Sinusitis

¿Qué es la sinusitis?

La sinusitis consiste en la infección e inflamación de la membrana mucosa que reviste la nariz y los senos paranasales. Como explicamos en el contenido general de Cuidado de la nariz, estos son unas cavidades de aire situadas en los huesos del rostro, conocidas como senos frontales, etmoidales, maxilares y esfenoidales.

En condiciones normales, el moco puede salir y el aire circular a través de los senos, pero la sinusitis puede provocar que los pelos que filtran el aire nasal inspirado no logren evacuar las mucosidades o que los orificios de salida se bloqueen y se llenen de moco.

Se trata de una infección bastante común y puede estar causada por bacterias, virus u hongos. Entre otros síntomas, produce obstrucción y/o congestión nasal, pérdida del olfato o incapacidad de detectar olores, secreción nasal y dolor o sensación de presión facial.


¿Quién padece sinusitis?

Según datos de la Clínica Universidad de Navarra, esta patología es uno de los motivos de consulta médica más frecuentes y afecta tanto a niños como a adultos. De acuerdo a datos publicados por la revista “Medicine”, suele aparecer en el 5%-10% de las infecciones virales de los niños y en el 1%-2% de las infecciones de los adultos.

Normalmente se cura espontáneamente en el plazo de una semana con un tratamiento sintomático, pero entre el 0,5% y el 2% de las ocasiones puede complicarse con una sobreinfección bacteriana.


¿Cuáles son sus causas?

La sinusitis puede producirse por diversas causas:

  • Los cilios -también denominados vibrisasnasales-, que son los pelos que se encuentran en las fosas nasales, no logran extraer la mucosidad de la forma adecuada.
  • Resfriados o procesos alérgicos pueden provocar la producción de demasiado moco –más grueso y viscoso- o inflamar la membrana mucosa, lo que reduce o bloquea la abertura de los senos paranasales e impide el drenaje del moco.

De acuerdo a la Asociación Española de Pediatría, las infecciones víricas predisponen al desarrollo de la sinusitis bacteriana en un 80% de los casos, mientras que el 20% restante tienen componente alérgico.

  • Un tabique nasal desviado o pólipos en el interior de la nariz pueden bloquear la abertura de los senos paranasales.

¿Existen factores de riesgo?

Por tanto, incrementan el riesgo de padecer sinusitis los siguientes factores de riesgo:

  • Catarros agudos de las vías altas de origen viral.
  • Padecer rinitis alérgica, sobre todo en sus periodos de mayor intensidad.
  • Enfermedades como la fibrosis quística.
  • Obstrucciones anatómicas como desviación del tabique nasal, hipertrofia adenoidea (mayor tamaño de las amígdalas faríngeas) o pólipos nasales.
  • Irritantes como el tabaco (también los fumadores pasivos corren mayor riesgo), el agua clorada de las piscinas, el aire acondicionado, etc.
  • Tener el sistema inmunitario debilitado por VIH o quimioterapia.
  • Cambios bruscos de presión atmosférica (volar o bucear).

¿Qué síntomas produce la sinusitis?

Entre los síntomas más comunes de la sinusitis, que con frecuencia se manifiestan tras un resfriado, se hallan:

  • Fiebre
  • Tos durante el día, que puede empeorar por la noche.
  • Ojos hinchados, especialmente por la mañana.
  • Obstrucción nasal.
  • Pérdida del olfato (hiposmia), disminución de este sentido o incapacidad para detectar olores (anosmia).
  • Flujo abundante de mucosidad nasal (rinorrea).
  • Fatiga y sensación de malestar general.
  • Dolor de cabeza.
  • Dolor o sensación de presión detrás de los ojosdolor dental o sensibilidad facial.
  • Congestión y secreción nasal.
  • Dolor de garganta y goteo retronasal.
  • Dificultades para respirar.

¿Qué tipos de sinusitis hay?

Esta infección puede ser:

  • Aguda. Los síntomas se mantienen un máximo de cuatro semanas.
  • Subaguda. La enfermedad dura de cuatro semanas a tres meses.
  • Crónica. La inflamación se prolonga durante más de tres meses. Sus síntomas son similares a los de la sinusitis aguda, pero tienden a ser más leves y no suelen estar acompañados de fiebre.

Por otra parte, dependiendo de su localización, la sinusitis puede ser frontal, maxilar, etmoidal y esfenoidal o pansinusitis, si es que todos los senos paranasales están afectados.


¿Qué complicaciones puede tener la sinusitis?

La cronificación de la propia sinusitis ya debe ser considerada una complicación, que puede llegar a requerir tratamiento quirúrgico.

Además, aunque poco frecuentes, pueden producirse las siguientes complicaciones:

  • Infección cutánea alrededor del ojo (celulitis orbitaria). La infección se extiende a la órbita y al sistema nervioso central. Es un proceso muy grave.
  • Si se propaga al sistema nervioso central, lo cual es más probable si la sinusitis afecta a los senos frontales o etmoidales, puede desarrollarse meningitis, encefalitis o abscesos intracerebrales que requieren diagnóstico y tratamiento hospitalario
  • Trombosis séptica del seno cavernoso. Es una complicación muy grave, cuya probabilidad aumenta en el caso de infección en los senos etmoidales y esfenoidales.

¿Cómo se diagnostica la sinusitis?

El diagnóstico de la sinusitis es clínico y se realiza a partir de la historia clínica del paciente y la exploración física. Esta se basa en la palpación de las zonas sinusales y la realización de una rinoscopia anterior, preferentemente endoscópica.Existen unos criterios claramente definidos que confirman el diagnóstico de la sinusitis:

  • La presentación de una infección respiratoria de siete días de duración.
  • La presencia de dos o más de los siguientes síntomas: exudado nasal purulento, respuesta a los descongestionantes, dolor facial o en zonas sinusales que se agrava con cambios posturales, cefalea y, por último, otros como fiebre, antecedentes personales de sinusitis, dolor dental o alteraciones anatómicas (pólipos nasales, desviación del tabique nasal, etc.).

En general, no son necesarias para el diagnóstico pruebas de imagen, que solo se suelen realizar para detectar posibles complicaciones. La más conveniente es la tomografía axial computarizada (TAC) de los senos. La radiografía simple tiene baja sensibilidad, por lo que puede dar falsos positivos y negativos.

Por último, puede ser necesario realizar estudios microbiológicos en casos de mala evolución, complicaciones, inmunodepresión o sospecha de gérmenes atípicos.


¿Cómo se trata la sinusitis?

De acuerdo a la Clínica Universidad de Navarra, el 80% de los casos se resuelve con tratamiento farmacológico. Con el objetivo de drenar los senos, este combina la administración de antibióticos, fármacos antiinflamatorios y medicación tópica que facilite la apertura de los senos paranasales para facilitar así la evacuación de la mucosidad.

Para aliviar el dolor, puede usarse un fármaco antiinflamatorio no esteroideo como el ibuprofeno y algún analgésico-antipirético como el paracetamol. También puede ser eficaz aplicar calor local sobre el seno afectado.

Igualmente, puede prescribirse un nebulizador nasal de efedrina o pseudoefedrina para facilitar el drenaje de los senos, tras el que se pueden realizar lavados nasales con suero fisiológico, que ayudan a eliminar las secreciones.

También está recomendado el uso de corticoides tópicos nasales, mientras que los antihistamínicos solo están indicados en los pacientes alérgicos. Los mucolíticos podrían ayudar a disminuir la viscosidad del moco y, así mismo, pueden prescribirse vahos. Por último, en casos complicados y sinusitis crónica confirmada por TAC, que persisten a pesar del tratamiento, puede recurrirse a la cirugía endoscópica.

10 claves para prevenir la sinusitis

Aunque esta dolencia cuenta con un buen pronóstico, es imprescindible prevenirla evitando los factores de riesgo más comunes como gripes y resfriados:

  • 1. Bebe mucha agua a lo largo del día.
    Mantener el organismo hidratado es clave para incrementar la humedad del cuerpo y, por tanto, también la de tus senos paranasales. Para conseguirlo, trata de tomar entre 1,5 y 3 litros de agua al día.
  • 2. No fumes y evita los ambientes con humo.
    El tabaco contiene muchos irritantes, además de debilitar el sistema inmunitario. Evita también otros irritantes como el cloro y no te expongas directamente al aire acondicionado.
  • 3. Evita la sequedad ambiental.
    Controla la temperatura y la humedad de tu casa para incrementar la humedad de tu nariz. Los humidificadores te pueden ayudar a conseguirlo.
  • 4. No te expongas a temperaturas extremas.
    Tampoco a los cambios bruscos de temperatura o de presión, sobre todo si estás resfriado o padeces sinusitis crónica. Tampoco debes inclinarte hacia delante con la cabeza baja y, si es posible, duerme con el cabecero de la cama elevado.
  • 5. Lávate las manos con frecuencia.
    Especialmente al volver de la calle, antes de comer o después de haber estado en contacto con personas enfermas, con el fin de mantener a raya los gérmenes que causan las infecciones. Hazlo cuidadosamente con agua tibia y jabón o, en su defecto, con alguna solución a base de alcohol, durante al menos quince segundos.
  • 6. Vacúnate contra la gripe.
    Sobre todo, si perteneces a cualquier grupo de riesgo, ya que, si lo haces, las posibilidades de contraer esta infección disminuyen notablemente.
  • 7. Cuando te resfríes, toma medidas cuanto antes.
    Alivia rápidamente los síntomas de la gripe y los resfriados para evitar que se acumule la mucosidad. Si es necesario, toma descongestionantes y, si no mejora el catarro, acude a tu médico.
  • 8. Trata las alergias de la manera apropiada.
    Igualmente, cuando notes síntomas de alergia, acude cuanto antes a tu médico de cabecera o alergólogo, que te indicarán los pasos a seguir y el tratamiento más indicado para tu caso.
  • 9. Ayúdate de los vahos.
    Realizar vahos con vapor de agua o eucaliptus puede ser útil para facilitar el drenaje.
  • 10. Sigue fielmente el tratamiento prescrito.
    Mantén las recomendaciones que te haya indicado tu médico para aliviar el dolor o tratar otros síntomas de este problema con el fin de evitar la cronificación de la enfermedad o la aparición de complicaciones. Y nunca te automediques con antibióticos.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.