Pies planos

Desde el Colegio Oficial de Podólogos de Cataluña, y de mano de su presidenteJosep Manel Ogalla Rodríguez, nos detallan cómo son, de qué manera identificar y qué hacer ante la sospecha y el diagnóstico de que nuestro niño presenta pie plano.

¿Qué es el pie plano?

El pie plano implica la desaparición o la no formación del arco plantar del pie, de forma que este toma una forma totalmente lisa o plana con respecto al suelo.

El pie plano flexible es uno de los principales motivos de consulta en la práctica cotidiana del podólogo y supone una gran preocupación por parte de los padres, quienes comparten la creencia popular de que será motivo de dolor o discapacidad en el futuro de sus hijos.


¿A quién afecta?

Los pies planos constituyen una afección común y normal entre bebés y niños pequeños. Los pies de los recién nacidos se caracterizan por un mayor acúmulo de grasa y más elasticidad de los ligamentos, lo que en apariencia es un pie plano. Es cuando comienzan a caminar cuando se va ejercitando la musculatura plantar y se muestra el arco plantar.

La mayor parte de las veces, es un problema que se diagnostica con facilidad tras una exploración sencilla, y el tratamiento que supone se basa principalmente en una correcta explicación a los padres y una adecuada vigilancia del niño.


¿Qué causa el pie plano?

El pie plano se produce en la mayoría de los casos por presentar unas conexiones articulares laxas y porque la musculatura intrínseca del pie está poco tonificada y no soporta la bipedestación del niño, es decir cuando el bebé se pone de pie. Conforme pasan los meses y su postura se hace más estable y dinámica, el arco del pie se va conformando en lo que se considera normal. Este periodo de tiempo va desde que el niño nace hasta que cumple 2 ó 3 años. Así ocurre en la mayoría de los casos, pero es posible que algunas personas no lleguen nunca a tener bien formado el arco plantar. Es entonces cuando se habla pie plano idiopático o del adulto.

También puede suceder que, debido a algunas patologías como la diabetes o a una lesión, los músculos intrínsecos del pie y los ligamentos articulares pierdan su tono y su funcionalidad y se desarrolle pie plano en la edad adulta.


¿Cuáles son sus síntomas?

La patología de pie plano raramente provoca molestias o dolor en el niño o en el adulto. Este sería el síntoma más fácil de detectar, pero también se dan una serie de signos que los padres pueden observar y tomar como aviso para acudir al podólogo y que este realice una exploración que confirme o no la sospecha de pie plano.

Los signos a tener en cuenta son los siguientes:

  • Deambulación tardía. Es decir que el niño no comience a andar hasta más tarde de los catorce meses.
  • A los niños con pies planos no les gusta caminar, y suelen pedir a los padres que los lleven en brazos.
  • Al correr son poco hábiles y tienden a caerse con facilidad.
  • Deformación de los zapatos. Al poco de estrenarlos ya están torcidos por su parte posterior, o con la suela desgastada por un lateral del tacón, generalmente el externo.

¿Hay diferentes tipos de pie plano?

Las formas clínicas de este trastorno pueden ser variadas: pie plano flexible; pie plano valgo y pie plano de astrágalo vertical, que detallaremos a continuación. Generalmente son casos banales, si bien algunos de ellas pueden requerir un tratamiento quirúrgico en el que se aplica una pequeña prótesis en la zona del arco interno con la que se consigue mantener la estructura ósea en su sitio.


¿Qué es el pie plano flexible?

El pie plano flexible es la desaparición del arco plantar cuando el pie entra en contacto con el suelo. A medida que el arco desaparece, el tobillo se inclina hacia adentro, y la almohadilla de grasa plantar tiende a exagerar esta deformidad (en lugar de arco hay una prominencia ósea).

Este tipo de pie plano es muy frecuente entre la población infantil, sobre todo en los primeros años de vida. Por eso, puede ser difícil de diferenciar de la evolución de un pie normal, ya que en un gran porcentaje de niños existe aplanamiento del arco longitudinal sin que la movilidad del tobillo se resienta. Lo típico es que el pie plano flexible se dé desde el comienzo de la marcha del niño y desaparezca en la época prepuberal: en torno a los 12-15 años en los niños y sobre los 10-13 años en las niñas.

Para identificar este problema, el rasgo característico es observar un aumento de la huella plantar al pisar en una superficie plana, lo que se apreciará en la exploración por parte de podólogo. Además, se acompaña habitualmente de valgo del retropié, que es cuando el talón mira y se dirige hacia fuera. Esta desviación puede apreciarse porque los niños que la padecen deforman rápidamente los zapatos, torciéndolos por la parte posterior y desgastando el tacón más de un lado. Por ello, son niños que tiene tendencia a caminar poco o que al correr muestran una cierta torpeza y se suelen caer con facilidad.

El tratamiento de este tipo de pie plano flexible es sencillo: diseño de unos soportes plantares o plantillas a la medida del pie del niño, que se obtienen mediante un molde del pie, y realización de ejercicios de rehabilitación que potencien el tono muscular.

Algunos padres creen que el niño que sufre esta patología caminará mejor con una bota ortopédica, pero lo cierto es que este tipo de calzado limita el movimiento del tobillo y no deja que la musculatura y los ligamentos del pie se desarrollen correctamente, por lo que a no ser que sea indicado por el médico o el podólogo, no debe recurrirse a él.


¿Qué es el pie plano valgo?

Son los pies planos idiopáticos, que pueden continuar siéndolo en la vida adulta si no se realiza un diagnóstico precoz y se procede a un tratamiento personalizado.

Consiste en que la huella plantar persiste plana después de los 6-8 años de edad, al contrario que el pie plano flexible. En esta patología suelen existir antecedentes familiares y puede ser ocasionalmente dolorosa; este dolor mejora con el uso de plantillas, que deben ser diseñadas a medida de los pies con un molde previo y deben cambiarse cada vez que el pie suba de talla.

Así mismo, es sumamente importante acompañar ese tratamiento ortopodológico con un tratamiento fisioterapéutico, realizado por un profesional. El control y seguimiento del paciente debe ser minucioso, con el fin de que lleve una vida deportiva y social normal, como ocurre en la mayoría de los casos. Para aquellos en los que la sintomatología dolorosa persista tras un periodo de uso de plantillas y tratamiento fisioterapéutico, se puede plantear el tratamiento quirúrgico.


¿Qué es el pie plano del astrágalo vertical congénito?

Se trata de una patología rara en la que el pie aparece desde el nacimiento con una clara deformidad en talo (calcáneo), valgo (desviación lateral del calcáneo) y abducto (desviación hacia la parte externa del antepié).

La deformidad suele ser rígida y se añade que en la zona interna del arco hay una cinfarominencia que hace que el arco esté invertido y sea convexo.

El tratamiento de esta patología debe comenzarse de forma urgente con yesos correctores, intentando hacer una reposición del astrágalo en el lugar adecuado. Sin embargo, con mucha frecuencia es un pie problemático que termina sufriendo diversos procedimientos quirúrgicos.

Consejos para evitar o recuperar el pie plano

El consejo básico para evitar o recuperar un pie plano es detectarlo lo antes posible y acudir al especialista para empezar la terapia inmediatamente.

Como recomendaciones sencillas de aplicar en la vida cotidiana podemos mencionar:

  • 1. Caminar con el pie descalzo por superficies irregulares para que el pie tenga que adaptarse al terreno.
  • 2. Caminar de puntillas.
    Facilita la tonificación de la musculatura plantar.
  • 3. Jugar con una pelota.
    Hacerla rodar con la planta del pie también ayuda a tonificar.
  • 4. Recoger pequeños objetos, como canicas, por ejemplo, con los dedos de los pies y mantenerlos en el aire sin que se caigan.
    Otro ejercicio consiste en arrugar una toalla puesta en el suelo: se trata de realizar acciones que ejerciten los dedos.
  • 5. Practicar deporte.
    Todas las actividades en las que los pies y las piernas intervengan de modo principal son buenos para esta patología. Por ejemplo: andar en bicicleta, patinar, saltar a la cuerda, practicar artes marciales, danza o ballet, jugar a baloncesto o a tenis…
  • 6. Elegir correctamente los zapatos, sobre todo de los niños que empiezan a andar.
    Tienen que ser flexibles, y que den libertad al pie para adaptarse al terreno. No es beneficioso utilizar botas o zapatos muy rígidos que limiten los movimientos articulares de los pies.
  • 7. Acudir a revisiones con el podólogo.
    Nuestra recomendación como especialistas es que todos los niños/as a los 3 años de edad se realicen un estudio biomecánico por parte del podólogo para valorar el estado de sus pies y sus piernas.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.