Infecciones de orina

¿Qué es el aparato urinario?

El aparato o sistema urinario es el conjunto de órganos responsables de la filtración de la sangre para excretar los productos de desecho del cuerpo a través de la orina. Así, se encarga de la producción, almacenamiento y expulsión de la orina del organismo.

A través de esta, se eliminan desechos del metabolismo como la urea, la creatinina y el ácido úrico u otras sustancias tóxicas. Además este sistema es clave para regular el equilibrio del agua corporal, los electrolitos (principalmente sales minerales) y regular el pH sanguíneo.

Se divide en dos partes, el sistema urinario superior y el inferior. El primero incluye los siguientes elementos:

  • Los riñones. Son dos órganos gemelos situados de manera simétrica a ambos lados de la columna vertebral, justo debajo de la cavidad torácica. Tienen aproximadamente el tamaño de un puño y forma de alubia. Filtran aproximadamente 180 litros de sangre al día, eliminando los productos de desecho y el exceso de agua para formar la orina.
  • Los uréteres. Son dos conductos largos que conducen la orina desde los riñones a la vejiga urinaria donde será almacenada.

En segundo lugar, el sistema urinario inferior está integrado por:

  • La vejiga urinaria. Es un órgano en forma de globo en el que se acumula la orina procedente de los riñones hasta que se elimina del organismo durante la micción.
  • La uretra. Se trata del canal por el que se transporta la orina desde la vejiga hasta el exterior del cuerpo. En la mujer, mide unos tres centímetros de largo y, en el hombre, unos veinte.

¿Qué es una infección de orina?

Se denomina coloquialmente infección de orina o infección urinaria a la infección de las vías urinarias. Se produce cuando un microorganismo, habitualmente una bacteria, coloniza y se multiplica en el aparato urinario, que es estéril normalmente, salvo en una parte de la uretra. El agente infeccioso más habitual es la bacteria Escherichia coli., responsable de un 75% a un 95% de los casos en vías urinarias normales. Otras bacterias causantes pueden ser la Klebsiella, Proteus mirabilis, Staphylococcus saprophyticus, Enterococcus faecalis  y en ocasiones, Pseudomona aeruginosa.Raramente, algunos tipos de hongos, virus y parásitos pueden provocar también una infección de orina.

En pacientes internados y en muchas ocasiones con sondas urinarias, la más frecuente con un 50% de los casos es Escherichia coli. Un 40% están causadas por  Klebsiella, Proteus, Enterobacter, Pseudomonas, Serratia. En menor medida, Enterococcus faecalis, Staphylococcus saprophyticus y Staphylococcus aureus. Se trata de un problema de salud más frecuente en las mujeres (unas 50 veces más frecuente que en hombres), ya que su uretra es más corta —lo que facilita el acceso del microorganismo a la vejiga— y, además, su abertura se ubica entre el ano y la vagina, ambas fuentes de bacterias. En mujeres la infección más habitual es la cistitis y pielonefritis y en los hombres la uretritis y prostatitis.

La cistitis es provocada por la bacteria E. Coli, responsable del 75% de los casos de este tipo de infecciones del tracto urinario.
Las infecciones de orina son más frecuentes entre las mujeres, ya que su uretra es más corta.

En función de su localización, se puede hablar de infecciones inferiores o de vías bajas —cistitis, uretritis y prostatitis, que afectan a vejiga, la uretra y la próstata respectivamente— o de infecciones superiores o de vías altas —principalmente, la pielonefritis, que afecta al riñón—.

Aunque cada tipo de infección puede presentar diversos síntomas e incluso cursar de forma asintomática, los más frecuentes variando en función de si la persona afectada es hombre o mujer, son dolor o ardor durante o después de la micción (disuria), y la necesidad frecuente de orinar (polaquiuria)  o la sensación urgente de orinar (tenesmo vesical). También pueden presentarse dolor abdominal inferior y dolor lumbar. En infecciones renales pueden aparecer síntomas sistémicos y fiebre.

Si la causa de la infección es una bacteria, es necesario combatirla con un tratamiento antibiótico, aunque, en el caso de la cistitis, se resuelven a veces de manera espontánea.


¿A quiénes afectan las infecciones de orina?

Según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), las infecciones del tracto urinario en general y las que afectan a la parte inferior de la vía urinaria en particular (cistitis) constituyen la segunda causa más importante de las infecciones atendidas en Atención Primaria, tras las respiratorias.


¿Cuáles son sus factores de riesgo?

Los factores de riesgo en mujeres son:

  • Relaciones sexuales
  • Haber padecido infecciones urinarias previas
  • Uso de diafragmas y espermicidas
  • Nueva pareja sexual en el último año
  • Administración de antibióticos
  • Haber tenido una primera infección urinaria a temprana edad
  • Postmenopausia
  • Embarazo

Los factores de riesgo en hombres son:

  • Hiperplasia benigna de próstata
  • Obstrucción de vías urinarias por cáncer de próstata

Son factores de riesgo comunes a ambos sexos:

  • Edad avanzada, con la disminución de la respuesta inmunológica asociada
  • Padecer problemas para vaciar completamente la vejiga, debido, por ejemplo, a lesiones en la médula espinal
  • Sufrir problemas estructurales en las vías urinarias
  • Sufrir una cirugía o llevar colocados catéteres en las vías urinarias
  • Tener una mala higiene o sufrir enfermedades que afectan a los hábitos de cuidados personales como el Alzheimer
  • Diabetes

¿Cuáles son las infecciones de orina más frecuentes?

Las infecciones de orina más frecuentes son:

  • Cistitis (infección de la vejiga). La E. Coli es responsable del 75% de los casos de este tipo de infecciones del tracto urinario, más frecuentes en mujeres. La contaminación por esta bacteria, que se encuentra en el intestino, se produce frecuentemente por el contacto de estas zonas con restos de heces, pero también es más frecuente en la época estival, ya que la humedad posterior a los baños en piscinas, playas, etc., favorece la proliferación de las bacterias.

    La E. Coli puede colonizar la piel que rodea a la uretra y acceder a la vejiga, a cuyas paredes se fija mediante unos filamentos que posee alrededor de su pared. Una vez adherida, produce diferentes toxinas, causantes de los síntomas típicos de la cistitis, que, si bien no suelen ser graves, sí resultan muy molestos. Entre ellos, se encuentran presión en la parte inferior de la pelvis, dolor o escozor al orinar, necesidad frecuente y/o urgente de ir al baño, micciones escasas y frecuentes, necesidad de orinar por la noche, orinas turbias o malolientes acompañadas de sangre y relaciones sexuales dolorosas —dispareunia—.

    Así como en las mujeres la cistitis suele ser no complicada, en los varones suele ser complicada y ocurrir como resultado de una infección ascendente de la uretra o la próstata o secundaria a sondaje uretral.

    Si bien los casos más leves de cistitis pueden curarse de forma espontánea, la mayoría de las veces es necesario un tratamiento antibiótico para evitar que la infección se extienda. Por otra parte, se ha demostrado la eficacia del arándano rojo para disminuir la recurrencia de esta infección.
  • Uretritis (inflamación de la uretra). Las infecciones de transmisión sexual son causa frecuente de uretritis, ya que bacterias como la Neisseria gonorrhoeae —que produce la gorronea y la más frecuente en hombres— o la Chlamydia trachomatis —causante de la clamidia—, así como el virus del herpes simple pueden extenderse hasta la uretra durante el acto sexual con una pareja infectada. También un parásito denominado Trichomona, puede ser causa de uretritis por transmisión sexual. Asimismo, la bacteria E. coli puede provocar uretritis.

    Con menor frecuencia, puede estar causada por el hongo Candida y, en el caso de los hombres, por un parásito microscópico llamado Trichomona. Otras posibles causas son lesiones o la alergia o sensibilidad a químicos utilizados en productos como espermicidas, cremas o espumas anticonceptivas.

    El riesgo de uretritis es mayor en caso de ser mujer en edad fértil u hombre entre 20 y 35 años, tener parejas sexuales múltiples, practicar conductas sexuales de riesgo como el coito anal sin preservativo o contar con antecedentes de infecciones de transmisión sexual. Por tanto, es muy importante usar el preservativo durante las relaciones sexuales para prevenir la uretritis y otras infecciones.

    En los hombres, los síntomas más frecuentes son el dolor o ardor durante la micción, la necesidad frecuente o urgente de orinar (disuria), sensibilidad, picazón e inflamación en el pene, presencia de sangre en la orina o el semen, dolor durante la relación sexual o durante la eyaculación y la inflamación de los ganglios linfáticos en la zona de la ingle. Si la causa es gorronea o clamidia, suele existir secreción uretral.
    En las mujeres, los síntomas pueden ser menos evidentes, aunque pueden incluir fiebre, dolor abdominal y/o pélvico, dolor al orinar, micciones más frecuentes y urgentes, molestias durante las relaciones sexuales y, en algunos casos, flujo vaginal anormal.

    Entre las posibles complicaciones, se halla la extensión de la infección a otras partes del sistema urinario o el estrechamiento o estenosis de la uretra, si se llegan a formar cicatrices en ella. La mujer, además, puede desarrollar cervicitis —inflamación del cuello del útero— o enfermedad pélvica inflamatoria.

    En caso de que la causa sea una infección bacteriana, el tratamiento se basa en la prescripción de antibióticos y antiinflamatorios. Si la uretritis estuviera provocada por una alergia o sensibilidad a sustancias químicas, debe evitarse la exposición a estas. También puede ser necesario el uso de analgésicos específicos para las vías urinarias.

    Si el agente responsable fuera el virus del herpes simple, deberán administrarse fármacos antivirales. Por último, si la causa fuera una infección de transmisión sexual, deben también tratarse las parejas sexuales y practicarse la abstinencia o utilizar preservativo mientras la infección esté presente.
  • Prostatitis. También considerada infección urinaria baja por algunos médicos, se trata de la infección, hinchazón e inflamación de la próstata, una glándula masculina localizada debajo de la vejiga y que rodea la uretra. Aunque, a menudo, se desconocen las causas de la prostatitis, esta puede ser consecuencia de una infección bacteriana que se extiende a la próstata desde las vías urinarias. Algunas infecciones de transmisión sexual pueden causar también prostatitis bacteriana.

    La mayoría de los síntomas son consecuencia de espasmos musculares que tienen lugar en la vejiga y la pelvis, especialmente en la zona del perineo, entre el escroto y el ano. Como consecuencia, se produce dolor en esta zona, así como en la ingle, la zona pélvica y/o los genitales, que puede ir acompañado de dificultad y/o dolor en la erección o la eyaculación y disminución del deseo sexual. En ocasiones, también se produce el aumento de la necesidad y urgencia de orinar, dolor o ardor durante la micción y puede aparecer sangre en la orina. Igualmente, pueden aparecer estreñimiento y síntomas parecidos a los de la gripe como fiebre, escalofríos y dolores musculares.

    Cuando la causa de la prostatitis es una infección bacteriana, debe tratarse con antibióticos y también puede ser necesario el uso de analgésicos o antiinflamatorios para aliviar el dolor. En ocasiones, puede recurrirse a alfa bloqueantes, que contribuyen a relajar el cuello de la vejiga y las fibras musculares en el punto en el que la próstata se une con esta. Aunque puede ser efectivo, este tratamiento es más común para hombres con prostatitis crónica o síndrome de dolor pélvico crónico.
  • Pielonefritis (infección del riñón) Se origina en las vías urinarias y posteriormente sube al riñón, bien a uno de ellos, bien a ambos. Puede llegar a ser muy grave, aunque el pronóstico dependerá de que sea una pielonefritis aguda complicada o no complicada; es decir, de si existen alteraciones anatómicas o funcionales del aparato urinario o presencia de microorganismos resistentes que puedan influir en la respuesta al tratamiento.

    La pielonefritis aguda en su forma no complicada afecta sobre todo a mujeres por ascenso de bacterias. En hombres es rara si tienen un tracto urinario normal. Los factores de riesgo de la cistitis también predisponen al desarrollo de pielonefritis aguda, aunque solo un pequeño porcentaje de las cistitis progresa a la vía urinaria superior. Con la edad, la prevalencia también aumenta en los hombres. La pielonefritis es relativamente común en mujeres jóvenes y embarazadas después de un cateterismo de la vejiga.

    Como otras infecciones urinarias, la uretritis está causada por los microorganismos presentes en el ano o en la vagina, que se propagan a la uretra, vejiga o uréter y ascienden hasta el riñón. También nuevamente, la bacteria Escherichia coli suele ser el agente infeccioso implicado en la mayoría de los casos. Excepcionalmente, pueden causarla hongos o virus. La pielonefritis no causada por ascenso bacteriano se produce por diseminación desde la sangre, especialmente por microorganismos virulentos como S. Aureus, P. aeruginosa, algunas especies de Salmonella y de Candida.

    Sus síntomas pueden ser los mismos que los de la cistitis. Sin embargo es habitual la aparición de escalofríos, fiebre, dolor lumbar o abdominal en cólicos, náuseas y vómitos.

    El tratamiento consiste en guardar reposo, ingerir líquido en cantidades adecuadas para facilitar la eliminación de las bacterias por medio de la orina, el alivio de la fiebre y del dolor con analgésicos y antipiréticos, y la administración precoz de antibiótico. En caso de gravedad, pielonefritis complicada o resistencia al tratamiento antibiótico inicial, puede tener que recurrirse al ingreso hospitalario.

    Aunque la pielonefritis puede evolucionar a bacteriemia —presencia de bacterias en el torrente sanguíneo—, sepsis grave y shock séptico, si se trata a tiempo y de manera correcta, suele curarse sin dejar secuelas.

Recomendaciones para prevenir la cistitis

Desde el Centro de Información de la Cistitis, una iniciativa del Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO), se recomienda seguir estas sencillas pautas para evitar las infecciones urinarias.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.