Hiperplasia benigna de próstata

¿Qué es la hiperplasia benigna de próstata?

Con la edad, la mayoría de los hombres sufren un aumento del tamaño de la próstata, lo que se conoce como hiperplasia o hipertrofia benigna de próstata (HBP). Cuando esto ocurre, esta glándula, que se encuentra debajo de la vejiga, por delante del recto, y normalmente no supera el tamaño de una nuez, puede alcanzar un tamaño muy superior que produzca diversos síntomas y en algunos casos, complicaciones serias.

Aunque este agrandamiento no es un cáncer de próstata ni aumenta el riesgo de padecerlo, puede llegar a obstruir la uretra, ya que este conducto, que transporta la orina desde la vejiga hacia el exterior del pene, está rodeado por la  próstata en parte de su trayecto hacia el exterior.La obstrucción de la uretra impide, por tanto, que circule con normalidad el flujo de orina, lo que puede provocar dificultades para orinar, así como para vaciar la vejiga completamente durante la micción. A su vez, esto conduce a la necesidad de orinar con mayor frecuencia y urgencia, entre otros síntomas


¿A quién afecta?

Como se mencionaba al inicio, este problema está estrechamente vinculado a la edad del varón y es especialmente frecuente después de los 50 años. Según la Universidad de Navarra, se considera que aproximadamente el 75% de los hombres de 80 años padecerá alguna manifestación clínica debida al agrandamiento de la próstata. También muchos hombres mayores de 40 años sufren cierto grado de HBP.


¿Cuáles son las causas de la hiperplasia benigna de próstata?

Aunque no se conoce la causa exacta, podrían estar implicados los cambios en el equilibrio de las hormonas sexuales masculinas que provoca el envejecimiento, lo cual, a su vez, origina la proliferación de células que componen la próstata.

Además del envejecimiento, otro importante factor de riesgo es el normal funcionamiento de los testículos. También influyen la raza -es más frecuente entre la población negra y menos en la asiática-, los antecedentes familiares de hiperplasia benigna de próstata y el estilo de vida. Por ejemplo, la obesidad aumenta el riesgo de padecerla, mientras que el ejercicio puede que lo reduzca. Por último, algunas enfermedades cardiacas y el uso de algunos fármacos en estas patologías, así como la diabetes también incrementan las posibilidades de desarrollar HBP.


¿Qué síntomas y complicaciones produce?

Conforme la próstata va aumentando de tamaño, comprime de manera progresiva la uretra, lo cual, como se ha comentado anteriormente, lleva a la obstrucción del flujo de la orina e impide el vaciado completo de la vejiga. Ello suele derivar en un aumento de las ganas de miccionar, sobre todo por la noche. En ocasiones, puede necesitarse orinar dos o más veces a lo largo de esta.

La próstata es una glándula situada bajo la vejiga.

También puede haber problemas al empezar a orinar, lo cual requiere un gran esfuerzo y, cuando se consigue, el chorro de orina suele ser de menor calibre y débil. Otros síntomas son el goteo al finalizar, la micción en varios tiempos y la incontinencia por rebosamiento, que se produce porque la vejiga llega a rebosar.

Como la orina que no consigue expulsarse queda estancada, los hombres con esta afección sufren igualmente mayor tendencia a padecer complicaciones como infecciones urinarias y a la formación de cálculos en la vejiga. En algunos casos, la micción puede ser dolorosa o, incluso, llegar a contener sangre, lo cual podría indicar una infección. A largo plazo, la obstrucción puede debilitar la vejiga y lesionar los riñones.

En algunos casos graves, puede ocurrir que la persona sufra el bloqueo completo del flujo de la orina, lo que se conoce como retención urinaria. Es más probable que esta tenga lugar si la persona permanece inmóvil, retrasa la micción, se expone al frío, toma alcohol o drogas o consume algunos fármacos como por ejemplo antihistamínicos, descongestionantes o algunos antidepresivos.


¿Cómo se trata la hiperplasia benigna de próstata?

La elección de un tratamiento u otro depende de la gravedad de los síntomas y de la manera en que estos afectan a la vida del paciente. Si son leves, debe controlarse la evolución del problema, pero solo es necesario introducir cambios en el estilo de vida como evitar el sedentarismo, así como las comidas copiosas y el consumo de alcohol, estimulantes y en lo posible fármacos que puedan contribuir a precipitar el problema..

Si los síntomas alcanzan más gravedad, suele recurrirse al tratamiento farmacológico. En concreto, a medicamentos capaces de relajar ciertos músculos de la próstata y de la salida de la vejiga, lo que mejora el flujo de la orina. Igualmente, existen fármacos que tratan de inhibir los efectos de las hormonas masculinas relacionadas con el agrandamiento de la próstata.

A veces, se suministran ambos tipos de fármacos simultáneamente si por separado no son efectivos.

En caso de que los medicamentos no sean efectivos o los síntomas lleguen a revestir mucha gravedad, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. Esta opción se recomienda y es  de elección, sobre todo, si existen complicaciones como infecciones o retenciones urinarias repetidamente, se forman cálculos vesicales  o divertículos de gran tamaño,  hay sangre en la orina de manera recurrente o tiene lugar una interrupción de su flujo que afecte a los riñones. Existen varias técnicas quirúrgicas, algunas denominadas mínimamente invasivas y otras consideradas tratamientos quirúrgicos propiamente dichos (como la resección transuretral o la prostatectomía abierta).

Por último, puede ser útil que los hombres que sufren este problema participen en grupos de apoyo para personas que sufren hiperplasia benigna de próstata.


Recomendaciones para controlar la hiperplasia benigna de próstata:

Adoptar los siguientes cambios en el estilo de vida puede ayudar a controlar los síntomas del agrandamiento de próstata:

  • 1.Bebe líquido de forma regular a lo largo del día.
    Al mismo tiempo, evita tomar grandes cantidades de una vez, así como ingerir líquidos en las dos horas anteriores a irte a dormir, para no tener que levantarte para orinar durante la noche.
  • 2. Evita el alcohol y la cafeína.
    Sobre todo, después de la cena, ya que ambas sustancias pueden aumentar la producción de orina, así como irritar la próstata.
  • 3. No tomes por tu cuenta fármacos descongestionantes o antihistamínicos.
    Por ejemplo, los que se usan para tratar el resfriado o la sinusitis, dado que pueden interferir en el flujo de la orina y empeorar el problema. Consulta con tu médico también si estás tomando algún otro tratamiento que pueda incrementar la sintomatología prostática y si hay alguna opción alternativa que pueda estar indicada en tu caso.
  • 4. Micciona en el momento en que lo necesites.
    No esperes, ya que retener la orina puede estirar demasiado el músculo de la vejiga. También es buena idea ir al baño cuando haya oportunidad, incluso aunque no se tengan ganas de orinar.
  • 5. Ten paciencia si te cuesta empezar a orinar.
    Sobre todo, evita hacer demasiada presión en los músculos abdominales. Lo conveniente es que esta presión se ejerza de manera progresiva.
  • 6. Cuando acabes, vuelve a orinar unos minutos después.
    También puedes programar tus visitas al baño siguiendo horarios regulares (cada cuatro o seis horas) con el fin de entrenar la vejiga.
  • 7. Sigue una dieta saludable.
    Es recomendable mantener un peso saludable, ya que la obesidad está asociada a la hiperplasia benigna de próstata. Evitar el estreñimiento te ayudará también a controlar los síntomas, por lo que intenta ir todos los días al baño.
  • 8. Mantente activo.
    Evita el sedentarismo y haz ejercicio de manera regular. Por poca que puedas hacer, la actividad física te ayudará a aliviar los problemas urinarios derivados del agrandamiento de la próstata, ya que la falta de ella puede llevar a retener orina. Por ejemplo, los paseos ayudan a descongestionar el área pélvica o se puede fortalecerla través de ejercicios abdominales.
  • 9. Trata de reducir el estrés.
    Estar nervioso, tenso o ansioso puede aumentar las ganas de miccionar.
  • 10. Intenta que tu temperatura corporal no sea muy baja.
    Las temperaturas bajas también pueden ocasionar retención de la orina y aumentar la necesidad de orinar.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.