Preparto

El embarazo en una mujer dura alrededor de 40 semanas. En ese tiempo, no sólo el feto va evolucionando y desarrollándose, sino que también la mujer aprecia cambios en sí misma a todos los niveles, tal y como se detalla en el contenido específico de Cuidados durante el embarazo.

De nuevo, Susana Cerdán, enfermera y matrona en diferentes centros hospitalarios, y creadora del Centro Maternalia nos detalla cómo se enfrenta el cuerpo y la mente de la mujer a estas últimas semanas cruciales.

¿Cómo se prepara el cuerpo de la mujer embarazada para el parto?

A medida que van pasando los meses, y se acerca el parto, el cuerpo femenino se va preparando para este momento, y en la última fase del embarazo experimenta cambios y señales que es importante saber reconocer.

  • Las contracciones de Braxton Hicks. Son contracciones en las que el útero se ejercita preparándose para las verdaderas contracciones del parto. Suelen aparecer habitualmente en algún momento tras la semana 28, y aumentan de frecuencia e intensidad a medida que se acerca el parto. Estas contracciones pueden ser incómodas, pero no dolorosas, y no afectan al cuello del útero (no lo acortan). La aparición de estas contracciones es más frecuente en las mujeres que ya han tenido embarazos anteriores.
  • El encajamiento del bebé en el canal del parto. Se produce cuando el bebé desciende hacia la parte inferior del abdomen para ir situando su cabeza en la pelvis de la madre. Decimos que un bebé está encajado cuando en la palpación externa, la parte más ancha de la cabeza -que usualmente mide unos 9,5 centímetros- ha superado el estrecho superior de la pelvis. En la mujer que espera su primer hijo el encajamiento suele suceder no antes de la semana 33 ó 34 de embarazo, mientras que si ha habido partos anteriores puede producirse directamente con el comienzo el parto.
  • Como consecuencia del encajamiento del bebé, la mujer suele experimentar dos cosas: por un lado, alivio porque la tripa “baja” y deja de haber presión del útero sobre el diafragma, por lo que respiran mejor. Sin embargo, como contrapartida, aumenta la presión en la vejiga (lo que provoca ganas de orinar con más frecuencia), en las articulaciones de la pelvis y en la zona perineal. Como consecuencia, se pueden sentir punzadas agudas o calambres en la zona de las ingles cuando la cabeza del feto presiona sobre la base de la pelvis.
  • En las últimas semanas de embarazo, muchas mujeres experimentan la necesidad emocional de preparar “el nido”, y bajo una gran vitalidad, preparan, ordenan, limpian la casa y las cosas del bebé.
  • Desprendimiento del tapón mucoso. Es el tapón cervical mucoso que durante el embarazo mantiene sellado el cuello del útero, protegiendo al bebé de posibles infecciones. Conforme el cuello del útero empieza a “madurar” -adquiere una consistencia más blanda y se va acortando-, se va dilatando, y es entonces cuando es posible que se empiece a desprender el tapón mucoso. La mujer suele notarlo como un flujo mucoso, viscoso y espeso. Se puede perder de una sola vez, o de forma parcial durante varios días. El tapón tiene una consistencia gelatinosa y suele ser de color transparente o amarillento. A veces aparece teñido de sangre, con tonos rosáceos o rojizos, lo cual suele deberse a una rotura de capilares que se produce con el borramiento o la dilatación del cuello del útero. El desprendimiento del tapón mucoso no es sinónimo de parto inminente, ya que, en ocasiones, ocurre días o semanas antes del parto.

Además, es habitual que en este periodo se manifiesten o intensifiquen molestias propias del embarazo como la acidez, la retención de líquidos, el insomnio, los dolores lumbares o la ciática y los calambres en las piernas.


¿Cómo se pueden aliviar estas molestias?

Todas estas situaciones implican ciertas incomodidades y molestias para la mujer embarazada. Igual de importante es conocer bien qué puede pasar en el preparto como saber de qué modo actuar en este momento y si se puede hacer algo para convertirlo en algo más llevadero.

Así, estas son algunas recomendaciones para aliviar los típicos signos que hemos mencionado:

  • Las contracciones de Braxton-Hicks suelen disminuir al hacer reposo, dejar la actividad que se esté realizando y sentarse o tumbarse durante unos minutos. En general, es importante escuchar al cuerpo durante estas últimas semanas y bajar el ritmo de actividad.
  • Para aliviar ese aumento de presión en la zona pélvica debido al encajamiento del bebé, se recomienda el uso de un cinturón pélvico. Se trata de una banda ancha que proporciona ayuda para sostener el peso extra abdominal y brindar soporte lumbar. Se venden en tiendas para embarazadas. También la realización de ejercicios con un balón de pilates para movilizar la zona de la pelvis puede aliviar los dolores.
  • Prevención con ejercicio. Los ejercicios para fortalecer y estirar los músculos de la espalda ayudan a mejorar la postura y evitan dolores. La práctica de actividad física ayuda también a generar endorfinas, lo que contribuye a disminuir la sensación de dolor; hace que se descanse mejor (muchas mujeres tienen problemas de insomnio en esta última etapa del embarazo); y puede prevenir la aparición de varices (al mejorar el retorno venoso). Estudios recientes nos indican, además, que las mujeres que hacen ejercicio durante el embarazo tienen una mejor y más pronta recuperación postparto.
  • Los calambres en las piernas. Es sabido que muchas mujeres sufren esta incómoda molestia al final de su embarazo. Se puede ayudar a prevenirlos haciendo estiramientos miofasciales: tumbadas en el suelo, utilizaremos un rollito o una pelota de tenis y los haremos rodar despacio, desde de la parte superior de la pierna a la inferior, usando como presión el propio peso del cuerpo.
  • Acidez. Es posible reducir el malestar que causa la acidez evitando las bebidas con gas, la cafeína, los alimentos muy grasos, el chocolate y los alimentos ácidos, como la mostaza y el vinagre. En cambio, la leche o el yogur fríos, la manzana y las almendras crudas alivian en algunos casos. Siempre es recomendable comer en pequeñas cantidades cinco veces al día y masticando bien los alimentos, para evitar las digestiones pesadas, y tratar de no acostarse con el estómago lleno o nada más comer. Por último, mascar chicle después de la comida también puede ayudar porque estimula las glándulas salivales y la saliva ayuda a neutralizar el ácido.
  • Retención de líquidos. Los líquidos que tienden a retenerse durante el embarazo pueden provocar hinchazón en piernas y tobillos, e incrementar la sensación de piernas cansadas. Muchas mujeres creen que ingerir menos líquido va a ayudarles con este problema; pero sucede justamente lo contrario. Lo que debemos hacer es aumentar la ingesta de agua, caminar a diario, utilizar medias de compresión, realizarnos masajes con cremas o geles de efecto frío o darnos duchas de agua fría en sentido ascendente desde los pies a las rodillas, para favorecer el retorno venoso.
  • El insomnio. Los problemas de sueño durante el embarazo son múltiples: los «trastornos» hormonales propios del embarazo interfieren en el ritmo sueño-vigilia natural. Hacia el final del embarazo se añaden, además, factores físicos como la dificultad para encontrar postura para estar cómoda o la dificultad para respirar bien debido al peso del útero.Para ayudar a conciliar el sueño es bueno acostumbrarse a dormir sobre el lado izquierdo del cuerpo, colocando un almohadón debajo del abdomen o entre las piernas; evitar hacer cenas pesadas o muy cerca a la hora de acostarse; e intentar elevar un poco el cabecero de la cama para facilitar una mejor respiración. Si se conoce alguna técnica de relajación es un buen momento para aplicarla también.

¿Qué aspectos debe cubrir la preparación de cara al parto?

La preparación al parto debe cubrir, evidentemente, la preparación puramente física, para optimizar las posibilidades de un parto óptimo y sin complicaciones. Pero no ha de quedarse ahí exclusivamente. Debe incluir también una preparación psicológica sobre el proceso de parto y una formación práctica conjunta de la pareja, para poder adquirir recursos y herramientas de forma que la mujer pueda recibir el apoyo que necesita durante el parto y su pareja sepa proporcionárselo.

  • Para la preparación física se recomienda especialmente la preparación en el agua, ya que permite la realización de una serie de ejercicios y una amplitud de movimientos que no serían posibles fuera de ella, y todo con un riesgo casi nulo de lesiones. Se trata de una práctica muy segura, siempre y cuando se busque un programa de ejercicios específico para el embarazo, a poder ser impartido por matronas, que trabaje los músculos, ligamentos y tendones que intervienen en los movimientos y posiciones que facilitan el parto.
  • La preparación práctica para el parto debe ser conjunta, entre la mujer embarazada y su pareja. Estudios científicos han demostrado la importancia que tiene un apoyo adecuado a la mujer durante el parto en la reducción del número de cesáreas y partos instrumentales. Esta preparación de las dos personas debe incluir ejercicios prácticos que les enseñen técnicas para mejorar su capacidad de apoyo, y técnicas de respiración y masaje para aliviar el dolor, que repercuten de forma muy positiva en la mujer, quien se encuentra más segura y tranquila durante el parto.
  • En cuanto a la preparación psicológica, un aspecto importante a recordar a la mujer y a su pareja es que ella tiene la capacidad inherente para dar a luz, lo único que hay que hacer es proteger esa capacidad de todo lo que puede bloquearla, como el desconocimiento, el miedo o el estrés. De ahí la importancia de entender la fisiología del parto y de verlo como un proceso fisiológico.
    La evidencia científica en la actualidad es contundente al respecto, y nos demuestra que respetar el proceso fisiológico del parto, permitiendo que este se inicie de forma espontánea, que progrese sin el uso injustificado de oxitócicos, facilitando el movimiento libre y acompañando un expulsivo espontáneo sin la realización de episiotomía, repercute en una mayor seguridad para el bebé y la madre, disminuyendo la tasa de cesáreas, partos instrumentales, complicaciones en el postparto e ingresos neonatales.

Infográfico

En las últimas semanas de embarazo es conveniente preparar el bolso para el hospital, de cara a estar preparada para el día del parto. Este resumen te ayudará a tener claro qué no puede faltar.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.