Intoxicación etílica aguda

¿Qué es el alcohol?

El alcohol etílico o etanol es un componente de las bebidas alcohólicas, bien sean fermentadas —bebidas naturales elaboradas a partir de la fermentación de alimentos como la uva o los cereales— o espirituosas o destiladas —que se obtienen por destilación de productos fermentados, por maceración en alcohol o por adición de aromas o azúcares—.

La graduación de la bebida indica el volumen de alcohol que contiene. Por ejemplo, una botella de vino de 12º contiene un 12% de alcohol puro.

Se trata de la droga legal más común y produce un efecto depresor en el sistema nervioso central —formado por el cerebro y la médula espinal—. Dado que inhibe las funciones cerebrales, afecta a la capacidad de autocontrol e, inicialmente, produce euforia y desinhibición, por lo que puede confundirse con un estimulante.

Cuando alguno de ellos se daña, aparecen diferentes problemas que causan en el paciente dolor y dificultades para caminar.


¿Cuál es el consumo de alcohol en España?

Según la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES) 1995-2019/20, publicada por el Ministerio de Sanidad, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en nuestro país, de la que el 5,2% de la población de 15 a 64 años presenta un patrón de consumo de riesgo.

Por otra parte, la prevalencia es mayor entre los más jóvenes y en los hombres, aunque, en el grupo de 15 a 24 años, la diferencia entre sexos se reduce notablemente.


¿Qué es una intoxicación etílica aguda?

La intoxicación etílica aguda —o intoxicación alcohólica aguda— es un trastorno grave inducido por el consumo de alcohol en cantidades excesivas que tiene lugar en un breve periodo de tiempo. Entre otros muchos síntomas, puede producir hipotermia —baja temperatura corporal— y afectar a la respiración, la frecuencia cardíaca y al reflejo nauseoso —una respuesta involuntaria y protectora de la faringe que evita la asfixia—. La consecuencia más extrema es el coma etílico, un grave estado de pérdida de la consciencia que puede llegar a provocar la muerte.

Se trata de la intoxicación aguda más frecuente en nuestro medio. Según datos publicados por el Ministerio de Sanidad y Consumo en el documento Monografía Alcohol 20-21. Consumo y consecuencias, la ingesta de alcohol está relacionada con el 40% de los episodios de urgencias hospitalarias por consumo de drogas —que se concentran entre las personas menores de 25 años, a pesar de que únicamente se registra cuando aparece junto con otra sustancia—.


¿Cómo se produce una intoxicación etílica?

La principal causa de una intoxicación por alcohol es un atracón de esta sustancia. Como se comentaba al inicio, el alcohol deprime el sistema nervioso central, integrado por el cerebro y la médula espinal. Inicialmente, ello puede producirla sensación de mayor energía y euforia, pero, conforme se sigue bebiendo, aparece somnolencia, y disminución de la coordinación muscular, así como deshidratación.

Si el aumento de alcohol aumenta, se agudiza la falta de coordinación y la capacidad motora, se producen dificultades para hablar y conducir, marcha inestable, pérdida de las inhibiciones de la conducta y deterioro del juicio y de la memoria.

Si la ingesta continúa, existe riesgo de delirio, de letargo, de pérdida del conocimiento y de coma, que puede resultar mortal. Puede producirse la muerte súbita debida a depresión respiratoria o arritmias, sobre todo cuando se beben rápidamente grandes cantidades. Otros efectos frecuentes son hipotensión e hipoglucemia. También pueden producirse vómitos que, en caso de aspiración, pueden provocar una neumonía o, incluso, la muerte, ya que, como se ha comentado, el alcohol reprime el reflejo nauseoso.

En concreto, los signos y síntomas de intoxicación aguda alcohólica moderada aparecen con una concentración de alcohol en sangre a partir de 100 miligramos por decilitro (mg/dl). A partir de los 200 miligramos, se produce la intoxicación alcohólica grave, mientras que los niveles de entre 300 y 400 miligramos por decilitro se vinculan a depresión respiratoria, coma y paro cardiaco.

Como referencia, una ración de alcohol (una lata de cerveza de 354 mL, un vaso de vino de 180 mL o 45 mL de bebidas blancas) contiene de 10 a 15 g de etanol. El alcohol se absorbe y llega al torrente sanguíneo principalmente a través del intestino delgado, aunque parte se absorbe en el estómago. Su acumulación en sangre se debe a que la absorción es más rápida que la oxidación y la eliminación. La concentración alcanza su máximo cerca de 30 a 90 min después de la ingestión si el estómago está vacío. Por tanto, cuando en una rutina de “tomar copas” el alcohol empieza a “subir”, en el estómago e intestino aún no se ha absorbido el alcohol de los últimos 30-90 minutos.


¿Cuáles son los síntomas de una intoxicación etílica?

Además de la cantidad de alcohol ingerido, factores como el sexo, el peso corporal de la persona, su tolerancia al alcohol, el porcentaje de alcohol de la bebida o bebidas ingeridas y el periodo de tiempo en que se han consumido influyen en el metabolismo del alcohol y el grado de intoxicación.

 Los síntomas más comunes son los siguientes:

  • Confusión.
  • Vómitos.
  • Convulsiones debido al nivel de glucosa en la sangre.
  • Respiración lenta —menos de ocho respiraciones por minuto— e irregular —diez segundos o más entre respiraciones—.
  • Arritmias cardiacas graves.
  • Hipotermia —reducción de la temperatura corporal—.
  • Palidez o coloración azulada o grisácea de la piel.
  • Somnolencia, dificultad para permanecer consciente o despierto.

Además, pueden producirse coma etílico pérdida de consciencia, daño cerebral irreversible y represión del reflejo nauseoso —que puede provocar neumonía por aspiración o la muerte por asfixia—, así como el fallecimiento de la persona, debido tanto a la reducción de los niveles de glucosa y de la temperatura corporal, como a las alteraciones del ritmo cardíaco y de la respiración.


¿Cómo debe reaccionarse ante una intoxicación etílica?

En caso de que una persona muestre los anteriores síntomas o no responda a estímulos, deben seguirse las siguientes pactas de actuación:

  1. Telefonear al 112 para pedir ayuda médica. En caso de disponer de la información, durante la llamada al servicio de emergencias, se debe comunicar qué tipo de alcohol ha consumido la persona, cuándo y qué cantidad. En caso de duda, es conveniente igualmente solicitar ayuda: los remedios como tomar café u otras bebidas con cafeína, dormir, caminar o ducharse con agua fría no revierten los efectos de una intoxicación por alcohol.
  2. Comprobar si la persona está consciente. Para ello, es necesario comprobar si responde a estímulos llamándola por su nombre o tocándola o zarandeándola con suavidad. Si está consciente, se debe intentar mantenerla despierta. Si no lo está, hay que comprobar que respira y ponerla en posición lateral de seguridad para evitar aspiración del vómito. En ningún caso, se la debe dejar sola ni inducir el vómito, ofrecer líquidos o medicamentos o tratar de despertarla con agua fría.
  3. Ayudarla si está vomitando. En este caso, es preferible que se mantenga sentada. Si necesita acostarse, debe permanecer en posición lateral y girar la cabeza hacia el lado para prevenir el aspirado de contenido del vómito. Nunca debe colocarse bocarriba o bocabajo.
  4. Cubrirla con mantas o ropa de abrigo. Dentro de lo posible, se debe mantener a la persona en un ambiente cálido, lejos de corrientes aire frío o expuesta a cambios bruscos de temperatura con el fin de evitar la hipotermia.
  5. En caso de parada cardiorrespiratoria, iniciar la reanimación cardiopulmonar. Los pasos que deben seguirse pueden consultarse en el tema de Cinfasalud Reanimación Cardiopulmonar (RCP).

¿Cómo se trata?

El tratamiento inmediato tiene la prioridad de asegurar una vía aérea adecuada, lo que puede llevar a la necesidad de intubación e incluso ventilación mecánica. La hidratación por vía intravenosa persigue paliar la deshidratación pero no mejora de forma significativa la depuración de alcohol. La administración de tiamina (una vitamina) busca tratar o prevenir una encefalopatía. En ocasiones, se administran otras vitaminas adicionales y magnesio en los fluidos intravenosos, pero la evolución del paciente depende de la respuesta.

10 consejos para mantener tus rodillas sanas

Las lesiones y problemas de la rodilla pueden prevenirse o aliviarse, si se tienen en cuenta una serie de sencillas recomendaciones:

  • 1. Si bebes alcohol, hazlo de manera moderada.
    No ingieras cantidades superiores a las consideradas de riesgo bajo. Según el Ministerio de Sanidad, en nuestro país, estos valores se sitúan en veinte gramos/día (2 UBEs – Unidad de Bebida Estándar de alcohol) para hombres y diez gramos/día (1 UBE) para mujeres. Diez gramos de alcohol equivalen, aproximadamente, al contenido de un vaso de vino de cien mililitros de trece grados, un vaso de trescientos mililitros (un tercio) de cerveza de cuatro grados o treinta mililitros (un vaso de chupito) de un licor de cuarenta grados. No obstante, solo el consumo cero de alcohol está totalmente exento de riesgos.
  • 2. Bebe despacio y come antes de hacerlo.
    Ello evitará la absorción rápida del alcohol en el estómago. También es conveniente intercalar la ingesta de agua con la de bebidas alcohólicas.
  • 3. Ten precaución con el alcohol si tomas medicamentos.
    Algunos fármacos pueden potenciar el efecto del alcohol, disminuir la eficacia del fármaco o provocar efectos perjudiciales si se ingieren junto a pequeñas cantidades de alcohol. Por este motivo, consulta a un profesional sanitario antes de beber bebidas alcohólicas en caso de que estés bajo tratamiento farmacológico.
  • 4. Dialoga con tus hijos adolescentes sobre los riesgos del consumo de alcohol.
    Dedica tiempo a hablar con ellos abiertamente sobre este tema, informarles sobre sus efectos negativos y explicarles la importancia de saber decir ‘no’ si les ofrecen alcohol.
  • 5. Da ejemplo.
    Si tienes hijos adolescentes, ofréceles un modelo adecuado de conducta y, si bebes, hazlo con sobriedad.
  • 6. Si detectas una conducta de riesgo de intoxicación etílica en alguno de los miembros de tu familia,  consulta con un profesional.
    Muchas veces, tras esa tendencia al consumo excesivo de alcohol, se encuentran alteraciones de comportamiento o alteraciones de las emociones que pueden diagnosticarse, tratarse y evitar por tanto ese riesgo de intoxicación, aguda o crónica

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.