Ronquidos

¿Qué son los ronquidos?

El ronquido es un sonido respiratorio ronco y fuerte que se produce cuando, durante el sueño, el aire pasa por los tejidos relajados de la nasofaringe (garganta) y hace que estos vibren. Puede ocurrir tanto durante la noche como en el día y se vuelve más frecuente conforme se envejece. Se pueden presentar también otros síntomas como despertares frecuentes, jadeos o asfixia durante el sueño, somnolencia diurna excesiva y cefalea matinal, dependiendo de la gravedad, la causa y las consecuencias de los ronquidos.

Se trata de un problema común, que casi todas las personas sufren en algún momento, pero que, en algunos casos, puede volverse crónico. Puede ser también señal de una afección llamada apnea del sueño, un trastorno respiratorio bastante frecuente y a menudo crónico, que provoca interrupciones en la respiración mientras se duerme, debido al cierre de la vía respiratoria superior.

El ronquido no suele ser ligero, sino lo suficientemente fuerte como para molestar al compañero de cama o de habitación e, incluso, escucharse desde otras estancias, lo que puede afectar negativamente a la vida personal y social de quien ronca. Normalmente, la propia persona no percibe su ronquido, aunque pueden llegar a escucharlo al despertar. Además, el roncar puede tener consecuencias sociales, llegando a causar conflictos entre compañeros de cama o de cuarto

Las modificaciones en el estilo de vida como bajar de peso, evitar el consumo de alcohol antes de acostarse o dormir de costado pueden contribuir a mitigar los ronquidos. En caso de apnea del sueño, son necesarias otras medidas como el uso de dispositivos dentales, de un sistema de ventilación denominado presión positiva continua en la vía respiratoria superior (CPAP) o el recurso a la cirugía de las vías aéreas superiores.


¿Cuántas personas roncan?

Los estudios apuntan a que la prevalencia de los ronquidos en la población es elevada, ya que se estima que afecta al 40% de los hombres y al 20% de las mujeres. Esta prevalencia aumenta con la edad.  No obstante, estas cifras son tan solo estimativas ya que el conocimiento de este hecho se debe a la percepción del compañero/a de habitación y esta es subjetiva. Además los ronquidos varían de noche a noche.


¿Qué causa los ronquidos?

Parece ser que los ronquidos están causados por el aleteo de los tejidos blandos en la garganta —sobre todo los que integran el velo del paladar, ubicado en la parte posterior de este—, inducido por el flujo de aire. Esto ocurre debido a la relajación de los músculos que tiene lugar durante el sueño, que reduce la rigidez del tejido y lo vuelve más propenso a la vibración.

Además, la relajación del tejido estrecha las vías respiratorias altas, lo cual incrementa la posibilidad de que se genere este aleteo ya que, cuanto mayor es el estrechamiento, más fuerza genera el flujo de aire y más intensa es la vibración del tejido. A su vez, ello produce un ronquido más sonoro.

Se trata de un problema común, que casi todas las personas sufren en algún momento
En algunos casos, los ronquidos pueden volverse crónicos.

Asimismo, pueden afectar a las vías respiratorias y causar ronquidos factores como los siguientes:

  • La anatomía de la boca. Tener un paladar blando bajo y grueso puede estrechar las vías respiratorias, así como un bajo tono muscular en los músculos de la garganta y la boca. También en el caso de que el tejido triangular que cuelga del paladar blando (úvula) esté alargado, puede obstruirse el flujo de aire y aumentar la vibración.
  • Tener un cuello muy corto. Igualmente, puede ocurrir que exista en esta área acumulación de grasa debido al exceso de peso.
  • Ingerir alcohol. El alcohol relaja los músculos de la garganta y disminuye las defensas naturales contra la obstrucción de las vías respiratorias. Puede ser especialmente nocivo si se consume antes de irse a dormir.
  • Padecer problemas nasales. Tanto la congestión nasal crónica como el tabique nasal desviado obligan a un esfuerzo excesivo para respirar por la nariz, lo que produce una presión negativa en la faringe que favorece su cierre.
  • No dormir el número adecuado de horas. No descansar lo suficiente podría provocar una mayor relajación de la garganta.
  • La postura que se adopta al dormir. Generalmente, los ronquidos son más frecuentes y fuertes al dormir boca arriba, ya que el efecto de la gravedad sobre la garganta estrecha las vías respiratorias.
  • Padecer alergias.
  • Obesidad.

¿Cuáles son sus factores de riesgo?

Los factores que aumentan la predisposición a roncar son:

  • Ser hombre
  • Tener más de 50 años.
  • Tener antecedentes familiares de ronquidos o de apnea obstructiva del sueño. Con frecuencia, el ronquido es hereditario.
  • Padecer obesidad o sobrepeso. Las personas con exceso de peso tienen más probabilidades de roncar, sobre todo cuando, como decíamos, hay acumulación de grasa en el cuello o en el estómago.
  • Consumir alcohol u otros sedantes. Ambas sustancias relajan los músculos de la garganta, lo que incrementa el riesgo de roncar.
  • Sufrir congestión nasal crónica.
  • Tener la mandíbula inferior pequeña o retraída.
  • Anomalías que pueden bloquear el flujo de aire como, por ejemplo, un tabique nasal desviado, pólipos nasales, lengua o amígdalas hipertrofiadas o velo del paladar largo y suave.
  • En las mujeres, la menopausia o el embarazo.

¿Qué tipos de ronquidos existen?

Existen diversos tipos de ronquidos:

  • Ronquido simple. Es esporádico y de sonoridad leve. No implica riesgo para la salud.
  • Ronquido moderado. Más frecuente y sonoro, no afecta el descanso del roncador, pero sí al de quienes comparten cama o habitación con él.
  • Ronquido asociado a otras situaciones como la apnea obstructiva del sueño. Como se comentaba al inicio, se trata de un trastorno respiratorio frecuente y a menudo crónico, que provoca interrupciones en la respiración mientras se duerme debido al cierre de la vía respiratoria superior. Durante estas pausas, que pueden durar desde unos segundos hasta dos minutos y en las que llegan a producirse treinta o más veces a la hora, el aire no llega a los pulmones. Cuando la persona vuelve a respirar, es habitual que emita un ronquido o ruido fuerte. 

¿Qué tipos de ronquidos y otros síntomas pueden alertar de que existe apnea del sueño?

Son signos habituales de la apnea del sueño:

  • Ronquidos constantes y muy fuertes
  • Pausas en la respiración mientras se duerme, que duran al menos veinte segundos y se repiten cinco o más veces a la hora (a partir de treinta, se considera que la apnea es grave).
  • Estas pausas pueden ir acompañadas de ronquidos, molestias en el tórax, atragantamiento, sofocaciones o ansiedad intensa.
  • Al despertar, suele presentarse cansancio y somnolencia y, en ocasiones, confusión, olvidos, irritabilidad y dolores de cabeza.
  • También puede disminuir el deseo sexual, existir obesidad e hipertensión arterial.

¿Qué problemas de salud puede provocar la apnea del sueño si no se trata?

Además del cansancio que produce la falta de sueño reparador, si no se trata a tiempo, la apnea del sueño puede provocar graves problemas de salud, ya que la obstrucción de las vías respiratorias impide que llegue al organismo el oxígeno necesario para su correcto funcionamiento (hipoxia). Entre las posibles complicaciones, se hallan las siguientes:

  • Hipertensión. Los episodios de hipoxia provocan la contracción de las arterias, lo cual puede elevar la tensión arterial o agravar este problema de salud.
  • Si se extiende en el tiempo, pueden desarrollarse enfermedades cardiovasculares (insuficiencia cardiaca, arritmias…), ictus cerebrales o, incluso, diabetes.
  • Puede darse también una mayor tendencia a padecer depresión o ansiedad.

Además, la somnolencia diurna puede interferir en el rendimiento académico o laboral de la persona que la padece e incluso provocar accidentes durante el manejo de máquinas o la conducción de vehículos. En el caso de los niños, puede derivar en un retraso en el desarrollo y dificultades de aprendizaje.


¿Pueden tratarse los ronquidos y la apnea?

Los ronquidos simples, que pueden llegar a ser muy molestos para quien comparte cama o habitación con quien ronca, pueden tratarse tomando medidas de modificación del estilo de vida como bajar de peso, evitar el consumo de alcohol o medicamentos que produzcan somnolencia antes de irse a dormir, así como evitar ingerir cenas copiosas. Igualmente, conviene seguir una correcta higiene del sueño, elevar la cabecera de la cama unos diez centímetros y evitar dormir en la postura de decúbito supino (boca arriba).

También puede ser necesario tratar la congestión nasal mediante el uso de descongestionantes o aerosoles nasales, o recurrir a medidas de venta libre que ayuden a dilatar las fosas mientras se duerme como las tiras o discos nasales.

Por otra parte, es necesario descartar que exista apnea del sueño. De confirmarse la existencia de esta enfermedad respiratoria, el tratamiento puede consistir en:

  • Uso de dispositivos dentales. Son prótesis que se introducen en la boca durante el sueño para mantener la mandíbula hacia adelante y, de esta manera, las vías respiratorias abiertas.
  • Presión positiva continua en la vía respiratoria superior (CPAP). Se trata de un sistema de ventilación mecánica que consiste en la colocación, mientras se duerme, de una mascarilla nasal conectada a una pequeña máquina que bombea oxígeno. De esta manera, llega de manera constante a las vías respiratorias un flujo suave de aire, el cual ejerce una presión que mantiene abiertas las vías respiratorias.

La cirugía de las vías aéreas superiores. Algunas de las posibles intervenciones consisten en la extracción de tejido sobrante en la garganta, la corrección de problemas en la estructura de la cara, la creación de una apertura en la tráquea o la extirpación de las amígdalas y las glándulas adenoides.

Consejos para prevenir o mitigar los ronquidos

Seguir las recomendaciones que figuran en el tema de Cinfasalud Apnea del sueño puede contribuir a evitar o suavizar los ronquidos.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.