Halitosis

De la mano de la Doctora Silvia Roldán, coautora del Informe SEPA (Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración) sobre Halitosis y componente del Grupo de Investigación ETEP (Etiología y Terapéutica de las Enfermedades Periodontales) de la Universidad Complutense de Madrid, explicamos qué es la halitosis, sus causas, síntomas y tratamiento.

Un tema tabú infradiagnosticado

La halitosis o mal aliento alude al conjunto de olores desagradables u ofensivos que emanan de la cavidad bucal, independientemente de cuál sea su origen, siendo este un problema que puede padecer prácticamente cualquier persona.

Su aparición tiene importantes consecuencias, no solo en la salud, sino por las posibles repercusiones a nivel psicológico que pueden llegar a afectar a la vida diaria, relaciones sociales, afectivas y profesionales de las personas que la padecen.

El principal problema que se plantea en el abordaje de la halitosis es que todavía es considerado como un tema tabú del que las personas no hablan libremente. En muchos otros casos, se produce, además, una situación paradójica: hay personas que tienen mal aliento y que no son conscientes de su problema y hay otras que viven obsesionadas con una halitosis “imaginaria” que no puede ser confirmada. Como consecuencia, es altamente probable que los casos de halitosis verdadera estén realmente infradiagnosticados e infratratados.


Lo sufre un tercio de la población

Aunque no existen datos específicos de nuestro país, se estima (en base a estudios llevados a cabo en otros países de nuestro entorno) que la prevalencia de la halitosis varía entre un 6%-30%. En general, se calcula que hasta un tercio de la población adulta ha tenido o tiene algún trastorno de halitosis.


¿Qué tipos de halitosis existen?

Actualmente, se distinguen tres tipos principales de halitosis:

  • Genuina o verdadera: el mal olor está verdaderamente presente y se puede medir. Además, la halitosis verdadera se subdivide en otros dos grupos, atendiendo a su origen:
    • Intraoral: la más común, supone el 90% de los casos. Se produce cuando el mal olor procede del dorso de la lengua y/o está ocasionado también por alguna de las enfermedades de las encías o periodontales.
    • Extraoral: asociada a condiciones sistémicas, principalmente a problemas otorrinolaringológicos.
  • Pseudohalitosis: cuando no existe mal olor bucal, pero el paciente cree que sí.
  • Halitofobia: cuando después del tratamiento de la halitosis verdadera o de la pseudohalitosis, el paciente todavía cree de manera persistente que tiene mal aliento, aunque este no pueda ser detectado.

Los problemas bucales son su principal causa

La gran mayoría de las causas que están detrás del mal aliento hay que buscarlas en la boca.

En casi el 90% de los casos, el origen está en la cavidad bucal y en más de la mitad de ellos, está, además, estrechamente vinculado a enfermedades de las encías.

Otros factores, como la disminución de saliva (xerostomía), ya sea por el efecto de algunas medicaciones, estrés o que se produce de manera fisiológica durante el sueño, así como ciertas fases del ciclo menstrual y el embarazo, se asocian también con un aumento del riesgo de desarrollar halitosis.

Por otro lado, aunque tradicionalmente se ha achacado a problemas estomacales la aparición de halitosis, esta causa no supone más del 5% de los casos. En ellos, es posible que la causa sea una cepa (no todas las cepas) de la bacteria Helicobacter Pylori. La detección de esta infección y su tratamiento deben hacerse siempre consultando a un especialista médico.


Los compuestos sulfurados volátiles, responsables del mal olor

La aparición de halitosis se debe principalmente a la presencia de compuestos sulfurados volátiles (CSV) en el aire expelido por la cavidad bucal. Estos compuestos son unos elementos malolientes altamente tóxicos para los tejidos que rodean al diente y que podrían influir en el desarrollo de las enfermedades inflamatorias, como la periodontitis.

El olor desagradable es más intenso en los primeros momentos del día, tras levantarse, ya que las bacterias han tenido muchas horas para multiplicarse libremente tanto sobre la superficie de la lengua como en los demás tejidos duros y blandos de la cavidad bucal. Además el flujo salivar disminuye durante la noche, lo que hace que estos compuestos malolientes puedan ser perceptibles más fácilmente.

Lo mismo ocurre tras varias horas de ayuno, durante situaciones de mucho estrés o tras hablar durante un tiempo prolongado.


Del mal aliento a patologías bucales

La halitosis, cuyo síntoma más evidente es el mal olor, suele venir asociada a patologías periodontales, que en sí mismas son un problema de salud que debe ser tratado:

  • Gingivitis: se caracteriza por una encía enrojecida y que sangra fácilmente (especialmente en no fumadores) y, en ocasiones, hay también un engrosamiento de la encía y las papilas interdentales.
  • Periodontitis: se evidencia una encía inflamada, enrojecida y que sangra fácilmente (en el caso de no fumadores) y la presencia de bolsas periodontales, recesión y destrucción ósea, que podría asociarse a movilidad dental, espacios entre los dientes, triángulos negros, migración de dientes,…

Una higiene oral a raya para prevenir la halitosis

Mantener una buena salud bucal es clave para prevenir este trastorno. De ahí que se aconseje el cumplimiento diario de medidas de higiene oral, tales como:

  • Cepillado dental tres veces al día, especialmente tras cada comida.
  • Limpieza interdental mediante seda dental o cepillos interdentales.
  • Medidas de higiene lingual con raspadores linguales, especialmente diseñados para tal fin.
  • Uso de colutorios específicos.

Limpieza y pulido dental, el tratamiento más habitual

Antes de iniciar cualquier tratamiento, debemos saber a qué tipo de halitosis nos enfrentamos y determinar, en cada caso, a qué profesional debemos recurrir:

  • La halitosis intraoral o pseudo-halitosis, que es la más común, debe ser tratada por un odontólogo, que suele aconsejar la limpieza y pulido dental profesional, explicando y reforzando las instrucciones de higiene oral indicadas anteriormente.
  • La halitosis extraoral será tratada por un médico general o un especialista.
  • Y la halitofobia, por un psiquiatra o psicólogo.

En el caso de que exista algún tipo de patología oral asociada, además de seguir todo el protocolo anterior, se debe tratar la patología bucodental existente, principalmente enfermedades periodontales, caries, prótesis mal ajustadas, obturaciones sobrecontorneadas etc…

Por último, si la halitosis se asocia con sequedad bucal, no debemos olvidar mejorar esta condición mediante la hidratación y estimulación de la secreción adecuados, para lo cual también existen productos específicos.

En definitiva, el mejor tratamiento es la prevención, cumpliendo a diario las medidas de higiene oral adecuadas y las revisiones periódicas al dentista. Así mismo, dado que hay muchos pacientes que no son conscientes de que tienen este problema, y otros que creen de manera errónea que sí lo sufren, el papel de los odontólogos, periodoncistas e higienistas es fundamental para informar y orientar a estas personas, así como, para instruir e incentivar la instauración de estas medidas de higiene en todos sus pacientes.

Consejos para prevenir y/o controlar la halitosis

Es fundamental que los pacientes mantengan sana la cavidad oral y, en especial, sus encías. Para ello, es necesario que realicen diariamente unas medidas de higiene oral adecuadas.

  • 1. Cepíllate los dientes a diario y después de cada comida.
    Realiza un cepillado tres veces al día como mínimo y tras cada comida; te ayudará a prevenir la caries y a mantener tu boca sana.
  • 2. Completa tu cepillado con hilo dental y colutorios específicos.
    Eliminarás las partículas de comida de lugares donde el cepillo no alcanza, así como la placa dental.
  • 3. No te olvides de la lengua.
    Los raspadores linguales son realmente efectivos y te quitarán el mal olor causado por las bacterias que se acumulan en la superficie de la lengua.
  • 4. Evita el tabaco, el alcohol o el consumo elevado de café.
    Ambos hábitos reducen el flujo de saliva, produciéndote sequedad bucal y favoreciendo la aparición de halitosis.
  • 5. Mantén una alimentación rica en vitamina B y C.
    Las verduras de hoja verde, por su contenido en clorofila, así como las fresas, los kiwis o los cítricos, te ayudarán a mantener más fuertes tus encías y a prevenir enfermedades periodontales.
  • 6. Come despacio y regularmente.
    Realiza cinco comidas al día y mastica bien los alimentos para evitar su fermentación.
  • 7. Bebe agua con frecuencia.
    Al menos, dos litros al día. Así estimularás la salivación y limpiarás toda tu boca y dientes.
  • 8. Respira por la nariz y no por la boca.
    Sobre todo por la noche, ya que la producción de saliva disminuye y puede producir un olor y sabor desagradables en tu boca.
  • 9. Consulta a tu médico ante cualquier complicación.
    Aunque en un 90% de los casos, la halitosis tiene su origen en la cavidad bucal, este problema puede ser síntoma de una afección sistémica.
  • 10. Visita al dentista periódicamente.
    Acude a un profesional de la salud bucal al menos una vez al año, aunque no sufras ningún problema de esta índole, para hacerte la limpieza dental, eliminar el sarro y descartar cualquier indicio de enfermedad periodontal.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.

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