Meningitis

De la mano del doctor Fernando García-Sala Viguer, de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) analizamos qué es la meningitis, sus síntomas, causas y posibles complicaciones, así como las medidas para poder prevenir su contagio.

¿Qué es la meningitis?

Es la inflamación de las meninges – membranas que recubren el cerebro y la médula espinal- y es causada por una infección de microorganismos bacterianos, víricos e incluso micóticos.


¿A quién afecta?

La meningitis es más frecuente en los menores de doce años y sus secuelas son visibles, sobre todo, en el periodo neonatal o en menores de dos años.

Es una de las enfermedades más peligrosas en la infancia, ya que ocasiona una gran morbilidad y una alta tasa de mortalidad que varía en función del germen causante.


¿Qué tipos de meningitis puede haber?

La mayor parte de las veces, el germen causal de la meningitis es una bacteria o un virus, aunque, en algunos casos, los hongos también pueden ocasionarla .En función de cuál sea su origen, podemos hablar de estos tipos de meningitis:

  • Meningitis bacteriana: suele estar causada por viarios tipos de bacterias localizadas en las vías respiratorias que, en un momento determinado, infectan a las meninges ocasionando el cuadro clínico. Esta infección puede estar provocada por:
    • Neumococo: es la bacteria que con mayor frecuencia produce meningitis en los niños.
    • Meningococo: existen varios serotipos, siendo el B el más grave si ocasiona una enfermedad invasiva cuyo resultado suele ser fatal o dejar graves secuelas. El serotipo C, con la vacunación ha disminuido su frecuencia. Para el resto de serotipos, como el A, B, W e Y existe vacunación aunque no está incluida en el calendario vacunal actual.
    • Haemophilus  influenciae: escasa, gracias a que disponemos de vacuna en nuestro calendario vacunal.
    • Listeria o Escherichia coli: puede aparecer, sobre todo, en el periodo neonatal por contagio de la madre a través del canal del parto.
  • Meningitis vírica: suele ser leve y se denomina “benigna” al no ocasionar mortalidad. En líneas generales, está causada por algún enterovirus presente en el moco, saliva o heces y se puede transmitir por contacto directo con una persona infectada o un objeto infectado. Otros virus que pueden ocasionarla son:
    • Varicela Zoster (varicela).
    • Influenza (gripe).
    • Paramyxovirus (paperas).
    • Herpes simple tipo 2.
  • Infecciones fúngicas: aunque raras, pueden afectar a las meninges. La forma más común de  meningitis fúngica está causada por el hongo criptococo neoformans, encontrado principalmente en la suciedad y los excrementos de pájaros.

¿Existen factores de riesgo?

Los riesgos de padecer una meningitis pueden estar relacionados con:

  • La edad: los neonatos y lactantes pequeños tienen mayor riesgo por la inmadurez de su sistema inmunitario, y pueden verse infectados durante el parto, a través de la madre, o de forma tardía mediante ingreso hospitalario y por contagio de otros niños con esta patología infecciosa.
  • El entorno comunitario: los niños que van a escuelas infantiles o con hermanos mayores tienen mayor probabilidad de contraer infecciones por contagio y, por tanto, mayor riesgo de contraer la enfermedad.
  • Los viajes: especialmente en la adolescencia y al visitar zonas como África subsahariana o las regiones de peregrinación a la Meca.
  • Algunas patologías de base que afecten al sistema nervioso central.
  • El empleo de procedimientos quirúrgicos: en algunos casos, pueden aumentar el riesgo de padecer la enfermedad.

¿Qué síntomas tiene la meningitis?

En general, sus síntomas se presentan entre los tres y los siete días tras el contagio y varían en función de la edad del niño:

  • En neonatos: la meningitis cursa de forma rápida y fulminante con una afectación importante del estado general. En este caso, sus principales síntomas son:
    • Decaimiento o irritabilidad.
    • Rechazo del alimento.
    • Coloración ictérica (amarilla) o cianótica (azul) de la piel.
    • Posibilidad de hipertermia o hipotermia.
    • Fontanela abombada.
    • Dificultad respiratoria.
  • En lactantes: si la fontanela anterior no se ha cerrado, esta puede aparecer abombada e incluso pulsátil. Junto a este hecho, pueden aparecer otros síntomas como:
    • Fiebre.
    • Vómitos.
    • Irritabilidad o decaimiento.
    • Síntomas respiratorios.
    • Convulsiones.
    • Petequias: pequeñas manchas hemorrágicas en la piel, que pueden tener una dimensión variable y que no desaparecen bajo la presión del dedo.
  • A partir del año y medio o dos años: pueden aparecer dos signos característicos de la meningitis:
    • Signo de Kerning: aparece cuando el paciente se queja de dolor de espalda tras la extensión pasiva de las rodillas, estando los muslos flexionados.
    • Signo de Brudzinsky: consiste en la flexión involuntaria de los miembros inferiores al flexionar pasivamente el cuello.
  • En niños de mayor edad la sintomatología es más específica y se caracteriza por:
    • Dolor de cuello y rigidez.
    • Cefalea.
    • Vómitos.
    • Fiebre elevada.
    • Decaimiento importante.
    • Fotofobia.
    • Dolor abdominal inespecífico.
    • Petequias.

¿Se puede prevenir la meningitis?

La mejor prevención frente a la meningitis es la adopción de hábitos saludables y la vacunación, fundamentalmente, si esta es sistémica y abarca a la mayor parte de la población infantil.

A veces, también se hace necesario el uso de antibióticos (rifampicina), sobre todo, en el caso de aparición de meningitis meningococcica en ámbitos escolares, donde familiares, profesores, compañeros y toda persona en contacto cercano con el paciente enfermo, deberá seguir las indicaciones médicas pertinentes para su prevención.


¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico clínico basado en la sintomatología es fundamental aunque, en el caso de los más pequeños, se hace difícil, al presentar pocos síntomas y estos ser muy inespecíficos.

En líneas generales, el cuadro clínico de la meningitis deberá ser confirmado mediante analítica sanguínea y estudio bioquímico y bacteriológico del líquido cefalorraquídeo (LCR), estudio que se realiza a través de punción lumbar.


¿Cómo se trata?

El tratamiento de la meningitis es siempre hospitalario y de entrada en una unidad de cuidados intensivos, ya que suele precisar tratamiento agresivo, monitorización completa y ventilación asistida en muchos casos.

Dicho tratamiento será el adecuado para mantener todos los parámetros hemodinámicos del paciente en los mejores valores, y el empleo de antibióticos dependerá de la bacteria causante y la evolución presentada.


¿Puede conllevar complicaciones?

La meningitis es una enfermedad que puede comportar complicaciones en función de la edad del niño, el tipo de germen, la susceptibilidad individual y la rapidez en diagnosticar e instaurar el tratamiento.

  • Como complicaciones agudas (antes de las 72 horas) podemos destacar:
    • Cuadros de edema cerebral.
    • Shock.
    • Coagulación intravascular diseminada.
    • Convulsiones.
  • Como complicaciones tardías existen:
    • Cuadros de hidrocefalia.
    • Sordera.
    • Problemas motores.
    • Alteraciones del lenguaje.
    • Conducta e incluso retraso mental.

10 Consejos para prevenir la meningitis

  • 1. Adopta hábitos de vida saludable.
    Duerme bien, haz ejercicio con regularidad y sigue una dieta saludable para ayudarte a prevenir enfermedades y reforzarás tu sistema inmune.
  • 2. Lávate bien las manos.
    Una correcta higiene de las manos te ayudará a eliminar gérmenes. Enseña también a tus hijos a lavarse adecuada y regularmente, sobre todo, antes de comer o al llegar a casa tras una jornada en el colegio.
  • 3. Tápate la nariz y la boca.
    Las secreciones son la vía más frecuente de contagio. Cúbrete la nariz o la boca con un pañuelo si vas a estornudar o toser, con el fin de evitar su propagación.
  • 4. Asegúrate de mantener la casa ventilada.
    Favorecerás la desaparición de gérmenes en el ambiente y la posible transmisión de enfermedades entre miembros de tu familia.
  • 5. Huye de los espacios muy concurridos.
    Son la principal vía de contagio, por lo que intenta estar el menor tiempo posible en este tipo de espacios y sigue las medidas básicas de higiene en tu día a día.
  • 6. No compartas alimentos ni bebidas.
    Recuerda que la meningitis se transmite también a través de la saliva. No debes compartir tampoco tu cepillo de dientes ni los protectores labiales.
  • 7. Extrema las precauciones si estás embarazada.
    Reduce el riesgo de listeriosis cocinando muy bien todos los alimentos, lavando bien las frutas y verduras antes de consumirlas y evitando los productos lácteos no pasteurizados.
  • 8. Controla el calendario vacunal de tu hijo.
    Actualmente existen diferentes tipos de vacunas para responder al virus o bacteria responsable de la meningitis. Cumple con el calendario oficial de vacunación, es la mejor forma de prevenir la enfermedad.
  • 9. Actúa ante los primeros síntomas.
    Acude lo antes posible a tu médico, la rapidez en el diagnóstico es crucial para su correcto tratamiento y recuperación.
  • 10. Consulta a tu médico si has estado expuesto a la enfermedad.
    Si has tenido contacto directo con alguien diagnosticado de meningitis, visita a tu médico para saber cómo debes actuar. Es muy probable que precises tratamiento antibiótico.

Fuentes

Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.