Cuidados de los oídos

¿Cómo son los oídos?

El oído es el órgano que nos permite oír. Se compone de tres partes:

  • Oído externo. Está integrado por el pabellón auricular (pabellón de la oreja) y el conducto auditivo externo, un estrecho canal que llega hasta el tímpano. Su misión es transmitir el sonido hasta el tímpano.
  • Oído medio. Se trata de una pequeña cavidad rellena de aire, en la que se hallan el tímpano (o membrana timpánica), la cadena de huesecillos auditivos (martillo, yunque y estribo) y la trompa de Eustaquio (que comunica el oído con la rinofaringe) La función del oído medio es convertir los sonidos en vibraciones para transmitirlas al oído interno.
  • Oído interno. Está formado por el aparato del equilibrio (sistema vestibular) y la cóclea (o laberinto) que convierte las vibraciones en impulsos nervioso . Esta, con forma de caracol, contiene fluido y unas células muy sensibles similares a un vello muy fino (células ciliadas), que no pueden regenerarse en caso de lesión. El nervio vestibular transmite la información del equilibrio al cerebro y el nervio coclear hace lo mismo con el sonido.

¿Por qué es importante cuidar los oídos?

Cuidar los oídos es fundamental para prevenir posibles problemas de audición, de equilibrio y enfermedades auditivas, ya que una correcta escucha es clave en capacidades como la comunicación, el habla de la persona, el aprendizaje y la cognición. Por tanto, los problemas de capacidad auditiva pueden llevar a dificultades en el aprendizaje, especialmente en la infancia, así como de integración escolar, laboral y social. Todo ello puede conducir, a su vez, al aislamiento, la soledad y el estigma.

Para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el término cuidado del oído y la audición se refiere a todas las intervenciones necesarias para prevenir, identificar y tratar la pérdida auditiva y las enfermedades relacionadas con este órgano.


¿Cuántas personas sufren problemas de audición?

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 5% de la población mundial (430 millones de personas) padece pérdida de audición discapacitante —es decir, una pérdida superior a 35 decibelios en el oído con el que se oye mejor—. Según esta entidad, en 2050 esa cifra superará los 700 millones   y afectará a una de cada diez personas.

La prevalencia (casos nuevos y existentes)  de la pérdida de audición aumenta con la edad. Entre los mayores de 60 años, más del 25% padece una pérdida de audición discapacitante. Sin embargo, también puede aparecer de una manera mucho más precoz: según la OMS, más de 1000 millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición permanente y que podría ser evitable debido a prácticas de audición poco seguras.

según la OMS, más de 1000 millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable
La prevalencia de la pérdida de audición aumenta con la edad pero también puede aparecer de una manera precoz.


¿Qué causas adquiridas y factores pueden afectar a la audición?

Aunque la pérdida de audición puede ser consecuencia de motivos congénitos, también existen causas adquiridas. Como podemos ver a continuación, gran parte de estas son prevenibles:

  • El envejecimiento. Según la Clínica Universidad de Navarra (CUN), a partir de los 30 años, los oídos involucionan, llevando a una pérdida progresiva pero inicialmente mínima de la audición.
  • Padecer infecciones crónicas del oído. En los niños, la otitis media crónica —presencia de líquido en el oído— es una causa frecuente. Es necesario detectarlas y consultar a un profesional para evitar la cronicidad.
  • Exponerse a un ruido excesivo. Esta circunstancia puede producirse en el puesto de trabajo, si está relacionado con maquinaria ruidosa o explosiones. Sin embargo, también se da durante actividades y eventos recreativos en bares, discotecas o conciertos, donde se alcanzan a veces los 100 -110 decibelios. Este es el denominado “umbral tóxico”, a partir del cual se pueden producir lesiones en el oído medio. La  OMS recomienda un límite de 65 dB.
    • También puede ser perjudicial emplear los auriculares para escuchar música a un volumen excesivo. De hecho, según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL CCC), los otorrinolaringólogos han detectado en los últimos años que su uso diario está adelantando la aparición de déficit de audición asociado a la edad unos 20 años.
  • Sufrir enfermedades infecciosas como la meningitis, el sarampión y la parotiditis.
  • Padecer traumatismos craneoencefálicos o de los oídos
  • Usar determinados medicamentos

¿Cuáles son los niveles de intensidad de los sonidos?

  • 0 dB. Silencio. Es el umbral de audición.
  • De 0 a 10 dB. Niveles de ruido extremadamente bajos: ruidos casi imperceptibles y tenues, la respiración sosegada.
  • De 10 a 20 dB. Niveles de ruido muy bajos: susurros, pisadas.
  • De 20 a 30 dB. Nivel de ruido bajo: el ruido existente en una biblioteca o cualquier recinto con gente en silencio, habitaciones vacías y aisladas del exterior, el ruido de las hojas con poco viento en el campo.
  • De 30 dB a 40 dB. Nivel de ruido moderado: una conversación normal, un día tranquilo en el campo, el ruido de un oleaje moderado en el mar, un área residencial tranquila.
  • De 40 dB a 50 dB. Nivel de ruido normal: una sala con gente, una oficina, el ruido que hace un electrodoméstico poco silencioso, una calle poco transitada.
  • De 50 dB a 60 dB. Nivel de ruido ligeramente elevado: electrodomésticos como aspiradoras o batidoras no muy ruidosos, una concentración de gente en la calle, una oficina con mucha actividad, tráfico de una calle.
  • De 60 dB a 70 dB. Nivel de ruido elevado: grupo de gente conversando en voz muy alta, un restaurante abarrotado, un teléfono sonando cerca del oído.
  • De 70 dB a 80 dB. Nivel de ruido muy elevado: una discusión a gritos, tráfico de una ciudad, electrodomésticos muy ruidosos, una moto ruidosa a poca distancia, el interior de un avión.
  • De 80 dB a 90 dB. El ruido es dañino en exposiciones prolongadas si no se emplea protección: el paso de un tren, maquinaria de fábrica, las sirenas de los bomberos, una manifestación ruidosa.
  • De 90 dB a 100 dB. Es un nivel de ruido que causa molestias y resulta dañino de forma continuada: una sirena de los bomberos a poca distancia, un atasco con los cláxones de los vehículos.
  • De 100 dB a 120 dB. Umbral tóxico: un martillo neumático a poca distancia, una discoteca, un concierto de música, petardos, un avión despegando, una carrera de fórmula uno.
  • Más de 120 decibelios. Daño auditivo inmediato (se percibe dolor y existe el riesgo de perder audición): el ruido del despegue de un avión a menos de 25 metros de distancia.

10 consejos para unos oídos sanos

Los siguientes hábitos pueden contribuir a una mejor salud de tus oídos y, por tanto, a preservar la capacidad auditiva:

  • 1. No confundas cera con suciedad.
    El cerumen que se forma en los oídos no constituye un signo de una higiene deficiente, sino que es necesario para mantener hidratado el conducto auditivo, evitar que penetren en su interior las bacterias y el polvo o que se irrite en caso de que entre agua en él. Dado que el cerumen se produce dentro del oído y se expulsa por sí solo, solamente es necesario quitar el que sale al exterior -en el pabellón auditivo- utilizando la esquina de una toalla o paño limpio, agua y jabón suave. Cuando acabes, sécalo bien.
  • 2. No introduzcas objetos en tus oídos.
    No escarbes en ellos con bastoncillos de algodón, horquillas o tus dedos con el fin de sacar la cera. Podrías empujar el cerumen más adentro y compactarlo, además de dañar las paredes de tu canal auditivo o perforarte el tímpano.
  • 3. Acude al médico si te pican o sientes en su interior un objeto extraño.
    Si de forma accidental se introduce un cuerpo extraño o insecto en tu oído o en el de un niño, debes acudir a un centro de salud para que un profesional lo extraiga.
  • 4. Evita exponerte a ruidos intensos.
    No uses los auriculares a un volumen demasiado alto – no debe superar el sesenta por cien- ni durante más de una hora al día. Si, en el trabajo u otras situaciones de tu vida diaria, no puedes evitar la exposición a ruidos, protégete con auriculares específicos, tapones o material aislante. Intenta controlar también el tiempo que pasas en discotecas u otros lugares donde el volumen de la música sea alto y luego recuerda descansar los oídos el máximo tiempo posible -se recomiendan al menos dieciséis horas de silencio para recuperarse de una sola noche ruidosa-.
  • 5. Protege los oídos al hacer deporte.
    Si practicas algún deporte de contacto, trata de evitar impactos directos sobre esa zona. Emplea protecciones acolchadas sobre las orejas.  En caso de traumatismo, es conveniente que consultes al especialista.
  • 6. Mantenlos libres de humedad.
    Su presencia en el canal auditivo puede causar el crecimiento de bacterias, por lo que, tras nadar, bañarte o ducharte recuerda secarte los oídos con una toalla. Si tienes propensión a la otitis o padeces una perforación del tímpano, puede ser recomendable el uso de tapones. En caso de aguas contaminadas o sucias o de dudas acerca de su calidad, evita bañarte.
  • 7. Cuida tus oídos cuando tengas gripe, catarros u otras infecciones respiratorias.
    Estas enfermedades pueden llegar a causar pérdida auditiva. Si te haces un nuevo piercing, no te quites el pendiente hasta que haya cicatrizado y luego limpia el área y el pendiente regularmente con alcohol. Tampoco olvides lavarte las manos con jabón antes de tocarte la oreja perforada.
  • 8. Sé precavido con los cambios bruscos de presión.
    Sobre todo, si tienes congestión nasal aguda, ya que esta dificulta una compensación correcta de los cambios de la presión ambiental que tienen lugar cuando, por ejemplo, se vuela en avión o se realiza buceo o submarinismo. En estos casos, puede producirse un barotraumatismo, una lesión en el oído provocada por un desequilibrio entre la presión del aire en el ambiente y la presión en el oído medio.
  • 9. No te automediques.
    El uso de determinados fármacos (por ejemplo, algunos antibióticos), tanto por vía tópica como por vía oral, se ha relacionado con pérdida de audición. Por tanto, consulta siempre a tu médico antes de tomar medicamentos y sigue exactamente las pautas que te indique.
  • 10. Acude al otorrinolaringólogo en cuanto detectes cualquier problema de audición.
    Actuar rápido es primordial, al igual que realizar revisiones con regularidad, sobre todo para las personas mayores y para quienes sufran niveles altos de exposición al ruido en su puesto de trabajo. Acude también a tu médico en caso de molestias, dolor, picazón, agua en el oído que no sale por sí sola tras un tiempo o secreción de líquido o pus.

Fuentes

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.