondientes a tu edad (gripe, tétanos y neumococo) y vigila tu visión y audición, ya que, con el paso de los años, son sentidos que tienden a deteriorarse, con las dificultades que ello conlleva.

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¿Cómo mantener una mente activa para envejecer de manera saludable?

Si bien mantenerse activo mentalmente es importante durante toda la vida, se vuelve fundamental durante la tercera edad, ya que constituye el punto de partida del resto de hábitos de autocuidado como cuidar la alimentación, hacer ejercicio, evitar tóxicos como el alcoholismo o el tabaco e, incluso, acudir a las revisiones médicas necesarias.Puede lograrse mediante la ejecución de actividades intelectuales como leer, escribir o realizar ejercicios de memoria u otra actividad intelectual que nos atraiga, pero no debemos olvidar que también la práctica de aficiones en el tiempo libre e involucrarse en la vida social y familiar contribuyen a mantener la mente activa.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.