Parálisis facial

¿Qué es la parálisis facial?

La parálisis facial periférica idiopática o parálisis de Bell es la debilidad repentina o pérdida de la movilidad, total o parcial, de los músculos de un lado de la cara sin causa conocida. En este tipo de parálisis, todos los músculos de ese lado se ven afectados, a diferencia de la parálisis central en la que sólo se ven dañados los de la parte inferior.

También se denomina idiopática porque se desconoce su origen (a diferencia de otras parálisis faciales periféricas con origen tumoral, por ejemplo). La parálisis de Bell es la forma más frecuente de parálisis facial periférica y representa el 50% de los casos de parálisis faciales. Se produce cuando hay una disfunción en algún punto del nervio facial (el principal nervio encargado de mover los músculos del rostro). Este nervio atraviesa un estrecho conducto de hueso del cráneo hasta llegar a la cara. En la parálisis fácil periférica de Bell, por diferentes causas, se produce un edema en el nervio, que se inflama e hincha, y al estar dentro de un conducto óseo rígido, queda comprimido en el conducto, lo que origina la pérdida brusca de movilidad o debilidad de los músculos. 

Aunque no se conoce su causa exacta, podría tratarse de una reacción provocada por una infección vírica, un trastorno del sistema inmune u otras causas (también se menciona el frío -parálisis a frigore-, sarcoidosis no diagnosticada y otras) que afecten al nervio facial.

La parálisis facial provoca debilidad o parálisis haciendo que la mitad de la cara se vea caída, ya que dificulta o impide cerrar el ojo, levantar la ceja o sonreír de manera simétrica. También puede afectar al habla, al lagrimeo, el sentido del gusto y al oído. Afecta a la totalidad de los músculos de ese lado de la cara, a diferencia de otras parálisis, generalmente de origen central, que pueden afectar sólo a zonas de ese lado. Suele tratarse de un problema benigno y temporal, que en la mayoría de los casos mejora al cabo de unas semanas incluso sin tratamiento. No obstante, al desconocerse la posible evolución, es preferible tratarla. El tratamiento suele basarse en la administración de antivirales y/o corticoides, que ayudan a reducir la inflamación del nervio y a recuperar la movilidad más rápidamente.


¿A cuánta gente afecta la parálisis de Bell?

La incidencia de la parálisis de Bell es de 15 a 35 casos por 100.000 habitantes y año. No hay diferencias en cuanto a raza, distribución geográfica o sexo. Puede aparecer a cualquier edad siendo más frecuente a partir de los de 65 años y raro en menores de 15.


¿Cuáles son sus causas?

No se conoce con exactitud la causa de la parálisis de Bell, aunque se cree que la inflamación del nervio facial podría ser consecuencia de una infección vírica o una causa autoinmune. En los casos en los que se sospecha causa viral, los que más se han relacionado con la parálisis de Bell son:

Otras causas menos comunes que también pueden provocar parálisis facial periférica son la Enfermedad de Lyme (causada por una bacteria que transmiten las garrapatas), una otitis con afectación de la zona del nervio facial, traumatismos craneales, inflamación post anestesia en intervenciones bucales o frío.

Igualmente, podrían causarla la acción de ciertos agentes tóxicos y enfermedades que afecten al sistema inmune.


¿Qué síntomas produce la parálisis facial?

El primer síntoma de la parálisis facial puede ser una cefalea y un dolor detrás o dentro de la oreja. Posteriormente, en tan solo veinticuatro o cuarenta y ocho horas, los músculos faciales de un lado de la cara se debilitan con una intensidad que puede variar de un grado leve (debilidad) a una parálisis total.

A partir de ese momento, si la parálisis es más grave que una debilidad, el rostro queda asimétrico: la ceja del lado afectado esta caída, un ojo parece más abierto que el otro y la comisura de la boca desciende. No es posible enseñar los dientes, soplar o levantar la ceja, así como arrugar la frente o cerrar el ojo adecuadamente.

Como, además, se produce menor cantidad de lágrimas y se parpadea con menor frecuencia, el ojo de ese lado se reseca, lo que puede provocar dolor y lesiones oculares, normalmente de carácter leve. También puede reducirse o aumentar la producción de saliva, por lo que puede haber sequedad en la boca o, en cambio, salivar más (babeo). Así mismo, puede perderse el sentido del gusto en la parte anterior de la lengua del lado afectado y el oído correspondiente tener mayor sensibilidad a los ruidos y sonidos -hiperacusia-, ya que el músculo que tensa la membrana del tímpano, localizado en el oído medio, está paralizado. Por último, puede haber alteraciones en la respiración y el habla.


¿Cuál es el tratamiento de la parálisis facial idiopática o de Bell?

El tratamiento de la parálisis facial idiopática varía en función de la causa de la afección:.

  • Si no se puede identificar la causa y tratarla, se suele presuponer una causa viral o autoinmune por lo que el tratamiento se basa en antivirales y corticoides que ayuden a reducir la inflamación del nervio.
  • Si la causa es una bacteria, como en la otitis o la enfermedad de Lyme, es necesario recurrir a los antibióticos.
  • Si es debida a un traumatismo, pueden administrarse también corticoides y, posteriormente, puede ser necesaria una cirugía.

Además, es necesario lubricar el ojo con lágrima artificial durante el día, llevar gafas de sol (para evitar que se reseque) y, durante la noche, aplicar una pomada ocular. Para protegerlo, también puede necesitarse cerrarlo con la ayuda de un parche u otras medidas.

El tratamiento quirúrgico se reserva para aquellos casos debidos a traumatismos o tumores, que no son propiamente parálisis idiopáticas.


¿Se cura la parálisis facial periférica?

Normalmente, las personas con parálisis fácil periférica comienzan a mejorar en unas tres semanas y los síntomas suelen desaparecer sin dejar secuelas tras un periodo de dos o tres meses. No obstante, en unos pocos casos, podría quedar un leve grado de parálisis fácil o de reducción del movimiento en el lado afectado del rostro. Es poco frecuente que la enfermedad vuelva a presentarse.

Los síntomas de este tipo de parálisis suelen desaparecer sin dejar secuelas.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.