Pólipos nasales

¿Qué son los pólipos nasales?

También conocida como poliposis nasal, se trata de una afección inflamatoria crónica, que provoca el crecimiento de pólipos, masas blanquecinas de tejido, translúcidas y similares a sacos –recuerdan a los granos de uva- en la mucosa de las fosas nasales o en los senos paranasales. Estos son unas cavidades de aire situadas en los huesos del rostro que comunican con las fosas nasales, tal y como se explica en el contenido general de Cuidado de la nariz.


¿A quién afecta este problema?

Según los datos publicados en el proyecto Polina por la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica (SEAIC) y la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL), la prevalencia exacta de la poliposis nasal es desconocida, aunque se estima que oscila entre el 2%-4% de la población general. El porcentaje es mayor en los hombres que en las mujeres -en algunos estudios se recoge  una proporción de aproximadamente dos a uno- y aumenta con la edad, presentando un pico de incidencia entre la cuarta y quinta década de la vida.

También la prevalencia se incrementa en las personas que sufren rinosinusitis crónica. Con base en los datos de la American Academy of Allergy, Asthma & Immunology (AAAAI), una de cada cinco personas que sufren esta afección padece también pólipos nasales. De hecho, según el proyecto Polina, de la SEORL y la SEAIC, los estudios más recientes parecen indicar que la poliposis nasal es un subtipo de rinosinusitis crónica con características propias, lo cual puede hacer necesario abordar y tratar esta enfermedad una manera específica.


¿Qué causa los pólipos?

No se conoce la causa exacta de esta enfermedad, pero los pólipos parecen crecer debido a la inflamación e irritación prolongadas de la nariz, y puede existir una predisposición genética para mantener ese estado inflamatorio de forma persistente.

Algunas teorías apuntan también a una participación bacteriana en la formación de los pólipos o la de algunas sustancias vaso activas que provocarían una inflamación de la capa bajo la mucosa nasal (edema submucoso).

También se ha hablado de factores de tipo mecánico, como que el flujo del aire en una fosa nasal estrechada condicione, junto a otros factores, un atrapamiento del moco.

Aunque se ha observado también la participación de un mecanismo inmunológico en la aparición de los pólipos nasales, en general, no se ha evidenciado una mayor proporción de poliposis nasal en personas alérgicas. Tanto esta asociación entre alergia y poliposis como la verdadera causa que origina la poliposis nasal siguen investigándose.

Sí que podemos decir que algunas enfermedades están asociadas a una mayor frecuencia de pólipos nasales, como  por ejemplo en asma, la hiperreactividad bronquial o la rinitis alérgica causada por hongos.

Así mismo, la fibrosis quística está asociada a los pólipos nasales. Estos son característicos de la edad adulta, por lo que, si se presentan en niños, se debe sospechar de la existencia de esta enfermedad respiratoria, que cursa con infecciones respiratorias graves.

Otro factor vinculado a la poliposis es la intolerancia a los AINE (antiinflamatorios no esteroideos) como la aspirina. Los pacientes que padecen esta intolerancia suelen presentar peor respuesta al tratamiento y mayor gravedad de los síntomas respiratorios.


¿Qué síntomas tiene la poliposis nasal?

Como hemos comentado, la poliposis nasal inflama la mucosa del interior de la nariz y los senos paranasales, lo cual puede originar los pólipos. Estos tienden a formarse en ambos lados de la cavidad nasal y son benignos; si se localizaran en un solo lado, habría que descartar un tumor maligno de las fosas o los senos.

La alteración del olfato es un síntoma de los pólipos en la nariz.

Si son de pequeño tamaño, pueden ser asintomáticos. En el caso de que sean grandes, pueden bloquear la cavidad o la vía aérea nasal, lo cual da lugar a molestos síntomas que se mantienen durante más de doce semanas. Entre ellos, los más comunes son la obstrucción o congestión nasal, la pérdida del sentido del olfato (anosmia) o menor capacidad para oler (hiposmia), la secreción nasal excesiva –bien por los orificios nasales (rinorrea anterior) o por las aperturas nasales hacia la garganta (rinorrea posterior o goteo postnasal)-, la presión o dolor facial. En ocasiones y con menor frecuencia, pueden encontrase dolores de cabeza y también puede haber estornudos o picor nasal.


¿Cómo se tratan los pólipos nasales?

Los corticoides constituyen la base del tratamiento para los pólipos nasales. En concreto, según el proyecto Polina, los corticoides tópicos intranasales han demostrado su eficacia tanto para la disminución del tamaño de los pólipos como para evitar que vuelvan a aparecer si se extirpan mediante cirugía. También son capaces de reducir los síntomas de la poliposis y de las enfermedades asociadas como el asma. Además, se pueden usar de manera prolongada con seguridad.

También los tratamientos con corticoides orales pueden ayudar a reducir los pólipos nasales y a mejorar los síntomas, pero presentan mayor riesgo de efectos secundarios si se toman de forma prolongada o se dejan bruscamente. Por eso, la indicación y duración de esta opción habrá de sopesarse de forma personalizada y con un especialista médico.

Otras opciones de tratamiento farmacológico que pueden añadirse a los corticoides y tomarse a largo plazo son los antileucotrienos. Estos fármacos pueden ser especialmente recomendables para pacientes que sufran asma e intolerancia a los AINEs.

En caso de que esté diagnosticada, también será necesario tratar la rinitis alérgica. Para ello, se recurrirá a los antihistamínicos orales de segunda generación o de aplicación tópica en la nariz. Cuando esté indicado en estos casos, también puede llevarse a cabo un tratamiento basado en la inmunoterapia con alérgenos.

Existen ciertos fármacos que el especialista valorará utilizar en pacientes graves, con asma coexistente y que no responden a otros tratamientos, así como algún otro medicamento que ha demostrado cierta eficacia para prevenir recurrencias en pacientes operados.

Si el resto de tratamientos no han sido efectivos y los pólipos siguen provocando molestias, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para extirparlos. Según la SEORL y la SEAIC, la cirugía endoscópica de la nariz y los senos paranasales no ha demostrado ser más eficaz que el tratamiento médico, pero sí hay constancia de que aumenta de forma duradera la calidad de vida de los pacientes con poliposis nasal. Igualmente, hay indicios sólidos de que mejora el asma en los pacientes que sufren ambas dolencias.

Tanto antes como después de la intervención quirúrgica, las fuentes anteriores recomiendan llevar a cabo lavados nasales, igual que como tratamiento concomitante al margen de la cirugía.


Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.