Otitis

¿Qué es la otitis?

Se denomina otitis a la inflamación del oído. Existe diferentes tipos, pero la más común se denomina otitis media.

La otitis media es la presencia de líquido (con o sin pus), llamado exudado y que es producto de una inflamación, en la cavidad del oído medio, que se localiza justo detrás del tímpano.

Se produce cuando la trompa de Eustaquio -el canal que conecta la parte media del oído con la garganta- se obstruye por diferentes motivos. La función de esta trompa es drenar el líquido que se produce en el oído medio, por lo que, si se obstruye, se puede acumular este líquido y producirse una infección.

Se trata de una de las enfermedades más frecuentes en la infancia y uno de los principales motivos de consulta al pediatra. De origen viral o bacteriano, la persistencia de este proceso durante varios meses puede dar lugar a la pérdida de audición en los niños.


¿Qué tipos de otitis media existen?

De acuerdo al tiempo de evolución, la otitis media puede ser:

  • Aguda. El proceso dura menos de tres semanas. Es decir, es de corta duración y normalmente de súbita aparición. Es la más frecuente y se conoce con las siglas OMA (otitis media aguda).
  • Subaguda. La infección perdura de tres semanas a tres meses.
  • Crónica. La enfermedad se prolonga más de tres meses.

Además, según el tipo de afección, podemos subdividir la otitis media en cuatro clases:

  • Miringitis. Se inflama la capa externa de la membrana del tímpano.
  • Otitis media aguda supurada. Se trata de una infección aguda del oído con pus y de corta duración.
  • Otitis media secretoria (también llamada otitis media serosa, otitis media con derrame u  otitis media mucosa). Hay presencia de líquido en el oído medio, la membrana del tímpano permanece íntegra y no hay daños agudos evidentes.
  • Otitis media crónica supurada (otitis media crónica). Existe otorrea crónica -supuración de líquido por el conducto auditivo externo- o la membrana del tímpano está  perforada.

¿A quién afecta la otitis media?

Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), se calcula que a la edad de cinco años, más del 90% de los niños habrá sufrido un episodio de otitis media aguda y el 30% desarrollará seis o más recurrencias hasta los 7 años. A partir de esa edad, la incidencia disminuye de manera significativa. Por otra parte, esta infección es más frecuente en los niños que en las niñas.

La otitis media puede darse también en adultos, pero es más frecuente en bebés y niños, porque sus trompas de Eustaquio se obstruyen con mayor facilidad, al ser más cortas, estrechas y horizontales que las de los adultos.


¿Qué causa la otitis media?

La causa más importante de la otitis media es la disfunción tubárica o el mal funcionamiento de la trompa de Eustaquio, que es el conducto que comunica el oído medio con la rinofaringe. Este se puede obstruir por motivos intrínsecos (la mucosa de la trompa se inflama cuando ocurren procesos infecciosos o alérgicos en faringe o garganta) o extrínsecos, como la inflamación e infección o de las adenoides, también conocidas como vegetaciones.

Además, tanto las bacterias como los virus pueden ser los microorganismos causantes de una infección de oído. Y, aunque no es posible contraer una infección del oído de otra persona, un resfriado puede propagarse entre los niños y provocar que algunos de ellos contraigan otitis media. Otras posibles causas son:

  • Alergias.
  • Infecciones de la vía respiratoria alta (resfriados).
  • El humo del tabaco y otros irritantes.
  • En el caso de los bebés, el exceso de moco y de saliva que se produce durante la dentición.
  • Trastorno de la función ciliar del epitelio respiratorio: las vías respiratorias están recubiertas con cilios, similares a los cabellos, y que extraen microbios y residuos, a modo de “escoba”. Esta es una enfermedad poco frecuente que aparece en niños en los que predominan los problemas respiratorios y otitis de repetición.

En el caso de la otitis media crónica, mucho menos común que la aguda, las causas pueden ser:

  • Una infección aguda del oído que no se alivia por completo.
  • Infecciones repetitivas del oído.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

Las infecciones agudas del oído se presentan con más frecuencia en otoño e invierno, ya que el clima frío puede favorecer su aparición: Pero también existen otros factores de riesgo, como describe la Asociación Española de Pediatría (AEPED):

Factores de riesgo dependientes del niño:

  • Antecedentes familiares: el antecedente de tener un hermano con historia de OMA recurrente aumenta el riesgo de padecer la enfermedad. Seguramente, este factor está en relación a la constitución hereditaria de la trompa de Eustaquio.
  • Sexo: la OMA es más frecuente en niños que en niñas. Esto es propio de todas las enfermedades infecciosas durante la infancia.
  • Comienzo del primer episodio: si el niño padece el primer episodio de otitis media aguda antes de su sexto mes de vida estará predispuesto a padecerla más veces posteriormente.
  • Alimentación con lactancia artificial en los primeros meses de vida: la presencia en la leche materna de agentes antiinfecciosos y, posiblemente, la menor asistencia a guarderías o escuelas infantiles de niños amamantados naturalmente por su madre son factores protectores de la lactancia natural.

Factores de riesgo dependientes del entorno del niño:

  • Asistencia a guardería o escuela infantil: es un factor de riesgo para contraer otitis media aguda y para contraer patógenos resistentes. El contacto íntimo y mantenido entre los menores, más en niños pequeños, y la permanencia en lugar cerrado facilitan esta predisposición.
  • Presencia de fumadores en el medio familiar: el humo del tabaco ambiental es factor predisponente para padecer todo tipo de infecciones respiratorias en la infancia.
  • Clima: como ya se ha señalado, en los meses fríos es más fácil contraer otitis media aguda.

¿Cuáles son sus síntomas?

El síntoma principal de la otitis media aguda es la presencia de dolor de oído (otalgia) acompañado o no de supuración (otorrea). Estos pueden ir acompañados de otros síntomas asociados como fiebre, malestar general, irritabilidad…

Ante la presencia de la otalgia y/o otorrea es necesaria la evaluación por parte de un pediatra, que establecerá dos tipos de OMA:

  • OMA confirmada: si se dan cualquiera de estos dos síntomas: otorrea aparecida en los últimas 24-48 horas; u otalgia aparecida en las últimas 24-48 horas con abombamiento del tímpano y/o enrojecimiento.
  • OMA probable: exudado en el oído con tímpano enrojecido en el contexto de un catarro reciente y sin dolor de oídos; presencia de dolor de oído en un niño mayor, o llanto injustificado de presentación brusca, sobre todo por la noche y después de estar varias horas en la cama. Y en los lactantes, si está dentro del contexto de un catarro frecuente.

En el caso de los bebés y los niños muy pequeños, el signo más claro es la irritabilidad y el llanto constante. En ocasiones, también se presentan fiebre, problemas para dormir y rechazo al alimento.

En el caso de la otitis media crónica, estos síntomas pueden ser constantes o intermitentes. Se añade, además, fiebre generalmente baja y molestia en el oído que se siente como una presión. Además, la pérdida de audición puede ser a veces el único síntoma de la otitis media crónica con efusión de líquido.


¿Qué complicaciones puede producir una otitis media?

Las complicaciones no graves son las más frecuentes. Aunque la infección de oído es un problema médico menor que en el 90% de los casos mejora sin complicaciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que la otitis media puede llegar a provocar daños permanentes e incluso pérdida de audición. Se calcula que después de una OMA tratada, el 50% de los niños presenta una otitis media con exudado, siendo ésta más frecuente cuanto más pequeño es el niño. Si persiste más de tres meses, se llama otitis media crónica con exudado. En estos casos, la complicación más importante es la hipoacusia permanente (pérdida de audición), que si no es detectada y trabajada correctamente puede ocasionar en el niño un retraso del lenguaje y un retraso escolar.

Por su parte, una infección crónica del oído puede llegar a causar además:

  • Secreciones continuas desde un agujero en el tímpano que no sana o después de la inserción de tubos para el oído.
  • Quistes en el oído medio (colesteatoma).
  • Endurecimiento del tejido en el oído medio (timpanoesclerosis).
  • Daño o desgaste de los huesos del oído medio que ayudan con la audición.

La complicaciones más graves, pero menos frecuentes son:

  • Parálisis facial. Es la segunda complicación más frecuente, aunque también rara actualmente. Suele tener buen pronóstico y evolución con el tratamiento adecuado.
  • Mastoiditis aguda. Es cuando el proceso infeccioso del oído se extiende hacia el hueso que hay detrás de la oreja (edema retroauricular).
  • Laberintitis. Es una complicación excepcional. Es la aparición de vértigo en el contexto de una otitis.
  • Meningitis. Aunque, sin duda es una de las complicaciones más graves, también es excepcional.
  • Absceso cerebral. Se produce por extensión de la infección local a los huesos del cráneo, y es muy grave.

¿Cómo se diagnostica?

La otitis media se diagnostica mediante una exploración del oído con un instrumento llamado otoscopio, lo que puede mostrar la presencia de, por ejemplo, burbujas de aire o líquido detrás del tímpano o la perforación del mismo.

En caso de que la persona haya sufrido anteriormente infecciones de oído, puede realizarse también una audiometría (examen de la audición).

En ocasiones, se propone también la realización de una timpanometría para valorar el estado de la membrana del tímpano y la movilidad de la cadena de huesecitos del oído medio (martillo, yunque y estribo).

En el caso de la otitis media crónica, se pueden realizar también cultivos de las secreciones para comprobar la  presencia de bacterias o una tomografía computarizada de la cabeza, que mostraría una posible propagación de la infección más allá del oído medio.


¿Cómo se trata la otitis media?

Las entidades e instituciones pediátricas más representativas de nuestro país proponen, una vez confirmado el diagnóstico de otitis media aguda, tratar el dolor con paracetamol o ibuprofeno. Si no se produce respuesta y, ante un dolor muy intenso, puede procederse a una timpanocentesis (extracción de líquido acumulado detrás del tímpano).

Si la infección está provocada por bacterias, el médico puede recetar antibióticos. Sin embargo, dado que alrededor del 80% o el 90% de los casos de otitis media aguda se cura de forma espontánea y que la prescripción de antibióticos en la infancia por esta causa está provocando el aumento de la resistencia de las bacterias, los expertos españoles proponen tratar precozmente con antibióticos solamente a los niños con mala evolución o factores de riesgo. Para estos casos, se recomienda amoxicilina o amoxicilina-ácido clavulánico. El tratamiento con estos antibióticos, según el caso, puede durar de siete a diez días o reducirse  a cinco.

En el caso de los niños menores de dos años, se recomienda el ingreso hospitalario y, si es posible, la timpanocentesis.

Si la infección no desaparece con tratamiento médico normal o se desarrolla una otitis media crónica y un niño tiene muchas infecciones durante un corto período de tiempo, el médico puede recomendar la colocación de tubos de timpanostomía en el tímpano. Se trata de un procedimiento quirúrgico que permite la entrada del aire para que la trompa de Eustaquio pueda drenar los líquidos con más facilidad, y que también facilita la audición.

Además, si las vegetaciones están agrandadas, se puede considerar su extirpación quirúrgica. En el caso de complicaciones, sobre todo ante la presencia de otitis media crónica, puede también realizarse una cirugía para limpiar la infección del hueso mastoideo, reparar o reemplazar los pequeños huesos en el oído medio o reparar el tímpano.

10 consejos de prevención en caso de otitis

El riesgo de infecciones del oído, sobre todo entre los más pequeños, se puede reducir poniendo en práctica una serie de sencillas recomendaciones:

  • 1. Lleva al día su calendario de vacunaciones.
    Tenerlo actualizado y ser consciente de cuándo debe recibir cada vacuna ayudará a evitar infecciones causadas por bacterias, que son las que con mayor frecuencia pueden provocar posteriormente una otitis media. Tu medico valorará si tu hijo puede beneficiarse de vacunas especificas frente al neumococo, gripe, etc.
  • 2. Infecciones controladas.
    Si el niño padece una infección respiratoria, debes vigilar muy bien su evolución para que no derive en otras afecciones, como la otitis media. Así, debe beber abundantes líquidos durante este proceso, porque hidratarse de manera suficiente es una de las maneras de ayudar a nuestro organismo a reponerse rápidamente.
  • 3. Fomenta la lactancia materna.
    Cuanto más tiempo tome el niño la leche materna, mejor.  Es la forma óptima de transmitir al bebé nuestras defensas, y así tendrá menos episodios infecciosos.
  • 4. Manos y juguetes limpios.
    Con el paso del tiempo, los gérmenes se van acumulando en los juguetes, por eso es importante lavarlos a menudo, así como lavar aún más frecuentemente las manos del menor con el fin de reducir el riesgo de infecciones. Esta precaución debe ser extrema en caso de que algún otro miembro de la familia esté acatarrado.
  • 5. Evita que se introduzca objetos en el oído.
    Hay que impedir que los niños se metan cosas en los oídos, También debemos abstenernos de limpiárselos a ellos o a nosotros mismos con bastoncillos de algodón. En su lugar, utilizaremos agua y jabón y nos aseguraremos de secar bien los oídos después.
  • 6. No expongas al niño al humo del tabaco.
    Los niños siempre deben estar lejos del tabaco y del humo, pero es que además, ser fumador pasivo constituye uno de los factores de riesgo de la otitis media, pues el humo indirecto incrementa también las probabilidades de desarrollar infecciones respiratorias que, a su vez, pueden derivar en infecciones de oído.
  • 7. Usa tapones.
    El empleo de tapones para nadar o estar en la piscina, para lavarnos la cabeza o cuando acudamos a la piscina tiene el objetivo de evitar que entre agua en los oídos.
  • 8. El calor local alivia el dolor.
    Aplica  compresas calientes pero secas en la parte externa del oído afectado; puede ayudar a aliviar el dolor.
  • 9. Acude inmediatamente al médico ante los primeros síntomas.
    Si notas que el pequeño se muestra muy irritable, llora constantemente o sobre todo a mitad de la noche, parece no oír bien, o presenta supuración de líquido por el conducto auditivo, debes consultar al médico cuanto antes. Si somos nosotros los afectados también lo haremos, evitando automedicarnos u optar por remedios caseros.
  • 10. Sigue el tratamiento prescrito por el especialista.
    Sobre todo en el caso de los antibióticos, no se debe pasar por alto ninguna dosis y se debe tomar el medicamento hasta que se termine, incluso aunque los síntomas desaparezcan. Se recomienda un nuevo examen médico de control después del tratamiento, para verificar que la otitis está completamente curada.

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¿Es bueno usar bastoncillos para limpiarme los oídos?

No, limpiarse los oídos con bastoncillos de algodón puede resultar, de hecho, bastante perjudicial. Se trata de uno de los principales motivos de rotura de tímpano y, además, el bastoncillo no es adecuado para extraer la cera porque en vez de sacarla, podemos acabar empujándola hacia el interior del conducto auditivo. Si esto sucede, podemos impedir que la cera ejerza su función protectora y, además, provocar infecciones, ya que esa acumulación de cera puede contener bacterias, virus y hongos. También pueden producirse pérdida de audición, taponamientos, ruidos o mareos, si es que la cera llega a bloquear el canal auditivo.

¿Por qué en verano aumentan los casos de otitis?

Es en los meses de verano cuando las otitis son más frecuentes. De hecho, se le suele denominar “otitis del bañista”, si bien no es necesario ser nadador para adquirirla. Aunque se da más en niños, los adultos tampoco están libres de contraer esta enfermedad.

 

¿Y por qué este aumento de casos en verano? En esta época  del año se suda más, las duchas y baños son más frecuentes y esto incrementa la descamación de la piel que recubre el oído externo y la humedad. Como consecuencia, se genera un ambiente donde las bacterias y, en ocasiones, los hongos pueden proliferar mejor. Aunque nos bañemos en piscinas con aguas tratadas o en playas con bandera azul, esta otitis externa puede aparecer por la presencia previa de bacterias que, ante ese exceso de humedad y descamación, proliferan. Lógicamente, si la calidad de las aguas no es buena (pantanos, playas sin bandera azul, piscinas con agua no tratada o muy masificadas), la posibilidad de desarrollarla es mayor.

 

Los síntomas más comunes de esta otitis son dolor en el oído, que suele aumentar al tragar, edema y/o rojez del conducto auditivo y, en ocasiones, secreción. Ante esta situación, es importante consultar al médico para que instaure el tratamiento apropiado tras el diagnóstico.

 

La mejor forma de prevenir estas otitis, tanto en niños como en adultos, es evitar el baño en aguas de poca confianza, usar gorro de baño o tapones (que aunque no la impiden por completo, pueden disminuir el riesgo) y, sobre todo, mantener el conducto auditivo limpio y seco. Para ello, es importante recordar que no debemos emplear bastoncillos en el conducto, solo en el pabellón auditivo (oreja), ya que pueden empujar la suciedad más al interior. En su lugar, podemos utilizar la punta de una toalla.