Tecnopatías

¿Qué son las tecnopatías?

Se conoce como tecnopatías, tecnoenfermedades o enfermedades tecnológicas a las afecciones tanto físicas como psicológicas vinculadas al uso de las nuevas tecnologías. Son consecuencia del uso abusivo o incorrecto de los dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, ordenadores, portátiles, tabletas, videoconsolas, etc., y estos trastornos pueden generar en las personas afectadas secuelas muy dispares, además de una tendencia al aislamiento.


¿A quién pueden afectar?

De acuerdo con la “Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares. Año 2023”, publicada en noviembre del año pasado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el teléfono móvil está presente en el 99,5% de los hogares con al menos un miembro de 16 a 74 años y el 82,6% de ellos dispone de algún tipo de ordenador (de sobremesa, portátil, tableta…). Es decir, el uso de las nuevas tecnologías está muy extendido en la sociedad española, por lo que gran parte de la población podría llegar a desarrollar una tecnopatía.

Así lo corrobora el informe ‘Influencia de la tecnología en la vida de los españoles’, elaborado por la empresa Kaspersky también en 2023, según el cual, casi un 70% de la población de nuestro país tiene dependencia de la tecnología en una u otra medida.

A una conclusión similar apunta la encuesta ‘Los adolescentes e Internet: uso, actividades y riesgos’, llevada a cabo por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) también el año pasado. Según esta entidad, los adolescentes calculan que pasan conectados a Internet una media de 170 minutos al día entre semana y hasta 231 minutos en fin de semana. Asimismo, dos de cada tres adolescentes admiten que pasar demasiado tiempo en Internet tiene efectos negativos en ellos.

Los adolescentes calculan que pasan conectados a Internet una media de 170 minutos al día entre semana y hasta 231 minutos en fin de semana.
Dos de cada tres adolescentes admiten que pasar demasiado tiempo en Internet tiene efectos negativos en ellos.

¿Cuáles son las tecnopatías físicas más frecuentes?

El uso abusivo de las nuevas tecnologías puede causar patologías de índole física como las siguientes:

  • Lesiones por movimientos repetitivos (“nintendinitis, whatsapitis”). Usar dispositivos electrónicos durante periodos de tiempo amplios conlleva realizar movimientos repetitivos como usar el ratón o pantallas táctiles. En teclados táctiles, los  movimientos son prolongados, provocando inflamación en la zona (principalmente dedos pulgar e índice), afectación de los tendones  y  dolor.  Sin  embargo,  al focalizar la  atención en la actividad que se está realizando, se inhiben involuntariamente  los  mecanismos de alerta y dolor, de manera que no se detecta el malestar generado hasta que se relaja o finaliza la actividad.

    Una posición sostenida y levantada de la  muñeca  frente  al  teclado  acaba  provocando  molestias  en  la  muñeca  y  el  antebrazo.  Se  produce  una  inflamación de  los  músculos  y  tendones  de  la  cara lateral  externa  del  codo;  la  contracción reiterativa de las fibras musculares ligada a  estos  movimientos  genera  una  tensión y  una  sensación  dolorosa  localizadas  en el  punto  de  inserción  en  el  hueso  del codo  pero  que  en  ocasiones  puede  irradiarse  hacia  los  músculos  del  antebrazo y, ocasionalmente, hasta la muñeca. De forma general, estas afecciones cursan  con  dolor  agudo  al  realizar  movimientos  de  prensión  (sin  necesidad  de aplicar  una  fuerza  excesiva  para  hacerse sentir)  y  pérdida  de  fuerza  en  la  extremidad superior.
    Estas afectaciones no son nuevas y van cambiando  de  denominación  según  las costumbres  y  hábitos  sociales:  codo  de tenista o  artrosis  de  las  costureras, por ejemplo, son cambios de denominación de actividades a las que se ven sometidas las articulaciones y músculos.
  • El síndrome del túnel carpiano es una neuropatía  por  presión que puede aparecer en estas situaciones. Afecta al nervio mediano,  a  nivel  de  la  muñeca,  como  consecuencia de la presión o atrapamiento que el nervio sufre en el túnel carpiano, con lo que queda comprometida tanto la movilidad como la sensibilidad de la mano. También son frecuentes la tensión, contracturas y pinzamientos musculares en el cuello y la espalda. Igualmente, pueden producirse lesiones en las extremidades superiores del cuerpo.
  • Tensión ocular o estrés visual. La tensión visual es uno de los trastornos más habituales producidos por el abuso de las nuevas tecnologías. Se manifiesta con síntomas como cansancio visual, sequedad ocular, cefaleas, mareos, visión borrosa y enrojecimiento de los ojos.
    Ciertos  estudios  indican  que  también  puede  existir  una  relación  entre  el  aumento  de  casos  de  miopía  y  la  permanencia  prolongada  frente  al  ordenador  u  otros  dispositivos  electrónicos.
  • Problemas auditivos o “mal del iPod”. Cada vez está más extendido el uso frecuente de auriculares para reproducir y escuchar música con dispositivos de audio portátiles como ipods o teléfonos móviles. A ello, se une que, a menudo, se utilizan estos dispositivos a volúmenes superiores a los máximos recomendados —problema que se incrementa con los auriculares de botón que transmiten entre 7 a 9 dB más que unos auriculares normales—. En consecuencia, aumenta el riesgo de que se produzcan trastornos y lesiones como pérdida de audición, acúfenos (tinnitus) y pérdida de la agudeza auditiva.

    Además, con la proliferación de auriculares con cancelación de ruido, se puede ver aumentado el aislamiento familiar y social y la propensión a accidentes por no escuchar señales de advertencia, como la de vehículos al cruzar una calle.
  • Insomnio tecnológico. El uso de los dispositivos digitales en horario nocturno puede derivar en un menor número de horas dedicadas al sueño. El efecto se debe principalmente al mantenimiento de la vigilia por el interés que despiertan contenidos como noticias o vídeos en Internet. El papel de la luz azul, del que se supone que altera la secreción de melatonina, está aún en duda.

¿Cuáles son las tecnopatías psicológicas más frecuentes?

Cada vez son más frecuentes los trastornos de índole psicológico consecuencia del uso abusivo de las nuevas tecnologías. Entre estos, destacan los siguientes:

  • “Apnea del Whatsapp”. Así se conoce a la necesidad de consultar de manera compulsiva y constante las aplicaciones de mensajería como Whatsapp. Mal denominada como apnea (contención de la respiración) en realidad describe una compulsión: la persona siente tal dependencia hacia la recepción y envío de mensajes que la imposibilidad de hacerlo le genera ansiedad, incomodidad e inestabilidad o inseguridad emocional.
  • “Nomofobia”. Este término —acrónimo de la expresión en inglés no mobile phone phobia, hace referencia al miedo irracional y desproporcionado que experimenta una persona ante la posibilidad de no poder usar su dispositivo móvil, bien sea porque lo pierda, olvide, se quede sin batería o sin cobertura. Más común entre adolescentes y personas que teletrabajan, esta dependencia de los dispositivos electrónicos puede generar síntomas como ansiedad, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolor de cabeza y de estómago. La necesidad de pertenencia al grupo, en este caso de forma electrónica, está también entre sus causas, principalmente en adolescentes.
  • “Cibercondría”. Se trata de una actualización del término hipocondría o preocupación excesiva por el estado de salud. Quien lo padece, al presentar síntomas, se informa en buscadores como Google (conocido entonces como “Dr. Google”) antes de acudir a la consulta de un médico o recurrir al consejo farmacéutico. Este comportamiento puede desembocar en problemas como la automedicación, la falta de confianza y el cuestionamiento del diagnóstico médico o el abandono del tratamiento prescrito por el profesional sanitario.
  • “E-ludopatías”. Se trata del impulso irrefrenable y compulsivo de jugar a través de dispositivos tecnológicos como videoconsolas, ordenadores, teléfonos móviles o tabletas. Su mayor incidencia en los últimos años  está  motivada  por la  facilidad  que  las  nuevas  tecnologías  ofrecen  tanto  en  la  accesibilidad  como  en la tipología de los juegos de azar. El  anonimato,  el  fácil  acceso  y  la  comodidad  en  el  uso  del  juego  cibernético  ha  propiciado  que,  además  de incrementarse  sensiblemente  el  número  de  ludópatas,  el  patrón  de  las  personas  adictas  se  amplíe  a  niños,  adolescentes  jóvenes y mujeres, perfiles menos afectados antes del juego cibernético.

    Esta dependencia acaba repercutiendo negativamente en la vida personal, laboral y familiar de quien lo sufre, que deja de desarrollar otras actividades o de atender a sus obligaciones.
  • Problemas de memoria o “síndrome de Google”. Disponer de un acceso fácil e inmediato a la información a través de los dispositivos digitales y, en concreto, de buscadores como Google puede provocar que la persona afectada pierda la intención y capacidad de memorizar información. La  enorme  cantidad  de  información  a  la  que  accedemos  en  cualquier  momento, lugar y situación provocan una saturación  de  datos  en  el  cerebro  que  reducen  su  capacidad  de  retención.  Ello, junto  a  que  el  usuario  es  perfectamente  consciente de la facilidad de volver a consultar  la  información  requerida,  hace  que la  memoria  se  ejercite  cada  vez  menos y  se  considere  menos  necesaria  para  la consecución  de  la  mayoría  de  actividades tanto profesionales como lúdicas.
  • Adicción a las redes sociales y depresión social o “depresión de Facebook”. Consiste, por una parte, en la necesidad de estar constantemente conectado a las redes sociales por miedo a perderse algo —lo que se conoce como FOMO (fear of missing out), anteriormente explicado—. Por la otra, las imágenes y vídeos que aparecen en ellas pueden generar una imagen irreal de felicidad y perfeccionismo que puede causar tristeza o malestar en quien los ve por no formar parte de ello. Por último, algunas personas visualizan perfiles en las redes sociales como recurso para recordar momentos felices y mitigar su nostalgia.
  • Síndrome de la vibración fantasma o la llamada imaginaria. Elcerebro de la persona percibe erróneamente que su teléfono está vibrando o emitiendo el tono de llamada. Aunque no se trata de una dolencia propiamente dicha, sí puede estar alertando de un problema de dependencia del teléfono móvil.
  • Acceso a contenido sexual de forma inapropiada, ciberacoso, sexting, delitos de odio. En los últimos años se ha producido un aumento considerable del consumo de pornografía. Dicho incremento es preocupante porque los menores no son los potenciales “espectadores” de páginas que ofrecen contenido sexual. Según un reciente informe realizado por Save the Children en 2019, el 53,8% de jóvenes (de entre trece y diecisiete años) afirma haber visto pornografía por primera vez entre los seis y los doce años. Ya no hablamos de adolescentes, sino de niños.

    Esta realidad viene de la mano de una situación global que acarrea diversos problemas: el acceso incontrolado a las nuevas tecnologías. Esto incluye páginas webs de contenido inadecuado, redes sociales, juego o apuestas online. Actualmente, se está estudiando y analizando cómo la evolución de la tecnología afecta a fenómenos preocupantes como pueden ser el acoso o ciberacoso, sexting, trata de personas, delitos de odio o pornografía infantil.

    Evidentemente, esto adquiere mayor seriedad en edades tempranas, donde la madurez está incompleta y la manera de interpretar el mundo es bien distinta. Asimismo, muchos padres y madres carecen de conocimiento en nuevas tecnologías provocando una falta de control, y, en definitiva, ausencia de límites. Sin estos límites los menores pueden acceder a todo tipo de contenido, en muchas ocasiones, totalmente inapropiado para su edad.

Claves para prevenir las tecnopatías

Las siguientes medidas pueden contribuir a evitar o a manejar los síntomas de diversas tecnoenfermedades:

  1. 1. Si trabajas, estudias o juegas con el ordenador, cuida tu postura.
    Ajusta el respaldo de la silla para que tu espalda se mantenga recta y se forme un ángulo recto con tus muslos —es recomendable usar un reposapiés antideslizante—. El teclado debe ser ajustable e independiente de la pantalla para que te permita trabajar en una postura cómoda, que no te provoque cansancio en los brazos o manos. Si es necesario, usa un reposamuñecas. Por último, el ratón del ordenador debe adaptarse a la curva de tu mano y permitir que esta y la muñeca se apoyen bien en la mesa de trabajo.
  2. 2. Protege tu visión con una pantalla adecuada.
    Esta debe estar situada a entre cuarenta y cincuenta y cinco centímetros de distancia de tus ojos, de manera que los caracteres se aprecien fácilmente y de manera nítida. Además, su borde superior deber coincidir con la altura de tus ojos y el contraste y la luminosidad han de poder ajustarse con facilidad. La imagen debe ser estable y no emitir destellos, parpadear o vibrar.
  3. 3. Descansa la vista de manera periódica.
    Acuérdate de parpadear con frecuencia mientras usas dispositivos electrónicos y, si trabajas con el ordenador o usas la videoconsola, de realizar descansos de cinco a diez minutos a cada hora de esfuerzo visual. En estas pausas, lleva a cabo ejercicios visuales como girar los ojos hacia arriba, hacia abajo y a derecha e izquierda.
  4. 4. Realiza pausas breves de manera regular para aliviar la tensión muscular.
    Los descansos cortos y frecuentes son preferibles a los largos y espaciados, ya que, una vez que el cuerpo ha alcanzado el estado de fatiga, es más difícil recuperarse. Sobre todo, no dediques estos intervalos de tiempo a consultar el móvil, sino a descansar la vista y caminar un poco para desentumecerte y realizar estiramientos.
  5. 5. Toma precauciones cuando escuches música con tus auriculares.
    No los uses a un volumen demasiado alto —no debe superar el sesenta por cien del límite máximo— ni durante más de una hora al día.
  6. 6. No uses dispositivos electrónicos antes de irte a dormir.
    Se recomienda desconectar de las tecnologías entre una o dos horas antes de irse a dormir, así como no tener dispositivos móviles o portátiles en el dormitorio durante los periodos de sueño o descanso.
  7. 7. Si tienes hijos, evita que pasen demasiado tiempo delante del ordenador o con videojuegos.
    Anímalos a que ocupen su tiempo con otra clase de actividades que no impliquen el uso de dispositivos electrónicos. Hacer deporte, salir con los amigos, leer, etc. son excelentes alternativas.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.