Salmonelosis
¿Qué es la salmonelosis?
La salmonelosis es una infección que afecta al aparato intestinal y está causada por una bacteria llamada Salmonella. Se considera una de las enfermedades de transmisión alimentaria más comunes y extendidas: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta anualmente a decenas de millones de personas de todo el mundo y provoca más de cien mil defunciones. No obstante, la mayoría de los casos son relativamente leves y los pacientes se recuperan sin tratamiento específico.
En España, continúa siendo también una infección relativamente común. De acuerdo con el último informe anual publicado por el Ministerio de Ciencia “Resultados de la vigilancia epidemiológica de las enfermedades transmisibles. Informe anual. Año 2016”, es la segunda causa de gastroenteritis bacteriana en España -solo detrás de las provocadas por la Campylobacter– y continúa representando la principal causa de brotes de transmisión alimentaria. En concreto, ese año se notificaron un total de 10.154 casos de salmonelosis en nuestro país.
¿Cómo se contrae esta infección de la bacteria salmonella?
La salmonelosis está causada por la Salmonella, una bacteria omnipresente y resistente, capaz de sobrevivir durante varias semanas en un ambiente seco y varios meses si permanece en el agua.
Como hemos comentado, la salmonelosis es una enfermedad de transmisión alimentaria. Es decir, generalmente, se contrae al ingerir comida o líquidos contaminados por la bacteria, que puede hallarse presente en alimentos que contengan huevo crudo o leche no pasteurizada como salsas, helados, crema y masas de pastelería; en brotes de semillas como la soja; en carnes poco cocinadas -sobre todo, las de ave y la carne picada- y en moluscos o mariscos que vivan en agua contaminada. También pueden estar contaminados los vegetales regados con este tipo de aguas insalubres, en contacto con estiércol por ejemplo.
Según el informe de vigilancia epidemiológica mencionado en párrafos anteriores, los huevos y sus derivados fueron los principales alimentos asociados a los brotes que se produjeron ese año en España (el 79,1% de los brotes en que se pudo identificar del alimento), seguidos a gran distancia de la carne y productos cárnicos (7,2%). Cabe recordar, no obstante, que cualquier alimento puede estar infectado por la salmonella si ha sido manipulado por una persona infectada con las manos sucias o si el alimento entra en contacto con otros que están contaminados -contaminación cruzada-.
La salmonelosis también se puede transmitir de persona a persona por vía fecal-oral o por el contacto con animales infectados, como las mascotas, en las que suele estar muy presente y que, además, a menudo no presentan síntomas.
¿Cuáles son los síntomas de la salmonelosis?
El nivel de gravedad de la salmonelosis depende de factores propios del huésped o paciente, como su estado general de salud y del serotipo de Salmonella que causa la infección. Los síntomas suelen empezar a manifestarse de manera brusca entre las doce y treinta seis horas posteriores a la ingesta de la comida infectada, aunque este margen puede ampliarse y abarcar entre las seis y las setenta y dos horas.
Los más habituales son fiebre alta, escalofríos, dolor abdominal y de cabeza, náuseas o vómitos y diarrea, que puede ser acuosa o contener sangre. Tanto los vómitos como la diarrea pueden derivar en un cuadro de deshidratación, especialmente en pacientes más vulnerables como niños y ancianos.
La salmonelosis puede cobrar mayor gravedad si la bacteria llega a la sangre, lo que es más probable que suceda en pacientes con VIH o con cáncer, que hayan sido tratados recientemente con quimioterapia, así como en personas trasplantadas de algún órgano. También son más vulnerables las personas que sufren enfermedades crónicas como la diabetes o una patología que afecta a los glóbulos rojos, llamada drepanocitosis, así como quienes toman dosis altas de corticoides u otros fármacos depresores del sistema inmune.
¿Cómo es su tratamiento?
La salmonelosis y sus síntomas suelen durar de cuatro a siete días, sin que la mayoría de las veces sea necesario un tratamiento antibiótico, que, además, podría contribuir a aumentar la resistencia de la salmonella a este tipo de medicamentos. Sí se administrarán antibióticos en caso de que la bacteria alcance el torrente sanguíneo y, desde este, se extienda a otras partes del cuerpo, ya que, en este caso, existe riesgo de muerte. Los antibióticos también pueden ser necesarios si la persona infectada es un paciente inmunodeprimido o pertenece a otro tipo de riesgo.
Generalmente, el tratamiento persigue evitar la deshidratación, para lo cual es necesario reemplazar los líquidos y electrólitos. Tanto adultos como niños pueden tomar soluciones de rehidratación oral -a no ser que el médico indique lo contrario- para reponer las sustancias perdidas a raíz de los vómitos y la diarrea. En general, es necesario el reposo y que las comidas sean ligeras y libres de grasas.
De igual modo, pueden ser recomendables también los antidiarreicos y, en los casos de mayor gravedad, el paciente puede requerir ser hospitalizado con el fin de administrarle líquidos por vía intravenosa y, eventualmente, antibióticos.
Claves para prevenir la salmonelosis
Aplicar algunas medidas básicas puede reducir el riesgo de contraer o contagiar la salmonelosis:
- 1. Cuida tu higiene personal.
Lávate con frecuencia las manos con agua y jabón, especialmente después de ir al baño, sonarte la nariz, cambiar pañales, tocar animales o sacar la basura. - 2. Sé cuidadoso con lo que comes.
No tomes leche sin pasteurizar ni alimentos elaborados con ella, evita los huevos crudos y productos que los contengan, así como la carne cruda o poco cocinada y el agua no tratada (por ejemplo, de lagos, ríos, etc.). Tampoco tomes frutas y verduras sin lavarlas bien previamente. - 3. Toma precauciones especiales con los huevos.
No compres ni consumas los huevos que no estén bien etiquetados o que no lleven fecha de consumo preferente, así como los que estén sucios o rotos. No los casques en el borde del recipiente donde vayas batirlos y no separes las claras de las yemas usando la propia cáscara del huevo. Asegúrate de que la yema queda bien cuajada al cocinarlo. No es recomendable lavar los huevos, porque la humedad favorece la entrada de la salmonella en su interior. - 4. Manipula adecuadamente los alimentos.
Ello significa seguir normas básicas como lavarse bien las manos antes de empezar a cocinar y tras cada tos o estornudo, así como limpiar cuchillos y demás utensilios tras el contacto con alimentos crudos. También las encimeras y superficies de cocina deben quedar limpias después de cada uso. - 5. Conserva la comida correctamente.
Los alimentos o productos ya cocinados no deben permanecer a temperatura ambiente durante más de dos horas, sino que han de guardarse hasta su consumo en el frigorífico. Las carnes, pescados y productos de repostería deben estar siempre refrigerados o congelados -a una temperatura inferior a los 4.4ºC en el frigorífico y a los -18ºC en el congelador-. Además, cualquier mayonesa o salsa casera debe consumirse tras su elaboración y es mejor que no guardes las cantidades que puedan sobrar. - 6. Pon orden en tu frigorífico.
Evita que las carnes y pescados puedan escurrir sobre alimentos que vayan a comerse en crudo, introduciéndolos en recipientes cerrados dentro del frigorífico. Igualmente, evita que los alimentos crudos estén en contacto con la comida preparada. - 7. Cocina bien los alimentos.
Asegúrate de que su interior alcanza los 70º, de manera que pescados, carnes -especialmente las de aves- y mariscos queden bien hechos por dentro. En el caso de los huevos, las yemas han de quedar también suficientemente cocinadas. - 8. Ten precaución también fuera de casa.
Cuando comas en bares, cafeterías, restaurantes y otros establecimientos hosteleros, rechaza los alimentos que, precisando de refrigeración, estén expuestos a temperatura ambiente. Cuando comas al aire libre, no dejes al sol los alimentos preparados o dentro del coche, sino que lo más adecuado es que los lleves en una nevera portátil. Y evita consumir hielo a menos que esté hecho con agua potable. - 9. Quédate en casa si estás enfermo.
No acudas al trabajo en ese caso, o si es tu hijo el que ha enfermado, no lo lleves al colegio.
Fuentes
- Organización Mundial de la Salud (OMS). “Salmonelosis”. “Salmonella (no tifoidea)”. 20 de febrero de 2018.
- Centro Nacional de Epidemiología. CIBER Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP). Instituto de Salud Carlos III. “Resultados de la vigilancia epidemiológica de las enfermedades transmisibles. Informe anual 2016”. Responsables de la elaboración: Rocío Amillategui Dos Santos, Rosa Cano Portero. Publicación incluida en el programa editorial del suprimido Ministerio de Economía, Industria y Competitividad y editada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Madrid, 2018.
- Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). “Salmonelosis”. Dra. Susana Jiménez Contreras. Especialista de la Fundación Española de Aparato Digestivo. Hospital Vithas Xanit Internacional (Benalmádena, Málaga).
- Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. “La salmonella y los alimentos”.
- Mayo Clinic. “Infección por salmonella”.
- Junta de Castilla y León. Consejería de Sanidad. Dirección General de Salud Pública. “¿Cómo se puede evitar la salmonelosis?”.
- Gobierno de Cantabria. Consejería de Sanidad y Servicios Sociales. Dirección General de Salud Pública. “Protégete de la salmonella”.
- Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Educación para la Ciudadanía. “Salmonelosis”.
- Generalitat de Cataluña. Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria. “Salmonela”. Fecha de actualización: 16.12.2019.
*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.