Pielonefritis

¿Qué es la pielonefritis y qué tipos hay?

La pielonefritis aguda es una infección del tracto urinario que se origina en las vías urinarias y posteriormente sube al riñón -hasta uno de ellos o hasta ambos-. Es el tipo de infección más grave que puede afectar a las vías urinarias.

Será condicionante del pronóstico el hecho de que sea una pielonefritis aguda complicada o no complicada, en función de si hay alteraciones anatómicas o funcionales del aparato urinario o presencia de microorganismos resistentes que puedan influir en la respuesta al tratamiento y determinar la evolución de la enfermedad.

Por ejemplo, se trata de una pielonefritis aguda complicada si hay cálculos renales, enfermedad renal quística, alguna obstrucción, anormalidades anatómicas, cuerpos extraños, diabetes, embarazo o trasplante renal.

Si se trata a tiempo y de manera correcta, la pielonefritis aguda suele curarse sin dejar secuelas, pero, si sigue su curso, puede complicarse y producir lesiones que atrofian el riñón o, incluso, provocar septicemia. La infección renal aguda, por tanto, sobre todo cuando no se aborda precozmente, máxime si existen alteraciones en la vía urinaria, puede evolucionar a crónica, causando característicamente daño renal permanente  y destruyendo los tejidos del riñón. Esta situación se denomina pielonefritis crónica.


¿A quién afecta?

La pielonefritis aguda  en su forma  no complicada afecta sobre todo a mujeres sanas no gestantes, con un tracto genitorurinario normal. Los factores de riesgo de la cistitis, como son una vida activa sexualmente, una nueva pareja sexual, el uso de espermicidas o los antecedentes familiares de infección del tracto urinario, también predisponen al desarrollo de pielonefritis aguda, aunque sólo un pequeño porcentaje de las cistitis progresan a la vía urinaria superior. Hay que reseñar que, con la edad, la prevalencia de esta infección también aumenta en varones.

Según datos publicados por la revista Nefrología al día, se estima que la incidencia de la pielonefritis aguda en su forma no complicada en el mundo es de 10,5 a 25 millones de casos anuales.


¿Cuál es la causa de la infección de riñones?

Habitualmente, la pielonefritis se produce porque los microorganismos presentes en el ano o en la vagina se propagan a la uretra, vejiga o uréter y ascienden hasta el riñón. La bacteria Escherichia coli -responsable de la cistitis- suele ser el agente infeccioso implicado en la mayoría de los casos. Excepcionalmente, pueden causarla hongos o virus.

Aunque sucede en raras ocasiones, las bacterias que originan infecciones en otras partes del cuerpo también pueden alcanzar a través del torrente sanguíneo los riñones y causar allí una infección.


¿Cuáles son los factores de riesgo para desarrollar una pielonefritis?

Los cálculos renales, que pueden causar obstrucciones en las vías urinarias, las alteraciones anatómicas en estas, llevar una sonda vesical o una cirugía que haya afectado a las vías urinarias o tener una próstata grande también pueden provocar diferentes grados de obstrucción y, por tanto, favorecer la aparición de infecciones en el riñón. En ancianos, puede ser resultado del deterioro del estado general o de los problemas de incontinencia urinaria.

Además, son factores de riesgo de la pielonefritis tener un sistema inmune débil o sufrir cistitis recurrentes. Además, las mujeres diabéticas presentan mayor riesgo de padecerla -aunque no los hombres- y la gestación entraña mayor probabilidad de pielonefritis durante el último trimestre.

En niños, el riesgo es mayor en caso de reflujo vesico-ureteral, un trastorno que provoca que parte del flujo de orina retroceda desde la vejiga hasta los uréteres y los riñones.

Otras personas poseen lesiones en los nervios que rodean a la vejiga, lo que disminuye su sensibilidad para detectar infecciones de las vías bajas tracto urinario, por lo que las hace más propensas a sufrir infecciones renales por no poder detectarlas precozmente. Es el caso de personas mayores frágiles y otras especialmente afectadas por esta circunstancia, como las personas con paraplejia, que además suelen portar sondajes u otros dispositivos médicos en las vías urinarias, debido a lo que sufren frecuentemente infecciones y hospitalizaciones.


¿Qué síntomas tiene?

Los síntomas más habituales de la pielonefritis son fiebre, dolor lumbar, malestar general, vómitos, náuseas y escalofríos. El paciente también puede presentar los síntomas propios de otras infecciones –cistitis, uretritis o prostatitis-, que han podido originar la infección del riñón. En este caso, puede darse, por ejemplo, más ganas de miccionar -a veces de manera urgente-, picor y escozor al hacerlo, sangre en la orina, orina de aspecto blanquecino o purulento, etc.

Si se trata de pielonefritis crónica, es necesaria una evaluación completa por si es precisa una intervención quirúrgica.

Aunque suele ser más frecuente en las formas complicadas de la enfermedad, la pielonefritis puede evolucionar a bacteriemia -presencia de bacterias en el torrente sanguíneo-, sepsis grave y shock séptico.

Si la pielonefritis se produce en el embarazo, puede originar que el bebé tenga bajo peso al nacer. Si se vuelve crónica, como hemos comentado,  puede dañar de manera permanente de los riñones.

En algunos grupos de población determinados, por ejemplo, en ancianos, la sintomatología puede no ser tan clara y manifestarse como un dolor abdominal difuso, somnolencia, afectación del estado general o una fiebre sin un claro origen clínico.


¿Cómo se trata la pielonefritis?

El tratamiento consiste en guardar reposo, ingerir líquido en cantidades adecuadas para facilitar la eliminación de las bacterias por medio de la orina, el alivio de la fiebre y el dolor con analgésicos y antipiréticos y la administración precoz de antibiótico. La elección de uno u otro y la vía de administración -intravenosa, oral o las dos de forma consecutiva- dependerán del tipo de germen que haya provocado la infección, su localización, la edad del paciente y su situación clínica, entre otros factores.

En caso de gravedad, pielonefritis complicada o resistencia al tratamiento antibiótico inicial, puede tener que recurrirse al ingreso hospitalario. Si se tratara de pielonefritis crónica, es necesaria una evaluación completa, ya que es posible que se precise una intervención quirúrgica que permita corregir eventuales anomalías anatómicas y, de esta manera, posibles nuevas infecciones.

Consejos para prevenir infecciones renales

Se pueden seguir algunos consejos comunes a la prevención de  las infecciones del tracto urinario inferior, como la cistitis:

  • 1. Bebe líquido en cantidad adecuada.
    Ayuda a eliminar los gérmenes por la orina. Mejor que sea agua.
  • 2. Ve a orinar cuando sientas ganas.
    No es aconsejable demorar la micción.
  • 3. Vacía la vejiga nada más tener relaciones sexuales.
    Esto facilita la eliminación de los gérmenes
  • 4. Realiza una higiene cuidadosa tras ir al baño.
    Límpiate siempre de delante hacia atrás. Esto ayuda a evitar que los gérmenes de la zona anogenital penetren en la uretra.
  • 5. Evita ciertos productos de higiene íntima.
    Los lavados genitales o desodorantes en aerosol pueden irritar la zona genital.
  • 6. Usa preferiblemente ropa interior de algodón.
    Esta facilita la transpiración de la zona y evita la retención de humedad.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.