Pólipos de colon

¿Qué son los pólipos de colon?

Un pólipo es un crecimiento que sobresale del tejido de la pared de un espacio hueco. Los pólipos de colon son por tanto protuberancias o crecimientos anormales de tejido que se forman desde la pared del colon hacia el interior del intestino grueso (colon) y sobresalen al canal intestinal (luz). Su tamaño varía desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros. 

Aparecen en cualquier punto del colon y el número puede variar, llegando en ocasiones a ser numerosos. Según su aspecto, se dividen en pediculados (los une a la pared intestinal un tallo o pieza delgada de tejido, como si fueran pequeños champiñones) y sésiles (sobresalen directamente de la pared del intestino y son similares a pequeñas hinchazones).

En general, no suelen causar síntomas y, aunque la mayoría son inofensivos, algunos tipos de pólipos pueden degenerar con el paso del tiempo y transformarse en cáncer, sobre todo, si alcanzan un tamaño superior a los dos centímetros. 

Por este motivo, una de las formas más eficaces de prevenir el cáncer de colon es realizarse con regularidad exámenes de detección como la colonoscopia. Si los pólipos que se detectan se encuentran en los primeros estadios, pueden extirparse generalmente de manera completa durante la misma exploración colonoscópica.


¿A quién afectan los pólipos de colon?

Según la American Society of Colon and Rectal Surgeons (ASCRS), los pólipos son uno de los problemas más comunes del colon y el recto y afectan a entre el 15 a 20% de la población adulta. Este porcentaje se eleva a entre el 30% y el 50% en la población mayor de 50 años, de acuerdo a la Asociación Española de Coloproctología (AECP). 


¿Cuáles son sus causas y factores de riesgo?

Los pólipos en el recto y el colon se forman debido al crecimiento irregular de las células. Existe mayor probabilidad de que esto pase, si se dan los siguientes factores:

  • Tener más de 50 años.
  • Tener antecedentes familiares de pólipos o cáncer de colon.
  • Padecer afecciones intestinales inflamatorias como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.
  • Ser fumador.
  • Abusar del alcohol.
  • Seguir una dieta rica en grasas y/o carne roja y/o pobre en fibra.
  • Llevar un estilo de vida sedentario.
  • Padecer obesidad.
  • Sufrir algunos trastornos de pólipos hereditarios como síndrome de Lynch, poliposis adenomatosa familiar, poliposis juvenil, síndrome de Gardner, poliposis asociada al gen MUTYH, síndrome de Peutz-Jeghers y síndrome de poliposis serrada.
  • Ser de raza afroamericana.

¿Pueden convertirse en cáncer todos los tipos de pólipos?

La gran mayoría de los pólipos de colon no son cancerosos ni precancerosos siquiera. Se calcula que menos de un 5% al 10% de los pólipos progresa a cáncer. Pero también se estima que más del 90% de los cánceres colorrectales han pasado antes por esa fase de pólipo. De ahí la importancia de detectarlos y evaluarlos a tiempo. 

En este sentido, existen dos tipos principales: 

Pólipos benignos: son la mayoría de los pólipos que se observan en las colonoscopias. No contiene células cancerosas en el momento de la detección. Habitualmente se extrae el pólipo y el problema queda resuelto. Suelen ser a su vez de tres tipos de tejidos:

  • Adenomatosos: son pólipos benignos, pero tienen capacidad de degeneración, es decir, es necesario extirparlos ya que pueden transformarse en cáncer de colon. Su detección y extracción realmente es muy eficaz en prevenir el cáncer de colon.
  • Hiperplásicos: son pólipos con muy escasa capacidad de degeneración, por lo que su detección comporta mucho menos riesgo que la detección de pólipos adenomatosos.
  • Otros pólipos (serrados, miomas, lipomas): en general, no tienen capacidad de degenerar por lo que su detección no supone ningún riesgo posterior.

Pólipos malignos: tras su extirpación, se comprueba que ya tienen células cancerosas. Si estas células están limitadas al pólipo y la zona de unión a la pared del colon está limpia, la extracción en la colonoscopia puede ser suficiente y no requerir ningún otro tratamiento. No obstante en estos pacientes se establecen un control mucho más estricto. En otras ocasiones las células cancerosas no se limitan al pólipo y puede ser necesario realizar una intervención quirúrgica para acabar de resecar todo el tejido maligno.


¿Qué síntomas tienen los pólipos de colon?

La mayoría de los pólipos no presentan síntomas y, con frecuencia, se detectan de manera casual durante una endoscopia o en una prueba de imagen del abdomen. En algunos casos, sobre todo si son de gran tamaño, pueden manifestarse con:

  • Hemorragia rectal. Si son grandes, los pólipos de colon pueden ulcerarse y sangrar.
  • Cambio de color en las heces. Pueden verse negras o mostrar rayas rojas, debido a la presencia de sangre.
  • Anemia por deficiencia de hierro. Es una posible consecuencia de las hemorragias rectales, que puede manifestarse con cansancio y dificultad para respirar.
  • Secreción de moco.
  • Alteración de las funciones del intestino. Por ejemplo, puede haber diarrea o estreñimiento de más de una semana de duración.
  • Dolor. Aunque es menos frecuente, puede presentarse en el caso de que un pólipo muy grande obstruya el intestino y genere retorcijones o calambres abdominales.

¿Qué complicaciones pueden tener?

Como se ha comentado, algunos tipos de pólipos de colon pueden transformarse en cancerosos, posibilidad que se reduce cuanto antes se extirpen. Por otra parte, cuanto mayor sea su tamaño, mayor es el riesgo de malignización.


¿Cómo se diagnostican los pólipos de colon?

El mejor método para diagnosticar los pólipos de colon es la colonoscopia, que permite visualizarlos directamente y detectar incluso los más planos o pequeños. Además, la mayoría de ellos pueden extirparse directamente durante el procedimiento. 

También puede llevarse a cabo una colonoscopia virtual (colonografía por tomografía computarizada), pero, en caso de detectarse pólipos, será necesario llevar a cabo posteriormente una tradicional. Otras posibles técnicas de diagnóstico son la sigmoidoscopia flexible, en la que un tubo delgado iluminado y con una cámara se introduce en el recto y en la tercera y última parte del colon (sigmoides), el enema opaco (radiografía del abdomen con un contraste introducido mediante un enema en el colon) y pruebas de heces para comprobar si hay sangre en ellas o evaluar su ADN.

Los pólipos de colon no suelen presentar síntomas y se detectan de manera casual durante una endoscopia u otras pruebas
Los pólipos de colon no suelen presentar síntomas y se detectan de manera casual durante una endoscopia u otras pruebas

¿Cómo se tratan los pólipos?

La mayoría de pólipos pueden ser extirpados directamente durante la colonoscopia mediante el uso de fórceps o un asa de alambre, procedimiento conocido como polipectomía endoscópica. Otras posibles técnicas son la resección mucosa o la disección submucosa, que permiten extraer también pólipos de mayor tamaño.

En las ocasiones en que no es posible el tratamiento por endoscopia, será necesaria una cirugía para extirpar la sección de intestino grueso que contenga el pólipo, realizada mediante laparoscopia habitualmente. Solo en casos concretos, será necesaria la extracción de colon y recto (proctocolectomía completa). 

Tras ser extirpados, todos los pólipos son analizados con microscopio para conocer sus características y detectar si son potencialmente cancerosos. En caso de que se hayan detectado pólipos adenomatosos o serrados, serán necesarios exámenes regulares de seguimiento durante los siguientes años, cuya frecuencia dependerá de su tamaño y número, entre otros factores.

Una vez extraídos, es poco probable que los pólipos vuelvan a aparecer, aunque sí pueden formarse nuevos, si no desaparecen los factores que los provocaron. De hecho, según la Asociación Española de Coloproctología (AECP), al menos el 30% de las personas que han tenido pólipos vuelven a presentarlos en estudios endoscópicos posteriores.

Diez consejos para prevenir los pólipos de colon

  • 1. Evita el estreñimiento.
    Según varios estudios, una dieta rica en fibra ayuda a disminuir que las sustancias de desecho persistan en contacto con la mucosa del colon, lo que podría reducir la aparición de los primeros cambios que conducen al cáncer.
  • 2. Cuida tu dieta.
    Intenta reducir al máximo las grasas saturadas y disminuye el consumo de carnes rojas, ya que la obesidad y la alta ingesta calórica está relacionada, según algunos estudios, con este tipo de tumores malignos.
  • 3. Reduce el consumo de alcohol y evita el tabaco.
    Ambos tóxicos conllevan un riesgo aumentado de cáncer, tanto en esta zona del organismo como en otros órganos digestivos.
  • 4. Realiza ejercicio físico regular.
    El ejercicio regular se asocia a una menor frecuencia de cáncer colorrectal.
  • 5. Presta atención a tus deposiciones.
    Es importante que conozcas bien tu ritmo de deposición y que vigiles el aspecto de las heces. Si aprecias sangre visible en ellas, coméntalo con tu médico para establecer su origen.
  • 6. Con la edad, realízate revisiones periódicas.
    A partir de los 40 años, realiza visitas anuales con tu médico de Atención Primaria y sigue sus recomendaciones sobre realizar analíticas, tactos rectalesy si fuera el caso, determinación de sangre oculta en heces, radiografías específicas y colonoscopia.
  • 7. La herencia genética, un factor de riesgo. 
    Los factores genéticos influyen mucho en la aparición de esta enfermedad, por lo que es importante que comuniques los antecedentes familiares y personales a tu médico, porque pueden conllevar que necesites estudios genéticos para poder establecer un plan de seguimiento y consejo adecuado para ti y para tu familia.
  • 8. Si existen antecedentes, necesitarás y mayor seguimiento
    Si presentas antecedentes familiares de riesgo (parientes que hayan sufrido determinados tipos de cáncer o pólipos múltiples en el colon) precisas de un seguimiento más estrecho con el fin de detectar los potenciales primeros cambios de la mucosa del colon.
  • 9. Vigila tu colon si sufres de estómago. 
    Si padeces enfermedades intestinales como enfermedad inflamatoria intestinal (por ejemplo, colitis ulcerosa o Enfermedad de Crohn) la vigilancia de tu colon deberá ser también más frecuente.
  • 10. La detección precoz es posible. 
    Si las primeras pruebas dan resultados positivos, sigue las recomendaciones de realizarte una colonoscopia, toma de biopsia y extirpación de pólipos para poder detectar precozmente cualquier problema.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.