Leucemia

De mano del doctor Antonio López Bermejo, presidente de la Fundación Española de Lucha contra la Leucemia (FELL), nos acercamos a esta enfermedad, sus posibles causas y síntomas.

¿Qué es la leucemia?

La leucemia es un cáncer de la sangre. Se trata de la proliferación incontrolada y excesiva de glóbulos blancos anómalos en la medula ósea, que se adueñan de ella e impiden la producción de las restantes células normales (plaquetas y glóbulos rojos), al tiempo que invaden la sangre y otros órganos.


¿Qué es la médula ósea?

La médula ósea es un tejido compuesto por una mezcla de células en suspensión. Este tejido se denomina tuétano y se encuentra en el interior de los huesos. La médula ósea contiene células progenitoras hematopoyéticas (PH), que son las células madre, porque dan lugar a todas las células adultas que circulan en la sangre y tienen capacidad de autorrenovación y diferenciación (son capaces de generar todas las series de células maduras).

Es muy importante diferenciar la médula ósea de la médula espinal, que es el cordón nervioso que desciende desde el cerebro por el interior de las vértebras.


¿A quién afecta la leucemia?

Entre 60 y 100 personas por millón de habitantes, de las cuales más de la mitad son niños, se ven afectadas cada año por esta enfermedad. Muchos de estos pacientes tienen la posibilidad de salvar su vida recibiendo un trasplante de médula.

Además, hay que saber que la leucemia es una enfermedad que puede aparecer a cualquier edad.


¿Qué tipos de leucemia existen?

Hay muchos tipos de leucemia, dependiendo de la rapidez con la que se forme y de la progresión de la enfermedad. Las más frecuentes son:

  • Leucemia mieloide, mielógena o mieloblástica: es la que empieza en las células mieloides. Una célula madre mieloide puede producir glóbulos rojos y plaquetas.
  • Leucemia linfocítica, linfoide o linfoblástica: es la que empieza en las células linfoides. Estas células pueden producir linfoblastos, los cuales pueden producir, a su vez, varios tipos de glóbulos blancos.

Dentro de ambos tipos se pueden distinguir leucemias agudas y crónicas y los síntomas son diferentes en cada una de ellas, como veremos en el apartado correspondiente.


¿Qué la causa?

Solo conocemos unos pocos factores ambientales relacionados con la aparición de la leucemia, que son:

  • Exposición a radiaciones ionizantes, que se producen tras la explosión de bombas atómicas.
  • Exposición a las radiaciones que se pueden escapar de las centrales nucleares.
  • Se ha detectado más incidencia en personas que manipulan algunos productos químicos como el benceno, si bien este factor no justifica en absoluto la totalidad de casos que se dan.
  • Existen algunas enfermedades congénitas o hereditarias que predisponen a cambios en el ADN de las células de la médula, y por tanto, aumentan el riesgo de desarrollar leucemia: Síndrome de Down, Fanconi, Noonan y otros.

¿Qué síntomas provoca la leucemia?

En general, las leucemias agudas se manifiestan con los siguientes síntomas:

  • Cansancio y debilidad.
  • Fiebre.
  • Sudores.
  • Pérdida de apetito y de peso.
  • Anemia.
  • Hematomas en la piel.
  • Sangrado por la nariz o las encías.
  • Menstruaciones  exageradas: por la falta de plaquetas.
  • Infecciones recurrentes: como neumonías o amigdalitis, debido a la falta de glóbulos blancos.

Por su parte, muchas de las leucemias crónicas pueden pasar desapercibidas y detectarse por una analítica casual u otra exploración en la que se encuentre un hígado o bazo demasiado grandes.


¿Cómo se trata esta enfermedad?

Sin tratamiento, la leucemia es una enfermedad rápidamente mortal. Y este siempre tiene que establecerse según el tipo de leucemia que afecte al paciente, su edad y su estado general de  salud. Se pueden distinguir los siguientes:

  • Quimioterapia: es el principal tratamiento y se basa en medicamentos para destruir las células de la leucemia. Los fármacos pueden administrarse por vía oral o intravenosa, y se aplican en ciclos. En los últimos años, han aparecido nuevos medicamentos que ayudan mucho al tratamiento de esta enfermedad, como son los llamados inhibidores de las tirosinkinasas y los anticuerpos monoclonales.
  • Radioterapia: consiste en la aplicación de rayos de elevada energía que dañan las células cancerosas e impiden su crecimiento. Por eso, se aplica de forma localizada donde existe un acumulo de células malignas o bien por todo el cuerpo, como acondicionamiento al trasplante de médula.
  • Trasplante de Médula Ósea (TMO o Trasplante de Progenitores Hematopoyéticos -células madre-): es una estrategia de tratamiento que puede aplicarse a determinados pacientes y que aumenta el porcentaje de leucemias y enfermedades afines curadas. Se trata de un procedimiento radical que se utiliza para el tratamiento de enfermedades de origen medular cuyo tratamiento convencional es ineficaz o ha fracasado previamente.

¿Qué es un trasplante de médula?

Al administrar al paciente dosis altas de quimio y/o radioterapia, inevitablemente, también se destruye la médula ósea, que es donde se asienta el tumor. Por eso, este trasplante consiste en sustituir las células madre de la sangre del enfermo por las de un donante sano.

Así, para evitar que el paciente muera por la falta de producción medular, se le administra la cantidad suficiente de células madre -que le proporciona un donante compatible- para poder repoblar su médula destruida. Estas células madre son transfundidas al enfermo por vía endovenosa, como en una transfusión sanguínea. A las 2 o 3 semanas, las células (médula) transfundidas empiezan a producir células normales en el enfermo.

Dado que el 80% de los pacientes no dispone de donante compatible en su familia, es necesario  buscar un donante sano, voluntario y no emparentado. Para evitar el rechazo, la médula ósea donada debe ser compatible con la del paciente, y eso sólo ocurre en una persona entre 40.000; por eso es conveniente que seamos muchos los donantes voluntarios.


¿En qué consiste una donación de médula ósea?

Para que una persona pueda proporcionar a otra células madre sanas debe ser donante de médula ósea. Los requisitos para hacerse donante son:

  • Ser mayor de 18 años y menor de 55.
  • Gozar de buena salud: no padecer ninguna enfermedad cardiovascular, renal, pulmonar, de hígado u otras afecciones crónicas, y no tener antecedentes de análisis positivos para las infecciones de los virus de hepatitis B, C y del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).

Si, cumpliendo estas características, una persona decide hacerse donante de médula, debe cumplimentar un formulario y someterse a una pequeña extracción de sangre, con el fin de determinar el grupo de histocompatibilidad (HLA). A partir de ahí, pasará a estar incluido en la Red Mundial de donantes de Médula Ósea (BMDW), a través del REDMO (Registro Español de Donantes de Médula Ósea).


¿Qué tipos de trasplante de médula ósea existen?

En realidad, más que de trasplante de médula debemos hablar de trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH), ya que la procedencia de estos no siempre es la médula ósea.

Según la fuente de donde se recojan los progenitores hematopoyéticos, puede haber:

  • Trasplante autogénico o autólogo: cuando las células a trasplantar provienen del propio paciente y son recogidas en un momento de remisión de su enfermedad.
  • Trasplante alogénico: cuando las células provienen de otra persona. Y, a su vez, este trasplante puede ser:

-No emparentado: cuando el donante  es  un voluntario altruista, sin parentesco alguno con el paciente.

-Emparentado idéntico: cuando quien dona las células a trasplantar es un familiar, generalmente, un hermano, y presenta una compatibilidad del 100%.

-Emparentado haploidéntico: cuando el donante de las células es familiar, pero solo presenta el 50% de compatibilidad. Se trata de un nuevo procedimiento que requiere mayor manipulación de las células a trasplantar y con el que se están consiguiendo  buenos resultados. Es una opción para quienes no disponen de un donante familiar  o No-Emparentado 100% compatible.

Según la manera de recoger las células para el trasplante, este puede ser:

  • Aféresis o sangre periférica: este método es el más usado de forma general y, especialmente, en España. Consiste en estimular la multiplicación de las células  madres (progenitoras hematopoyéticas) dentro del hueso mediante la administración de unos fármacos llamados estimuladores de la formación de colonias. Estos medicamentos hacen que las células multiplicadas salgan a circular por las venas y de ahí, mediante una máquina capaz de seleccionar el tipo de célula que queremos, se van recogiendo con un simple pinchazo en la vena. El proceso dura entre 2 y 8 horas y no precisa hospitalización alguna.
  • Harvest o extracción del hueso: este método consiste en pinchar a nivel de las crestas ilíacas (que son los huesos que conforman la cadera)  y aspirar el contenido del interior del hueso. Hay que repetir esta maniobra, cambiando de plano la aguja. Como esto resulta doloroso para el donante, precisa de anestesia, bien sea epidural o general. El donante se ingresa en el hospital, el procedimiento se hace una mañana y el donante se marcha a casa al día siguiente.
  • Cordón umbilical: las células se recogen de la vena umbilical, mediante punción, justo después del parto, ya que el cordón umbilical es rico en células madre, que posteriormente se analizan y almacenan según criterios internacionales. Se precisan unas condiciones objetivas previas de normalidad de la madre, así como su consentimiento informado y las células.

Claves sobre la leucemia

Podemos dar algunas claves generales para comprender esta enfermedad y cómo afrontar un diagnóstico:

  • 1. Leucemia no es igual a muerte.
    Se trata de una enfermedad cada día más curable en nuestra sociedad y en la que se están produciendo avances constantemente, gracias a la investigación.
  • 2. Puede curarse.
    Su tratamiento es largo y sufrido, pero hay que recorrer el camino con esperanza, ya que el  porcentaje de pacientes curados cada vez es mayor.
  • 3, Donar es dar vida.
    En el curso del tratamiento se necesitan  derivados hematológicos (glóbulos rojos, plaquetas…) que proceden de la donación de personas altruistas concienciadas con estas necesidades.
  • 4. ¡Hazte donante!
    La administración sanitaria pone a nuestra disposición excelentes hospitales y profesionales, pero no puede poner los donantes; los donantes son personas sanas que voluntariamente se prestan a donar. Para vencer esta enfermedad es necesario la participación de la sociedad, aportando los hemoderivados y la médula ósea.

Fuentes

Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.

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