Trastorno de estrés postraumático

De la mano de la Sociedad Española para el avance de la Psicología Clínica y de la Salud (SEPCYS), abordamos el trastorno de estrés postraumático, sus causas, síntomas, tratamiento y claves para su prevención.

¿Qué es el trastorno de estrés postraumático?

El trastorno de estrés postraumático es el desarrollo de síntomas específicos tras haberse visto expuesta una persona a uno o varios eventos traumáticos.

Se considera un evento traumático aquel que ha supuesto una amenaza significativa para la seguridad o integridad física de la persona o de personas cercanas y significativas, de tal manera que lo viven como algo extremadamente estresante, impredecible e incontrolable, produciéndoles una serie de respuestas físicas, cognitivas y emocionales.


¿Cuáles son las causas del trastorno de estrés postraumático?

Las causas del trastorno de estrés postraumático pueden deberse, fundamentalmente, a:

  • Accidentes naturales: terremotos, inundaciones, huracanes, incendios…
  • Eventos traumáticos ocurridos por situaciones accidentales: accidente de tráfico, otro tipo de accidente, exposición a productos químicos peligrosos…
  • Actos cometidos por el ser humano: violaciones o agresiones sexuales, secuestros, tortura, terrorismo, guerras, homicidios…

¿Cómo se manifiesta el trastorno de estrés postraumático?

El trastorno de estrés postraumático se manifiesta de diferentes formas y sus síntomas pueden no ser los mismos para todas las personas que lo sufren. En general, se puede hablar de:

  1. Reexperimentación: flashbacks, recuerdos vívidos del suceso traumático. Pesadillas o sueños angustiosos del suceso traumático. Malestar intenso y prolongado al enfrentarse a estímulos internos (pensamientos, emociones, etc.) o externos (personas, lugares, etc.) relacionados con el evento traumático. Reacciones físicas similares a las que se dieron en el evento traumático. Sentir o actuar como si el evento traumático estuviera ocurriendo de nuevo.
  2. Evitación de: recuerdos, pensamientos o sentimientos que recuerdan el evento traumático. Personas, lugares, actividades, objetos, situaciones que recuerden el evento traumático.
  3. Alteraciones emocionales y cognitivas negativas: incapacidad para recordar aspectos importantes del evento traumático. Creencias negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás y el mundo, ejemplo: “No puedo confiar en nadie”. Estado emocional negativo: miedo, culpa, enfado, vergüenza, etc. Sentimientos de distanciamiento hacia los demás. Disminución del interés por actividades que antes sí interesaban a la persona. Percepción distorsionada de las causas o consecuencias del suceso traumático, que hacen que la persona se acuse a sí misma o a los demás. Incapacidad para experimentar emociones positivas: alegría, satisfacción, esperanza, etc.
  4. Hiperalerta: irritabilidad o ira manifiesta a nivel verbal o física hacia personas u objetos. Hipervigilancia. Respuestas de sobresalto. Comportamiento imprudente o autodestructivo. Problemas de concentración Alteraciones en el sueño.

Además de estas características, en menores de seis años se pueden producir:

  • Representaciones durante el juego del evento traumático o repeticiones durante dicho juego de temas o aspectos referidos al evento traumático.
  • Pesadillas en las que no se puede identificar su contenido.
  • Comportamiento socialmente retraído.

Algunas personas que tienen trastorno de estrés postraumático también pueden presentar síntomas disociativos como la despersonalización (sentir como si esa persona fuera un observador externo de sí misma o como si la realidad se soñara) o la desrealización (irrealidad del entorno, es decir, el mundo parece distante, como en un sueño).


¿Cuándo puede diagnosticarse el trastorno de estrés postraumático?

El trastorno de estrés postraumático puede diagnosticarse a cualquier edad a partir del primer año de vida. Los síntomas suelen comenzar dentro de los tres primeros meses de haber sufrido el acontecimiento traumático, si bien se puede diagnosticar un mes después del evento o existir un retraso de meses e incluso años antes de que se cumplan los criterios para poder establecer el diagnóstico.

Los tratamientos más eficaces son los que se basan en el recuerdo del evento

¿Todas las personas que han vivido una situación traumática tienen trastorno de estrés postraumático?

Después del evento traumático, tan sólo hasta un cuarto de las personas desarrollará trastorno de estrés postraumático. Es decir, la mayoría no lo harán y llegarán a dotar a su vida de un nuevo significado, pudiendo incluso desarrollar emociones positivas en situaciones muy estresantes, es lo que se conoce como crecimiento postraumático.

En líneas generales, las personas que han sufrido un evento traumático de manos de otra persona/s, tienen más probabilidad de desarrollar trastornos de estrés postraumático, sobre todo, en el caso de las agresiones sexuales, tortura y los combatientes de guerra.


¿Se puede curar el trastorno de estrés postraumático?

La mitad de los adultos se recuperará de forma completa del trastorno de estrés postraumático a los tres meses, pero aquellos que no lo logren podrán hacerlo con la ayuda de profesionales especializados (psicólogos del ámbito clínico).


¿Cuál es el tratamiento del trastorno de estrés postraumático?

El tratamiento recomendado para tratar el trastorno de estrés postraumático es la terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma. Esta terapia dispone de técnicas que han mostrado su eficacia en el abordaje de este trastorno, siendo las más eficaces la exposición prolongada y la reestructuración cognitiva.

De hecho, los tratamientos psicológicos que mayor eficacia han mostrado son los centrados en el trauma, es decir, aquellos tratamientos que se centran en el recuerdo del evento traumático o de su significado, utilizando las técnicas adecuadas para facilitar el procesamiento cognitivo y emocional de la experiencia traumática.

10 consejos para prevenir el trastorno de estrés postraumático tras un evento traumático:

  • 1. Mantén cubiertas tus necesidades básicas.
    Mantente hidratado y come bien, lo necesitarás para procesar tus emociones y pensamientos. También necesitarás dormir lo suficiente o incluso más de lo habitual para que tu cuerpo se recupere y pueda procesar lo sucedido.
  • 2. Rodéate de gente de confianza.
    El apoyo social te hará recuperar el sentido de seguridad y la confianza en las personas.
  • 3. Siente y expresa tus emociones.
    Deja salir tus emociones desagradables o negativas y acepta que es posible tenerlas, no las evites. Puedes compartirlas con otras personas, escribirlas, grabarlas…
  • 4. Trata de volver a tus rutinas.
    Organiza tu agenda o planifica un programa de actividades para la semana.
  • 5. No busques explicaciones.
    No existen explicaciones lógicas a por qué ocurren este tipo de situaciones; buscarlas sólo te mantendrá en el dolor.
  • 6. Date tiempo.
    Dejar que pase el tiempo te permitirá procesar lo sucedido para volver al 100% a la normalidad.
  • 7. Realiza pequeñas actividades que te gusten.
    Sal a pasear, toma el sol, date un baño de agua caliente, etc. Son actividades fáciles de realizar que te harán sentir algo mejor.
  • 8. Ayuda al prójimo.
    Puede contribuir a estar mejor el sentirte útil con otras personas que también lo están pasando mal.
  • 9. Enfréntate a aquello que te recuerde al evento traumático.
    Al principio, sentirás un gran malestar, pero este irá disminuyendo y hacerlo te ayudará a recuperarte.
  • 10. Busca ayuda.
    Recurre a profesionales e instituciones que te orienten y ayuden a manejar los síntomas de ansiedad y las emociones que vayas sintiendo. Si tras tres meses detectas que los síntomas no disminuyen o incluso se incrementan, busca ayuda de un profesional de la psicología.

Autor

Beatriz Cobos Redondo es doctora en Psicología y Psicóloga General Sanitaria. Profesora de la Universidad Complutense de Madrid y forma parte de la Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud: SEPCyS


Fuentes

  • Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud: SEPCyS.

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.


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