Parestesia

¿Has tenido alguna vez la sensación de que una zona del cuerpo se te ha dormido?

¿Qué es la parestesia?

La parestesia es un trastorno de la sensibilidad de tipo irritativo que se manifiesta con sensaciones anormales sin estímulo previo, como el hormigueo. Esta sensación suele darse en los brazos, manos, dedos, piernas y pies, aunque puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo. La mayoría de las veces, esta sensibilidad anormal es transitoria y, a menudo, la describimos coloquialmente como que alguna parte del cuerpo “se nos ha dormido”.

La sensación de miembro dormido suele darse cuando permanecemos mucho tiempo en una postura en la que hay presión sostenida por un nervio. Por ejemplo, si nos sentamos demasiado tiempo con las piernas cruzadas o nos dormimos con una mano o brazo bajo la cabeza.

Pero, cuando se manifiesta de manera crónica o recurrente, la parestesia puede estar relacionada con una lesión que ha sufrido algún nervio o con alguna patología que puede afectar a cualquiera de las estructuras del sistema nervioso -tanto del central, compuesto de cerebro y médula espinal, como del periférico, constituido por todos los nervios periféricos-.

En este caso, los daños en los nervios y terminaciones nerviosas pueden ser temporales o permanentes, así como afectar a una sola rama de nervios o a varias.

Cuando alguno de ellos se daña, aparecen diferentes problemas que causan en el paciente dolor y dificultades para caminar.


¿Cuáles son sus causas?

La parestesia puede estar causada por trastornos y enfermedades de muy diversa índole que dañan, irritan o comprimen los nervios.

Esta sensación a veces ocurre tras pasar mucho tiempo en una postura.

En primer lugar, podemos citar las afecciones del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y del sistema nervioso periférico como causas de la parestesia.

Entre las que afectan al sistema nervioso central, podemos destacar el accidente cerebrovascular (ACV), los ataques isquémicos transitorios (los mini-ACV), la mielitis transversa, la encefalitis, el aneurisma cerebral (una dilatación o protuberancia en una arteria del cerebro), la malformación arteriovenosa cerebral (una formación anormal de los vasos sanguíneos del cerebro), esclerosis múltiple, la hernia de disco o una crisis epiléptica. También distintos tipos de tumores -cerebral, de la médula espinal- pueden causar parestesia.

Entre las causas que afectan al sistema nervioso periférico podemos mencionar el síndrome de Guillén-Barré (se suele iniciar en extremidades inferiores) y la neuropatía periférica, y dentro de ésta se pueden ver afectados uno –mononeuropatía- o varios -polineuropatía- nervios periféricos. Dentro de las mononeuropatías, podemos citar algunas enfermedades que, con frecuencia, son causa de las mismas, por ejemplo el síndrome del túnel carpiano, afectación de algún nervio craneal (por un tumor del oído llamado neurinoma del acústico), u otros trastornos que produzcan atrapamientos nerviosos. Causa de polineuropatías pueden ser, por ejemplo, las originadas  por la diabetes, alcoholismo,  déficit de vitamina B12, de ácido fólico, alteraciones en el equilibrio de calcio, potasio o sodio, algunos tóxicos o fármacos.

Igualmente, numerosas patologías infecciosas son susceptibles de provocar parestesia, con afectación variable en diversas localizaciones del sistema nervioso. Por ejemplo, la culebrilla o infección por herpes zóster, la enfermedad de Lyme -que transmite la garrapata-, la lepra, la sífilis y el VIH/Sida.

Otras enfermedades menos conocidas, algunas de ellas hereditarias, también  pueden ser causa de parestesia.


¿Qué signos de alarma y tratamiento presenta la parestesia?

Aunque la mayoría de las veces el hormigueo en brazos y piernas no está asociado a ninguna patología, es necesario consultar a un médico si hay parestesias o debilidad repentinos, el adormecimiento se extiende progresivamente a otras partes del cuerpo, se padecen problemas para respirar, hay incontinencia debida a la pérdida de control de la vejiga y del intestino, la sintomatología afecta a ambos lados del cuerpo, se pierde sensibilidad en la cara y el torso o se duerme el brazo o la pierna por completo.

Motivos de alarma son también alteración en el nivel de conciencia, cambios en la visión, problemas para hablar o que las parestesias ocurran, por ejemplo,  justo después de un golpe en la cabeza, cuello o espalda.

El médico tratará de identificar el trastorno que causa la parestesia y, posteriormente, prescribirá el tratamiento más adecuado para tratarlo o mitigarlo.

Si la causa del hormigueo es alguna patología, es importante mantenerla bajo control para detener la parestesia o evitar su empeoramiento. Por ejemplo, en caso de la diabetes, es necesario regular el nivel de azúcar en sangre con ayuda médica. Si el desencadenante es una esclerosis múltiple o un accidente cerebrovascular, también es crucial el control médico y tratamiento de la afección.

Si el síntoma lo ha provocado el síndrome del túnel carpiano, hará falta una férula o intervenir quirúrgicamente. También en este caso y en otros similares pueden ser necesarios ejercicios de fisioterapia para fortalecer la zona afectada o aumentar la capacidad para moverla.


Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.