Esguince de tobillo

Cómo tratar y curar bien un esguince de tobillo

Es más común en deportistas, pero puede sucederle a cualquiera: un mal paso en una calle mal asfaltada o un giro demasiado rápido en nuestra clase de salsa son suficientes para sufrir un esguince o torcedura de un tobillo. De hecho, el esguince de tobillo es una de las lesiones más frecuentes del aparato locomotor, que, como decíamos, puede padecer cualquier persona, aunque los deportistas son más proclives a ellas. Además, la franja de edad más afectada por este problema es entre los 21 y los 30 años.

De hecho, es la lesión de la extremidad inferior que con más frecuencia se atiende en Urgencias y Atención Primaria (Incidencia 1/10.000 casos al día).


¿Qué tipos de esguince de tobillo hay?

Dentro de las articulaciones, hay unas bandas de tejido elástico, fuerte y flexible, llamadas ligamentos, que conectan entre sí los distintos huesos. Sufrir un esguince de tobillo significa que los ligamentos que unen los huesos del tobillo se han distendido, desgarrado o, en el peor de los casos, roto. Normalmente, sucede cuando se camina por suelos irregulares y el pie se tuerce hacia un lado al pisar, con lo que queda en una posición antinatural, más allá de su límite de movimiento habitual, y esa estructura de los ligamentos del tobillo sufre una alteración.

Podemos hablar de varios tipos de esguince:

  • Esguince del ligamento lateral externo o inversión de tobillo: en este tipo de lesión, la planta del pie suele quedar mirando hacia dentro y el tobillo, hacia afuera. Afecta a los ligamentos de la parte externa de la articulación. Es el más frecuente y en función de la gravedad de la lesión, tenemos esguinces de grado I, II o III.
  • Esguince del ligamento medial: cuando el pie se tuerce hacia al otro lado, de manera que la planta del pie queda apuntando hacia afuera. Afecta a los ligamentos situados en la parte interna del tobillo.
  • Esguince crónico: si el esguince se produce de manera repetida en el mismo tobillo o el dolor se prolonga más de cuatro o seis semanas. Este es el tipo de lesión que debemos evitar a toda costa, más adelante veremos cómo y por qué.

¿Cuáles son los síntomas del esguince de tobillo?

En función de su gravedad –leve, moderado o severo-, los síntomas pueden variar. En el caso de que sea leve –grado I-, el ligamento se ha estirado demasiado o roto ligeramente, por lo que es normal que haya dolor, hinchazón en grado leve y aparezca un ligero moratón, pero no se pierde movilidad en el tobillo y la persona es capaz de caminar.

En cambio, los esguinces moderados –grado II-, están causados por un desgarro parcial del ligamento, por lo que el dolor y la inflamación son más intensos. En este caso, la movilidad del tobillo puede verse limitada y, además, puede resultar difícil apoyar peso sobre el pie o el paciente camina en posturas que le disminuyan el dolor, de puntillas, por ejemplo.

En tercer lugar, si tenemos la mala suerte de sufrir un esguince severo –de grado III-, resulta imposible apoyarse sobe el tobillo, ya que el ligamento se ha desgarrado o roto por completo. Lógicamente, la hinchazón y el dolor son mucho mayores que en los niveles anteriores.


¿Cómo se trata un esguince? Haz lo que te “DICE” el médico

El tratamiento concreto ante un esguince de tobillo y el periodo de curación dependerá de la gravedad de la lesión. La mayoría de los pacientes se recupera y pueden retomar su vida, deportes y actividades normales en pocos días (esguinces leves) o a las 6-8 semanas (en algunos casos más graves); eso sí, siempre y cuando se acuda al médico cuanto antes y se apliquen correctamente las pautas que él nos indique. Normalmente, estas pautas coinciden con el acrónimo DICE (RICE por sus siglas en inglés):

  • Descanso o Reposo (Rest, en inglés): reposa, intenta no caminar y, en la medida de lo posible, no apoyar el peso en el tobillo lesionado. Además, debes evitar el deporte durante un periodo aproximado que puede oscilar de los diez días –en el caso de esguince leve- a los cuarenta y cinco –en el caso de esguince severo-.
  • Hielo (Ice, en inglés): con el fin de que baje la inflamación, aplica frío en el tobillo afectado durante las cuarenta y ocho horas posteriores al esguince. Hazlo cada tres o cuatro horas durante periodos de veinte minutos, pero nunca poniendo el hielo directamente sobre la piel, sino que es mejor envolverlo en un trapo o venda y luego acercarlo a la zona dolorida.
  • Compresión: dependiendo del grado de lesión, la inmovilización del tobillo se realiza con un vendaje, tobillera, férula inflable, férula rígida o escayola, según la valoración del médico. En cualquier caso, no te quites la solución utilizada hasta que el profesional lo indique.
  • Elevación: mantén la pierna en alto, cuando estés sentado/a o tumbado/a.

Igualmente, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno pueden ayudar a aliviar el dolor y rebajar la hinchazón. Para los esguinces más graves, además, puede ser necesario llevar a cabo un programa de rehabilitación, que incluirá ejercicios para aumentar la fuerza y la flexibilidad de la articulación. En algunas pocas ocasiones, será necesario recurrir a la cirugía, aunque no suele ser lo habitual.


¿Cómo evitar el esguince crónico? La paciencia es clave

Si no se trata adecuadamente, el esguince de tobillo presenta un alto grado de evolución hacia problemas crónicos y recidivas. Hasta el 44%
de los afectados pueden presentar un año después dolor, inestabilidad mecánica o funcional.

Una vez que se ha producido el esguince, las prisas por volver a la actividad o retomar el deporte nos vuelven impacientes y, a menudo, no respetamos los periodos de reposo indicados por el médico para poder curarlo adecuadamente. Como comentábamos anteriormente, ello puede impedir una curación completa y provocar que el esguince se repita en los doce meses siguientes, periodo en el que hay mayor riesgo de que la lesión se produzca de nuevo.

De hecho, según el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, entre el 10% y el 30% de personas que padecen esguince de tobillo sufre secuelas residuales, bien sean esguinces recurrentes, inflamación o dolor o inestabilidad en el tobillo.

Por ello, tras un esguince, es muy importante tomárselo con calma y seguir las pautas dictadas por el médico o fisioterapeuta hasta el final. Esto significa respetar los periodos de reposo indicados, aun cuando el dolor y la hinchazón hayan desaparecido. También, cuando haya sido prescrito, se debe finalizar completamente con el programa de rehabilitación.

Por último, es muy importante no caminar o hacer ejercicio por superficies irregulares, así como evitar los deportes que impliquen correr o cambios bruscos de dirección hasta que el tobillo se haya recuperado por completo.

Consejos para prevenir el esguince de tobillo

Aunque los esguinces de tobillo son imposibles de prever, sí existen una serie de medidas que pueden ayudarnos a disminuir el riesgo de sufrirlos:

  • 1. Cuando te sientas cansado, interrumpe el ejercicio.
    Más vale una retirada a tiempo que una lesión en el tobillo por no detenernos o, al menos, bajar el ritmo, cuando nos sentimos cansancio o dolor. Y también, procura evitar hacer deporte o prácticas de riesgo en situaciones de cansancio muscular general.
  • 2. Usa el calzado adecuado.
    Tanto en el día a día como cuando practiques deporte, usa zapatos o zapatillas de buena calidad que se ajusten bien a tus pies y llévalos bien atados. Evita, si es posible, los tacones altos y, si eres propenso a los esguinces, utiliza cuando puedas calzado de caña alta.
  • 3. Realiza ejercicios para aumentar la flexibilidad y la fuerza de tus tobillos.
    Tu médico o fisioterapeuta podrá recomendarte los más adecuados para ti. Puedes realizarlos en casa, y lo importante es que seas constante. Con ellos optimizamos la capacidad de respuesta de tu tobillo frente a torsiones,desequilibrios, saltos, caídas y otros estímulos similares.
  • 4. Calienta antes de realizar deporte y estira al finalizar.
    De esta manera, tus articulaciones estarán listas para el ejercicio y se recuperarán después con mayor rapidez.
  • 5. Elige superficies planas para correr.
    Y, en general, intenta fijarte siempre por dónde pisas, también cuando camines por la calle en el día a día.
  • 6. No practiques deportes que no conozcas bien.
    Para disminuir el riesgo de esguinces y otras lesiones, es necesario conocer las técnicas adecuadas para realizar las distintas disciplinas deportivas y, además, estar bien entrenado. En general, la práctica de cualquier deporte de manera frecuente te ayudará a tener una preparación física adecuada .

Ejercicios

En este PDF encontrarás ejercicios para realizar durante el tratamiento y la recuperación de un esguince de tobillo.

Infográfico

El método DICE reúne las 4 principales pautas que deben seguirse para la recuperación ante un esguince de tobillo.

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¿Cuándo puedo retomar el deporte tras un esguince de tobillo?

La paciencia es clave cuando se ha sufrido un esguince de tobillo, ya que este tipo de lesión presenta un algo riesgo de cronificarse o repetirse, si no se trata y cura adecuadamente. De hecho, según el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, entre el 10% y el 30% de personas que padecen esguince de tobillo sufre secuelas residuales, bien sean esguinces recurrentes, inflamación o dolor o inestabilidad en el tobillo.Por ello, tras un esguince, es muy importante tomárselo con calma y seguir las pautas dictadas por el médico o fisioterapeuta hasta el final. Esto significa respetar los periodos de reposo indicados y no retomar la rutina deportiva antes de tiempo, aun cuando el dolor y la hinchazón hayan desaparecido.Por último, es muy importante no caminar o hacer ejercicio por superficies irregulares, así como evitar los deportes que impliquen correr o cambios bruscos de dirección hasta que el tobillo se haya recuperado por completo.