Neumotórax

¿Qué es un neumotórax?

Un neumotórax es la entrada de aire en el espacio que rodea a los pulmones (espacio pleural) y puede provocar colapso pulmonar. Lógicamente, el neumotórax afecta a la respiración e incluso puede producir dificultad respiratoria grave.

Los pulmones están rodeados por una fina membrana llamada pleura que delimita un espacio (espacio pleural) en el que la presión es más baja que en el interior del pulmón. Esto ayuda a que el pulmón se expanda cuando respiramos. Si hay aire en este espacio, la presión cambia y hace que sea más difícil expandir el pulmón y, por tanto, respirar. Se puede producir un colapso parcial o total del pulmón haciendo que la respiración sea muy dificultosa o imposible. El origen de este aire en el espacio pleural puede ser del propio pulmón o bien del exterior, habitualmente por un traumatismo.

Principalmente, el neumotórax se manifiesta con dificultades para respirar y un dolor intenso en el tórax. Aunque, en ocasiones, no requiere tratamiento, en otras puede constituir una urgencia médica que requiere drenar de manera inmediata el aire filtrado, por lo que, ante esos síntomas se debe acudir a urgencias para tratarlo lo antes posible y evitar su agravamiento.


¿Cómo se produce un neumotórax?

Según la causa que lo origina, un neumotórax puede ser:

  • Espontáneo. No existe una causa aparente. Se divide en:

    -Primario o juvenil: se da en pacientes sin enfermedad pulmonar conocida previa. Suele estar provocado por la rotura de unas pequeñas ampollas de aire llamadas bullas, que pueden aparecer en los pulmones. Al romperse, el aire contenido en ellas pasa a la cavidad pleural, causando el neumotórax. Es más frecuente en varones de 20 a 40 años y, habitualmente, fumadores.
    -Secundario: aparece en personas que padecen ya alguna enfermedad pulmonar previa como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), fibrosis quística, tuberculosis, tosferina y, en algunos casos, neumonía. En estos casos, la rotura de las bullas causa el neumotórax, como en el primario, pero la enfermedad pulmonar previa puede agravar el cuadro.
  • Traumático: está provocado por un traumatismo o lesión en el pecho. Puede ser abierto, consecuencia de una herida penetrante en el tórax -causada, por ejemplo, con un arma o penetración de un objeto en un accidente-, o cerrado, habitualmente provocado por una fractura, una rotura de los bronquios o una lesión en el esófago pero también puede producirse por cambios bruscos de presión (por ejemplo, en los buceadores).
  • Relacionado con la ventilación mecánica (barotrauma): el respirador puede lesionar los pulmones por la presión que ejercen. En este caso, el órgano puede colapsar por completo. También se puede producir un trauma de forma no intencionada que induzca un neumotórax en determinados procesos médicos o quirúrgicos, como la realización de una broncoscopia o colocación de catéteres en zonas próximas. En estos casos, se denomina neumotórax traumático iatrogénico.
  • Catamenial: es una forma extremadamente rara de neumotórax y aparece en mujeres con endometriosis, de forma recurrente y coincidiendo con las 72 horas previas a la menstruación.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas del neumotórax varían en función de factores como la cantidad de aire que se haya filtrado al espacio pleural, la extensión de los pulmones afectada y la función pulmonar de la persona antes de sufrir el neumotórax.

También puede ocurrir que no se presenten síntomas. Según la Clínica Universidad de Navarra, es lo que sucede en el 5% y el 10% de los casos. Si los hay, los más frecuentes son el dolor agudo en el tórax, que empieza de manera brusca, y la dificultad para respirar -disnea-, que, a su vez, provoca aleteo nasal. También se puede sentir dolor en el hombro, cuello o abdomen. De hecho, el neumotórax puede llegar a ser confundido con un ataque cardíaco.

En personas con enfermedades pulmonares previas, la disnea puede ser intensa. Otros posibles síntomas son coloración azulada de la piel, opresión el pecho, tos seca, expectoración con sangre, mareo y desvanecimiento, ruido en el tórax al respirar y frecuencia cardiaca acelerada.

En los casos más graves, puede producirse shock y el colapso total del pulmón, lo cual lleva a una profunda hipoxia por falta de oxigenación de la sangre y esto sí puede provocar un fallo cardíaco.


¿Cómo se puede curar un neumotórax?

Debemos tener en cuenta que un neumotórax es siempre una urgencia médica. En muchos casos, si la parte afectada del pulmón es pequeña y no hay patologías asociadas, puede que ni siquiera sea necesario un tratamiento médico, sino tan solo observación, pero, en otros casos, el neumotórax puede progresar y oprimir el otro pulmón y el corazón, por lo que un diagnóstico rápido es crucial.

En los casos leves, generalmente, los síntomas desaparecen a medida que el pulmón reabsorbe el aire del espacio pleural y se va expandiendo de nuevo poco a poco. Este proceso, que suele durar de dos a cuatro semanas, necesita tan solo de la supervisión médica y, en ocasiones, suministro de oxígeno por la nariz o con una máscara facial de forma temporal.

Si la zona de pulmón afectada es más extensa, es necesario aspirar el aire del espacio pleural con el objetivo de aliviar la presión en el pulmón, de manera que pueda volver a expandirse. Este procedimiento, únicamente pueden realizarlo profesionales médicos o debidamente formados y  puede llevarse a cabo con una aguja grande sujeta a un catéter de plástico que se introduce en el tórax o insertando una sonda pleural.

En algunos casos, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para cerrar la fuga de aire, que suele realizarse con una cirugía muy poco invasiva, en la que se introduce un tubo flexible con una cámara en la cavidad pleural. Si las fugas de aire son grandes o múltiples, podría ser necesaria una incisión más grande entre las costillas que permita un mejor acceso, aunque raramente sucede.

En función de la causa del neumotórax, el tratamiento puede buscar también evitar que vuelva a producirse, dado que algunas patologías pueden dar lugar a neumotórax recurrentes (por ejemplo, EPOC). En el caso de los fumadores que hayan sufrido este problema, es fundamental que abandonen el hábito.


¿Quién puede sufrirlo?

Existen algunos factores de riesgo que predisponen a sufrir un neumotórax: los hombres tienen mayor probabilidad que las mujeres (6:1), al igual que las personas que fuman o quienes han sufrido ya un neumotórax previo. De hecho, el neumotórax primario ha aumentado su incidencia durante los últimos años- y a edades cada vez más tempranas -, lo que parece estar relacionado con el tabaquismo.

Los hombres fumadores tienen más probabilidad de sufrir un neumotórax.
Los hombres fumadores tienen más probabilidad de sufrir un neumotórax.

Así mismo, la genética puede aumentar el riesgo, ya que algunos tipos de neumotórax pueden ser hereditarios

En el caso de neumotórax espontáneo, como se ha comentado anteriormente, la probabilidad de padecerlo aumenta en varones de 20 a 40 años, altos y delgados.

De igual modo, padecer enfermedades pulmonares previas como EPOC o fibrosis pulmonar o necesitar ventilación mecánica son también factores de riesgo. También lo son determinadas profesiones en las que hay cambios bruscos de presión, como el caso de los buzos.

Por otro lado, en cuanto a la incidencia de este trastorno, existen pocos datos epidemiológicos sobre el neumotórax, pero se estiman unas cifras de entre un 2 a un 18/100.000 para los neumotórax espontáneos, mientras que varían mucho las cifras en los de origen traumático (muy relacionado con incidencia de heridas por arma blanca o de fuego y accidentes de automóvil).


Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.